RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Escritores
Miguel de Cervantes Saavedra.
Desde el siglo XVIII está
admitido que el lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes fue Alcalá de
Henares, pues según su acta bautismal fue bautizado el día 9 de octubre de 1547
en la parroquia de Santa María la Mayor. Pero se desconoce el día exacto de su
nacimiento, aunque se cree que fue el 29 de septiembre, fecha en que se celebra
la fiesta del arcángel San Miguel, dada la tradición de dar a los niños el
nombre del santo del día de su nacimiento.
Hijo de Rodrigo de Cervantes y de
Leonor de Cortinas, por lo que no le corresponde el segundo apellido de
“Saavedra”.
En opinión de la
historiadora Luce López-Baralt, el autor comenzó a utilizar este apellido tras
su cautiverio, por lo que procedería de “shaibedraa” que en dialecto árabe
magrebí se pronuncia casi como en español y significa “brazo tullido o
estropeado”.
Por el contrario, la hispanista María Antonia Garcés
atribuye la adopción del apellido Saavedra a la reinvención que Cervantes hace
de sí mismo al volver de la esclavitud, pretendiendo ser descendiente de Juan
de Sayavedra, héroe medieval presente en romances de gesta y también apresado
por los moros.
No existen datos precisos sobre los primeros
estudios de Miguel de Cervantes, que, sin duda, no llegaron a ser
universitarios.
Lo más probable es que estudiara en la
Compañía de Jesús, pues en la novela “El coloquio de los perros” (1613), el perro Berganza hace
una descripción evocadora de un colegio de jesuitas, al que pudo asistir en
Valladolid, en Córdoba o en Sevilla.
Lo único probado es que en 1566
se estableció en Madrid, asistió al “Estudio de la Villa”, regentado por el
catedrático de gramática y filoerasmista Juan López de Hoyos y que escribió
tres poesías para el libro de este, en 1569, sobre la enfermedad y muerte de la
reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II. Estas poesías constituyen
las primeras manifestaciones literarias conocidas de Cervantes.
Se conserva una providencia de Felipe
II que data de 1569, donde se manda prender a Miguel de Cervantes, acusado
de herir en un duelo a un tal Antonio Sigura, maestro de obras. Si se tratara
realmente de Cervantes y no de un homónimo, podría ser este el motivo que le
hizo pasar a Italia.
Llegó a Roma en diciembre 1569 y por la intersección
de su pariente, monseñor Gaspar de Cervantes y Gaete, entró al servicio, como
camarero, de monseñor Giulio Acquaviva (que sería cardenal en 1570), a quien
acompañó a Palermo, Milán, Florencia, Venecia, Parma y Ferrara, como comenta en
“El licenciado Vidriera”.
En 1571 pasa a
ocupar plaza de soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina, del tercio
de Miguel de Moncada (Tercio de la Liga). En Nápoles, su compañía se embarcó en
la galera “Marquesa”, una de
las mandadas por el marqués de Santa Cruz, que participó el 7 de octubre de
1571 en la batalla de Lepanto, formando parte de la armada cristiana a las
órdenes de Juan de Austria, y donde participaba uno de los más famosos marinos
de la época, Álvaro de Bazán (ver).
En esta batalla
naval resultó herido, de dos arcabuzazos, en el pecho y en la mano izquierda,
que le quedó anquilosada, pero no le impidió seguir siendo soldado y participar
en otras expediciones navales, bajo el mando de Manuel Ponce de León, con el
apodo del “Manco de Lepanto”.
Siempre se sintió muy orgullosos de su
participación en esta batalla de Lepanto: “la más alta ocasión que vieron los
siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros” (Prologo a la
segunda parte del Quijote, 1615).
Después recorrió las principales ciudades de Sicilia,
Cerdeña, Génova y la Lombardía y finalmente permaneció finalmente dos años en Nápoles,
hasta 1575.
El 26 de septiembre de 1575, durante su regreso
desde Nápoles a España, acompañado de su hermano Rodrigo, a bordo de la
galera Sol, y portando cartas de recomendación de Juan de Austria y del duque de
Sessa, fueron capturados por una flotilla
turca, mandada por el corsario Mami Arnaute, a la altura de Cadaqués o
Palamós.
En Argel fue adjudicado como esclavo al renegado
griego Dali Mamí, y durante los casi cinco años de
encarcelamiento, trató de escapar en cuatro ocasiones.
El
primer intento de fuga, en enero de 1576, fracasó, porque el moro que tenía que
conducir a Cervantes y a sus compañeros a Orán (plaza española) los abandonó en
la primera jornada.
En 1577, la madre
de Cervantes consiguió reunir una pequeña fortuna para poder rescatar a sus dos
hijos, pero la cantidad no era suficiente para liberar a los dos, y Miguel
prefirió que fuera puesto en libertad su hermano Rodrigo.
En un segundo intento, Miguel se
escondió en una cueva con quince cautivos, en espera de una galera española,
pero fue traicionado por” El Dorador”, y tanto la galera como los cautivos fueron
de nuevo capturados.
En
el tercer intento, en marzo de 1578, pretendía llegar por tierra hasta Orán, y
fracasó cuando fue detenido el moro fiel que llevaba cartas para Martín de
Córdoba, general de aquella plaza, pidiéndole guías.
En
el último intento, Miguel adquirió una fragata capaz de transportar a sesenta
cautivos cristianos, con una importante suma de dinero que le entregó un
mercader valenciano de Argel. Volvió a ser traicionado, en este caso por el ex
dominico doctor Juan Blanco de Paz, y Azán Bajá trasladó a Cervantes a Constantinopla,
donde la fuga resultaría prácticamente imposible.
