domingo, 16 de marzo de 2025

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Pontificia, Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad del Santísimo Cristo de Burgos, Negaciones y Lágrimas de San Pedro y Madre de Dios de la Palma

En el comienzo de las Devociones Cristíferas de la Cristiandad, destaca de manera particular la devoción a la imagen del “Cristo de Burgos” que se veneraba en una ermita los Padres Agustinos de Burgos y que posteriormente fue trasladado a la Catedral.

En Sevilla, a finales del siglo XIV y comienzos del XV, surge un auge popular al culto de la Pasión de Cristo, el Crucificado que despertó un fervor más generalizado, es el “Cristo de San Agustín”, que se veneraba en el Convento de San Agustín de Sevilla, con las advocaciones de “San Agustín” o de “Burgos.

A finales del siglo XVI se erige una Hermandad en la Parroquia de San Miguel, en memoria de las Negaciones y Lágrimas del Príncipe de los Apóstoles, San Pedro, que fue conocida popularmente como la de “los Estudiantes”, por pertenecer sus componentes a la Universidad. Cambio sucesivamente su sede canónica, pasando por las Parroquias de San Lorenzo, San Pedro en 1628, San Ildefonso en 1670 y San Miguel en 1687. Durante su estancia en la Parroquia de San Ildefonso dió culto a una Dolorosa con la advocación “María Santísima Señora Nuestra Madre de Dios de Guadalupe”.

En el año 1522 un grupo de burgaleses funda, una Hermandad para dar culto a la Inmaculada Concepción, en una capilla del Convento de San Francisco, Casa Grande de Sevilla, que llega a poseer dos imágenes de la Inmaculada y una con la advocación del Santo Cristo de Burgos, era conocida popularmente como la de los “Burgaleses”.

En el año de 1676 existe una Hermandad del Santo Cristo de Burgos que reside en la Parroquia de San Ildefonso, donde coincide con la Cofradía de “Las Tres Negaciones y Lágrimas del Príncipe de los Apóstoles Señor San Pedro y María Santísima Nuestra Señora de Guadalupe”.

El 22 de noviembre de 1574, el escultor Juan Bautista Vázquez “El Viejo”, finaliza el encargo, del Licenciado Don Juan de Castañeda, de un crucificado, bajo la advocación de Cristo de Burgos, destinado a presidir una de las paredes laterales de su capilla funeraria en la Parroquia de San Pedro.

En el año 1830 el matrimonio formado por Francisco Gil y Narcisa Arias, feligreses de la Parroquia de San Pedro, habilitan unos cuartos que existían debajo de la torre de dicha Iglesia y construyen una capilla para dar mejor culto a la citada Imagen.

A finales del siglo XIX Manuel Gutiérrez-Reyes Cano transforma la fisonomía de la Imagen del Crucificado hasta darle el aspecto actual. La reforma consistió en retirar la peluca natural, moldeando otra de estopa y pasta, al tiempo que sustituye el faldellín tubular de tela suelta por un sudario encolado. Posteriormente el escultor José Ordóñez Rodríguez, a principios del siglo XX, interviene sobre la Imagen, probablemente añadiéndole otra policromía.

La talla de la Dolorosa, “Madre de Dios de la Palma”, es del año 1884, corresponde al mismo autor que ejecutó la gran intervención del Crucificado, como así mismo es el autor  de las otras figuras del misterio que procesionaba al pie de la imagen del Cristo, San Juan y María Magdalena.

En el año 1888 los cofrades de la Hermandad del Buen Fin de San Antonio de Padua, al serles negada por la autoridad eclesiástica la posibilidad de continuar haciendo Estación de Penitencia desde el Convento de San Antonio se trasladan a San Pedro y adoptan al Crucificado que existía en la citada Parroquia con la advocación de “Cristo de Burgos” como, titular de la Cofradía, al no poder traer sus propias imágenes que quedan en el Convento de San Antonio.

En el año 1909, los cofrades de la Hermandad del Buen Fin retornan a San Antonio de Padua, donde volverán a dar culto a  las  imágenes de sus Titulares; por el contrario,  la Hermandad del Cristo de Burgos continuó realizando, ya de manera ininterrumpida hasta nuestros días la Estación de Penitencia desde la Parroquia de San Pedro, si bien sigue ostentando el título “Santo Sudario”, originario de la Hermandad de Buen Fin, hasta el año de 1927 en el que lo perdería a favor de los cofrades de San Antonio.

En el año 1932 la Hermandad del Cristo Burgos encarga al escultor Lorenzo Coullaut-Valera la hechura de un grupo escultórico que representase el momento evangélico de las negaciones del Príncipe de los Apóstoles, para hacer un tercer paso con el misterio. Esta idea se malogró con el fallecimiento ese mismo año del escultor.

Las ultimas reglas se aprobaron por la Autoridad Eclesiástica en el año 2004.

Así, en resumen, la hermandad tiene su origen en una antigua cofradía de estudiantes, extinguida en 1727, restaurada en 1888 por unos hermanos provenientes de la Hermandad del Buen Fin, cuando éstos tuvieron discrepancias con los frailes de San Antonio de Padua. Además de tomar como titular al Cristo de Burgos venerado en San Pedro, eligieron también como titular a una Virgen de otra cofradía extinta, la de Negaciones y Lágrimas de San Pedro. Todos estos títulos fueron incorporados a la cofradía refundada, iniciando su estación de penitencia el Domingo de Ramos, para pasar posteriormente al Miércoles Santo, día actual de su procesión.

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