sábado, 31 de mayo de 2025

 RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes

Virgen de las Angustias. 

La Virgen de las Angustias es una advocación mariana que representa a la Virgen María en el momento de su dolor al contemplar la muerte de su hijo Jesús. 

No se corresponde con un solo modelo iconográfico, sino que, por el contrario, se encuentran repartidas por todo el mundo hispánico imágenes de la Virgen que, llevando dicho título, evocan distintos momentos del drama de la Pasión y representan diversas tipologías de la Mater Dolorosa.

Ello se evidencia especialmente en el campo de la escultura procesional, donde con frecuencia nos encontramos con Vírgenes de las Angustias,  o en sus variantes nominativas de la Angustia, Quinta o Sexta Angustia,  desfilando sollozantes bajo palio, estantes al pie de la Cruz formando parte de un Calvario tradicional o de la escena del Descendimiento, sosteniendo el cadáver de su hijo o en la más rigurosa soledad.

La devoción a la Virgen de la Angustia tiene sus raíces en la espiritualidad medieval, influida por la contemplación de los Dolores de María. Esta forma de piedad mariana se fortaleció en los siglos XIII y XIV con la expansión de las órdenes mendicantes, especialmente los Servitas, que promovieron la devoción a los Siete Dolores de la Virgen, de los cuales uno de los más intensos es precisamente la muerte de Jesús.

La advocación de la Virgen de la Angustia, como tal, se consolidó en los siglos XVI y XVII, al calor de la espiritualidad barroca, que exaltaba la expresión del dolor y el sufrimiento como camino hacia la redención.

El mensaje principal de la Virgen de la Angustia es el consuelo en el dolor. María aparece como una figura maternal que, habiendo sufrido profundamente, comprende el sufrimiento de sus hijos en la tierra. Su imagen es una invitación a la fortaleza en la fe, a la confianza en Dios incluso en medio del dolor más grande, y a la esperanza en la resurrección y la vida eterna.

Además, esta advocación subraya la humanidad de María, que, como madre, sufre por su hijo, acercándola emocionalmente a los creyentes. En su angustia, no se rebela, sino que se une al misterio de la redención, siendo ejemplo de fidelidad, amor y entrega total a la voluntad de Dios.

En la tradición cristiana, la figura de la Virgen María juega un papel fundamental como madre de Jesús. En este sentido, las angustias que ella padeció a lo largo de su vida son objeto de reflexión y análisis por parte de los fieles.

El primer dolor de María se produce cuando el arcángel Gabriel se le aparece y anuncia que será la madre del Salvador. Esta noticia es una gran responsabilidad para María, que tendrá que criar a un hijo que tendrá un destino trágico.

La segunda angustia se produce cuando María y José tienen que huir a Egipto para escapar de la masacre de Herodes. María tiene que abandonar su hogar y desconocer el destino que les espera en un país extranjero.

El tercer dolor se produce cuando María pierde de vista a Jesús durante la peregrinación a Jerusalén. Esta situación genera una gran angustia, al no saber qué le ha pasado a su hijo.

La cuarta angustia de María se produce durante la Pasión de Cristo. Ver a su hijo torturado y ejecutado en la Cruz es la peor de sus angustias. María sufre junto a su Hijo y se siente impotente ante la crueldad de los hombres.

La quinta angustia ocurre cuando María tiene que separarse de Jesús tras su Ascensión al cielo. Es el momento en el que se produce la separación definitiva entre madre e hijo, lo que genera un gran dolor.

El sexto dolor tiene lugar cuando María ve la Iglesia perseguida y despreciada. A través de las vicisitudes que sufre la Iglesia, María sufre como una madre que ve sufrir a sus hijos.

La séptima angustia se produce cuando María ve a los ateos y a los que niegan a su Hijo. María siente el dolor de la indiferencia y del rechazo de la fe.

El octavo dolor tiene lugar cuando María tiene que aceptar la glorificación de su Hijo sin estar físicamente presente. Este hecho genera un sentimiento de incomodidad en María, que hubiera preferido estar presente en ese momento.

En definitiva, estas "8 angustias de la Virgen María" dan muestra de una madre que sufrió intensamente por su Hijo, asumiendo con valentía la responsabilidad que le había sido encomendada. Son una muestra del amor incondicional que María sintió por Jesús y que sigue sintiendo por toda la humanidad.

 RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes

Virgen del Valle.

