viernes, 15 de noviembre de 2024

RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas 

San Sebastián.


Nació en Narbona (entonces parte del imperio romano, actualmente Francia) en el año 255-263, y se educó en Milán.

Era de una familia noble y del mundo militar, y llegó a ser tribuno de la primera cohorte de la guardia pretoriana, en la que era respetado por todos y muy apreciado por el Emperador, que desconocía su cualidad de cristiano, aunque no participaba en los sacrificios paganos.

Como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros y también visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de su religión.

Sebastián empezó a ser reconocido públicamente como cristiano a partir del encarcelamiento de dos jóvenes, Marco y Marceliano, a los que apoyó y animó, aunque terminaron siendo martirizados, por no renegar de su fe cristiana. 

Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano (cogobernate del Imperio con Diocleciano), y fue llevado ante Diocleciano que le dijo: “Yo te he tenido siempre entre los mejores de mi palacio y tú has obrado en la sombra contra mí, injuriando a los dioses”.

El Emperador le obligó a escoger entre su condición militar y su fe religiosa, y,  evidentemente eligió seguir siendo cristiano.

La pena ordenada por el Emperador era que Sebastián fuera atado y cubierto de flechas en zonas no vitales del cuerpo humano, de forma que no muriera directamente por los flechazos, sino que falleciera al cabo de un tiempo, por el sangrado y los intensos dolores.

Efectivamente, los soldados, lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un árbol y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, abandonándolo cuando ya estaba casi muerto. 

San Sebastián. Mategna, Andrea. 1459. Temple sobre tabla. 60 x 30 cm. Kunsthistorisches Museum. Viena. (CC BY 3.0)


Sus amigos al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene (viuda del funcionario mártir San Cástulo), que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.


Cuando Sebastián estuvo nuevamente restablecido, se presentó ante el emperador, que lo recibió totalmente desconcertado, pues creía que estaba muerto, y le reprochó enérgicamente la persecución a que tenía sometido a los cristianos.

Maximiano ordenó que lo azotaran hasta morir (año 288-304), y arrojaran su cuerpo a un lodazal.

El cuerpo sin vida de San Sebastián fue recogido por los fieles cristianos y sepultado en un cementerio subterráneo de la Vía Apia romana, que hoy lleva el nombre de Catacumba de San Sebastián.

La veneración a San Sebastián es muy antigua y está muy extendida. Es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado "el Apolo cristiano", ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.

Al Santo San Sebastián se le consideró uno de los principales protectores contra la peste, enfermedad que tradicionalmente se relacionaba con la lluvia de saetas, que un Dios irritado lanzaba contra los hombres como castigo por sus pecados. Igualmente, se contempla en la mitología griega, que describe a Apolo disparando flechas infectadas con la peste sobre el campamento griego durante la Guerra de Troya.

En el siglo XIX, aunque puede que antes ya se hiciera, empieza a interpretarse como un símbolo secreto del deseo homosexual. Quizá el primero en popularizar esta idea fue el escritor irlandés Oscar Wilde.

Pues, la vida de San Sebastián tiene paralelismos con la de muchos homosexuales, en cuanto es un santo que se negó a vivir escondiéndose (era un soldado romano que creía en Cristo). Decidió salir del armario, defender públicamente su fe. Y fue torturado por ello. Como ocurría con los gais, lesbianas, transexuales, intergénero o bisexuales, es castigado por mostrarse tal como es. Por todo esto, San Sebastián representa no solo a hombres homosexuales, sino también a todos aquellos que han sufrido por su orientación sexual o por sentirse de un género distinto al que le asignaron. Y en 2011, una asociación de gais cristianos pidió a Benedicto XVI que nombrara a San Sebastián patrón del colectivo LGTBI.

La iconografía de San Sebastián es amplísima. La representación más antigua data del siglo V, descubierta en la cripta San Cecilia, en la catacumba de San Calixto.

Se representan numerosas escenas de su vida, pero, sin duda alguna, la más representada es su primer martirio, que muestra al santo atado a un árbol o a una columna y con el torso y las piernas atravesados por flechas o saetas.


No se sabe nada sobre la procedencia inicial de la pintura, ni los motivos por los que fue cortada, aunque probablemente debió de producirse a finales del siglo XIX. La parte superior fue donada al Prado en 1959 por la condesa de Mora y Aragón, marquesa de Casa Riera, en honor de su padre, el marqués de Casa Torres. La tela inferior fue dada a conocer en 1962, siendo comprada por el Prado en 1987. 




Iglesia de San Antonio de Padua

En la nave de la Epístola, se ubica el Retablo neoclásico de Santa Ana, la Virgen y el Niño del siglo XVII, aparece flanqueada por San Sebastián, obra de Hita del Castillo.  

Retablo de Santa Ana


San Sebastián


Iglesia de Santa Catalina

En la capilla Sacramental, en el ático una talla de San Sebastián.

San Sebastián 

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