domingo, 14 de enero de 2024

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística  

Pedro Millán.

Muy pocos son los datos de que se disponemos para narrar su vida, pues, pese a los estudios de Gestoso y Pérez-Embid, casi nada esta documentalmente avalado.

Nacido hacia 1450-1455, su formación se realiza en Sevilla, en el entorno de alguno de los seguidores del maestro Lorenzo Mercadante de Bretaña, presente en la ciudad de 1454 a 1467, introductor de las formas franco-flamencas que Pedro Millán adoptó en su obra.

Se conoce la compra de una casa en 1487 en la collación de san Esteban donde vivió con su esposa Catalina de Ormaza y su hijo Rodrigo, hasta que enviudó al año siguiente.

En 1496 compra otra casa en la misma collación de San Esteban con su segunda esposa Teresa Vázquez de Melgarejo, de la cual tuvo a Cristóbal, de profesión viñero, y a Diego, clérigo. Tuvo un cuarto hijo, Juan, que también fue entallador y discípulo suyo, aunque no está confirmada de qué matrimonio.

Su consideración social debió ser importante pues ocupó el cargo de prioste en 1502 de la corporación del Hospital de los Santos Ángeles (actualmente San Andrés), en la que ya era cofrade al menos desde el año 1500.

Debió fallecer en 1507 o a principio de 1508, según atestigua uno de sus hijos, pues en 1526 su viuda contrae segundas nupcias.

Su primer encargo de importancia conocida, realizado en terracota entre 1470 y 1485, fue la pareja de “Profetas” en el extremo del dintel de la portada del Bautismo de la catedral de Sevilla. Dos figuras de ancianos, sentados al modo oriental, que señalan la firma de Pedro Millán en largas filacterías.

Se trata de la colaboración con Mercadante en la decoración escultórica de las portadas del Nacimiento y del Bautismo de la Catedral Hispalense. 

Profeta en la portada del Bautismo de la catedral de Sevilla

En el Museo de Bellas Artes de Sevilla se conserva un excelente Cristo atado a la columna” (ver) en terracota adscrito al maestro Millán, realizado entre 1485 y 1490 para la iglesia sevillana de Santa Ana de Triana.   En 1971 fue encontrado totalmente destrozado y fragmentado bajo una mesa de altar. Presenta una mirada melancólica y maniatado por una gruesa soga al cuello. La singularidad de que aparezca coronado de espinas corresponde a la piedad medieval contemplativa, asociándose a la veneración de este pasaje el arrepentimiento del apóstol Pedro, y por ende a las prácticas penitenciales. La columna presenta motivos de decoración vegetal en el capitel.

Cristo atado a la columna. Pedro Millán. 1451-1500. Bulto redondo en barro cocido. 188 x 48 x 49 cm. Museo de Bellas Artes. sala I. Sevilla


Otro Cristo atado a la columna” asignado a Millán, hacia 1485, es el conservado en el Museo de Segovia. Esta talla en madera mantiene estrechos paralelismos al pretérito, resaltando el ornato vegetal del capitel y basa con cardinas, pámpanos y racimos de uva. En el pedestal aparece el escudo de los Mesa, siendo quizás el jerónimo prior fray Pedro de Mesa (difunto en 1486) quien lo encargase para la capilla familiar de santa María en el monasterio jerónimo del Parral. 

A petición del canónigo Luis de Soria repitió el mismo modelo iconográfico, pero acompañado por la Virgen y san Pedro, para la Capilla de Santiago de la catedral de Sevilla, pero esta obra no se ha conservado.  

En 1485 los canónigos de la catedral de Sevilla aprobaron la dotación de un altar para la capilla de San Laureano por parte del racionero Antonio Imperial. Dicho altar, desmontado en el siglo XIX, estaba compuesto por los grupos de la Lamentación ante Cristo muerto” (hoy día en el Museo del Hermitage de San Petersburgo), el Entierro de Cristo” (ver) y el Varón de Dolores” (ver) (expuestos en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. 

Cristo Varón de Dolores. Pedro Millán. Hacia 1485 – 1503.  Barro cocido y policromado. 161 x 108,5 x 50 cm. Museo de Bellas Artes. Sevilla.


Lamento sobre Cristo Muerto. Pedro Millán. Hacia 1490. Bulto redondo en barro cocido. O,62 x 1,23 x o,45 m. Museo de Bellas Artes. Sala I. Sevilla

Hacia 1489 realiza la escultura en terracota de “San Jorge” para el convento de santa Florentina de Écija (actualmente en el Victoria and Albert Museum de Londres) que durante mucho tiempo fue considerada una representación del arcángel san Miguel. Está firmada en el escudo ornamentado con sarmientos de vid y una cruz triunfal.

San Jorge. 

Hacia 1500 realizó en terracota policromada una destacada pieza de la Virgen del Pilar” (ver) para un retablo de la catedral, que suscitó la devoción de los Pinelo, que convirtió esta capilla en panteón familiar. Firmada en la peana, presenta la figura tradicional de la Virgen con rostro sereno portando al Niño en brazos, con peculiares mechones cruzados sobre la frente. Es de destacar el gesto con que María acaricia los pies de Jesús. 

Retablo de la Virgen del Pilar

Esta obra estimuló la demanda de otras esculturas marianas, entre ellas la “Virgen de la Rosa” de la iglesia de Chipiona (Cádiz) con la que comparte rasgos estilistas.

Otra pieza atribuida con bastante fundamento estilístico es la talla en madera de Santa Inés” (h. 1500) que presidía la portada de acceso al compás del homónimo cenobio sevillano.

Los crucificados de Millán se basan en el arquetipo establecido por Rogier van der Weyden, todos tallados en madera, con un característico rehundimiento epigástrico y perizoma de múltiples pliegues. Destacan el “Cristo del Buen Fin” de la iglesia de la Consolación del Pedroso (ver). En Sevilla el Crucificado de la enfermería del convento de Madre de Dios y el “Cristo de los Corales” del monasterio de santa Paula (ver). En Gerena (Sevilla) el Crucificado de la Iglesia de la Inmaculada. En Écija el Crucificado de la Iglesia del Carmen Calzado. En Segura de León (Badajoz) el “Cristo de la Reja” (ver)

Cristo del Buen Fin. Iglesia de la Consolación del Pedroso
Cristo de la Reja de Segura de León

En 1504, con el ceramista Niculoso Francisco Pisan colabora en la portada del Convento de Santa Paula a petición de la Marquesa de Montemayor, Isabel Enríquez. El trabajo de Millán consistió en modelar en barro seis relieves que repitieran el esquema compositivo del tondo central de la “Natividad”, atribuido al taller de Andrea della Robbia. Iconográficamente representa una serie de santos con sus respectivos atributos sobre fondo paisajístico bordeados por guirnaldas frutales. Además, el obrador de Millán debió modelar también las cartelas y ángeles de las enjutas del arco, apareciendo su firma en el fondo de los Santos Cosme y Damián.

Portada de la Iglesia de santa Paula

En 1506 el canónigo Pedro Pinelo, mayordomo de la fábrica de la catedral de Sevilla, solicitó a ambos artistas la ejecución de la ornamentación externa del desaparecido “Cimborrio” y en la que Millán modelaría veintiocho figuras de santos, de las que solo se conserva el Apóstol Santiago el Menor. Esta referencia supone el último acuerdo contractual conocido del escultor, que en 1507 constaba en la nómina de entalladores de la catedral.

En el Convento de San Pablo y Santo Domingo de Écija se venera a la Virgen del Rosario”, una imagen postrera de la estética del maestro ya adentrada en el renacimiento.

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