jueves, 30 de mayo de 2024

EXPOSICIONES Y EXCURSIONES

Sevilla Mirada. Donación Luque Cabrera. Museo de Bellas Artes. 2024 


“Sevilla en la Mirada” recoge la última donación al Museo por Don Francisco Luque Cabrera, con la que queremos rendirle un homenaje y expresarle nuestra gratitud por la generosidad que siempre tuvo con esta institución y que concretó en otras donaciones previas realizadas en los años 1995, 2015 y 2016. Falleció en 2021, esta última se ha podido llevar a cabo gracias al ofrecimiento de sus hermanas y herederas.

La donación la forma una heterogénea colección de 195 obras, ente pinturas, esculturas, dibujos, grabados y medallas que abarcan desde el siglo XVI al XX. Entre las pinturas destaca el conjunto de óleos de Diego López, así como sus dibujos del casino de Montecarlo, y en escultura la obra de Antonio Illanes, artistas con los que don Francisco tuvo una cercana relación de amistad.

Los grabados conforman el grupo más numeroso con muestrario de diferentes técnicas y artistas que han venido a enriquecer nuevamente el gabinete de estampas de nuestra institución. Un número reducido es anterior a 1800 aunque la mayoría pertenecen al siglo XIX. Entre ellos hay un grupo que nos ofrece la visión de España de artistas viajeros extranjeros que popularizaron en Europa la imagen de Sevilla, como los británicos David Roberts y John Frederick Lewis o los franceses Gustave Doré y Nicolás Chapuy. Y para completar esta crónica visual de la ciudad, el interés por sus costumbres y sus monumentos y lugares presentes o ya desaparecidos, las series de estampas de los españoles Francisco Javier Parcerisa, Antonio Chamán, o ya en el siglo XX, Francisco Cuadrado.

La donación engloba un completo repertorio de técnicas de grabado, desde la entalladura, la xilografía y el aguafuerte, hasta la litografía, ampliamente empleada en el siglo XIX, o alguna otra derivada de ella como la cromolitografía.

La muestra permite apreciar la infrecuente obra en papel, cuyo interés se ha visto incrementado en los últimos años como testimonio gráfico de acontecimientos sociales o de cambios en las fisionomías urbanas, lo que permite profundizar más en la historia de los pueblos que atendiendo únicamente a las consideradas principales técnicas artísticas: la pintura y la escultura.

PINTURA Y ESCULTURA EN LA DONACIÓN LUQUE CABRERA

La obra de Diego López es un buen ejemplo de la pervivencia en Sevilla de una pintura figurativa ligada a la tradición local. Dotado de gran facilidad para el dibujo y con un estilo colorista de amplias pinceladas poco empastadas, su obra abarca asuntos diversos, centrándose la presente donación en figuras femeninas de tono popular. Sus dibujos del Casino de Montecarlo suponen un contrapunto moderno a sus lienzos de tema sevillano, por lo general mas castizos. Ilustran la curiosidad del pintor por lo que sucede a su alrededor y su capacidad para, en unas pocas líneas de trazo rápido, captar con inmediatez una escena

Antonio Illanes es un destacado representante de la escultura sevillana del siglo XX. La talla Cabeza de Cristo es un buen ejemplo de su obra religiosa. Esta faceta artística, ligada en muchos casos a la Semana Santa, es la más conocida del autor. Su inquietud le llevó a interesarse por muy diversos asuntos y materiales, como sus bronces de pequeño formato y temática profana.

Un boceto modelado en barro por Antonio Susillo, que pertenecía a Illanes, completa el grupo de esculturas donadas.

La amistad que don Francisco Luque Cabrera mantuvo con Diego López y Antonio Illanes le llevó a incluir en su colección, básicamente formada por grabados y litografias, varias de sus obras , que, gracias a su donación, se incorporan ahora a los fondos del Museo.

Un paisaje de Rafael Cantarero y dos vistas urbanas de la medina de Tánger, de Gallegos Arnosa, cierran esta serie de pinturas legadas.

Apuntes de Montecarlo. Diego López García. 1911. Lápiz sobre papel

Detalle de Apuntes de Montecarlo. Diego López García. 1911. Lápiz sobre papel
Detalle de Apuntes de Montecarlo. Diego López García. 1911. Lápiz sobre papel

Detalle de Apuntes de Montecarlo. Diego López García. 1911. Lápiz sobre papel
Detalle de Apuntes de Montecarlo. Diego López García. 1911. Lápiz sobre papel
Detalle de Apuntes de Montecarlo. Diego López García. 1911. Lápiz sobre papel

Anatomía del Corazón. Antonio Susillo. Hacia 1890. Barro cocido

Primavera. Antonio Illanes. Hacia 1960. Bronce

La niña del aro. Antonio Illanes. Hacia 1960. Bronce

Mano derecha de Antonio Illanes. Antonio Illanes. 1950. Bronce

Cabeza de Cristo. Antonio Illanes. Hacia 1970. Madera de ciprés tallada. 