En
mayo de 1580, llegaron a Argel padres mercedarios y trinitarios (órdenes
religiosas dedicadas a la liberación de cautivos cristianos). Fray Antonio de
la Bella partió con una expedición de rescatados, y Fray Juan Gil solo disponía
de trescientos escudos, cuando el rescate de Cervantes era de quinientos. El
fraile consiguió recolectar lo que faltaba entre los mercaderes cristianos y Cervantes
fue liberado el 19 de septiembre de 1580.
El 27 de octubre, con treinta y
tres años y tras once de ausencia, llegó a España, por Denia, desde donde se
trasladó a Valencia y en noviembre o diciembre llegó a Madrid
En mayo de 1581, Cervantes se trasladó a Portugal, donde se
hallaba entonces la corte de Felipe II, con el propósito de encontrar algo con
lo que rehacer su vida y pagar las deudas que había contraído su familia para
rescatarle de Argel. Le
encomendaron una comisión secreta en Orán, puesto que tenía muchos
conocimientos de la cultura y costumbres del norte de África.
Se
ignora la vida de Cervantes en los años 1582 y 1583. En esa época, el escritor
tiene relaciones amorosas con Ana Villafranca (o Franca) de Rojas, casada con
Alonso Rodríguez, tabernero. De la relación nació una hija, bautizada como
Isabel Rodríguez y Villafranca el 9 de abril de 1584 en la Parroquia de los
Santos Justo y Pastor de Madrid. Cuando Isabel quedó huérfana, la acogió
Magdalena, hermana de Cervantes. Este la reconoció como Isabel de Saavedra un
año después, cuando ella tenía dieciséis años. Padre e hija no mantuvieron una
buena relación.
El
12 de diciembre de 1584, Cervantes contrae matrimonio con Catalina de Salazar y
Palacios en el pueblo toledano de Esquivias. Catalina era una joven que no
llegaba a los veinte años y que aportó una pequeña dote. El matrimonio no llegó
a tener hijos y no debió de ser muy feliz, pues Cervantes nunca habla de su
esposa en sus muchos textos autobiográficos.
En
1587, fija su residencia en Sevilla (ver) como “Comisario Real de Abastos”, al
servicio de Antonio de Guevara, proveedor de las galeras reales, concretamente como
“Comisario de Provisiones de la Armada Invencible”. Teniendo que
recorrer repetidas veces el camino de Madrid a Andalucía. Ese es el
itinerario de “Rinconete y
Cortadillo”.
Recorrerá municipios de la provincia de Sevilla como Carmona, Écija,
Estepa, Arahal, Marchena y La Puebla de Cazalla recogiendo productos como aceituna, aceite de oliva,
trigo y cebada, como comisario de abastos de los barcos reales.
En dos ocasiones, tuvo que embargar
bienes de propiedad eclesiástica lo que llevó al Provisor del Arzobispado de
Sevilla a dictar sendas sentencias de Excomunión.
El 19 de
septiembre de 1592, acusado de que, en el ejercicio de su comisaría, había
vendido trescientas fanegas de trigo sin autorización, un Corregidor de Écija lo
encarceló en Castro del Río (Córdoba), aunque, tras sus apelaciones, fue
declarado inocente.
Desde 1594 se le encargó la misión de cobrar los atrasos
de tercias y alcabalas que se debían en el reino de Granada, y tras la quiebra del
banco donde depositaba la recaudación, fue condenado por supuesta apropiación
indebida de dinero público, por lo que fue encarcelado en la Cárcel Real de
Sevilla en 1597.
Calle Sierpes, panel de
azulejos adosado sobre la fachada de una entidad bancaria, la Cárcel Real, donde
estuvo preso Miguel de Cervantes.
Otro encarcelamiento de Cervantes en la misma Cárcel Real de Sevilla, a finales de 1602 o en 1603, que aceptan algunos biógrafos, no está probado.
En
la cárcel “engendra” Don Quijote de la Mancha, según el prólogo a esta obra. No
se sabe si con ese término quiso decir que comenzó a escribirlo mientras estaba
preso o, simplemente, que se le ocurrió la idea allí.
En la cárcel debió de convivir con tofo tipo de
maleantes que mostrará en el famoso patio de Monipodio de Rinconete y
Cortadillo.
En mayo
de 1600 se documenta por última vez a Cervantes como residente en Sevilla y en 1604,
se encuentra de nuevo en Valladolid, donde se ha establecido la Corte de Felipe
III desde 1601.
En enero
de 1605 se publicó la primera parte de la que será su principal obra, dedicada
al duque de Béjar, con el título de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”.
En 1606,
la Corte se trasladaba de Valladolid a Madrid. Cervantes la siguió con su
familia; y allí cambió varias veces de residencia hasta establecerse
definitivamente en la calle del León.
En 1615
se publicó la segunda y última parte del “Quijote”, dedicada al conde de Lemos, con el título
de “El ingenioso caballero don
Quijote de la Mancha”.
Cervantes murió el 22 de abril, a la edad de 68 años, y
fue enterrado al día siguiente, por lo que en el registro de la parroquia de
San Sebastián se afirma que murió el día 23 de abril de 1616.
Falleció en su casa de la calle del León, esquina a la
de Francos, atendido por su esposa y su sobrina Constanza de Ovando.
Debido a su pobreza, la Venerable Orden Tercera se encargó de su sepelio, y vestido con el sayal franciscano, fue enterrado en el convento de las Trinitarias Descalzas de la calle Cantarranas (actual Lope de Vega).
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