RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes
Virgen del Valle.
Écija
La devoción a
la Virgen del Valle en Écija tiene raíces muy antiguas. Según la tradición, la
imagen fue un obsequio del arzobispo de Sevilla, San Leandro, a San Fulgencio,
obispo de Astigi (nombre romano de Écija). Posteriormente, San Fulgencio la
entregó a su hermana, Santa Florentina, también hermana de San Isidoro y del
propio San Leandro, para que fuera venerada en el monasterio de San Benito,
fundado por ella en la ciudad.
Las religiosas
del convento comenzaron a invocarla como Nuestra Señora del Valle, en
referencia al paraje natural en el que se encontraba el cenobio, ubicado en las
afueras de Écija.
Desde el siglo
XVI, la Virgen del Valle es reconocida como patrona del Ayuntamiento de Écija.
Además, ostenta el título de alcaldesa perpetua de la ciudad, y fue coronada
canónicamente en 1999 por el entonces arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo
Vallejo.
En la
actualidad, la imagen se encuentra en la iglesia parroquial Mayor de Santa
Cruz. Originalmente, sin embargo, pertenecía al desaparecido monasterio de
Santa María del Valle, regido por monjes jerónimos, que fue clausurado como
consecuencia de las leyes de desamortización impulsadas por Mendizábal en el
siglo XIX.
Virgen del Valle coronada (ver) (CC BY 3-0)
Venezuela
La imagen de la
Virgen del Valle llegó a la isla de Cubagua en el año 1526, cuando esta se
convirtió en el primer asentamiento urbano fundado por el Imperio español en el
actual territorio venezolano. Apenas dos años más tarde, el 13 de septiembre de
1528, este enclave recibió el título de ciudad bajo el nombre de Nueva Cádiz.
Durante esa
época, la isla vivía un notable auge económico, y es muy probable que la
advocación mariana bajo el nombre de "Valle" tenga su origen en la
patrona de Écija, dado que numerosos colonos ecijanos se habían establecido en
la zona y llevaron consigo sus tradiciones y devociones religiosas.
El 25 de
diciembre de 1541, un devastador huracán destruyó por completo la ciudad,
incluyendo el templo donde se veneraba la imagen. Sin embargo, la efigie de la
Virgen fue encontrada milagrosamente intacta entre los escombros, lo que
fortaleció aún más su carácter sagrado entre los fieles.
Como
consecuencia de este suceso, al año siguiente la imagen fue trasladada al Valle
del Espíritu Santo, en la isla de Margarita. Allí fue erigido un santuario en
su honor, donde aún hoy es venerada como una de las devociones marianas más
queridas de Venezuela.
Nuestra Señora del Valle del Espíritu Santo. (ver) (CC BY
3.0)
A lo
largo de los siglos, se han atribuido numerosos milagros a la Virgen del Valle,
más allá del conocido suceso del huracán de 1541, cuando su imagen fue hallada
intacta entre las ruinas de Nueva Cádiz.
El
primer milagro documentado por escrito data de 1608. En ese año, una intensa
sequía azotaba la isla de Margarita, lo que llevó a la comunidad a organizar
por primera vez una procesión con la imagen de la Virgen desde su llegada.
Según los relatos de la época, al cruzar la Virgen el umbral de la ciudad, el
cielo, hasta entonces despejado, se oscureció repentinamente, y comenzó a
llover de forma abundante e ininterrumpida durante todo el día y la noche
siguiente. Este hecho fue interpretado como una respuesta directa a la súplica
del pueblo.
Durante
la lucha por la independencia de Venezuela, la Virgen del Valle fue considerada
protectora de los patriotas. En la Batalla de Matasiete, el 31 de julio de
1817, una bala impactó en el pecho del general Juan Bautista Arismendi, pero no
logró herirlo gracias a una medalla de la Virgen que llevaba en el bolsillo de
su uniforme. La devoción popular sostiene que la imagen también curaba a los
heridos en el campo de batalla, motivo por el cual es conocida como la Virgen Patriota.
Otro
hecho legendario ocurrió el 25 de abril de 1815, cuando las joyas y la corona
de oro de la Virgen fueron robadas, presuntamente por soldados de la expedición
del general Pablo Morillo. Las valiosas piezas fueron embarcadas en el navío San Pedro Alcántara. Según la tradición popular, la
embarcación fue consumida por las llamas y se hundió en el mar. Al conocer la
noticia, los margariteños interpretaron la tragedia como una señal divina,
exclamando: "¡Es un castigo por el sacrilegio; la Virgen es
poderosa!"
Entre
los milagros más conocidos se encuentra el del pescador Domingo, cuya historia
consolidó la devoción de la Virgen del Valle como protectora de los pescadores.