La Cantaora. Diego López García. Hacia 1917. Óleo sobre lienzo.

Puerta del Polvorín. Tánger. José Gallegos y Arnosa. 1880. Óleo sobre tabla

Calle de Tánger. José Gallegos y Arnosa. 1880. Óleo sobre tabla

Paisaje Romántico. Rafael Cantarero. 1955. Óleo sobre tabla.

La niña del canario. Diego López García. 1918. Óleo sobre lienzo. 

Las primeras uvas. Diego López García. Hacia 1950. Óleo sobre lienzo

La primavera. Diego López García. Hacia 1950. Óleo sobre lienzo

LA ESTAMPA Y SUS DISTINTOS USOS

El grabado evoluciona a lo largo de los siglos al servicio de motivaciones muy diversas, de las que la colección reunida por Luque Cabrera nos ofrece un interesante muestrario.

La necesidad de dotar de una imagen complementaria a los textos geográficos está detrás de las más primitivas vistas que conocemos de Sevilla. En casos más cercanos a la cartografía que el arte, se plasma la topografía de manera rigurosa. En otras ocasiones, estas vistas pretenden ofrecer una panorámica de perfil de la ciudad, a modo de skyline del siglo XVI. Idéntico rigor que las primeras persiguen aquellas obras destinadas a estudiar y difundir sus principales monumentos, reproduciendo al detalle su arquitectura y decoración.

Vinculados a la impresión de libros están dos grabados al aguafuerte de Matías de Arteaga incluidos en la crónica de Torre Farfán sobre la beatificación de san Fernando. Suponen un apoyo visual a las descripciones de las monumentales arquitecturas efímeras construidas para tan importante evento, Similar intención documental encontramos en el túmulo de Felipe II que se alzó en la catedral de Sevilla en 1598. Por el contrario, a medio camino entre el grabado de reproducción (una tipología de estampa destinada a copiar y difundir obras pictóricas) y de devoción, se encuentra el que imita uno de los lienzo de Murillo para el convento de Capuchinos que conserva el museo.

Esta obras diversas de los siglos XVI al XVIII son antecedentes del importante auge dela estampa en el siglo XIX, en el que nuevas técnicas, especialmente la litografía , supondrán un cambio sustancial para este arte.

Descripción de Hispania. Joachim Theodor Coriolanus. Siglo XVI. Entalladura

Vista de la ciudad de Sevilla desde el meandro de san Jerónimo. Joris Hoefnagel. Segunda mitad del siglo XVI. Aguafuerte y buril, iluminado a mano

Vista de Sevilla. Mätthaus Merian. 1638. Aguafuerte y buril

Sevilla. Anónimo. 1707. Aguafuerte y buril

Catafalco erigido en Sevilla con motivo de las honras fúnebres de Felipe II. Anónimo. 1707. Aguafuerte y buril

Hospital de la Caridad. Francisco Javier Parcerisa y Boda. 1856. Litografía

Ajimeces de la Giralda. Francisco. Francisco Javier Parcerisa y Boda. 1856. Litografía

Puerta de la Carne. Francisco Javier Parcerisa y Boda. 1856. Litografía

Iglesia de san Luis. Francisco Javier Parcerisa y Boda. 1856. Litografía

Puerta del Perdón de la Catedral de Sevilla. Francisco Javier Parcerisa y Boda. 1856. Litografía

Torre de san Marcos antes de 1470. Bartolomé Tovar. Hacia 1882. Litografía, Iluminación  a mano

Iglesia parroquial de San Marcos. Demetrio de los Ríos. 1860. Aguafuerte

San Hermenegildo mártir, rey de Sevilla. Anónimo. Hacia 1880. Litografía, Iluminada a mano

Capilla Real de la Catedral de Sevilla. Matías Arteaga y Alfaro. 1671. Aguafuerte.

Altar de san Fernando en la parroquia del sagrario de la Catedral de Sevilla. Matías Arteaga y Alfaro. 1671. Aguafuerte

Espadaña del Monasterio de santa Isabel. Francisco Cuadrado. 1987. Aguafuerte

Espadaña del monasterio de santa Paula. Francisco Cuadrado. 1987. Aguafuerte

Glorita del Cid. Francisco Povo Peiró. Hacia 1929. Cromolitografía

Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración. Francisco Hohenleiter, Entre 1921 y 1935. Cromolitografía

Procesión de Viernes Santo en Sevilla. Ernest Joseph Angelon Girad. 1862. Xilografía, Iluminada a mano.

La Feria de Sevilla. Enrique Rumoroso. 1886. Xilografía, Iluminada a mano.

