RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Pintores
Antonio Cabral Bejarano.
Autorretrato. Cabral Bejarano, Antonio. 1851. Óleo sobre
lienzo. 55 x 42 cm. Museo de Bellas
Artes de Sevilla. Sala XI. Donación de D. Alfonso Lasso de la Vega y Pedroso en
2013
El pintor Diego
Bejarano fue bisabuelo de Antonio Cabral Bejarano. Diego tuvo una hija, María
Bejarano, quien contrajo matrimonio con Pedro Cabral. De esta unión nació
Joaquín Cabral Bejarano, también pintor, quien en 1785 se casó con Escolástica
Pérez Junquitu Fernández. Fruto de ese matrimonio nació, el 31 de octubre de
1798, Antonio Cabral Bejarano. Aunque su nombre completo en el bautismo, realizado
en la iglesia de San Pedro, fue Antonio Joaquín María de Todos los Santos
Ignacio de Loyola Quintín, renunció a sus apellidos maternos para usar
exclusivamente los de su padre.
En 1823
contrajo matrimonio con Francisca de Paula Aguado Pacheco, con quien tuvo nueve
hijos, que igualmente
usaron los apellidos Cabral Bejarano.
Antonio se
formó inicialmente bajo la tutela de su padre, heredando de él la admiración
por la obra de Murillo. Sin embargo, tras la invasión francesa de Sevilla en
1812, ingresó como alumno en las reanudadas clases de la Escuela de Tres Nobles
Artes.
En 1814
colaboró con su padre en la decoración del convento de la Trinidad (ver) y, dos años más tarde, en el embellecimiento del
Archivo General de Indias, que en aquel entonces también funcionaba como
tribunal consular. Esta intervención se llevó a cabo con motivo del paso por
Sevilla de las infantas portuguesas María Isabel y Francisca de Braganza, en
ruta hacia Madrid para contraer matrimonio con Fernando VII y Carlos María
Isidro, respectivamente.
Participó
también en el diseño de arquitecturas efímeras para celebraciones públicas. En
1819 colaboró en la construcción de un catafalco funerario en la catedral de
Sevilla en honor a María Isabel de Braganza, e incluso realizó un grabado del
mismo que sirvió como portada para una publicación conmemorativa. Al año
siguiente, decoró una lápida encargada por el Ayuntamiento para conmemorar la
Constitución de 1812.
Durante el
Trienio Liberal apoyó activamente las iniciativas en defensa del nuevo régimen
en Sevilla. En ese contexto, pintó un retrato del general Riego, que cedió para
una manifestación celebrada el 13 de septiembre de 1821.
En 1825
fue nombrado profesor auxiliar de Perspectiva en la Escuela de Tres Nobles
Artes. Más adelante, en 1829, el Ayuntamiento le encargó la creación del
“Templo de Himeneo”, una estructura conmemorativa levantada en la plaza de la
Encarnación con motivo del matrimonio de Fernando VII con María Cristina de
Borbón.
En 1834
diseñó la fachada del teatro Cómico Principal y, en 1843, retrató a María
Cristina de Borbón y a la reina Isabel II en una obra conservada en el Archivo de
Indias.
Ya con
reconocimiento consolidado, en 1836 solicitó su ingreso como académico de
mérito en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, presentando para
ello una pintura histórica titulada “La degollación de San
Juan Bautista”, que también fue expuesta en la muestra de 1840.
En 1837 pasó a
formar parte de la comisión gestora del recién creado Museo de Bellas Artes de
Sevilla, y al año siguiente fue uno de los fundadores del Liceo de Sevilla,
participando de forma habitual en sus exposiciones, en las que destacó con
escenas de corte costumbrista.
En 1839 diseñó
un monumento efímero denominado “Templo de la Paz”, con el que Sevilla celebró
el fin de la Primera Guerra Carlista tras la firma de la Paz de Vergara. Al año
siguiente fue nombrado primer director del Museo de Bellas Artes de Sevilla.
En 1846, con
motivo del doble enlace matrimonial de Isabel II y Luisa Fernanda con el duque
de Cádiz y el duque de Montpensier, respectivamente, decoró la fachada del
edificio del Gobierno Civil y diseñó la del teatro de la Pasión. Un año más
tarde, en 1847, se encargó de las decoraciones escénicas y los techos del
teatro San Fernando.
En 1850
fue nombrado director de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. Entre ese año y
1857 trabajó para el duque de Montpensier en diversas obras, entre ellas las
pinturas de la capilla del palacio de San Telmo y una serie de retratos de
sevillanos ilustres. Su labor en el palacio fue continuada por el pintor
Joaquín Domínguez Bécquer (ver).
En 1853
se vio envuelto en una polémica: fue acusado de haber vendido cincuenta cuadros
del Museo de Bellas Artes y cesado de su cargo. No obstante, fue readmitido dos
meses después, tras devolver todas las obras.
Antonio
Cabral Bejarano alcanzó su mayor notoriedad en el género costumbrista, con
obras como “El patio de Monipodio”,
conservada en el Museo de Montevideo, y numerosas escenas protagonizadas por
majos y majas. Muchas de sus pinturas se encuentran en colecciones
particulares, y la Biblioteca Nacional de España conserva un dibujo suyo del
célebre torero Francisco Montes “Paquiro”.
Falleció en Sevilla el 1 de agosto de 1861.