AREA DE REGINA-ENCARNACION-SAN PEDRO
Pontificia, Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad del Santísimo Cristo de Burgos, Negaciones y Lágrimas de San Pedro y Madre de Dios de la Palma.
En
el comienzo de las Devociones Cristíferas de la Cristiandad, destaca de manera
particular la devoción a la imagen del “Cristo de Burgos” que se veneraba en
una ermita los Padres Agustinos de Burgos y que posteriormente fue trasladado a
la Catedral.
En
Sevilla, a finales del siglo XIV y comienzos del XV, surge un auge popular
al culto de la Pasión de Cristo, el Crucificado que despertó un fervor más
generalizado, es el “Cristo de San Agustín”, que se veneraba en el
Convento de San Agustín de Sevilla, con las advocaciones de “San Agustín” o de
“Burgos.
A
finales del siglo XVI se erige una Hermandad en la Parroquia de San Miguel, en
memoria de las Negaciones y Lágrimas del Príncipe de los Apóstoles, San Pedro,
que fue conocida popularmente como la de “los Estudiantes”, por pertenecer sus
componentes a la Universidad. Cambio sucesivamente su sede canónica, pasando
por las Parroquias de San Lorenzo, San Pedro en 1628, San Ildefonso en 1670 y
San Miguel en 1687. Durante su estancia en la Parroquia de San Ildefonso dió
culto a una Dolorosa con la advocación “María Santísima Señora Nuestra Madre de
Dios de Guadalupe”.
En el año 1522 un grupo de burgaleses
funda, una Hermandad para dar culto a la Inmaculada Concepción, en una capilla del
Convento de San Francisco, Casa Grande de Sevilla, que llega a poseer dos
imágenes de la Inmaculada y una con la advocación del Santo Cristo de Burgos,
era conocida popularmente como la de los “Burgaleses”.
En el año de 1676 existe una Hermandad
del Santo Cristo de Burgos que reside en la Parroquia de San Ildefonso, donde coincide
con la Cofradía de “Las Tres Negaciones y Lágrimas del Príncipe de los
Apóstoles Señor San Pedro y María Santísima Nuestra Señora de Guadalupe”.
El 22 de noviembre de 1574, el escultor
Juan Bautista Vázquez “El Viejo”, finaliza el encargo, del Licenciado Don Juan
de Castañeda, de un crucificado, bajo la advocación de Cristo de Burgos,
destinado a presidir una de las paredes laterales de su capilla funeraria en la
Parroquia de San Pedro.
En
el año 1830 el matrimonio formado por Francisco Gil y Narcisa Arias, feligreses
de la Parroquia de San Pedro, habilitan unos cuartos que existían debajo de la
torre de dicha Iglesia y construyen una capilla para dar mejor culto a la
citada Imagen.
A finales del siglo XIX Manuel
Gutiérrez-Reyes Cano transforma la fisonomía de la Imagen del Crucificado
hasta darle el aspecto actual. La reforma consistió en retirar la peluca
natural, moldeando otra de estopa y pasta, al tiempo que sustituye el faldellín
tubular de tela suelta por un sudario encolado. Posteriormente el escultor José
Ordóñez Rodríguez, a principios del siglo XX, interviene sobre la Imagen,
probablemente añadiéndole otra policromía.
La talla de la Dolorosa, “Madre de
Dios de la Palma”, es del año 1884, corresponde al mismo autor que ejecutó la
gran intervención del Crucificado, como así mismo es el autor de las
otras figuras del misterio que procesionaba al pie de la imagen del Cristo, San
Juan y María Magdalena.
En el año 1888 los cofrades de la
Hermandad del Buen Fin de San Antonio de Padua, al serles negada por la
autoridad eclesiástica la posibilidad de continuar haciendo Estación de
Penitencia desde el Convento de San Antonio se trasladan a San Pedro y adoptan
al Crucificado que existía en la citada Parroquia con la advocación de “Cristo
de Burgos” como, titular de la Cofradía, al no poder traer sus propias imágenes
que quedan en el Convento de San Antonio.
En el año 1909, los cofrades de la
Hermandad del Buen Fin retornan a San Antonio de Padua, donde volverán a dar
culto a las imágenes de sus Titulares; por el contrario, la
Hermandad del Cristo de Burgos continuó realizando, ya de manera ininterrumpida
hasta nuestros días la Estación de Penitencia desde la Parroquia de San Pedro,
si bien sigue ostentando el título “Santo Sudario”, originario de la Hermandad
de Buen Fin, hasta el año de 1927 en el que lo perdería a favor de los cofrades
de San Antonio.
En el año 1932 la Hermandad del
Cristo Burgos encarga al escultor Lorenzo Coullaut-Valera la hechura de un
grupo escultórico que representase el momento evangélico de las negaciones del
Príncipe de los Apóstoles, para hacer un tercer paso con el misterio. Esta idea
se malogró con el fallecimiento ese mismo año del escultor.
Las
ultimas reglas se aprobaron por la Autoridad Eclesiástica en el año 2004.
Así, en resumen, la hermandad tiene su origen en una antigua cofradía de estudiantes, extinguida en 1727, restaurada en 1888 por unos hermanos provenientes de la Hermandad del Buen Fin, cuando éstos tuvieron discrepancias con los frailes de San Antonio de Padua. Además de tomar como titular al Cristo de Burgos venerado en San Pedro, eligieron también como titular a una Virgen de otra cofradía extinta, la de Negaciones y Lágrimas de San Pedro. Todos estos títulos fueron incorporados a la cofradía refundada, iniciando su estación de penitencia el Domingo de Ramos, para pasar posteriormente al Miércoles Santo, día actual de su procesión.
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