miércoles, 26 de octubre de 2022

RUTAS POR SEVILLA

Ruta mudéjar

La España musulmana (Al-Andalus) comienza en el año 711 con el desembarco desde el Magreb de Tariq en Tarifa (Cádiz).

El nombre “Gibraltar” es el derivado en español del nombre en árabe Ŷab al-Tāriq o Yabal Tarik جبل طار(   que significa "montaña de Táriq", nombrada así tras su desembarco en este lugar. Otros topónimos que también vienen del derivado de su nombre son: "Torrija” y “Tarija” que son de derivados de Tāriq o Tarik, transformándose en Tarij, evolucionando posteriormente en los topónimos mencionados. 

Tarik

La invasión musulmana se extiende rápidamente por toda la península y sur de Francia.


La conquista musulmana de la Península Ibérica. Imagen de José Alberto Bermúdez. Licencia CC BY-NC-SA


Mapa de al-Ándalus e 732, durante su mayor extensión


Esta invasión musulmana finaliza en 1492 con la capitulación del reino nazarí de Granada a los Reyes Católicos.


La rendición de Granada. Francisco Pardilla. 1882. Óleo sobre lienzo. 330 x550 cm. Palacio del Senado. Madrid


Previamente se realiza la Conquista de Sevilla, entre agosto de 1247 y el 23 de noviembre de 1248, por parte de las tropas cristianas de Fernando III de Castilla, estando la ciudad bajo el dominio musulmán del caíd Axataf.

Rendición de Sevilla al rey San Fernando. Flipart, Charles-Joseph. Óleo sobre lienzo. 72 x 56 cm. Museo del Prado. No expuesto

La rendición de Sevilla. Zurbaran. 1634. Óleo sobre tabla.160 x 207, 8 cm. Colección privada


Realmente no fue una conquista sino un asedio, dando lugar a hambruna, epidemias y Escorbuto. 

Rendición pactada de una población musulmana. Ilustración Pedagógica de Bellas Artes. Sevilla


Y en la rendición final un momento importante se produce en la primavera de 1248, cuando se incorporó el Almirante de Castilla Ramón de Bonifaz con una flota de trece naves y consiguieron romper las cadenas del puente de barcas, que, al comunicar Sevilla con Triana, permitía el suministro de los alimentos desde el Aljarafe.


Puente de Barcas


En el basamento de la estatua de San Fernando, en el centro de la plaza nueva, se representa al almirante Bonifaz con una cadena en la mano derecha.

Almirante Bonifaz

Durante esos ocho siglos en que España es habitada por cristianos, moros y judíos, se intercalan periodos de convivencia pacífica con otros de intransigencia o incluso de intensa hostilidad. Tres lenguas tres religiones, tres culturas pero una sola patria, igualmente amada y soñada por todos con tres nombres: Hispania, al-Andalus , Sefarad.

Hasday ibn Shaprut, judío andalusí, médico personaldel califa y embajador en la corte del cordobés Abderramán III. Cuadro deDionís Baixeras. 1885. 


Según indicaba las capitulaciones, la población andalusí debió abandonar la ciudad en el plazo de un mes. No se sabe cuántas familias partieron. Se sabe, por ejemplo, que desde el puerto de Sevilla zarparon entre 5 y 8 galeras en dirección a Ceuta. Otras se fueron hacia el norte por la ruta de la plata, mientras que otros se refugiaron en el Aljarafe y los taifas vecinos. Con ello, la ciudad de los primeros años después de la conquista se convirtió en una ciudad casi vacía.

La expulsiónde los moriscos. Carducho, Vicente. 1627. Agua azulada, pluma, lápiz, sobrepapel verjurado, amarillento. 38 x 50,4 cm. Museo del Prado. No expuesto


La corte castellana se estableció en el Alcázar y el rey estableció un gobierno local o Consejo, formado por un “Asistente” (actual Alcalde) y por 24 caballeros (actual concejal), “Caballero 24”, hombres de la nobleza castellana, que habían colaborado en la conquista de la ciudad, para Organizar la ciudad desde el punto de vista administrativo-religioso. 

El interior del recinto amurallado guardaba una enorme ciudad y extensos terrenos de jardines, huertas, etcétera. Además de la mezquita mayor o Aljama, Isbilya contaba con numerosas mezquitas de "barrio”.

Los castellanos se encontraron con una medina grande, capital de al-Andalus. 

Una ciudad con defensas fuertes, un alcázar inexpugnable, una infraestructura hidráulica, que abastecía de agua a toda la ciudad. 

Una ciudad que ofrecía todos los servicios para una población que vivía apiñada en la medina, repleta de mezquitas de barrio, unas más grandes y otras más pequeñas, así como zawiyas. 

Abundaban los baños, hornos, mercados, funduq, una madrasa, el puerto fluvial, los astilleros y las atarazanas.

La sociedad había alcanzado un alto nivel de desarrollo en las técnicas de construcción, las artes, la alfarería, la yesería y el trabajo en madera. Los edificios más importantes mostraban una alta sofisticación en la decoración. Los arcos lobulados, los paños de sebka, los mocárabes, arcos de herradura apuntados. Se empleó sistemáticamente el ladrillo frente a la piedra. En Sevilla vivía una población profesional, que conocía este tipo de arte, con alto conocimiento de geometría y matemáticas.

