RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes
Virgen de Belén.
La historia de
esta advocación se vincula con el profeta Miqueas, quien en el Antiguo
Testamento profetizó que el Mesías nacería en Belén. Esta predicción resulta
significativa, ya que los padres de Jesús residían en Nazaret, una ciudad
ubicada a unos 100 kilómetros de distancia.
La leyenda tiene su origen en San Mateo, una localidad
del estado Aragua, en Venezuela.
En la mañana del 26 de noviembre de 1709, el indígena
Tomás José Purino (hombre humilde, devoto y de conducta ejemplar) se disponía a
labrar un tronco de árbol para uso doméstico. Estaba casado con Inés Heredia,
también indígena, mujer de vida recta, con quien compartía profundas
convicciones religiosas.
Mientras golpeaba el tronco con su hacha, comenzó a
percibir algo inusual, pues el suelo temblaba ligeramente y la tierra se
elevaba de forma gradual hasta formar una pequeña prominencia. Del centro de
esta elevación emergió lentamente una diminuta imagen que terminó por detenerse
sobre la cúspide del montículo. Representaba a la Virgen María sentada sobre
una media luna, sosteniendo al Niño Jesús sobre sus rodillas con la mano
derecha.
Este suceso extraordinario pronto se difundió por todo
el pueblo. La modesta vivienda de Tomás José se convirtió en lugar de
peregrinación, atrayendo a numerosos curiosos y devotos que deseaban ver la
imagen y escuchar de boca del propio protagonista el relato de tan prodigioso
hallazgo.
En atención a las numerosas peticiones del presbítero
Luis Rafael Romero, párroco de San Mateo, así como de otros sacerdotes y fieles
del Valle de Aragua, el Ilustrísimo Señor Arzobispo de Caracas decretó, el 10
de noviembre de 1927, la Coronación Arquidiocesana de la venerada imagen de
Nuestra Señora de Belén.
Museo de
Bellas Artes
Virgen
de Belén, Torrigiano, Pietro. Hacia 1525. Barro cocido. 140cm. Museo de Bellas
Artes. Sala II. Procede del monasterio de san Jerónimo de Buenavista.
Esta representación de la Virgen con el Niño, en
actitud sedente y con una de sus piernas descansando sobre cojines, introduce
una sutil ruptura del hieratismo tradicional. Torrigiano (ver) adopta
esta composición siguiendo modelos desarrollados en su juventud en Italia,
concretamente en localidades como Fossombrone y Volterra. La figura de María
refleja el ideal clásico de las madonne
italianas, inspiradas en las esculturas de matronas romanas, con un equilibrio
entre solemnidad y delicadeza.
Ejecutada en barro cocido, esta Virgen de Belén destaca por el
tratamiento de los pliegues del ropaje, que, si bien conservan la riqueza de
claroscuros propios de la escultura renacentista, ceden protagonismo al uso
expresivo del color: una túnica roja, un manto azul y una toca blanca que deja
entrever suavemente el cabello de la Virgen. Su mirada se dirige hacia el Niño,
al que ofrece una manzana, símbolo que remite a la iconografía de la
"nueva Eva", figura que encarna la redención del pecado original
narrado en el Antiguo Testamento.
El Niño, sentado sobre la pierna izquierda de su
madre, adopta una postura tranquila y contemplativa, aunque su expresión
transmite cierta frialdad, en consonancia con el tono introspectivo de la
escena.
Como dato curioso, Giorgio Vasari relata que el duque
de Arcos encargó a Torrigiano una réplica de esta escultura. Sin embargo, al no pagarle lo que habían concertado, el escultor, movido por la ira, destruyó la
obra con sus propias manos. Este acto de rebeldía le valió la condena por parte
de la Inquisición y su posterior encarcelamiento en el Castillo de San Jorge.
Este episodio, cargado de dramatismo, inspiró a Francisco de Goya para uno de
sus grabados, que tituló con el elocuente lamento: ¡Pobre Torrigiano!.
Detalle de la
Virgen de Belén
Detalle del
rostro de la Virgen de Belén
Detalle del
Niño
Detalle de la
manzana
Detalle del rostro
del Niño
Iglesia
de San Jorge (Hospital de la Santa Caridad)
Virgen de Belén. Murillo, Bartolomé Esteban. Óleo sobre
lienzo. 67 x 62 cm. Iglesia de san Jorge. Hospital de la Caridad
Se trata de una obra de pequeño formato en la que se
representan, sobre un fondo muy oscuro, las figuras a medio cuerpo de la Virgen
María y el Niño Jesús en sus brazos.
Ambos personajes fijan la mirada en el
espectador, generando una sensación de conexión directa, como si percibieran su
presencia.
Esta impresión se refuerza con la actitud del Niño, que parece
inclinarse hacia quien lo observa, como si quisiera abandonar el regazo materno
para acercarse a él.
El rostro de la Virgen transmite una expresión
cargada de incertidumbre o reflexión. En contraste, el Niño, parcialmente
desnudo, muestra un semblante lleno de gracia, viveza y espontaneidad infantil.
Esta pintura se situaba en el presbiterio de la
iglesia de San Jorge del Hospital de la Caridad y durante mucho tiempo, guardó
un enigma sin resolver.
Sin embargo, tras su reciente restauración llevada a
cabo por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, la conservadora Rocío
Magdaleno, en colaboración con el catedrático de Historia del Arte Benito
Navarrete, ha llevado a cabo una exhaustiva investigación que ha permitido
arrojar luz sobre su autoría.
Situación
en el Presbiterio
Las conclusiones apuntan a que la obra, conocida como La Virgen de Belén, puede atribuirse
al maestro sevillano Bartolomé Esteban Murillo. Además, se ha determinado que
Murillo se inspiró en una pintura previa realizada por José de Ribera en 1646,
cuya versión original se encuentra actualmente en el Philadelphia Museum of
Art.
Detalle
sin marco
Iglesia de san Lorenzo
Al pie de la nave del Evangelio se
sitúa el Retablo de la Virgen de Belén, pintada sobre mármol, con la
Sagrada Familia y San Juanito, obra del pintor renacentista P. Villegas
Marmolejos, 1591.
Retablo
de la Virgen de Belén
Detalle
de la Sagrada Familia y San Juanito
Tras pasar la capilla Sacramental, en el lateral del Retablo de la
Anunciación, se puede apreciar un cuadro de la Virgen con el Niño, de una gran
belleza, pero de fecha y autor desconocido.
Virgen con el Niño
Detalle de la Virgen con el Niño
Tras pasar el Retablo Mayor, en la cabecera de la nave del
evangelio, en el lateral del Retablo del Santo Cristo del Amparo, se puede apreciar otro cuadro de la Virgen con el Niño de fecha y autor
desconocido.

Virgen con el Niño
Iglesia del Ex Convento de la Paz.
Hermandad de la Mortaja
A los
pies del muro del Evangelio, un retablo barroco del siglo XVIII, presidido por
un magnífico cuadro de la Virgen de Belén.
Retablo de la Virgen de
Belén
Detalle de la Virgen de
Belén
Iglesia de San Martín
En
la capilla de la Virgen del Buen Fin, de sus muros
cuelgan una pintura de la Virgen con el Niño de fecha y autor desconocido.

Virgen con el Niño