viernes, 31 de marzo de 2023

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística  

Francisco Pacheco del Río.


Calle Pachecos (ver)

Francisco Pacheco del Río, hijo de Juan Pérez y de Leonor del Río, nació en Sanlúcar de Barrameda en 1564.  

Al quedar huérfano pasó a Sevilla bajo la tutela de su tío, el canónigo de la catedral Francisco Pacheco.


Francisco Pacheco. Diego Velázquez. 1620. Óleo sobre lienzo. 41 x 36 cm. Museo del Prado. Sala 010B

En Sevilla adoptó el apellido del tío y realizó su aprendizaje con el apenas conocido pintor sevillano Luis Fernández. 

También influyeron en su aprendizaje artístico otros pintores manieristas andaluces como Pedro de Campaña y Luis de Vargas. 

En 1585 terminada su formación, arrendó una casa en la calle de los Limones, titulándose "Maestro pintor". 

Contrajo matrimonio el 17 de enero de 1594 con María Ruiz de Páramo. 


Sus buenas relaciones con el clero, la aristocracia y el poder municipal le proporcionaron una amplia clientela y con la entrada del siglo xvii, Pacheco se consolidó como el primer pintor de la ciudad de Sevilla. 

En 1598 fue escogido, junto a otros artistas, para adornar el túmulo de Felipe II erigido en la catedral hispalense.

Pacheco acumuló cargos y títulos que incrementaron su estatus social, así recibió el título gremial de "veedor del oficio de la pintura" y el Tribunal de la Inquisición   el de "veedor de pinturas sagradas" en 1618. 

También participó activamente en la defensa de los derechos profesionales de su gremio en algunas ocasiones contra el establecimiento de impuestos y en otras contra artistas de otros gremios que ocupaban competencias propias de los pintores, como es el caso del conflicto que le enfrentó con Martínez Montañés.  

Reunió en torno suyo un círculo de poetas y eruditos, en una especie de academia neoplatónica, a la que asistían intelectuales prestigiosos de Sevilla como Pablo de Céspedes, donde se buscaban apoyos para ennoblecer el arte de la pintura, y son de sumo interés los retratos que realizó a lápiz de estos prohombres hispalenses, unos 160, que pasaron por su tertulia a lo largo de 54 años, cuyo cuaderno se encuentra en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid. 

En los últimos años de su vida se dedicó a redactar un tratado artístico que tituló “Arte de la Pintura” iniciado hacia 1600, concluido en 1638 y publicado póstumamente en 1649. En el apéndice del tercero de los libros que lo componen, Pacheco precisa con exactitud la iconografía   con la que se han de representar en pintura los asuntos religiosos más importantes para que reflejen de forma fiel el sentido de los textos sagrados. Así, la representación de la crucifixión con cuatro clavos fue decidida después de consultar con numerosos eruditos y religiosos, siendo el poeta Francisco de Rioja (más tarde bibliotecario real) quien finalmente convenció a Pacheco.

Tuvo como alumno a Diego Velázquez, que contrajo matrimonio en 1618 con su hija Juana, y Alonso Cano

Sus biógrafos aseguran que murió a los noventa años de edad, pero no ha sido posible hasta hoy encontrar rastro alguno del lugar donde murió ni de la iglesia en que fue enterrado. Aunque hay estudiosos que estiman que falleció en 1644 siendo enterrado el 27 de noviembre en la iglesia de San Miguel.

Juicio Final. Francisco Pacheco. 1611. Óleo sobre lienzo. 338 x 235 cm. Museo Goya. Castres

Contratado en 1610 con Hernando de Palma para la sepultura que este caballero poseía en la iglesia del Convento de santa Isabel  de Sevilla y fechado en 1611, el lienzo fue robado por el mariscal Soult  en 1810. 

