lunes, 12 de mayo de 2025

RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes

Virgen de los Dolores o de los Desamparados. Iglesia de San Andrés.

En la cabecera de la nave del Evangelio se halla un retablo de estilo barroco realizado en madera con las técnicas de tallado, ensamblado y dorado, por un autor desconocido de finales del XVIII. Mide 6,42 metros de alto por 2,85 metros de ancho.

El retablo presenta una hornacina entre estípites, presidido por una magnífica talla de una Dolorosa que está documentado que fue realizada por Benito Hita del Castillo (ver) en 1670.

Aparece arrodillada sobre un cojín, con un enorme corazón traspasado por el puñal de dolor en el pecho. 

Sus devotos del templo de San Andrés también la conocen como Virgen de los Desamparados. 

La talla de madera fue realizada mediante las técnicas de estofado, policromado y dorado y su altura alcanza los 1,25 metros.

 

Retablo

Virgen de los Dolores o Desamparados

Detalle del rostro

Detalle de las manos y el corazón

RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes

Virgen de Belén.

La historia de esta advocación se vincula con el profeta Miqueas, quien en el Antiguo Testamento profetizó que el Mesías nacería en Belén. Esta predicción resulta significativa, ya que los padres de Jesús residían en Nazaret, una ciudad ubicada a unos 100 kilómetros de distancia.

La leyenda tiene su origen en San Mateo, una localidad del estado Aragua, en Venezuela.

En la mañana del 26 de noviembre de 1709, el indígena Tomás José Purino (hombre humilde, devoto y de conducta ejemplar) se disponía a labrar un tronco de árbol para uso doméstico. Estaba casado con Inés Heredia, también indígena, mujer de vida recta, con quien compartía profundas convicciones religiosas.

Mientras golpeaba el tronco con su hacha, comenzó a percibir algo inusual, pues el suelo temblaba ligeramente y la tierra se elevaba de forma gradual hasta formar una pequeña prominencia. Del centro de esta elevación emergió lentamente una diminuta imagen que terminó por detenerse sobre la cúspide del montículo. Representaba a la Virgen María sentada sobre una media luna, sosteniendo al Niño Jesús sobre sus rodillas con la mano derecha.

Este suceso extraordinario pronto se difundió por todo el pueblo. La modesta vivienda de Tomás José se convirtió en lugar de peregrinación, atrayendo a numerosos curiosos y devotos que deseaban ver la imagen y escuchar de boca del propio protagonista el relato de tan prodigioso hallazgo.

En atención a las numerosas peticiones del presbítero Luis Rafael Romero, párroco de San Mateo, así como de otros sacerdotes y fieles del Valle de Aragua, el Ilustrísimo Señor Arzobispo de Caracas decretó, el 10 de noviembre de 1927, la Coronación Arquidiocesana de la venerada imagen de Nuestra Señora de Belén.

Museo de Bellas Artes

Virgen de Belén, Torrigiano, Pietro. Hacia 1525. Barro cocido. 140cm. Museo de Bellas Artes. Sala II. Procede del monasterio de san Jerónimo de Buenavista.

Esta representación de la Virgen con el Niño, en actitud sedente y con una de sus piernas descansando sobre cojines, introduce una sutil ruptura del hieratismo tradicional. Torrigiano (ver) adopta esta composición siguiendo modelos desarrollados en su juventud en Italia, concretamente en localidades como Fossombrone y Volterra. La figura de María refleja el ideal clásico de las madonne italianas, inspiradas en las esculturas de matronas romanas, con un equilibrio entre solemnidad y delicadeza.

Ejecutada en barro cocido, esta Virgen de Belén destaca por el tratamiento de los pliegues del ropaje, que, si bien conservan la riqueza de claroscuros propios de la escultura renacentista, ceden protagonismo al uso expresivo del color: una túnica roja, un manto azul y una toca blanca que deja entrever suavemente el cabello de la Virgen. Su mirada se dirige hacia el Niño, al que ofrece una manzana, símbolo que remite a la iconografía de la "nueva Eva", figura que encarna la redención del pecado original narrado en el Antiguo Testamento.

