ALGUNAS LEYENDAS DE SEVILLA
Leyenda de la Cruz del Rodeo
Dice la leyenda, que don Pedrito Ribera, de la ilustre familia de los Ribera, marqueses de
Tarifa, marqueses de la Torre, duques de Alcalá y duques de Medinaceli, junto a
sus amigos don Juan de Minestrosa, conde de Arenales y don Lorenzo de Miranda,
le dieron una broma pesada al obispo auxiliar don Luis Camargo, que vivía en la
Alameda de Hércules, al lado del Hospital del Amor de Dios, actualmente
desaparecido.
La broma consistió en hacerlo salir de casa de madrugada, en camisón y zapatillas, para darle un chapuzón en el pilón que había entre las dos columnas de Hércules de la Alameda.
La respuesta del obispo
fue que serían castigados por la justicia de Dios y que los tres fallecerían en
un plazo de un año.
Meses más tarde, don Pedrito de Ribera se
enamoró de una bella mujer casada, panadera en un horno de cocer pan, existente
al comienzo de la calle Calatrava, y fue muerto en reyerta por el marido
ayudado por amigos tejedores de la calle Arte de la Seda.
Esta reyerta, con el resultado de la muerte de don Pedrito Ribera, se produjo en una explanada existente al comienzo de la calle Calatrava, denominada la “Cruz del Rodeo” porque en ella existía una cruz.
Los participantes serían, Cristóbal de Paredes, marido de la panadera; Galindo, su compadre, tejedor del arte de la seda; Navarro pariente del marido y mozo de mulas.
A Paredes le condenaron a la horca por la
muerte de su mujer a la que mató cortándole la cabeza. A Galindo y a Navarro lo
condenaron a diez años de galeras, pero cumplieron la mitad por participar en la
defensa de la Coruña frente a los ingleses.
A Paredes lo ahorcaron en la misma plazuela
del Rodeo y después lo metieron en una cuba de madera que llevaba pintados los
animales que señalan las Partidas: “un perro, un mono, un cerdo y un basilisco”
y lo arrojaron al rio, de donde lo sacaron los “Hermanos de la Caridad” para
darle cristiana sepultura.
Como hemos comentado, la familia de don
Pedrito de Ribera, por expiación de sus pecados y sufragio de su alma, hicieron
quitar la “Cruz de los Rodeos” y en su lugar construyeron la Capilla
actualmente existente.
Aspecto general del exterior de la Capilla
Este templo fue dedicado a las Ánimas Benditas del Purgatorio y a la Santísima Virgen del Carmen, por ser esta advocación patrona de los difuntos.
Algunos carmelitas piensan que la advocación del
Carmen pudo tomar fuerza para el título del templo por la cercanía de la Cruz
del Rodeo al convento de carmelitas de clausura de la Encarnación de Belén,
situado al final de la Alameda.
La Santa Cruz del Rodeo era un humilladero que durante la cuaresma y la Semana Santa atraía a numerosos devotos a rezar el Vía Crucis, que aparecía inscrito en la peana que alzaba dicha Cruz, por lo que los fieles debían rodearla para leer todas las estaciones, dando lugar al nombre popular del “Rodeo”.
Algunos historiadores afirman, además, que hermandades de parroquias cercanas iban al lugar para realizar su estación de penitencia, hasta que fue impuesta la carrera oficial en 1604.
Parece que dichas procesiones rodeaban la Cruz, siendo
esta otra teoría del porqué de su nombre.
Sí podemos afirmar de esta Cruz estuvo levantada al final de la Alameda de Hércules, aproximadamente donde hoy se encuentran las Columnas de los Leones, de hecho, así aparece en el plano de Sevilla de 1771.
Se desconoce también por qué motivo y cuando fue quitada del lugar, hecho que desencadena nuevas teorías y fechas, todas muy diversas.
Lo verdaderamente cierto es que el templo fue levantado como ermita a la Santísima Cruz del Rodeo en 1646.
Según consta en actas, en el altar mayor se veneraba la Santísima Cruz del Rodeo, pero no se especifica si era la original, que estuvo siglos anteriores a la intemperie, o una réplica de la misma.
En estas actas el templo quedó registrado en el arzobispado como "Ermita de la Cruz del Rodeo".
Autor: Andrés Carranza Bencano
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