jueves, 19 de junio de 2025

RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas  

San Román.

San Román nació en tierras palestinas y, tras recibir la ordenación diaconal, desarrolló su ministerio durante los últimos años del siglo III. Inicialmente predicó en Cesarea, y más tarde en Antioquía, ciudad situada en la actual Turquía, cerca de la frontera con Israel, donde fortalecía la fe de los cristianos encarcelados, exhortándolos a no rendirse ante el culto pagano. Estas acciones provocaron su arresto inmediato, por orden del gobernador Asclepiades.

Algunas fuentes alternas sostienen que Román habría nacido a comienzos del siglo III y que, antes de convertirse al cristianismo, sirvió como soldado en la guardia del emperador Valeriano (253–260). Su condición militar lo llevó a presenciar numerosos interrogatorios y tormentos infligidos a cristianos durante la persecución iniciada por el emperador en Roma, a partir del año 257. Entre estos episodios, fue testigo del martirio del diácono San Lorenzo, cuya firmeza en la fe lo impresionó profundamente y encendió en él el deseo de abrazar el cristianismo.

Cuando San Lorenzo fue encarcelado, Román pidió permiso para llevarle agua. Al entrar en la celda, presenció, según la tradición, la presencia de un ángel que asistía al mártir. Conmovido por esta experiencia sobrenatural, Román fue bautizado por el propio Lorenzo, transformando así el agua física en símbolo del agua viva del Evangelio.

Recién bautizado, Román fue descubierto por otros soldados y presentado ante el juez, quien ordenó azotarlo para obligarlo a renunciar a su fe. Su única respuesta fue una firme y reiterada confesión: “Soy cristiano”. Por ello fue condenado a morir en la hoguera, pero la ejecución no se cumplió porque una lluvia repentina extinguió las llamas.

El relato de su martirio se conserva gracias a un extenso himno compuesto por el poeta latino Aurelio Prudencio, originario de la actual Zaragoza, hacia finales del siglo IV. En él se describen con detalle las torturas que padeció: flagelaciones, mutilaciones e incluso, según la leyenda, el corte de su lengua. No obstante, se afirma que, por milagro, continuó proclamando su fe, a pesar de esta mutilación. Finalmente, fue estrangulado en prisión hacia el año 303.

El milagro de hablar sin lengua es un elemento recurrente en la literatura martirial cristiana, con antecedentes incluso anteriores, ya que se consideraba que la lengua era el órgano por excelencia para alabar a Dios.

Se cuenta también que un niño llamado Barula (o Várulas), que presenciaba el sufrimiento del santo, proclamó públicamente su fe en Cristo. Como castigo, fue sometido a tormento y finalmente decapitado.

El culto a San Román se extendió notablemente en la península ibérica, donde numerosos santuarios, iglesias y ermitas llevan su nombre, muchas de ellas fundadas en época medieval.

Una de las representaciones más célebres del santo es la pintura que Francisco de Zurbarán realizó en 1638 para la iglesia de San Román en Sevilla. Esta obra fue saqueada durante la invasión napoleónica por el mariscal Soult y actualmente se encuentra en el Museo de Arte de Chicago.

Años más tarde, el párroco de San Román y Santa Catalina, don Francisco Blanc Castán, encargó una copia de la obra al pintor Ricardo Gil. Esta réplica, que se conserva en el presbiterio de la iglesia sevillana de San Román, muestra al santo con el niño Várulas a su lado. San Román aparece revestido con capa pluvial, sosteniendo un libro en una mano y su lengua, símbolo de su testimonio, en la otra.

Iglesia de san Román (ver)

En los laterales de la portada principal se sitúan dos estrechas ventanas polilobuladas mudéjares, arcos polilobulados y enmarcadas por alfiz, bajo las que vemos dos retablos cerámicos, de san Román y santa Catalina, titulares de esta iglesia parroquial. 

Detalle del azulejo de San Román

El templo sigue el conocido tipo parroquial sevillano, con tres naves, siendo la central de mayor anchura y altura que las laterales, separadas entre sí por arcos ojivales sostenidos por pilastras cuadrangulares. Las bases de las pilastras muestran retablos cerámicos con figuras de santos pintados por Antonio Muñoz y fabricados por Cerámica Crucis o cerámicas Montalván.

San Román

En el lado derecho del Presbiterio se encuentra un cuadro de San Román en su vida terrenal y gloriosa, obras modernas de Ricardo Gil.

San Román en su vida terrenal y gloriosa

En el lado izquierdo del Presbiterio destaca la vidriera de san Román y  el cuadro de San Román de Antioquia copia moderna del cuadro de Zurbarán que se encontraba en esta iglesia antes de la invasión francesa, y actualmente en el Museo de Arte de Chicago.

Vidriera de san Román

San Román de Antioquia. Copia de Zurbarán 

El retablo mayor de la Iglesia de san Román, es una obra de gran interés tanto por su categoría artística como por su historia material.

Retablo mayor

En el espacio central del segundo cuerpo se ubica la escultura de san Román, obra moderna de Francisco Berlanga, de 1998. A los lados de san Román tenemos pinturas de san Sebastián (izquierda) y san Roque (derecha).

San Román

Detalle de san Román

Detalle de san Román