El Niño, sentado sobre la pierna izquierda de su madre, adopta una postura tranquila y contemplativa, aunque su expresión transmite cierta frialdad, en consonancia con el tono introspectivo de la escena.

Como dato curioso, Giorgio Vasari relata que el duque de Arcos encargó a Torrigiano una réplica de esta escultura. Sin embargo, al no pagarle lo que habían concertado, el escultor, movido por la ira, destruyó la obra con sus propias manos. Este acto de rebeldía le valió la condena por parte de la Inquisición y su posterior encarcelamiento en el Castillo de San Jorge. Este episodio, cargado de dramatismo, inspiró a Francisco de Goya para uno de sus grabados, que tituló con el elocuente lamento: ¡Pobre Torrigiano!.

Detalle de la Virgen de Belén

Detalle del rostro de la Virgen de Belén

Detalle del Niño

Detalle de la manzana

Detalle del rostro del Niño

Iglesia de San Jorge (Hospital de la Santa Caridad)

Virgen de Belén. Murillo, Bartolomé Esteban. Óleo sobre lienzo. 67 x 62 cm. Iglesia de san Jorge. Hospital de la Caridad

Se trata de una obra de pequeño formato en la que se representan, sobre un fondo muy oscuro, las figuras a medio cuerpo de la Virgen María y el Niño Jesús en sus brazos. 

Ambos personajes fijan la mirada en el espectador, generando una sensación de conexión directa, como si percibieran su presencia. 

Esta impresión se refuerza con la actitud del Niño, que parece inclinarse hacia quien lo observa, como si quisiera abandonar el regazo materno para acercarse a él.

El rostro de la Virgen transmite una expresión cargada de incertidumbre o reflexión. En contraste, el Niño, parcialmente desnudo, muestra un semblante lleno de gracia, viveza y espontaneidad infantil.

Esta pintura se situaba en el presbiterio de la iglesia de San Jorge del Hospital de la Caridad y durante mucho tiempo, guardó un enigma sin resolver. 

Sin embargo, tras su reciente restauración llevada a cabo por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, la conservadora Rocío Magdaleno, en colaboración con el catedrático de Historia del Arte Benito Navarrete, ha llevado a cabo una exhaustiva investigación que ha permitido arrojar luz sobre su autoría.

Situación en el Presbiterio

Las conclusiones apuntan a que la obra, conocida como La Virgen de Belén, puede atribuirse al maestro sevillano Bartolomé Esteban Murillo. Además, se ha determinado que Murillo se inspiró en una pintura previa realizada por José de Ribera en 1646, cuya versión original se encuentra actualmente en el Philadelphia Museum of Art.

Detalle sin marco

Iglesia de san Lorenzo

Al pie de la nave del Evangelio se sitúa el Retablo de la Virgen de Belén, pintada sobre mármol, con la Sagrada Familia y San Juanito, obra del pintor renacentista P. Villegas Marmolejos, 1591. 

Retablo de la Virgen de Belén

Detalle de la Sagrada Familia y San Juanito

Tras pasar la capilla Sacramental, en el lateral del Retablo de la Anunciación, se puede apreciar un cuadro de la Virgen con el Niño, de una gran belleza, pero de fecha y autor desconocido.  

Virgen con el Niño

Detalle de la Virgen con el Niño

Tras pasar el Retablo Mayor, en la cabecera de la nave del evangelio, en el lateral del Retablo del Santo Cristo del Amparo, se puede apreciar otro cuadro de la Virgen con el Niño de fecha y autor desconocido.

 

Virgen con el Niño


Iglesia del Ex Convento de la Paz. Hermandad de la Mortaja

A los pies del muro del Evangelio, un retablo barroco del siglo XVIII, presidido por un magnífico cuadro de la Virgen de Belén.  

Retablo de la Virgen de Belén

Detalle de la Virgen de Belén

Iglesia de San Martín

En la capilla de la Virgen del Buen Fin, de sus muros cuelgan una pintura de la Virgen con el Niño de fecha y autor desconocido.

Virgen con el Niño