El propio Pacheco se ocupó extensamente del cuadro en El arte de la pintura, indicando que entre las muchas figuras había incluido su autorretrato en el grupo de la derecha, donde entre una figura entera de espaldas, “mancebo hermosísimo junto a una hermosa mujer (...) puse mi retrato frontero hasta el cuello, pues es cierto hallarme presente este día”.

Cristo servido por los ángeles en el desierto. Francisco Pacheco. 1615. Óleo sobre lienzo. 268 x 418 cm. Museo Goya. Castres

Pintado para el refectorio del monasterio de san Clemente el Real de Sevilla, en los objetos de bodegón sobre la mesa podría advertirse la participación del joven Velázquez, en la que sería la primera obra conservada de su carrera.

 

Sueño de José. Francisco Pacheco. Óleo sobre lienzo. 148 x 84 cm. Real Academia de Bellas Artes de san Fernando. Madrid

Museo de Bellas Artes de Sevilla

Responsorios Místicos de santa Inés. Francisco Pacheco. 1628. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala III

Aparición de la Virgen a san Ramón Non Nato. Pacheco Francisco. Hacia 1605. Procede del Convento de la Merced Calzada de Sevilla tras la desamortización de 1840. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala III

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San Pedro Nolasco embarca para redimir a cautivos. Pacheco, Francisco. Hacia 1605. Procede del Convento de la Merced Calzada de Sevilla tras la desamortización de 1840. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala III

San Francisco de Asís. Francisco Pacheco. 1605-1610. Óleo sobre tabla. 109 x 37 cm. Procede del Convento de Monjas de Pasión de Sevilla, tras la desamortización de 1869. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala III.  (ver)


Santo Domingo de Guzmán. Francisco Pacheco. 1605-1610. Procede del Convento de Monjas de Pasión de Sevilla, tras la desamortización de 1869. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala III. 

Retrato de Miguel Jerónimo y su hijo. Pacheco, Francisco. 1612. Convento del Santo Ángel Custodio de Sevilla. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala IV

Retrato de la esposa de Miguel Jerónimo y su hija. Pacheco, Francisco. 1612. Convento del Santo Ángel Custodio de Sevilla. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sala IV

Museo del Prado de Madrid.

Estas obras formaba parte del retablo de doña Francisca de León en la iglesia del convento sevillano del Santo Ángel, que el pintor contrató en 1605. Ingresaron en el Museo del Prado en 1829, cedidos por el deán López Cepero, que los había adquirido en 1804.

 Santa Inés. Pacheco, Francisco. 1608. Óleo sobre tabla. 103 x 44 cm. Museo del Prado. Depósito en otra Institución



San Juan Bautista. Pacheco, Francisco. Hacia 1608. Óleo sobre tabla. 99 x 45 cm. Museo del Prado. No expuesto


Durante la invasión francesa, el cuadro fue sacado de Sevilla en 1810 y enviado a Francia, donde estuvo en diversas manos hasta su redescubrimiento y adquisición por el Museo Goya de Castres en 1996.

El dibujo está formado por al menos veintitrés fragmentos de papel unidos entre sí por el dorso mediante pequeñas tiras, y a su vez todo el conjunto está adherido a un segundo soporte de papel fuerte.

El borde inferior presenta gran deterioro con la pérdida de parte de las extremidades de las figuras en primer plano, y en el ángulo derecho, donde falta la imagen del demonio que atemoriza a los condenados.

El dibujo pudo ser reutilizado como modelo por el propio artista o por sus seguidores, pasando de taller en taller y de mano en mano. 

Sacristía de los Cálices de la catedral de Sevilla

Francisco Pacheco pintó a Miguel del Cid al pie de una Inmaculada, con las coplas en la mano. Este cuadro, fechado en 1620, está expuesto en la Sacristía de los Cálices  de la Catedral.


Iglesia de san Lorenzo. Capilla de Santa Ana

Está presidida, en la pared izquierda de la capilla, por un magnífico cuadro de la Inmaculada de Francisco Pacheco.

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