sábado, 13 de agosto de 2022

 RUTAS POR SEVILLA

Cervantes



Miguel de Cervantes vivió en Sevilla, entre 1587 y 1601, en calidad de Comisario Real de Abastos, recogiendo provisiones –fundamentalmente trigo, cebada y aceite- para la Armada Invencible y las flotas de las Indias, por lo que manejó ingentes cantidades de dinero. En este cargo, siempre acompañado por el maestro bizcochero Juan Sáenz de la Torre, desarrolló su actividad recaudatoria por diversos pueblos de Andalucía, como Paradas, Carmona, Utrera, Arahal, Marchena, Osuna, Morón, Villamartín, donde pudo observar a pícaros, delincuentes, mercaderes, ricachones, moriscos, gitanos y personas de toda índole que aparecerán en sus obras. 


Durante estos 15 años escribió algunos de sus poemas sueltos, sonetos laudatorios y novelas cortas. No se sabe mucho de su vida entre los años 1600 y 1605, aparte de que se mudó con su esposa a Valladolid.

Sevilla por los años de Cervantes era la ciudad más cosmopolita de toda la Monarquía Hispánica, la más importante desde un punto de vista económico, pues en ella se centralizaba todo el comercio americano. Pero además Sevilla era la ciudad con más corrales de comedias, la que tenía una de las industrias editoriales más importantes (sobre todo en la primera mitad del siglo XVI), y en la que Cervantes pudo conocer a muchos de los escritores y artistas más sobresalientes de su época.

Taberna de las Escobas, número 62 de la calle Álvarez Quintero. Placa colocada en 1962 por sus entonces propietarios, haciendo mención a la antigüedad de la Taberna y a los numerosos e importantes escritores que pasaron por ella a lo largo de los siglos, Cervantes incluido. Fue realizado por la Cerámica Santa Ana de Triana.


En el año 1916, al cumplirse el III Centenario de su fallecimiento, el Ateneo sevillano acordó colocar una serie de paneles cerámicos en distintos lugares de la ciudad, que aludían a las obras y situaciones relacionadas con los lugares Cervantinos.

Originalmente eran veinticinco, actualmente solo se conservan diecinueve, según el trabajo de investigación realizado por Rafael Raya Rasero y publicado en el año 2016 con el título "Sevilla en dos Centenarios Cervantinos (1916-2016).

Todos aportan información relativa al lugar de la ciudad donde se desarrollaron los episodios narrados por Cervantes en sus Novelas Ejemplares, como "Rinconete y Cortadillo", "El patio de Monipodio", "La Española Inglesa" y el "Coloquio de Cipión y Berganza“.

El escritor en su estancia en Sevilla había conocido con detalle los personajes, usos y costumbres de la ciudad.

La colección fue bautizada humorísticamente como “Vía Crucis Cervantino”, por el periodista Juan Lafita que era el director del Museo Arqueológico


Uno de los principales promotores fue Don José Gestoso y Pérez que diseñó los paneles que fueron ejecutados en la fábrica trianera de José Mensaque y Vera. Los textos fueron redactados con la colaboración del escritor sevillano y estudioso cervantista Francisco Rodríguez Marín.

El ateneísta, don Luis Montoto y Rautenstraucht, cronista oficial de la ciudad, en estrecho contacto con   Gestoso, elaboró la obra "De Cervantes y Sevilla".

Todos los azulejos fueron realizados según la técnica mixta de azulejo plano pintado y cuerda seca y con unas dimensiones y estructura similar: Una cenefa perimetral decorativa a base de roleos sobre fondo amarillo, bordeada de una cinta de color azul cobalto, apareciendo inscrita la fecha de la efeméride en números romanos: MCMXVI. El cuerpo central, en cuyo interior están escritas diferentes frases referentes a algún pasaje de la obra cervantina, muestra en su parte superior los escudos de Sevilla, a la izquierda, y la efigie de Cervantes a la derecha, engarzados por unas orlas trenzadas de laurel encintado.  En la caligrafía, se utilizó la “V” en lugar de la “U”, dándole un toque más clásico.

El único pintor ceramista que plasmó su firma en algunos de los azulejos fue don José Recio del Rivero, que fuera maestro de taller.



En la calle Entrecárceles se sitúa un busto, obra de Sebastián Santos Rojas de 1974, que lo presenta con jubón, gola y capa, sosteniendo en su mano izquierda un ejemplar de su obra y ciñendo con la derecha la  empuñadura de su espada.