Mientras buscaba perlas en el mar, Domingo fue herido por una raya venenosa y
sufrió una grave gangrena en la pierna. Su esposa, profundamente angustiada,
imploró la intercesión de la Virgen. Días después, contra todo pronóstico, la
pierna de Domingo sanó. En agradecimiento, el pescador prometió regalarle a la
Virgen la primera perla que encontrara. La perla hallada tenía la forma de una
pierna, con la marca de la cicatriz incluida. Esta singular reliquia se
conserva hoy en el Museo Diocesano de la Virgen del Valle, en el estado Nueva
Esparta.
Iglesia del
Valle. Hermandad de los Gitanos.
Cuenta
la leyenda que, en las afueras de Sevilla, vivía una mujer originaria de Écija
junto a su pequeño hijo. Viuda y con escasos recursos, había convertido su
amplia casa, dotada de un patio central con pozo, en una hospedería para poder
mantenerse. Un día, mientras el niño jugaba, cayó accidentalmente al pozo.
Desesperada, la madre imploró la ayuda de la Virgen del Valle, patrona de
Écija, a quien prometió consagrar su casa para fundar un convento donde se
cantara eternamente la gloria de Dios y de su Santísima Madre. Según la
tradición, el agua del pozo subió milagrosamente, devolviendo al niño sano y
salvo a los brazos de su madre. Fiel a su promesa, la mujer donó la propiedad a
la orden de los dominicos.
De esta forma,
en 1403 se fundó el convento de Nuestra Señora del Valle en la actual calle
Verónica, bajo la tutela de monjas dominicas. El complejo contaba con iglesia,
dependencias conventuales, claustros, jardines y una huerta.
A lo largo de
su historia, el cenobio experimentó numerosos cambios. Fue ocupado por
distintas órdenes religiosas, como la Congregación de Santa Catalina de la
Penitencia, los Padres Regulares Terciarios de San Francisco y, más tarde, por
los Franciscanos Observantes. También sufrió las consecuencias de grandes
convulsiones históricas, como la invasión napoleónica en 1810 y la
desamortización de Mendizábal en 1835. Tras esta última, el edificio fue
vendido a un particular que lo dividió en pequeñas parcelas de uso residencial
y agrícola, alquilándolo a más de 90 familias, como casa de vecinos. La iglesia
pasó a ser capilla filial de la parroquia de San Román.
En 1864,
la viuda del marqués de Villanueva adquirió el inmueble y lo donó a la
Congregación del Sagrado Corazón para establecer un colegio, popularmente
conocido como el “Colegio del Valle”. Gozó de gran prestigio entre la alta
sociedad sevillana por la educación que ofrecía a las denominadas "niñas bien".
En 1975, el
colegio se trasladó al Aljarafe y vendió la propiedad a una empresa
inmobiliaria. Sin embargo, la presión de colectivos ecologistas y, sobre todo,
de los vecinos del barrio, logró frenar los planes urbanísticos. Finalmente, el
Ayuntamiento de Sevilla adquirió el terreno y, en 2010, se inauguraron los
actuales Jardines del Valle.
Mientras tanto,
la iglesia del antiguo convento se encontraba en estado de ruina. En 1996 fue
cedida a la Hermandad de los Gitanos, que emprendió su restauración con la
colaboración de la duquesa de Alba. En 1999, el templo fue consagrado como sede
canónica de la hermandad. Desde 2007, recibe el nombre de Santuario de Nuestro
Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias Coronada.
La
imagen de la Virgen del Valle, que da nombre al convento, también está envuelta
en una historia legendaria. Se dice que, tras quedar olvidada y deteriorada en
la parroquia de San Román, un sacristán intentó quemarla. En ese momento, se le
apareció la propia Virgen, reprochándole su intención. Tras relatar el suceso
al arzobispo, se celebraron cultos en su honor y la imagen fue trasladada al
convento.
Actualmente
se sitúa en la capilla de la mencionada Iglesia de la hermandad de los Gitanos,
denominada desde 2007 como Santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María
Santísima de las Angustias Coronada.
Se trata
de una talla de origen medieval y autor desconocido. En 1801, el escultor Juan
de Astorga llevó a cabo una profunda restauración: cubrió el rostro original
con una mascarilla de cartón piedra, le colocó una cabellera de estopa, e
introdujo un documento dentro de la imagen detallando la intervención. Aunque
hoy día luce una apariencia distinta, la estructura original, de menor tamaño
que su aspecto vestida, permanece intacta bajo los ropajes. En su brazo
izquierdo sostiene al Niño Jesús, una figura barroca que completa esta venerada
representación mariana.

Virgen del Valle

Detalle de la Virgen y el Niño

Detalle del rostro de la Virgen

Detalle del Niño