AREA DE SAN ROMAN
Basílica María Auxiliadora. Iglesia de la Trinidad.
Historia
Campo de alfalfa de la iglesia de la Santísima Trinidad. Año 1.907.
Tradicionalmente el origen del actual edificio se ha relacionado con las cárceles donde sufrieron suplicio, en el año 287 d. C., las primeras mártires sevillanas, las hermanas alfareras Santas Justa y Rufina (ver), patronas y protectoras de la ciudad. Tradición con cierta base histórica tras la aparición de diversos restos arqueológicos funerarios (desde el siglo I al VIII), siendo la necrópolis de la época visigoda.
Por la devoción a estas santas, en 1602 el procurador
general Cristóbal García pudo traer al convento sus reliquias (la cabeza de
santa Justa y un hueso de santa Rufina), que estaban en la parroquia de
Willaert, en la archidiócesis de Colonia.
Tras la reconquista de Sevilla en 1248, el
rey santo en su repartimiento, concedió los terrenos a la Orden de la Santísima Trinidad para la
redención de cautivos (conocidos como trinitarios). Hay constancia de un templo medieval que recibiría los
privilegios de los monarcas desde Alfonso X a Enrique XI, de la
Casa de Guzmán.
Así, el primitivo convento se fundaría a extramuros, al
nordeste de la ciudad, frente a la puerta que se llamaría "del Sol"
por el relieve que la coronaba. Los trinitarios tenían el privilegio
de tener un postigo junto a dicha puerta, para poder entrar a cualquier hora en
la ciudad.
Algunas crónicas señalan que ya en 1250 estaba organizado el convento, y que fray Luis Frexa fue su primer prior y los primeros frailes fueron Antonio de los Ángeles, Alonso de la Torre, Gonzalo Laínez, Juan Tello, Gerónimo de Molina y Damián de San Vicente
Alfonso
X dotó al convento en 1.253 con diversas propiedades agrícolas en el
Aljarafe, lo que contribuiría a su sustento económico, instaurando la figura de
un capellán que, de forma perpetua, rogaría por el alma de Fernando III.
No
quedan restos de la edificación medieval, ya que en el siglo XVII se rehicieron
la iglesia y las dependencias monacales.
La primitiva iglesia gótico-mudéjar fue
derribada por orden del trinitario Fray Pedro de Ahumada en 1617, y el templo
actual se inició en 1620 y se dedicó a las Santas Justa y Rufina el 28 de abril
de 1627.
El
proyecto pertenecía a fray Juan Miguel de Peñalosa y la supervisión de las
obras corrió a cargo del entonces Maestro Mayor del Cabildo, Miguel Zumárraga,
siendo encargado como
arquitecto a Andrés de Oviedo (ver) y a Juan de Segarra (ver) siendo éste último su
arquitecto desde 1631.
La
nueva iglesia fue inaugurada el 28 de abril del año 1.627 y se reconstruyó tras el terremoto de 1755, especialmente el coro, el
campanario y la entrada.
El
padre de santa Ángela de la Cruz (ver), Francisco Guerrero, devoto creyente y lector
de obras religiosas, trabajó de cocinero en el Convento de la Trinidad. Su hija
mayor, Joaquina, acompañada de santa Ángela de la Cruz, trasladaron sus restos
del cementerio a una capilla de esta iglesia.
Durante
la invasión francesa el conjunto fue saqueado y expoliado por las tropas
invasoras, (se perdieron obras de
Zurbarán, Pacheco. Montañés …) regresando los frailes en 1810, pero en 1835,
como parte de la Desamortización de Mendizábal, los trinitarios fueron
expulsados y el convento quedó desamortizado.
Posteriormente, el antiguo convento
trinitario pasará por diversos usos, tales como escuela de agricultura, cuartel
para tropas artillería a caballo, lazareto, cárcel y hospital militar.
Sobrevivió a la Revolución la Gloriosa de 1868 (ver) y en 1875, el
arzobispo de Sevilla, fray Joaquín Lluch y Garriga, adquirió el edificio
para la iglesia hispalense y el arzobispo fray Ceferino
González restauró el edificio y decidió instalar en el mismo el Seminario
Menor de Santo Tomás de Aquino, que comenzó a dar clases en el curso de
1888-1889.
