sábado, 22 de julio de 2023

 ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

La Diosa Ceres.

Calle Ceres desde San Juan de Ávila

La agricultura siempre ha sido una parte fundamental de cualquier sociedad, y naturalmente, las deidades relacionadas con la cosecha, la agricultura y la fertilidad abundan en todas las civilizaciones y culturas.

Concretamente, la ciudad de Roma no era autosuficiente y dependía del grano extranjero para alimentar a sus habitantes. Antes de las conquistas de la Galia y Egipto, Roma importaba gran parte de su grano de colonias griegas como Sicilia, y junto a este grano importó a la diosa griega Deméter, con lo que Ceres, la diosa romana del grano, fue adoptada directamente de la mitología griega.

(“Ceres, diosa de la tierra, la agricultura y la fecundidad, coronada de espigas. Estatua aceptablemente conservada a pesar de estar expuesta a la intemperie y al vandalismo”).

De este modo, Ceres era la diosa romana de la agricultura y la fertilidad, vinculada por tanto con la clase que trabajaba en los campos, o sea la clase plebeya, siendo la protectora de las clases bajas, supervisando las leyes, los derechos y los tribunos de estas personas. 


Escultura de la diosa Ceres. Mármol blanco. 2,10 metros de altura. Datada en el siglo I d.C. Hallada en las excavaciones de 1911 dirigidas por José Ramón Melida.

(“Es una escultura femenina sedente, compuesta por dos bloques, uno incluye desde la cabeza hasta las ingles y el otro incorpora las piernas. Le faltan los antebrazos y manos y el pie izquierdo. La figura está vestida con una túnica con mangas, sujeta bajo el pecho, y con un manto que le cubre la cabeza y cae por los hombros y la espalda. El manto está sujeto a la mitad de la cabeza con la diadema característica de las diosas, dejando ver parte de los rizos que le rodean el rostro. Originalmente, estuvo ubicada en el frente escénico del Teatro de Mérida”). 

Como diosa de la agricultura, se la invocaba para acabar con las hambrunas y como diosa de la plebe se la rogaba en tiempos de malestar social.

Según los mitos, Ceres otorgó a los hombres el conocimiento sobre las técnicas agrícolas, así como el tratamiento del trigo y la elaboración del pan. 

Ceres y Pan. Snyders, Frans. Hacia 1620. Óleo sobre lienzo. 178,5 x 280,5 cm. Museo del Prado. No Expuesto

("Esta pintura formaba parte de un conjunto llegado desde Flandes para decorar la Torre de la Reina del Alcázar de Madrid. La representación de la diosa de la agricultura y las estaciones, Ceres, junto al dios Pan no viene descrita en las obras clásicas. Ceres sujeta el cuerno de la abundancia lleno de diferentes frutas y hortalizas mientras que Pan, a su lado, se inclina hacia ella con un cesto también repleto de frutas. Se observan diferentes bodegones aislados por toda la composición, como en la esquina inferior derecha. Al fondo el paisaje se abre para dar mayor profundidad a la escena y vemos figuras sentadas y una mujer con un canasto en la cabeza, reforzando aún más la simbología de la obra").

Ceres era hija de Saturno y Ops, hermana de Juno, Vesta, Neptuno, Plutón y Júpiter.

Su hermano Júpiter, prendado de su belleza, engendró con ella a Proserpina (asimilada a Perséfone en la mitología griega).

También Neptuno se enamoró de ella, y Ceres para escapar de él se transformó en yegua, pero el dios se convirtió a su vez en caballo, y engendraron al caballo Arión.  

En la mitología griega, Deméter (Ceres en la romana) era la madre de Perséfone (Proserpina en la mitología romana) y Zeus dispuso que su hermano, Hades, secuestrara a la joven diosa, en contra de los deseos de su madre, para convertirla en su esposa.

Mientras Perséfone recogía flores con Atenea y Afrodita, el suelo se abre bruscamente  y Hades surge con su carro tirado por caballos negros y rapta a la bella diosa. 

Deméter busca a su hija desesperadamente, y mientras la tierra no es productiva por su inactividad.

Helios, el dios sol, pide a Zeus que intervenga, y este manda a Hermes con la orden de que Hades permita a Perséfone volver con su madre. Pero Hades previamente le da de comer la pepita de una granada, que condiciona la obligación de permanecer eternamente en el Mundo Subterráneo.

Finalmente, se llega al acuerdo de que Perséfone permanezca dos tercios con su madre y un tercio con Hades y esta alternancia entre la vida y la muerte se celebra en los Misterios de Eleusis.

De modo semejante, en la mitología romana, Plutón se enamora de Proserpina y decide raptarla, mientras recogía flores, para convertirla en su esposa. 

Ceres, acompañada de varias deidades, se dedica a buscar a su hija, por lo que abandona su papel de diosa de la agricultura y la fertilidad, con lo que las cosechas empezaron a morir.




