domingo, 15 de octubre de 2023

 ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

José González Cuadrado y Bernardo Palacios Malaver.

En el plano de Álvarez de 1860 parecen las calles Bancaleros y Boticas que posteriormente son rotuladas con los mártires de la Guerra de la independencia, González Cuadrado y Palacios Malaver, ajusticiados en la plaza de san francisco el 9 de enero de 1811.


Antigua calle Bancaleros. Actual González Cuadrado. Desde plaza de Montesión a la calle Peris Mencheta (ver)

Antigua calle Botica. Actual Palacios Malaver. Desde Feria a Pérez Mencheta (ver)

El 1 de febrero de 1810, las tropas invasoras francesadas, al mando de Jean de Dieu Soult, Duque de Dalmacia, entraron por la Puerta de san Fernando, ocuparon la ciudad e instalaron la residencia oficial en el Palacio Arzobispal, sin encontrar ninguna resistencia, pues la Junta Sevillana huyó hacia Cádiz por la Puerta de Triana.

La resistencia ciudadana contra las tropas invasoras de Napoleón se organizó a través de la Institución denominada “Secreto Congreso Hispalense o Santo Congreso Hispalense”, fundada en la calle Quebrantahuesos (actual Orfila), con el objetivo de realizar misiones de sabotaje a la intendencia francesa, y suministrar información a la guerrilla de los movimientos de las tropas napoleónicas.

Esta organización contaba con campesinos, mozos y personas de diversos sectores, y de ellos destacaban Don José González Cuadrado, escribano de profesión, y Don Bernardo Palacios Malaver, de oficio batihoja o batidor de oro y plata, amigos desde la infancia del capitán Luis Daoiz (ver).

Palacios Malaver y González Cuadrado (ver)

Bernardo se dedicaba fundamentalmente a reclutar a conspiradores patriotas con influencia y con padrinos para la causa y José salía de Sevilla en borrico, disfrazado de tratante de ganado, mendigo o fraile para contactar con los partisanos de la sierra y coordinar los ataques a las tropas francesas.

Ambos fueron delatados por un delincuente común llamado Jose Avendaño “El Pantalones”, confidente al servicio de los franceses, y fueron detenidos en la cuesta de Castilleja, el 28 de diciembre de 1810, junto a doña Ana Gutiérrez, esposa de Palacios Malaver, portando importantes documentos, y el afrancesado jefe de policía sevillano Miguel Ladrón de Guevara ordenó su traslado a la Cárcel Real.

En Consejo de Guerra fueron condenados a muerte. Su defensor, el abogado don Pablo Pérez Seoane, les aseguró que el fiscal les garantizaba el indulto, con autorización del propio mariscal Scoult, si les proporcionaba los nombres de los demás conjurados. Se dice que Palacios Malaver diría la frase “Prefiero la muerte a seguir viviendo bajo el yugo de la canalla francesa” y González Cuadrado pronunció las siguientes palabras “Dos hombres nada importan en el mundo y salvan a muchos buenos”.

El 9 de enero de 1811, se ejecutó la sentencia de muerte públicamente en la Plaza de san Francisco mediante garrote vil, como vulgares malhechores, acusados de conspiración contra el invasor y tras negarse a denunciar a sus compañeros.

El nuevo líder del grupo Juan María de Tóxar, Conde de Tóxar, intentó salvar a los condenados en el patíbulo, pero la fuerte presencia militar le disuadió de hacerlo, ya que habría sido una sangría inútil.

La partida de defunción en la iglesia parroquial de san Ildefonso, esta anotada al margen de la partida de Bautismo:” Falleció en esta Ciudad con muerte de garrote, Don Joseph María González Cuadrado, la que prefirió por heroísmo a la condición que le exigían los enemigos para liberarse de ella si declaraba sujetos que había en esta Ciudad, cómplices con él, en la comisión de observar sus operaciones y dar parte al legitimo Gobierno español”.  Firma la nota el doctor Matías Espinosa, Cura propio.  

Los Hermanos de la Caridad recogieron los dos cadáveres y los enterraron en la fosa común del Patio de los Naranjos de la Catedral, reservado a los ajusticiados. En este Patio de los Naranjos, tras una mampara, justo antes de acceder a la nave principal, una lápida los recuerda.

“En honor de Dios y memoria indeleble del heroísmo con que los invictos sevillanos Bernardo Palacios Malaver y José González Cuadrado coronaron su servicio a la patria bajo la tiranía de Napoleón, prefiriendo el cadalso a la manifestación de sus compañeros el 9 de enero de 1811”.  

Lápida

Los franceses se mantuvieron en Sevilla hasta el 27 de agosto de 1812 en que fueron derrotados, en la “Batalla del puente de Triana”, por una fuerza combinada de españoles, ingleses y portugueses, con la “Legión de Extremadura”, dirigida por el aventurero escoses John Downie, formada por extremeños voluntarios, que, según la leyenda, portaban la “espada de Pizarro” que le fue cedida por el marqués de la Conquista. 

Batalla de Sevilla. Dibujo de William Heath. Grabado de T. Sutherland (ver)

El Secreto Congreso Hispalense también participó en la zona del Arenal, y al término de la expulsión de los franceses dirigió el juicio y ejecución, el 19 de agosto de 1813, de Miguel Ladrón de Guevara, jefe de policía y alguacil mayor de la policía al mando de José Echevarría, y finalmente se disolvió. 

Un decreto del Consejo de Regencia de 19 de julio de 1813 declaró a Bernando González Cuadrado “Benemérito de la Patria”.

José Palacios Malaver fue nombrado en 1814 en un documento emitido por sus antiguos compañeros y en 1815 su hermano Juan Palacios redactó un “Memorial” en su honor, en representación de su madre Joaquina Malaver.

3 comentarios:

  1. Muy interesante. No conocía este fragmento de nuestra historia

    ResponderEliminar
  2. No conocía este episodio, pero si conozco la historia de la cruz del inglés de Alcalá
    Es una pena tantos héroes desconocidos. Tan importantes. Gracias Andrés

    ResponderEliminar
  3. Un relato muy interesante sobre estos personajes que se consideran secundarios históricos y que conviene reivindicarlos para que sus gestas no se olviden. Muchas gracias por documentalista

    ResponderEliminar