Definitivamente en 1.893, siendo cardenal de Sevilla Don Benito Sanz y Forés, ocuparía el
lugar la congregación de los salesianos, que instalarán en el centro su comunidad y sus escuelas profesionales, desarrollando
una
función educativa que llega hasta nuestros días en el extenso solar que ocupó
el antiguo convento.
En 1980 el cardenal José María Bueno
Monreal le dio al templo el título de Santuario Diocesano.
El 29 de mayo de 2008 fue declarada Basílica
Menor por el papa Benedicto XVI, convirtiéndose en la primera
basílica de España dedicada a María Auxiliadora. Es una de las cuatro
basílicas de la ciudad y el tercer templo sevillano al que la Santa
Sede concedió esta dignidad, tras la Basílica de la Macarena (ver) y
la Basílica del Gran Poder (ver).
Actualmente, forma parte de un complejo que
incluye el antiguo convento y el Colegio
Salesiano de la Santísima Trinidad, regentado por la Congregación Salesiana desde 1.898. En
ella tiene su sede canónica la Hermandad de la Trinidad.
Exterior
Tiene acceso por una gran portada labrada
en piedra que se encuentra situada en la alineación de la calle María
Auxiliadora, y de la cual parte un espacio abierto estrecho y profundo, a modo
de compás, al fondo del cual está la iglesia.
Encima
de la portada destaca un azulejo con una leyenda referente a la coronación
canónica de la Virgen María Auxiliadora. Esta coronada por un retablo cerámico
de María Auxiliadora y una cruz de forja con el símbolo de María.
Portada
A los lados dos óvalos con leyendas
Detalle de la parte superior de la portada
Detalle del retablo cerámico de María Auxiliadora
Detalle de la Cruz
En un ensanche de esta acera se ha colocado una
estatua de fundición que representa a San Juan Bosco acompañado de un niño. El
grupo, financiado por antiguos alumnos salesianos, es obra de Fernández Parra e
hijo, realizado en 1.993 para la celebración del Centenario del colegio de los
Salesianos.
Detalle
de la portada y el ensanche con la estatua de san Juan Bosco
Espacio
dedicado a la estatua de san Juan Bosco
Estatua
de san Juan Bosco
Detalle
de san Juan Bosco
Detalle
del niño
Al fondo del compás (prácticamente es
una calle), a la derecha de la entrada del templo, una nueva efigie, en esta
ocasión se trata de Mamá Margarita, la madre de don Bosco.
Estatua de Mamá Margarita
La Familia Salesiana a Mamá Margarita. Madre de Don Bosco.
Sevilla, 31 de enero de 2007
Detalle
de Mamá Margarita
La portada de la Iglesia es de un solo
cuerpo de altura más ático; consta de un arco de medio punto que flanquean sencillas pilastras pareadas. Sobre el cuerpo principal, rematado por dintel, un frontón
mixtilíneo enmarca un azulejo de San Fernando, recibiendo las llaves de la
ciudad de manos del rey Axafat acompañado
por dos medallones, también cerámicos, con la representación de las santas Justa
y Rufina, las dos alfareras de Triana
que, según la tradición, fueron martirizadas en unas dependencias anexas al
templo.
En las pilastras aparecen dos pequeños retablos de azulejos del siglo XVIII, mostrando la derecha al fraile
trinitario beato Marcos Criado, mártir jiennense del siglo XVI y la izquierda
al también trinitario San Simón de Rojas, fundador de la congregación del “Ave
María” y que llegaría a ser confesor de la reina Isabel de Borbón.
Vista general de la
portada principal de la Iglesia
Detalle de la portada
San
Fernando
Santa
Justa
Santa
Rufina
Beato
Marcos Criado
San
Simón de Rojas
A la derecha de la portada, en la base
de la torre, un retablo cerámico de María Auxiliadora de la Trinidad y un
azulejo conmemorativo de la visita de la Esperanza Macarena, acompañado del escudo papal, como símbolo de su
nombramiento como basílica.