Écija

La devoción a la Virgen del Valle en Écija tiene raíces muy antiguas. Según la tradición, la imagen fue un obsequio del arzobispo de Sevilla, San Leandro, a San Fulgencio, obispo de Astigi (nombre romano de Écija). Posteriormente, San Fulgencio la entregó a su hermana, Santa Florentina, también hermana de San Isidoro y del propio San Leandro, para que fuera venerada en el monasterio de San Benito, fundado por ella en la ciudad.

Las religiosas del convento comenzaron a invocarla como Nuestra Señora del Valle, en referencia al paraje natural en el que se encontraba el cenobio, ubicado en las afueras de Écija.

Desde el siglo XVI, la Virgen del Valle es reconocida como patrona del Ayuntamiento de Écija. Además, ostenta el título de alcaldesa perpetua de la ciudad, y fue coronada canónicamente en 1999 por el entonces arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo.

En la actualidad, la imagen se encuentra en la iglesia parroquial Mayor de Santa Cruz. Originalmente, sin embargo, pertenecía al desaparecido monasterio de Santa María del Valle, regido por monjes jerónimos, que fue clausurado como consecuencia de las leyes de desamortización impulsadas por Mendizábal en el siglo XIX.

Virgen del Valle coronada (ver) (CC BY 3-0)

Venezuela

La imagen de la Virgen del Valle llegó a la isla de Cubagua en el año 1526, cuando esta se convirtió en el primer asentamiento urbano fundado por el Imperio español en el actual territorio venezolano. Apenas dos años más tarde, el 13 de septiembre de 1528, este enclave recibió el título de ciudad bajo el nombre de Nueva Cádiz.

Durante esa época, la isla vivía un notable auge económico, y es muy probable que la advocación mariana bajo el nombre de "Valle" tenga su origen en la patrona de Écija, dado que numerosos colonos ecijanos se habían establecido en la zona y llevaron consigo sus tradiciones y devociones religiosas.

El 25 de diciembre de 1541, un devastador huracán destruyó por completo la ciudad, incluyendo el templo donde se veneraba la imagen. Sin embargo, la efigie de la Virgen fue encontrada milagrosamente intacta entre los escombros, lo que fortaleció aún más su carácter sagrado entre los fieles.

Como consecuencia de este suceso, al año siguiente la imagen fue trasladada al Valle del Espíritu Santo, en la isla de Margarita. Allí fue erigido un santuario en su honor, donde aún hoy es venerada como una de las devociones marianas más queridas de Venezuela.

Nuestra Señora del Valle del Espíritu Santo. (ver) (CC BY 3.0)

A lo largo de los siglos, se han atribuido numerosos milagros a la Virgen del Valle, más allá del conocido suceso del huracán de 1541, cuando su imagen fue hallada intacta entre las ruinas de Nueva Cádiz.

El primer milagro documentado por escrito data de 1608. En ese año, una intensa sequía azotaba la isla de Margarita, lo que llevó a la comunidad a organizar por primera vez una procesión con la imagen de la Virgen desde su llegada. Según los relatos de la época, al cruzar la Virgen el umbral de la ciudad, el cielo, hasta entonces despejado, se oscureció repentinamente, y comenzó a llover de forma abundante e ininterrumpida durante todo el día y la noche siguiente. Este hecho fue interpretado como una respuesta directa a la súplica del pueblo.

Durante la lucha por la independencia de Venezuela, la Virgen del Valle fue considerada protectora de los patriotas. En la Batalla de Matasiete, el 31 de julio de 1817, una bala impactó en el pecho del general Juan Bautista Arismendi, pero no logró herirlo gracias a una medalla de la Virgen que llevaba en el bolsillo de su uniforme. La devoción popular sostiene que la imagen también curaba a los heridos en el campo de batalla, motivo por el cual es conocida como la Virgen Patriota.

Otro hecho legendario ocurrió el 25 de abril de 1815, cuando las joyas y la corona de oro de la Virgen fueron robadas, presuntamente por soldados de la expedición del general Pablo Morillo. Las valiosas piezas fueron embarcadas en el navío San Pedro Alcántara. Según la tradición popular, la embarcación fue consumida por las llamas y se hundió en el mar. Al conocer la noticia, los margariteños interpretaron la tragedia como una señal divina, exclamando: "¡Es un castigo por el sacrilegio; la Virgen es poderosa!"

