ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA
José González Cuadrado y Bernardo Palacios Malaver.
En el plano de Álvarez de 1860 parecen las calles Bancaleros y Boticas
que posteriormente son rotuladas con los mártires de la Guerra de la
independencia, González Cuadrado y Palacios Malaver, ajusticiados en la plaza de
san francisco el 9 de enero de 1811.
Antigua calle Bancaleros. Actual González Cuadrado. Desde plaza de Montesión a la calle Peris Mencheta (ver)
El 1 de febrero de 1810, las tropas invasoras francesadas, al mando de
Jean de Dieu Soult, Duque de Dalmacia, entraron por la Puerta de san Fernando,
ocuparon la ciudad e instalaron la residencia oficial en el Palacio Arzobispal,
sin encontrar ninguna resistencia, pues la Junta Sevillana huyó hacia Cádiz por
la Puerta de Triana.
La resistencia ciudadana contra las tropas invasoras de Napoleón se
organizó a través de la Institución denominada “Secreto Congreso Hispalense o
Santo Congreso Hispalense”, fundada en la calle Quebrantahuesos (actual Orfila), con el objetivo de realizar misiones de sabotaje a la intendencia francesa, y
suministrar información a la guerrilla de los movimientos de las tropas
napoleónicas.
Esta organización contaba con campesinos, mozos y personas de diversos
sectores, y de ellos destacaban Don José González Cuadrado, escribano de
profesión, y Don Bernardo Palacios Malaver, de oficio batihoja o batidor de oro
y plata, amigos desde la infancia del capitán Luis Daoiz (ver).
Palacios Malaver y González Cuadrado (ver)
Bernardo se dedicaba fundamentalmente a reclutar a conspiradores
patriotas con influencia y con padrinos para la causa y José salía de Sevilla
en borrico, disfrazado de tratante de ganado, mendigo o fraile para contactar
con los partisanos de la sierra y coordinar los ataques a las tropas francesas.
Ambos fueron delatados por un delincuente común llamado Jose Avendaño “El
Pantalones”, confidente al servicio de los franceses, y fueron detenidos en la
cuesta de Castilleja, el 28 de diciembre de 1810, junto a doña Ana Gutiérrez,
esposa de Palacios Malaver, portando importantes documentos, y el afrancesado
jefe de policía sevillano Miguel Ladrón de Guevara ordenó su traslado a la
Cárcel Real.
En Consejo de Guerra fueron condenados a muerte. Su defensor, el abogado
don Pablo Pérez Seoane, les aseguró que el fiscal les garantizaba el indulto,
con autorización del propio mariscal Scoult, si les proporcionaba los nombres
de los demás conjurados. Se dice que Palacios Malaver diría la frase “Prefiero
la muerte a seguir viviendo bajo el yugo de la canalla francesa” y González
Cuadrado pronunció las siguientes palabras “Dos hombres nada importan en el
mundo y salvan a muchos buenos”.
El 9 de enero de 1811, se ejecutó la sentencia de muerte públicamente en
la Plaza de san Francisco mediante garrote vil, como vulgares malhechores,
acusados de conspiración contra el invasor y tras negarse a denunciar a sus
compañeros.
El nuevo líder del grupo Juan María de Tóxar, Conde de Tóxar, intentó
salvar a los condenados en el patíbulo, pero la fuerte presencia militar le
disuadió de hacerlo, ya que habría sido una sangría inútil.
La partida de defunción en la iglesia parroquial de san Ildefonso, esta
anotada al margen de la partida de Bautismo:” Falleció en esta Ciudad con
muerte de garrote, Don Joseph María González Cuadrado, la que prefirió por
heroísmo a la condición que le exigían los enemigos para liberarse de ella si
declaraba sujetos que había en esta Ciudad, cómplices con él, en la comisión de
observar sus operaciones y dar parte al legitimo Gobierno español”. Firma la nota el doctor Matías Espinosa, Cura
propio.
Los Hermanos de la Caridad recogieron los dos cadáveres y los enterraron
en la fosa común del Patio de los Naranjos de la Catedral, reservado a los
ajusticiados. En este Patio de los Naranjos, tras una mampara, justo antes de
acceder a la nave principal, una lápida los recuerda.
“En honor de Dios y memoria indeleble del heroísmo con que los invictos
sevillanos Bernardo Palacios Malaver y José González Cuadrado coronaron su
servicio a la patria bajo la tiranía de Napoleón, prefiriendo el cadalso a la
manifestación de sus compañeros el 9 de enero de 1811”.
Los franceses se mantuvieron en Sevilla hasta el 27 de agosto de 1812 en
que fueron derrotados, en la “Batalla del puente de Triana”, por una fuerza
combinada de españoles, ingleses y portugueses, con la “Legión de Extremadura”,
dirigida por el aventurero escoses John Downie, formada por extremeños
voluntarios, que, según la leyenda, portaban la “espada de Pizarro” que le fue
cedida por el marqués de la Conquista.
Batalla de Sevilla. Dibujo de William Heath. Grabado de T.
Sutherland (ver)
El Secreto Congreso Hispalense también participó en la zona del Arenal, y
al término de la expulsión de los franceses dirigió el juicio y ejecución, el 19
de agosto de 1813, de Miguel Ladrón de Guevara, jefe de policía y alguacil mayor
de la policía al mando de José Echevarría, y finalmente se disolvió.
Un decreto del Consejo de Regencia de 19 de julio de 1813 declaró a
Bernando González Cuadrado “Benemérito de la Patria”.
José Palacios Malaver fue nombrado en 1814 en un documento emitido por sus antiguos compañeros y en 1815 su hermano Juan Palacios redactó un “Memorial” en su honor, en representación de su madre Joaquina Malaver.
Muy interesante. No conocía este fragmento de nuestra historia
ResponderEliminarNo conocía este episodio, pero si conozco la historia de la cruz del inglés de Alcalá
ResponderEliminarEs una pena tantos héroes desconocidos. Tan importantes. Gracias Andrés
Un relato muy interesante sobre estos personajes que se consideran secundarios históricos y que conviene reivindicarlos para que sus gestas no se olviden. Muchas gracias por documentalista
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