María
Auxiliadora de la Trinidad
Retablo
cerámico
Escudo
Papal
A la izquierda, la casa de Hermandad
de la Trinidad con un azulejo del Misterio del Cristo de las
Cinco Llagas.
Retablo del Misterio del Cristo de las
Cinco Llagas
Detalle del azulejo
Torre
La Torre cuadrangular se sitúa a los pies
del templo, junto a la puerta de acceso. El cuerpo de
campanas sobresale de la altura de iglesia, abierto en sus cuatro lados
mediante arcos de medio punto y adornado con suaves molduras en relieve. Se
remata mediante un chapitel de base poligonal recubierto por azulejos
en colores blanco y azul cobalto, que presenta en su vértice una cruz latina y
una veleta.
Vista
general de la portada del templo y la torre
Detalle
del cuerpo de campanas y el chapitel
Detalle
del cuerpo de campanas y el chapitel
Detalle
del reloj
Detalle
de una de las caras del cuerpo de campanas
Detalle
de una de las campanas
Detalle
de un azulejo
Detalle
del Chapitel
Detalle
de la Cruz y la Veleta
Interior
Es un templo de grandes proporciones que se estructura en una planta rectangular, con tres naves que aparecen separadas por pilares cruciformes dobles, de gran tamaño, y crucero alineado bajo una bóveda de media naranja sobre pechinas con linterna ciega.
Tanto la nave central (con
pinturas de gran riqueza de adornos vegetales y heráldica) como las laterales y
los brazos del crucero utilizan bóvedas de cañón, con arcos fajones, también
dobles y lunetos, para su cubrimiento.
La nave central se encuentra ornamentada con pinturas sobre
lienzos que aparecen entre marcos arquitectónicos, donde se representan
algunos santos de la Orden Trinitaria, obra que debió ser realizada después
del Terremoto de Lisboa de 1755, por el discípulo de Murillo, Bernardo Lorente en el siglo XVIII, San Juan
Angélico, San Francisco Ramiseo, San Roberto Kanesburgo y San Guillermo Escoto.
Vista general del templo desde los pies
Vista general del templo desde la cabecera
Detalle de la cubierta de la nave central y el
crucero
San Juan Angélico
San Francisco Ramiseo
San Roberto Kanesburgo
San Guillermo Escoto
Nave de la Epístola
Visión
de la nave de la epístola
En primer
lugar, encontramos la Virgen de los Remedios, imagen de candelero con Niño
Jesús, del siglo XX, devoción trinitaria. Se acompaña de dos ángeles tunerarios.
Primer
tramo
Virgen
de los Remedios
Detalle
de la Virgen de los Remedios
Detalle
de la Virgen de los Remedios
Ángel
tunerario
Ángel
tunerario
Seguidamente un
retablo en madera neoclásico del siglo XIX, con un notable altorrelieve que
representa la Adoración de Los Pastores, obra de Diego López Bueno entre 1601 y
1602, que procede del antiguo retablo mayor del templo.
En el ático, observamos un cuadro de
la Trinidad, de gran devoción trinitaria.
Segundo
tramo
Retablo
de la Adoración de los Pastores
Detalle
del Alto Relieve
Detalle
del Niño
Detalle
de María y José
Detalle
de pastora y el buey
Detalle
de pastores y el asno
La
Trinidad en el ático
En el lateral
de la capilla observamos un confesorio y sobre el un cuadro de la Sagrada
Familia, San José, la Virgen, el Niño y Santa Ana.
Pared
lateral
Cuadro
de la Sagrada Familia
Le sigue el retablo dorado de María Inmaculada (ver), del siglo XVII y estilo barroco. La imagen de la
Inmaculada que lo preside es también del siglo XVII, estando flanqueada por san
Joaquín y santa Ana (ver), ambos del XVIII.
En el ático, una cruz.
Retablo
de la Inmaculada
Inmaculada
Detalle
de la Inmaculada
San
Joaquín
Santa
Ana
Cruz
del ático
De enorme interés es la talla del
Cristo atado a la Columna, realizada por el escultor hispano-flamenco
Juan Giralte en el año 1.565, por un precio de treinta y seis ducados, y que fue
el primitivo titular de la hermandad de la Columna y Azotes (Hermandad de Las
Cigarreras). La hermandad perdió sus pertenencias al trasladarse de iglesia,
cambiando de imagen titular hasta en cuatro ocasiones.