Calle Betis esquina a calle Troya, donde sitúa en aquella calle, un tiempo llamada “de la Cruz”, la casa de Monipodio, junto a la que se nombró el “Molino de la pólvora”, en la novela Rinconete y Cortadillo.

Adriano número 23, citada en la novela Rinconete y Cortadillo, se conocía como el lugar del “Malbaratillo”, en referencia a un lugar donde además de acumularse muchas basuras e inmundicias se hacía comercio, a modo de mercadillo, de baratijas, objetos y alimentos robados. También se conoció la zona como Monte del Malbaratillo o simplemente el Baratillo, tal como se sigue denominando.


Fragmento de la Novela Ejemplar donde se hace referencia a este lugar: “Habíanse despedido antes que el salto hiciesen de los que hasta allí los habían sustentado, y otro día vendieron las camisas en el malbaratillo que se hace fuera de la puerta del Arenal, y dellas hicieron veinte reales. Hecho esto, se fueron a ver la ciudad,  y admiróles la grandeza y sumptuosidad de su mayor iglesia, el gran concurso de gente del río, porque era en tiempo de cargazón de flota y había en él seis galeras..”

Calle Núñez de Balboa, número 5, frente al jardín de la Caridad, que perteneció al historiador del arte Diego  Angulo Iñiguez. Panel relacionado con la entrada por esta puerta de  Rinconete y Cortadillo.


Haciendo alusión al siguiente fragmento de la Novela:

“Con todo esto, a la entrada de la ciudad, que fue a la oración y por la puerta de la Aduana, a causa del registro y almojarifazgo que se paga, no se pudo contener Cortado de no cortar la valija o maleta que a las ancas traía un francés de la camarada; y así, con el de sus cachas le dio tan larga y profunda herida, que se parecían patentemente las entrañas, y sutilmente le sacó dos camisas buenas, un reloj de sol y un librillo de memoria, cosas que cuando las vieron no le dieron mucho gusto; y pensaron que, pues el francés llevaba a las ancas aquella maleta, no la había de haber ocupado con tan poco peso como era el que tenían aquellas preseas, y quisieran volver a darle otro tiento; pero no lo hicieron, imaginando que ya lo habrían echado menos y puesto en recaudo lo que quedaba”

Arco de la calle Miguel de Mañara, lugar muy próximo al Postigo del Alcázar (Postigo ABD-EL-AZIZ del s. XIII), que se cita en Rinconete y Cortadillo.

 

Plaza de la Virgen de los Reyes, a los pies de la Giralda, hoy espacio abierto y despejado, antaño solar donde existió un conjunto de edificaciones conocido como el “Corral de los Olmos”, citado por Cervantes en la comedia El Rufián Dichoso. El panel está ubicado en la pared de la iglesia del Convento de la Encarnación.

Plaza del Triunfo, situada en la parte posterior de la Catedral, adosada a los muros del Convento de la Encarnación. Lápida conmemorativa del Cuarto Centenario de la publicación del Quijote.

Puerta del Lagarto. En el control de acceso a la Catedral. Panel cervantino, que alude al soneto que escribió Cervantes con motivo de las honras fúnebres celebradas en la Catedral y el túmulo levantado con motivo del fallecimiento del Rey Felipe.

 

Puerta del Perdón, en su lateral derecho. Panel cervantino que recuerda la existencia en dichas gradas del encuentro de comerciantes para la contratación, citado en la obra Rinconete y Cortadillo.


Fragmento al que se refiere:

“Sacó, en esto, de la faldriquera un pañuelo randado para limpiarse el sudor, que llovía de su rostro como de alquitara, y, apenas le hubo visto Cortado, cuando le marcó por suyo. Y, habiéndose ido el sacristán, Cortado le siguió y le alcanzó en las Gradas, donde le llamó y le retiró a una parte; y allí le comenzó a decir tantos disparates, al modo de lo que llamaban bernardinas, cerca del hurto y hallazgo de su bolsa, dándole buenas esperanzas, sin concluir jamás razón que comenzase, que el pobre sacristán estaba embelesado escuchándole”

Edificio de oficinas del Servicio Andaluz de Salud, en la esquina de la Avda. de la Constitución con la calle  Federico Sánchez Bedoya. En el hall una placa cervantina.

  

Antiguo Instituto Nacional de Previsión, hoy oficinas del Servicio Andaluz de Salud. Primitivamente en ese lugar existió una posada, en la que se alojó Cervantes, propiedad de su amigo Tomás Gutiérrez.


