AREA DE SAN VICENTE-MIGUEL DEL CID-TEODOSIO
Calle Juan Rabadán
Desde comienzos del XV el espacio próximo a Torneo se llamó Hondanada y en el XVIII existen referencias a la calle y plaza del Bajoncillo, también Cajondillo, por el hueco originado por la extracción de barro, arena y arcilla para los alfares y hornos cerámicos en los que se cocían cantaros, ladrillos, tejas y canales, actividad ligada al rio, desde el siglo XVI y que todavía se mantendría a finales del XIX.
En este mismo lugar también
se reunían los maestros cordoneros a fabricar sus artículos.
Vista
de Juan Rabadán con el fondo de la calle Torneo
Por su situación marginal, junto al muro, era
frecuente arrojar basuras e incluso animales muertos, y este carácter
periférico puede explicar la persistencia de los alfares y fábricas de tejas, a
pesar de la prohibición municipal que trataba de impedir que existieran esos
establecimientos dentro de la ciudad.
En la reforma del callejero de 1845 pasa a
denominarse Cabra a toda la vía, y en 1848 Caldereros, dada la proximidad de la
Calderería (especialidad profesional de la rama de
fabricación metálica que tiene como función principal la construcción de
depósitos aptos para el almacenaje y transporte de sólidos en forma de granos o
áridos, líquidos y gas, así como todo tipo de construcción naval y estructuras
metálicas). También pudiera
llamarse Cabra por vivir en ella el Conde de Cabra.
Esta rotulación la conservara hasta 1913 en
que se cambia por Juan Rabadán, teniente del ejército, natural de Sevilla,
muerto en Melilla el año anterior.
En 1881 existió el proyecto de rotularla Gustavo Adolfo Bécquer, por haber vivido allí el poeta, pero no prosperó.
También aparece en el XIX como Cabrahigos, aunque tal vez se trate de una
confusión con Miguel Cid.
Debió ser una calle rectilínea con un ensanche
en la confluencia con san Vicente, frente al convento de santa María la Real.
Este ensanche quizás pueda explicarse por el deseo de crear un espacio abierto
delante de la casa.
Concluía formando una amplia plaza junto a la
muralla, en el tramo denominado en el XIX como Muro de San Antonio.
En el último término del XIX sufrió algunos
procesos de alineación y de rectificación de línea, que han provocado que los
tramos primero y ultimo sean más anchos, sin embargo, ha perdurado un tramo muy
estrecho entre Miguel del Cid y san Vicente que corresponde al convento de
santa María la Real.
Detalle
de la erosión de la esquina de San Vicente-Juan Rabadán.
A principios del XX se construyó una manzana
de casas para alinear torneo dentro de la operación de ordenación del borde del
casco histórico, tras la demolición de la muralla, quedando configurado su
trazado actual.
En ella confluyen las calles Teodosio,
Martínez Montañez, Miguel del Cid, San Vicente y Eduardo Cano.
Destacar la existencia de “salva ruedas” en el
cruce con Miguel del Cid y en la esquina de la casa número 38.
Visión
de Miguel del Cid desde Juan Rabadán con dos salva-ruedas
En relación con el hecho de que se rotulara
Cabra, en alusión a vivir en ella el Conde
de Cabra, es realmente dudosa pues su residencia debió estar en Córdoba, como
reza en la siguiente historia.
La viudita y el conde de Cabra (ver).
Acontecía el año
1654. El conde de Cabra, Francisco Fernández de Córdoba y Folch de Cardona, se
había quedado viudo de su primera esposa, Isabel Fernández de Córdoba y
Figueroa, hermana del marqués de Priego.
Tres años más tarde, quiso casarse
nuevamente y eligió como segunda esposa a una viuda de Castro del Río, doña
Mencía de Avalos y Merino, conocida como la “viudita”, vasalla suya y natural de la localidad de Castro del Río, con dos hijos de
su marido.
El granadino
Jerónimo de Barrionuevo y Peralta, escribió los llamados «Avisos» que fueron
publicados por José María Díez Borque con el título de «Avisos del Madrid de
los Austrias», y constituyen una especie de crónica periodística de la época.
Barrionuevo los enviaba periódicamente al deán de la catedral de Zaragoza como
información de lo que acontecía en Madrid, capital de la monarquía hispánica de
Felipe IV e incluye los años de 1654 a 1658. En ellos el autor informaba de los
acontecimientos políticos o económicos, de la celebración de fiestas populares,
de los asesinatos y otra clase de delitos que se cometían en Madrid; recogía
aspectos de las costumbres de la época, y de otros sucesos que llamaban su
atención.
Por estos
“Avisos” se conoce, que el conde se casó secretamente con la viuda, al no
contar con el beneplácito de los Fernández de Córdoba, que la consideraban
socialmente desigual.