Es una escultura policromada de 1,75 m
de altura que sigue modelos tardomedievales, como la ausencia de dinamismo,
miembros alargados, incluida la cabeza, y las manos atadas a una columna de fuste alto y sección circular.
Durante más de cuarenta años estuvo
abandonada en una habitación del inmueble de la Casa-Hermandad, hasta que en
1.993 Mauricio López Madroñero consiguió su restauración.
En el ático, observamos la Coronación de la Virgen, de gran devoción trinitaria.
Retablo
de Jesús atado a la columna
Jesús
atado a la columna
Detalle
de Jesús atado a la columna
Coronación
de la Virgen
Seguidamente la puerta de la epístola,
con lapidas funerarias a cada lado, da entrada a un bello patio del antiguo
claustro del monasterio, donde se sitúa la cripta de la iglesia donde la
tradición relata que estuvo la cárcel donde estuvieron prisioneras, en tiempos
romanos, las santas sevillanas Rufina y Justa.
Igualmente podemos contemplar un busto
de Don Bosco y diversos azulejos conmemorativos.
Lapida
funeraria a los lados de la puerta de la epístola
Lapida
funeraria a los lados de la puerta de la epístola
Vista
general del patio
Vista
general del patio
Vista
general del patio
Entrada
a las Sagradas Cárceles
Pasillo
de las Sagradas Cárceles
Columna
de las Sagradas Cárceles
Estatua
de Don Bosco
Azulejo
conmemorativo de 100 años
Mártires
Salesianos
Lapida
funeraria de D. Antonio Dalmau Curto
Recuerdo
de la visita de las religiosas de San Juan Bosco
Beato
Antonio Fernández Camacho
Asociación
Mama Margarita
Pasamos la puerta de la Epístola vemos la Capillita dedicada a santa Ángela
de la Cruz (ver) y el cuadro de la beata Eusebia
Palomino Yenes, salesiana salmantina que ejerció su ministerio en la localidad onubense de Valverde del
Camino, donde se la venera.
Capillita de santa Ángela de la Cruz
Santa Ángela de la Cruz
Beata Eusebia Palomino Yenes
Llegamos al brazo del crucero, donde encontraremos el retablo
de San Juan Bosco acompañado de un niño, imagen
de Guzmán Bejarano (ver) o de José Pérez Conde, con la imagen de San Miguel (ver) en el
ático, del siglo XVIII.
Brazo
del crucero del lado de la epístola
Retablo
de San Juan Bosco
San
Juan Bosco
Detalle
de San Juan Bosco
San Miguel
El
retablo de San Juan Bosco está rodeado de
diversos cuadros en mal estado de conservación.
San
Felis Devalois
Juan
III
San
Felis Devalois
Cuadro
Detalle
de vidriera
En la base de la nave de la epístola
observamos, sobre la puerta de la sacristía un cuadro de Santa Justa y Rufina y
la Santísima Trinidad.
Cabecera
de la nave de la epístola
Santa
Justa y Rufina
Santísima
Trinidad
El arco toral de separación de la nave
principal y el presbiterio está decorado con abundantes pinturas de motivos
vegetales y retratos de santos trinitarios.
Roberto
Giraldi
Estefano
Innes Patri Antioqveno
Roberto
Herberto
Presbiterio
Separado de la
nave central por un gran toral, presenta un ángel lamparario en cada lado, del
siglo XVIII. Ambas paredes están ampliamente decoradas con figuras vegetales y
de santos trinitarios.
La bóveda que antecede al presbiterio está decorada
con pinturas de Francisco Miguel Jiménez, del siglo XVIII, con representaciones
de ángeles, cenefas, guirnaldas, escudos de Castilla y León, y la cruz roja y
azul de los trinitarios.
Vista general del Presbiterio y altar mayor
Detalle de la cubierta del presbiterio
Bóveda del crucero, previa al presbiterio, con el escudo
Trinitario
Así en la pared
de la epístola observamos a San Pablo, San Marcos, imagen Trinitaria, ángel de
la guarda y santos trinitarios en el arco toral.