Arquillo o Apeadero del Ayuntamiento. Panel cervantino que recuerda la rotulación como Plaza de San Francisco por el anterior convento de dicho nombre. Lugar citado en las novelas ejemplares Rinconete y Cortadillo y en el Coloquio de Cipión y Berganza.

 

Calle Joaquín Guichot, antigua de Tintores, casa número 7, citada en la Novela de Rinconete y Cortadillo.

 

Edificio del Círculo Mercantil e Industrial. Panel cervantino, con motivo de ser citada esta famosa calle sevillana, la Cárcel Real y la casa de Pierres Papin.

 

Calle Sierpes, panel de azulejos adosado sobre la fachada de una entidad bancaria, la Cárcel Real, donde estuvo preso Miguel de Cervantes.

 

“En el recinto de estas casas, antes Cárcel Real estuvo preso 1597-1602, Miguel de Cervantes Saavedra. Aquí se engendró para asombro y deleite del mundo “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”

  


En 1597 fue encarcelado acusado, erróneamente, de quedarse con parte de los impuestos recaudados. La populosa Cárcel Real de Sevilla era lugar fundamental de toda la picaresca.

De ella se decía, que tenía tres Patios y tres Puertas, en función de la categoría del preso y del dinero que tuviera.

«El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no se debe quejar si le pasa (El Quijote)

“¿Qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, si no la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien en engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación?” (Prólogo de la 1ª Parte de El Quijote).

 

Miguel de Cervantes preso imaginando El Quijote.  Óleo de  Mariano de la Roca y Delgado. Museo del Prado.

Plaza del Pan, actualmente Plaza de Nuestro Padre Jesús de la Pasión. En esta plazuela sitúa Cervantes diversos episodios ocurridos en la novela Rinconete y Cortadillo. En la placa de este espacio público se muestra los nombres de San Salvador, de la Fruta y del Pan.

Cervantes nos dice en esta novela:

“Avisóle su adalid de los puestos donde habían de acudir: por las mañanas, a la carnicería y a la plaza de San Salvador; los días de pescado, a la Pescadería y a la Costanilla; todas las tardes, al río; los jueves, a la Feria.

Toda esta lición tomaron bien de memoria, y otro día bien de mañana se plantaron en la plaza de San Salvador; y, apenas hubieron llegado, cuando los rodearon otros mozos del oficio, que, por lo flamante de los costales y espuertas, vieron ser nuevos en la plaza; hicieronles mil preguntas, y a todas respondían con discreción y mesura. En esto, llegaron un medio estudiante y un soldado y, convidados de la limpieza de las espuertas de los dos novatos, el que parecería estudiante llamó a Cortado, y el soldado a Rincón”.

 

Cuesta del Rosario, antiguamente llamada de la Costanilla, casa número 12 , placa cervantina, donde se relata que Cervantes cita en el Coloquio de Cipión y Berganza que esta calle era una de “las tres cosas que el Rey tenía que ganar en Sevilla”.

Esta mención hace referencia al siguiente fragmento de dicha Novela Ejemplar: “Por Maravilla se pasa el día sin pendencias y sin heridas, y a veces sin muertes; todos se pican de valientes, y aun tienen sus puntas de rufianes; no hay ninguno que no tenga su ángel de guarda en la Plaza de San Francisco, granjeando con lomos y lenguas de vaca. Finalmente oí decir a un hombre discreto que tres cosas tenía el Rey por ganar el Sevilla: la calle de la Caza, la Costanilla y el Matadero”.

Actual calle Rafael González Serna, antigua calle Huelva, casi desembocando en la calle Jesús de las Tres Caídas, una calle que llevó por nombre el de la Caza y de la Gallinería, como una de las “tres cosas que el Rey tenía que ganar en Sevilla”. En el año de colocación del panel de azulejos ostentaba el nombre de calle Confiterías.

La calle Alcaicería, en su extremo más cercano a la Plaza de la Alfalfa, recuerda que esa calle se llamó de la Carnicería

Se hace mención al siguiente fragmento de Rinconete y Cortadillo: “Dijéronme que iban en seguimiento de un ganadero que había pasado ciertos carneros en la Carnicería, por ver si le podían dar un tiento en un grandísimo gato de reales que llevaba. No desembanastaron ni contaron la ropa, fiados en la entereza de mi conciencia; y así me cumpla Dios mis buenos deseos y nos libre a todos de poder de justicia, que no he tocado a la canasta, y que está tan entera cuando nació”.