Vista de Sevilla tomada desde Triana. Joaquín Guichot y Parodi. 1840. Litografía, iluminada a mano

Baile del candil. Antonio Chamán. Hacia 1852-1854. Litografía, Iluminada a mano

La Feria de Sevilla. Majos. Antonio Chamán. Hacia 1852-1854. Litografía, iluminada a mano

El picador. Antonio Chamán. Hacia 1852-1854. Litografía, Iluminada a mano

La Feria de Sevilla. Gitanos. Antonio Chamán. Hacia 1852-1854. Litografía, iluminada a mano

Corrida de toros. Émile Rouargue y Adolphe Rouargue. 1840. Aguafuerte

José María Tempranillo. John Frederick Lewis y Francis Graham Moon. 1836. Litografía


EL SIGLO XIX Y LOS CAMBIOS EN EL PERFIL DE LA CIUDAD

La corriente romántica tiene en Sevilla su punto de partida en 1833, en el encuentro de dos artistas: el gallego Genaro Pérez Villamil y David Roberts. El primero, impregnado del paisajismo británico del segundo, llevará a cabo el compendio de vistas urbanas “España artística y Monumental”, editado en Paris.

Unos años más tarde, en ese mismo convulso siglo XIX español, Antonio de Orleans, Duque de Montpensier, ve frustradas sus aspiraciones dinásticas y crea en Sevillana llamada “Corte Chica”. Su establecimiento en la ciudad en 1848 dio como fruto el resurgir de la escuela artística sevillana. El triunfo de la litografía favorece el desarrollo en Sevilla de varios establecimientos litográficos, como el de Carlos Santigosa, impresor de la obra “Costumbres Andaluzas”, una serie de estampas populares de la vida cotidiana hispalense.

Sevilla, abierta a la modernidad, adopta drásticos cambios en su fisionomía a caballo entre el siglo XIX y el XX: desaparecen sus viejas puertas de la muralla y se asoma a su rio con la Exposición Iberoamericana de 1929. Las nuevas técnicas de estampación, como el offset o la cromolitografía, revolucionan la cartelería de las fiestas y la publicidad.

Altar de plata de la Octava del Corpus. David Roberts y Thomas Allom. 1837. Litografía, iluminación a mano

Procesión del Corpus Christi en el interior de la Catedral. David Roberts y Thomas Allom. 1837. Litografía, iluminación a mano

Iglesia de Ómnium Sanctorum. Genaro Pérez Villamil, Louis Philippe Alfhonse Bichebois y Adolphe Jean Baptiste Batot. 1842. Litografía, iluminación a mano

Sevilla vista desde la azotea del Alcázar. Nicolás Marie Joseph Chapuy. 1844. Litografía, iluminada a mano

La Cruz del Campo. Nicolás Marie Joseph Chapuy, Jean Baptiste Arnout y Adolphe Jean Baptiste Bayot. 1844. Litografía, iluminada a mano

Torre de San Marcos. Nicolás Marie Joseph Chapuy y Charles Claude Bachelier. 1844. Litografía, Iluminada a mano

Vista de Sevilla tomada desde encima del palacio de san Telmo. Alfred Guesdon. Hacia 1853. Litografía

Vista del puerto de Sevilla. Bernardo Rico y Ortega. 1876. Xilografía, iluminada a mano

Transepto de la Catedral de Sevilla. Henry Charles Brewer y J. Alphege Brewer. Hacia 1910. Xilografía

Jardines del Palacio de San Telmo. Vista del estanque y el quiosco. Anónimo. 1878. Xilografía, iluminado a mano

Palacio de San Telmo visto desde los jardines. Francisco Javier Parcerisa y Boada y M. Moreno. 1856. Litografía

A LA BUSQUEDA DE LAS ESENCIAS DE SEVILLA

Los viajeros románticos, en su búsqueda el exotismo, por su pasado andalusí, ven en España un destino imprescindible. En Sevilla recalan artistas fundamentalmente británicos y franceses, como David Roberts, John Frederick Lewis, Nicolás Chapuy o Gustabe Doré, que captan en sus bocetos, a lo largo del siglo XIX su lado más pintoresco. De sus carpetas, llenas de apuntes tomados del natural de los rincones más sugerentes, surgen estampas donde no solo plasman la riqueza del patrimonio artístico de la ciudad, sino también a los pintorescos personajes que la pueblan: tunos, cigarreras, bandoleros o majos y majas pelando la pava.

Utilizando diferentes técnicas de grabado, xilografía, agua fuerte y litografía, estas imágenes constituyen una visión foránea y a menudo sesgada, de la vida cotidiana de la ciudad. Del paisajista David Roberts, figura clave que propicia la escuela sevillana de pintores románticos, destacan sus evocadoras visiones de la Torre del Oro o la Entrada al salón de los Embajadores.

El siglo XIX también es testigo del desarrollo de disciplinas ligadas a la imagen, como la cartografía o el periodismo gráfico. El grabado asociado a ellas tomara como base en ocasiones la fotografía. En este sentido podemos citar la vista de Sevilla a vuelo de pájaro de Alfred Guesdon y la Procesión del Viernes Santo de Ernest Girad. 

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