Vista
general de la pared de la epístola
Ángel
lamparario
San
Pablo
Detalle
de San Pablo
San Marcos y a los lados ángeles con el escudo trinitario
Miguel
Lainez
Lvis
Ronqvillo
Ángel
de la guarda
Escena
Trinitaria
En la pared del
Evangelio igualmente observamos un ángel lamparario, San Pedro, y decoración con figuras
vegetales y santos trinitarios.
Vista
general de la pared del evangelio
Ángel
lamparario
San
Pedro
Detalle
de san Pedro
Escena
Trinitaria
Simón
de Royas
Rogerio
Leproso
Santo
Trinitario
Retablo Mayor
Preside el presbiterio un retablo moderno recompuesto
con piezas de diferente procedencia. Es de estilo neobarroco, datado en el segundo tercio del siglo
XX y llevado a cabo por José Alarcón, hacia 1.930.
Vista
general del Altar Mayor
Está constituido por dos cuerpos,
divididos en tres calles y ático.
El primer cuerpo está presidido
por la imagen de María Auxiliadora, talla realizada a finales del siglo XIX por
el catalán Perellada, alrededor
de 1894-5, y policromada por Casanovas. En 1941, con motivo de las
Bodas de Oro de la Fundación Salesiana de la Santísima Trinidad, toda la imagen
fue decorada con oro fino. La última restauración la hizo el antiguo alumno
salesiano, José Pérez Conde.
La imagen mide 1,91 m. con
peana y 1,55 m. sin peana. Con larga cabellera que le cae por la espalda, en la
mano derecha porta un cetro y en la izquierda sostiene al Niño Jesús, que
figura con los brazos abiertos. Esta imagen se ha convertido en modelo y
paradigma para el mundo salesiano. Es la imagen más reproducida en calendarios,
estampas, libros, etc. Muchos la llaman “La Virgen de los ojos bajos”.
La imagen fue bendecida el 30
de mayo de 1895 por el Excmo. Sr.
Cardenal D. Benito Sanz y Forés, Arzobispo de Sevilla. Fue madrina
la Serenísima Señora doña María
Luisa Fernanda, Infanta de España. Después, Fray Diego de Valencina,
guardián de los Padres Capuchinos de Sevilla.
Fue Coronada Canónicamente, el
13 de mayo de 1.954, por el Cardenal Pedro Segura en la Plaza Calvo Sotelo,
actual Puerta de Jerez.
En la actualidad, la imagen de
María Auxiliadora ocupa el centro del retablo del altar mayor, sobre una peana
tallada por Manuel Guzmán Bejarano (ver), y desde el año 1981 pasó a convertirse en
la Titular del Templo cuando fue declarado como “Santuario” por el Cardenal
Bueno Monreal. Es titular de la archicofradía
de María Auxiliadora, la patrona de los salesianos.
Vista general del primer cuerpo
Imagen
de María Auxiliadora
Detalle
de María Auxiliadora
Detalle
de los pies y la peana
A su lado, en el primer cuerpo del retablo, las
imágenes del joven santo Domingo
Savio, salesiano, alumno de Don Bosco y Santa María Mazzarello, fundadora de las Hijas de María
Auxiliadora, las Salesianas.
Santo Domingo Savio
Detalle de Santo Domingo Savio
Santa María Mazzarello
Detalle de Santa María Mazzarello
En
el segundo cuerpo, tallas del siglo XVII, el centro lo ocupa un grupo
escultórico, que representa a Santa Justa y Rufina, escoltando a la Giralda. A cada lado, los fundadores trinitarios san Juan de la Mata y san Félix de Valois.
Vista general del segundo cuerpo
Santa Justa y Rufina
San Juan de la Mata
Detalle de San Juan de la Mata
San Félix de Valois
Detalle de San Félix de Valois
El
ático tiene forma de arco de medio punto, adornado con lienzos de Antonio
Cabral Bejarano, pintados en 1.814. El central representa a la Santísima
Trinidad sobre un trono de nubes y debajo varios ángeles y santos. En los laterales,
dos escenas trinitarias, la fundación de la
Orden Trinitaria por San Juan de la Mata, con la aprobación del Papa
Inocencio III, y su vida eremítica con San Félix.