Entre los milagros más conocidos se encuentra el del pescador Domingo, cuya historia consolidó la devoción de la Virgen del Valle como protectora de los pescadores. Mientras buscaba perlas en el mar, Domingo fue herido por una raya venenosa y sufrió una grave gangrena en la pierna. Su esposa, profundamente angustiada, imploró la intercesión de la Virgen. Días después, contra todo pronóstico, la pierna de Domingo sanó. En agradecimiento, el pescador prometió regalarle a la Virgen la primera perla que encontrara. La perla hallada tenía la forma de una pierna, con la marca de la cicatriz incluida. Esta singular reliquia se conserva hoy en el Museo Diocesano de la Virgen del Valle, en el estado Nueva Esparta.

Iglesia del Valle. Hermandad de los Gitanos.

Cuenta la leyenda que, en las afueras de Sevilla, vivía una mujer originaria de Écija junto a su pequeño hijo. Viuda y con escasos recursos, había convertido su amplia casa, dotada de un patio central con pozo, en una hospedería para poder mantenerse. Un día, mientras el niño jugaba, cayó accidentalmente al pozo. Desesperada, la madre imploró la ayuda de la Virgen del Valle, patrona de Écija, a quien prometió consagrar su casa para fundar un convento donde se cantara eternamente la gloria de Dios y de su Santísima Madre. Según la tradición, el agua del pozo subió milagrosamente, devolviendo al niño sano y salvo a los brazos de su madre. Fiel a su promesa, la mujer donó la propiedad a la orden de los dominicos.

De esta forma, en 1403 se fundó el convento de Nuestra Señora del Valle en la actual calle Verónica, bajo la tutela de monjas dominicas. El complejo contaba con iglesia, dependencias conventuales, claustros, jardines y una huerta.

A lo largo de su historia, el cenobio experimentó numerosos cambios. Fue ocupado por distintas órdenes religiosas, como la Congregación de Santa Catalina de la Penitencia, los Padres Regulares Terciarios de San Francisco y, más tarde, por los Franciscanos Observantes. También sufrió las consecuencias de grandes convulsiones históricas, como la invasión napoleónica en 1810 y la desamortización de Mendizábal en 1835. Tras esta última, el edificio fue vendido a un particular que lo dividió en pequeñas parcelas de uso residencial y agrícola, alquilándolo a más de 90 familias, como casa de vecinos. La iglesia pasó a ser capilla filial de la parroquia de San Román.

En 1864, la viuda del marqués de Villanueva adquirió el inmueble y lo donó a la Congregación del Sagrado Corazón para establecer un colegio, popularmente conocido como el “Colegio del Valle”. Gozó de gran prestigio entre la alta sociedad sevillana por la educación que ofrecía a las denominadas "niñas bien".

En 1975, el colegio se trasladó al Aljarafe y vendió la propiedad a una empresa inmobiliaria. Sin embargo, la presión de colectivos ecologistas y, sobre todo, de los vecinos del barrio, logró frenar los planes urbanísticos. Finalmente, el Ayuntamiento de Sevilla adquirió el terreno y, en 2010, se inauguraron los actuales Jardines del Valle.

Mientras tanto, la iglesia del antiguo convento se encontraba en estado de ruina. En 1996 fue cedida a la Hermandad de los Gitanos, que emprendió su restauración con la colaboración de la duquesa de Alba. En 1999, el templo fue consagrado como sede canónica de la hermandad. Desde 2007, recibe el nombre de Santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias Coronada.

La imagen de la Virgen del Valle, que da nombre al convento, también está envuelta en una historia legendaria. Se dice que, tras quedar olvidada y deteriorada en la parroquia de San Román, un sacristán intentó quemarla. En ese momento, se le apareció la propia Virgen, reprochándole su intención. Tras relatar el suceso al arzobispo, se celebraron cultos en su honor y la imagen fue trasladada al convento.

Actualmente se sitúa en la capilla de la mencionada Iglesia de la hermandad de los Gitanos, denominada desde 2007 como Santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias Coronada.

Se trata de una talla de origen medieval y autor desconocido. En 1801, el escultor Juan de Astorga llevó a cabo una profunda restauración: cubrió el rostro original con una mascarilla de cartón piedra, le colocó una cabellera de estopa, e introdujo un documento dentro de la imagen detallando la intervención. Aunque hoy día luce una apariencia distinta, la estructura original, de menor tamaño que su aspecto vestida, permanece intacta bajo los ropajes. En su brazo izquierdo sostiene al Niño Jesús, una figura barroca que completa esta venerada representación mariana.

 

Virgen del Valle

Detalle de la Virgen y el Niño

Detalle del rostro de la Virgen

Detalle del Niño