El rapto de Proserpina. Brueghel el Joven, Pieter. Ultimo cuarto del siglo XVI-Primera mitad del siglo XVII. Óleo sobre tabla. 43 x64 cm. Museo del Prado. No expuesto


El rapto de Proserpina. Fernandez-Checa y Sanz, Ulpiano. 1888. Tinta china, acuarela, pluma y gouache sobre papel. 59 x 44,2 cm. Museo Ulpiano Checa. Colmenar de Oreja. Madrid

Por ello, Júpiter envía a Mercurio, como emisario, a convencer a Plutón de que liberara a Proserpina.  Plutón dio a comer la fruta de los muertos, sabiendo que quien la comían ya no podrían vivir entre los vivos.

Igualmente, se llega al compromiso, de que Proserpina repartiría su tiempo entre ambos lugares, seis meses en el inframundo con Plutón como esposo y seis meses en el mundo de los vivos con su madre.


Ceres en casa de Hécuba. Elsheimer, Adam y taller. Hacia 1605. Óleo sobre lamina de cobre. 30 x 25 cm. Museo del Prado. Sala 078

("Este episodio es representado por el pintor Elsheimer en un pequeño cobre, en el que Ceres, buscando a su hija Proserpina, llega exhausta a una casa en el campo donde pide de beber. Un niño se mofa de la avidez con que la diosa se toma la infusión de cebada que le ofrece una anciana, lo que provoca la cólera de la diosa, que lo convertirá en lagartija"). 

Así, los romanos creían que las cuatro estaciones del año eran consecuencia directa del rapto de Proserpina, de tal modo que durante los meses que Proserpina vivía en el inframundo, Ceres se sentía desconsolada y la tierra moría, perdiendo su fertilidad, en otoño e invierno. Cuando Proserpina regresaba, Ceres se alegraba por la visita de su hija y la vida prosperaba, en primavera y verano.


Ceres tenía doce dioses menores que le ayudaban en las tareas agrícolas, encargándose cada uno de una labor determinada, para garantizar la alimentación de la ciudad:

Vervactor, es el dios de la primera libranza, encargado de poner la tierra en barbecho.

Reparator, es el dios que preparaba la tierra.

Imporcitor, es el dios encargado de arar en amplios surcos.

Insitor, es el dios de la siembra de las semillas.

Obarator, es el dios que ara los surcos más superficiales para cubrir la tierra arada.

Occator, es el dios de la grada que escarifica la tierra.

Sarritor, es el dios de la excavación, que realiza la escarda.

Subruncinator, es el dios que airea la tierra.

Messor, es el dios que recoge la cosecha.

Conuector, es el dios que transporta la cosecha desde los campos.

Conditor, es el dios que guarda y almacena la cosecha.

Promitor, es el dios encargado de distribuir el grano.

Los romanos veneraban a Ceres con varios festivales a lo largo del año, pero principalmente durante la primavera y el verano. La "Cerealia" era su fiesta principal, celebrada del 12 al 19 de abril. Los plebeyos organizaban y celebraban esta fiesta cuando las cosechas empezaban a crecer.

Además del cerdo, la cerda o la jabalina, Ceres admitía también el carnero como sacrificio. En cambio, en sus festividades, las guirnaldas usadas eran de mirto o narciso, pero las flores estaban prohibidas, porque Proserpina fue raptada por Plutón cuando estaba recogiendo flores. Únicamente le estaba permitida la amapola, no solo porque crece entre el trigo, sino también porque Júpiter se la hizo comer para provocarle sueño y disminuir su dolor.

El lugar de culto primordial de Ceres era su templo en el monte Aventino. Ceres formaba parte de la Tríada Aventina, que también incluía a "Liber" y "Libera" como dios y diosa del vino, y era la contrapartida plebeya a la Triada Capitalina de los dioses patricios.  

Los griegos celebraban las “Demetrias”, en honor a Deméter en dos fiestas solemnes, una llamada Eleusinia y otra Tesmoforia y en ella se sacrificaban cerdos, por los daños que causaban a los frutos de la tierra, y se hacían libaciones de vino dulce.

Ceres es representada como una mujer joven, en edad fértil, coronada con una guirnalda de espigas o amapolas, símbolo de la fecundidad y portando un haz de espigas en la mano derecha y una antorcha encendida en la izquierda, simbolizando la búsqueda de su hija.  

A veces, puede portar un bastón o un cetro para simbolizar su poder u autoridad. 

Otros símbolos agrícolas son el grano, las hoces, la gavilla de trigo y las cornucopias. 

A veces, dos niños pequeños pegados a su seno, cada uno con un cuerno de la abundancia, simbolizando la nodriza del género humano.

Suele estar vestida con una larga túnica que llega hasta los pies y a veces un velo recogido hacia atrás. Algunos autores la representan con los senos al descubierto o incluso desnuda.


Ceres, Baco y Venus. Janssens, Abrahan. 1605-1615. Óleo sobre lienzo. 235 x 183,8 cm. Museul Nartional Brukenthal. Sibiun. Rumania


3 comentarios:

  1. Excelente estudio sobre mitología griega y romana. Un abrazo hermano

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  2. Magnifico resumen mitológico y excelente la exposición de pinturas con los ajustados comentarios. Gracias amigo.

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  3. Muy interesante la información que nos aportas en relación a la diosa Ceres a la que se dedica una calle en Sevilla.
    Muchas gracias.
    Isabel.

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