Cuadros del ático
Santísima Trinidad
Fundación de la Orden Trinitaria
Vida eremítica con San Félix
Nave del Evangelio
Vista
de la nave del evangelio desde los pies del templo
En la
cabecera de la nave del Evangelio encontramos la sencilla capilla del
Sagrario, que alberga un
tabernáculo labrado en plata y oro, y está presidida lateralmente por un
Crucificado.
Vista general de la
cabecera de la nave del evangelio
Vista general de la
Capilla del Sagrario
Detalle
del tabernáculo de plata y oro
Detalle
del Crucificado
Detalle
de la cara y brazos
Detalle
del paño de pureza
Detalle
de los pies
Encima
de la puerta de acceso a la capilla del Sagrario observamos un cuadro del ángel
de la guarda, copia de Murillo y un cuadro de la trinidad.
El arco
toral como en el lado de la epístola presenta decoración floral y retratos de
santos trinitarios.
Ángel
de la guarda
Escena
Trinitaria
Roberto
Helpis
Roverto
de Toparis
Eduardo
Ervesin
Cuadro
de Jesús
En el brazo izquierdo del crucero se
localiza el retablo del Sagrado Corazón
de Jesús (ver), de fecha moderna y estilo neoclásico, a los lados unos ángeles. En el ático se nos muestra la crucifixión de san Cristobalito de la Guardia,
secuestrado y martirizado, siguiendo el modelo de Jesucristo, hasta su muerte
en la cruz por “tres malvados judíos” a finales del siglo XV.
Vista
general del crucero en la nave del evangelio
Retablo del Sagrado Corazón de Jesús
Sagrado Corazón
Detalle del Sagrado Corazón
San Cristobalito de la
Guardia
Detalle de ángel
lateral
Detalle de ángel
lateral
Como en el crucero
del lado de la epístola, el retablo se encuentra rodeado por diversos cuadros y
una vidriera en lo alto.
Vidriera
Escena
trinitaria
Escena
trinitaria
Escena
trinitaria
Hornacina
vacía
San
Juan de Mata
Santo
Domingo de Guzmán
En la pared
lateral del crucero volvemos a encontrar una serie de cuadros y el pulpito de herrería.
Santa
Inés
Santo
Trinitario
Santo
Trinitario
Santo
Trinitario
Seguidamente,
encontramos el Retablo de San José (ver), de estilo barroco con una imagen del siglo
XVIII. En las hornacinas laterales y el ático se sitúan imágenes de las que no
he conseguido información.
Retablo
de san José
Hornacina
con san José
Detalle
de san José
Imagen
lateral derecha
Imagen
lateral izquierda
Imagen
del ático
Seguidamente,
el retablo de San Francisco de Sales, titular y patrono de
la Familia Salesiana.
Cuenta con una imagen del siglo XX de San Francisco de
Sales, acompañada de los arcángeles Rafael y Gabriel, siglo XVIII (durante la
visita las hornacinas correspondientes están vacías). En el ático una imagen de
una Inmaculada.
Retablo
de san Francisco de Sales
Hornacina
con san Francisco de Sales
Detalle
de san Francisco de Sales
Inmaculada
del ático
El retablo de la Santísima Trinidad es igualmente barroco, con un
grupo escultórico central del siglo XIX y las figuras laterales de santo
Domingo de Guzmán (ver) y san Francisco de Asís (ver), ambas del XVIII.
Retablo de la Santísima Trinidad
Santísima Trinidad
Detalle de Dios Padre
Detalle de Jesús Dios Hijo
Santo
Domingo de Guzmán
San
Francisco de Asís
Al fondo de la nave, observamos un
Retablo con una Cruz en recuerdo a los Mártires de
la Congregación Salesiana, y bajo ella el grupo escultórico de La
Piedad, de
tamaño académico, de mediados del siglo XVI.