Calle Laraña, antigua calle de la Compañía, templo de la Anunciación. El panel que estaba en la fachada del antiguo edificio se trasladó a la fachada de la Anunciación a mediados del siglo XX. En él se relata, como en el Coloquio de Cipión y Berganza cita la existencia, junto al templo, del estudio de la Compañía de Jesús, y luego Universidad Literaria.

Este azulejo hace mención al siguiente fragmento de la Novela Ejemplar: “Cipión. Así es verdad, y yo confieso mi yerro y quiero que me le perdones, pues te he perdonado tantos. Echemos pelillos a la mar, como dicen los muchachos, y no murmuremos de aquí en adelante; y sigue tu cuento, que le dejaste en la autoridad con que los hijos del mercader tu amo iban al estudio de la Compañía de Jesús”.

 

Antigua imagen de la Iglesia de la Anunciación. En la fotografía conservada en la fototeca de la Universidad de Sevilla observamos la situación original del panel cervantino.

Calle Santa Paula, frente al convento homónino. Panel en que se relata que  en esta casa, ”Morera de Santa Paula”, moraron Isabela y sus padres, personajes de la novela ejemplar La Española Inglesa.

Calle Menéndez y Pelayo, sede actual de la Excma. Diputación de Sevilla, antiguo Cuartel de Intendencia. Panel que recuerda que en este lugar estuvo próximo el antiguo Matadero de Sevilla, donde se relata la tercera cosa que el Rey tenía que ganar en Sevilla, dentro de los episodios relatados en su novela Rinconete y Cortadillo.


Jardines de la Huerta del Rey, entre San Bernardo y la Buhaira. Menciona el “Campo de la Huerta del Rey” en Rinconete y Cortadillo.

 

Plaza Calderón de la Barca, esquina con la calle Amargura, fachada de la abacería de José Joaquín Moreno Gutiérrez. El Ayuntamiento instaló una Placa similar a las colocados en 1916,  a iniciativa de la Junta Municipal de Distrito, obra del pintor ceramista Antonio Hermosilla Caro.

  

Parque del Alamillo. Iniciativa de la Junta de Andalucía en 2005, en conmemoración del cuarto centenario de la primera edición del Quijote. Su diseño es muy diferente, reproduce una escena de ocio campestre sin ningún rigor histórico ya que, junto a su estilo arcaizante, con los atavíos de los personajes de aspecto más o menos goyesco, se muestra el anacronismo de un velocípedo, inexistente entonces, y el anacronismo todavía mayor del puente del Alamillo.


Cita perteneciente al El rufián dichoso. “Esta tarde, allá donde el sol no arde y hiere en rayo sencillo , en el famoso alamillo, hagas tv vista alarde”.





Placa desaparecida. Calle Tomás de Ybarra. Plaza Indalecio Prieto. Fachada de la Antigua Aduana. Demolida para construir el edificio de Hacienda del Estado.

 

 Fachada de la Delegación de Hacienda

  

Panel que existió en las traseras de la iglesia de San Hermenegildo, junto a la Puerta de Córdoba

 

 

Panel que existió en las traseras de la iglesia de San Hermenegildo, junto a la Puerta de Córdoba.

 

Placa que existió en la Cruz de la Parra. Calle Monsalves, 26

  

                                         También existió una placa en la plaza de la Alfalfa

 

 Calle Castelar (antes Laguna)

Cuenta la tradición, que Miguel de Cervantes se subía a la torre de la Iglesia de san Marcos, al venir a Sevilla, con objeto de ver la cercana de santa Isabel, donde moraba la mujer que más amó. 

Torre de la iglesia de san Marcos. Fachada delantera (occidental) y norte. Fachada norte y posterior (oriental). Fachada delantera (occidental) y sur. 

Esto se relaciona con el personaje central de su novela ejemplar “La Española Inglesa” y con algunos datos biográficos del escritor, entre ellos el hecho de que su hija natural se llamara Isabel.

Asencio y Toledo asegura que Cervantes “vivió a la entrada de esta calle (Santa Paula).

Díaz de Benjumea, en su libro “La verdad sobre el Quijote”, señala que, en la lista de un recuento de armas, en la época en que Cervantes vivía en Sevilla, se lee el nombre de un Miguel de Cervantes como huésped de un mesón cercano al convento de Santa Paula. 

La leyenda, incluso considera que la enamorada de Cervantes era una monja profesa de este convento, en alusión a la que el escritor refiere como una extraordinaria cantora. 


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