En aquella
España, configurada sobre la base de una sociedad estamental, un matrimonio que
no respondiera a la condición social de los contrayentes suponía un atentado al
orden social imperante, hasta tal punto que el rey mandó prender al conde y
enviarlo a San Marcos de León, viejo hospital en el Camino de Santiago,
convertido en cárcel de Estado, y donde también estaba preso el duque de Híjar
acusado de promover, años atrás, la insurrección de Aragón, al modo en que lo
había urdido en Andalucía el duque de Medina Sidonia. En este centro igualmente
estuvo preso don Francisco de Quevedo. Luego se decidió conducirlo a Segovia. Mientras,
la “viudita” fue enviada a un monasterio de monjas de Alcaudete, donde murió en
1697.
A pesar de ello,
el conde Cabra mantenía que doña Mencía era su mujer, que era noble por parte
de padre y limpia, en alusión a no tener ascendientes judíos ni musulmanes, por
parte de madre. Se refería a ella como persona excelentísima y de gran belleza.
Esta relación dio como fruto una hija, a la que bautizaron María Regina que
ingresó en el convento de las Capuchinas de Córdoba donde trascurrió toda su vida,
y donde su padre la visitaba con frecuencia.
Pero, las presiones familiares obligaron a la anulación del
matrimonio y el conde contrajo nuevo matrimonio con doña Ana de Pimentel y
Enríquez, marquesa de Távara.
Esta historia de amor frustrada, dio lugar a una canción popular que se mantuvo viva en la memoria de la gente.
La canción decía en su última estrofa: "Yo no quiero al Conde de Cabra/ Conde de Cabra ¡triste de mí!/ Yo no quiero al Conde de Cabra/ Conde de Cabra, sino a ti".
A finales del siglo XIX, el maestro Ramos Carrión, al escribir el libreto de la zarzuela "Agua, Azucarillos y Aguardiente", que se estrenaba en el teatro Apolo en 1897, con música del maestro Checa, recordó la canción popular y la introdujo en el coro de las niñeras: "Ahora la señá viudita/ ahora se quiere casar/ con el Conde, Conde de Cabra/Conde de Cabra se la he de llevar".
Años más tarde esa historia
de amor también inspiró a Federico García Lorca una obra juvenil, que título
"La viudita y el conde Cabra".
Casas de la calle Juan Rabadán
El caserío está formado, en su mayoría por
viviendas unifamiliares de dos y tres plantas, situadas fundamentalmente en la
acera de los pares, con bloques de reciente construcción que se concentran en
los primeros tramos.
Juan
Rabadán número 2
Esquina con la plaza de san Lorenzo, construcción actual con azulejo de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.
Juan Rabadán número 7
La bodega San Lorenzo fue fundada en 1864 por los González,
una familia de montañeses. Posteriormente pasó a manos de Bodegas
Viñasol de Francisco Galisteo y desde 2019 es propiedad de Ricardo Laguillo.
Distinguida por el Ayuntamiento de Sevilla como ‘”Establecimiento
Tradicional Sevillano” y “Patrimonio Gastronómico de la Ciudad”, el
bar alcanzó fama por su manzanilla, vino de naranja y vermut que a día de hoy
siguen dispensando junto a sus tapas frías y montaditos tradicionales.
Convento Santo Tomás de Aquino (Sevilla)(Dominicos)
En
el año 1515, el arzobispo dominico fray Diego de Deza fundaba el colegio llamado de
Santo Tomás de Aquino, que dependía del colegio de San Esteban de Salamanca,
para veinte frailes.
En el año 1541 el Colegio se convierte en Universidad donde se conceden grados a religiosos
de otras órdenes y a seglares. La Universidad funcionó hasta el año 1822 en que
fue suprimida. El Colegio se encontraba junto a la Catedral de
Sevilla hasta que fue derruido en el año 1927.
En el año 1541 el Colegio se convierte en Universidad donde se conceden grados a religiosos
de otras órdenes y a seglares. La Universidad funcionó hasta el año 1822 en que
fue suprimida. El Colegio se encontraba junto a la Catedral de
Sevilla hasta que fue derruido en el año 1927.
Situación del Colegio junto a la Catedral.
En este Colegio de Santo Tomás estudiaron personajes
ilustres como fray
Tomás de san Martín, fundador de la Universidad de San Marcos de Lima, la
primera de Tierra Firme; Nicolás Antonio, san Juan de Ávila, Pedro Mexía, Juan
de Ochoa y otros muchos hasta completar una extensa nómina.
Juan Rabadán número 18
Hace esquina
con Teodosio, fue construida en 1921 y es una obra representativa del
regionalismo, de Antonio Arévalo, en la que combina los paramentos blancos con
las labores de ladrillo visto y balcones barrocos separados por pilastras.
Juan Rabadán número 38
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