Retablo
con una Cruz y
La
Piedad
Detalle de la Piedad
Detalle de Jesucristo
Detalle de la Virgen
Detalle de la Cruz
Ya a los pies del muro, junto a la
puerta de entrada, y tras una amplia reja, se sitúa la capilla de la hermandad
del Sagrado Decreto (Hermandad de la Trinidad).
La capilla tiene planta de salón y
está cubierta por techumbre adintelada con decoración de casetones, los muros
decorados con zócalos de azulejos.
Vista general de la capilla desde la iglesia
A la izquierda, según miramos desde la
reja, vemos el retablo del Cristo de
las Cinco Llagas realizado, en madera de cedro con cruz de caoba, por
Luis Álvarez Duarte (ver) en 2.003. A sus pies
encontramos a san Juan Evangelista
y a María Santísima de la Concepción.
Retablo del
Cristo de las Cinco Llagas con san Juan Evangelista y María Santísima de la Concepción
Cristo de las
Cinco Llagas
Detalle del
Titulus
Detalle del
rostro
Detalle del
paño de pureza
Visión frontal
de los pies
Visión lateral
de los pies
La talla de la Virgen fue elaborada en 1.956 por Antonio
Bidón Villar. Se trata de una imagen de candelero para vestir de tamaño natural
(1,71 metros). De sus ojos, elevados para contemplar a su Hijo pendiente de la
cruz, se derraman cuatro lágrimas, dos por cada mejilla. Sus cabellos están
tallados y peinados con raya al centro, al tiempo que su boca entreabierta
permite la visión de los dientes y la lengua. Procesiona en el paso del Cristo
con los santos varones José de Arimatea y Nicodemo y las tres Marías.
María Santísima de la Concepción
Detalle
Detalle
San Juan Evangelista
Detalle
Al fondo, preside la capilla Nuestra Señora de la Esperanza, en
su camarín con un sencillo retablo. Se trata de una imagen de
candelero para vestir (1,58 metros), atribuida durante muchos años a Duque
Cornejo, hasta que recientemente se constató de manera documental que el
escultor Juan de Astorga contrató su realización en el
año 1.819 por la cantidad de 900 reales de vellón, firmando su
finalización un año después.
Camarín de Nuestra Señora de la
Esperanza
Nuestra Señora de la Esperanza
Detalle
Detalle
La imagen de Nuestra Señora de la Esperanza ha sido
objeto de varias restauraciones, sin alterar su fisonomía original: Ángel
Rodríguez Magaña en 1.907, Sebastián Santos Rojas en 1.947, Antonio Joaquín
Dubé de Luque (que le colocó las cinco lágrimas de cristal en 1.996). Por su
parte, Luis Álvarez Duarte le incorporó un nuevo candelero en el año 2.000.
En el lado derecho de la capilla vemos el grupo
escultórico del Sagrado Decreto,
que representa la Santísima Trinidad, con Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu
Santo en forma de paloma.
Grupo
escultórico del Sagrado Decreto
Dios hijo
Detalle de Dios Hijo
Detalle del pie de Dios Hijo
Dios Padre
Detalle de Dios Padre
Detalle del pie semioculto de
Dios Padre
La aparición de este misterio en el seno de la Cofradía
de las Cinco Llagas se remonta al siglo XVII, según se deduce de los rasgos de
la talla de Dios Padre, en el que se reconocen las trazas de la escuela de Juan de
Mesa. La imagen de Dios Hijo es originaria del siglo XVIII, aunque en 1.912
hubo que hacerle una restauración (casi una reconstrucción) debido a su mal
estado de conservación, por parte de Luis Pizarro. José Antonio Bravo fue el
autor de la talla de Dios Espíritu Santo.
Este misterio procesiona en semana
Santa con el Arcángel san Miguel, que traspasa el costado de Cristo empapando
con su sangre a la iglesia dormida que se transforma en triunfante,
representada por los Doctores de la iglesia.
A cada
lado altares hornacinas de san Miguel Arcángel (ver) y de san Juan
Bosco, velando por dos pequeños monaguillos, obra moderna
de José Cepeda y san Nicolás de Bari (ver).
San Miguel Arcángel
San Juan Bosco
San Nicolás de Bari
Varias copias pictóricas decoran la
zona del altar, destacando especialmente los lienzos de la Magdalena penitente
(copia de Mateo Cerezo) y una Santa Catalina de Alejandría del siglo XVII. El
Niño Jesús, diferentes santos, como San Isidoro, San Leandro copias de Murillo,
santa Mártir etc.
Magdalena penitente
El Niño Jesús
El Niño Jesús
San
Isidoro
San
Leandro
Calvario
San
Jerónimo
Pies
Vista
general desde la cabecera del templo
A los pies del
templo destaca la puerta y encima un magnifico coro, también conocido como "coro
del alma", no tiene una fecha específica de construcción. Se trata de un coro
litúrgico tradicional que forma parte del diseño de la iglesia y su construcción
se remonta a la época de la edificación del templo.
Detalle de la puerta a los pies del templo
Detalle del órgano
En la pared
derecha observamos un cuadro de la virgen con el Niño, posible copia de Murillo
y diversas placas conmemorativas.
Virgen
con el Niño
Consagración
del Santuario
125
aniversario del origen de la Casa salesiana de la Stma. Trinidad
En la pared derecha observamos un cuadro de San Pedro (ver) y
otras placas conmemorativas.
San
Pedro
Benedicto
XVI concedió a este Santuario el título de Basílica Menor
Vía Crucis
Casa Hermandad
La casa hermandad de la Trinidad se sitúa al lado
izquierdo de la iglesia y en ella se encuentra el más antiguo de los
Crucificados conservados de esta corporación penitencial. Se trata de una
escultura policromada de la primera mitad del XVII en tamaño natural (mide
1,75 metros), elaborado con madera, pasta de papel y telas encoladas.
Crucificado
Detalle
del rostro
Detalle
del paño de pureza
Visión
frontal de los pies
Visión
lateral de los pies
Tras numerosas intervenciones a lo largo de los
siglos, la endeble calidad artística de esta imagen y su preocupante estado de
conservación justificaron que la Hermandad se planteara reemplazarla.
La nueva efigie, de Manuel Hernández León, realizada
en madera de cedro policromada, fue bendecida por el cardenal José María Bueno
Monreal el 4 de marzo de 1.981. Sin embargo, sus grandes proporciones (1,80
metros) no armonizaban con el resto de figuras del misterio, y actualmente se
encuentra en la iglesia de san Pablo.
Primer
Crucificado de Manuel Hernández León.
Detalle del troco superior con ausencia de esternón
Detalle
del rostro inclinado a la izquierda
Detalle
del paño de pureza
Visión
frontal de los pies, el izquierdo sobre el derecho
Visión
lateral de los pies, el izquierdo sobre el derecho
Detalle
de un brazo, con el calvo en la muñeca
Al año siguiente, el mismo autor lo sustituyó por otro
Crucificado, de factura prácticamente idéntica, pero realizado a una escala
inferior (1,65 metros), que se bendijo el 26 de febrero de 1.982. Presentaba
unas singularidades iconográficas dignas de recordarse, como el hecho de
presentar taladradas las muñecas, montar el pie izquierdo sobre el derecho, o
la manera de reclinar la cabeza hacia la izquierda.
En la casa de hermandad, podemos observar el proyecto de este crucificado a menor escala de la real.
Crucificado
Detalle
de un brazo, con el clavo en la muñeca
Detalle
del rostro inclinado a la izquierda
Visión
frontal de los pies, el izquierdo sobre el derecho
Pasadas dos décadas, y no terminándose de consolidar
la devoción hacia la imagen de Hernández León, la Hermandad, en cabildo general
extraordinario celebrado el 2 de diciembre de 2.001, decidió encomendar la
realización de un nuevo Crucificado al renombrado escultor Luis Álvarez Duarte (ver),
quien lo concluyó el 17 de febrero de 2.002. Empleando la técnica de la talla
directa, está íntegramente ejecutado en madera de cedro (mide 1,77
metros), utilizando la caoba de Brasil para la cruz arbórea, cuyo titulus está redactado en
griego, arameo y latín, y es el que hemos descrito en la capilla y actualmente
procesiona.
Además, en la casa Hermandad podemos observar diversas
fotografías significativas.