El puente de barcas, el primero que tuvo Sevilla, que mantenía comunicado el aljarafe con los zocos y la impresionante mezquita aljama. A grandes rasgos así era la ciudad almohade.

Puente de barcas

En el libro del repartimiento, redactado bajo Fernando III, se indica que, todas las mezquitas, había unas 80, pasaron a ser propiedad de la Iglesia. 

Don Remondo, escogió las mejor situadas, las más grandes y las mejor acabadas mezquitas de barrio para convertirlas en Iglesias Cristianas. Siendo la ciudad dividida en 24 “Collaciones”, llamada cada una por su iglesia correspondiente.


Siguiendo las indicaciones del rey Fernando III, quedó una mezquita situada en la aljama o morería, donde viviría una mínima población musulmana y otras 3, situadas en un barrio junto al alcázar, fueron entregadas a los judíos sevillanos, quienes las convirtieron en sinagogas, desplazando de esta manera la judería andalusí.

Las mezquitas más pequeñas, muchas adosadas a las casas, muchas sin patio y sin espacio libre delante, las repartió entre la nobleza, quienes les dieron un uso no religioso.

Probablemente habría zawiyas o pequeños oratorios, que se consideraron mezquitas. 

Tan abundante era el número de mezquitas que a pesar del establecimiento de las parroquias quedaban aún muchas sin ninguna utilización.

Muchas fueron demolidas, otras pasaron a formar parte de palacios, monasterios y conventos.

Se sabe que una mezquita situada en la plaza de san francisco, una de las más grandes fue entregada a los genoveses para hacer de ella su lonja. Según parece 3 tiendas, entre las actuales calles Sierpes y Francos, fueron mezquitas. En 1260 Alfonso X solicita al cabildo, que una mezquita sea entregada para que habiten en ella unos físicos, que habían venido a la ciudad a enseñar.

A partir de 1272 según noticias del mayordomo de las mezquitas Gonzalo Martínez de Torrelobatón, da a Gonzalo Ruiz y su mujer una mezquita en la collación de san Vicente, “en tal manera que la tengades e vos siruedes della en vuestros días de amos ados, e que fagades y una casa en para de la otra que está y fecha, así como tiene la pertenencia dela calle fasta las tapias nuevas que y están, de buenas tapias, buena madera”.

Cedió otra mezquita situada en el arenal de Sevilla próxima a las nuevas atarazanas y al puentecillo morisco, detallando “quela cabtengades e la meioredes … et que fagades en esta mezquita dos portales, el uno ante la puerta e el otro que se tenga con él fasta la otra espina que tiene mientes ala daraçana, e que sena fechso e acabados de bona madera, e de bona teja, e de bona obra” (1277).

Algunos de los andalusíes que se habían refugiado en el Aljarafe regresaron a la ciudad convertidos en mudéjares. Los mudéjares (del árabe “mudayyan” o “aquellos a los que es permitido quedarse”) era la población musulmana que convivía con la cristiana tras la conquista, eran los habitantes autóctonos de Al Andalus sometidos a los reinos cristianos. 


El número de mudéjares al parecer era pequeño, vivían en la morería, barrio del Adarvejo, donde seguía en funcionamiento una mezquita para ellos. Del centenar de mudéjares identificados por Antonio Collantes en Sevilla, el 40% eran alarifes (arquitecto o maestro de obra) y albañiles y si añadimos carpinteros, cañeros y olleros (ceramistas) el porcentaje de mudéjares relacionados con la construcción ascendía al 65%, y de la aportación del estilo islámico al arte cristiano surge el Gótico-Mudejar.

Estos artistas mudéjares hicieron que las artes industriales alcanzaran gran desarrollo, en las iglesias y monasterios. A lo largo del siglo XIII ellos conservaron la tradición del arte almohade, transmitiéndolo a las posteriores generaciones que llevarían a su culminación el arte mudéjar en Sevilla en el siglo siguiente. En 1275 un documento dice “ que fagan los moros bannos e tiendas e fornos e molinos e alfóndegas que lo fagan esto ala costumbre de los moros”.

De este modo, Los constructores de las Iglesias mudéjares de Sevilla fueron alarifes musulmanes y judíos así como otros maestros burgaleses. 

Los alarifes tenían su libro de reglamentos, llamado, “Libro del Peso de los alarifes” y “la Balanza de los Menestrales”, libro de las antiguas ordenanzas de los alarifes de Sevilla. El libro daba normas sobre cómo hacer las obras y ofrecía la resolución de los pleitos que se pudieran presentar. Especifica quienes son alarifes. Eran técnico del oficio, con estudios de geometría y de ingenios de tipo militar. Estaban muy bien valorados.

Tenemos en esta ciudad uno de los mejores ejemplos de toda la Península del arte mudéjar, tanto en iglesias como en obras civiles: el Alcázar del rey don Pedro, sin olvidar que en los siglos siguientes este estilo siguió vigente entre la nobleza, como en Casa de Pilatos, del siglo XVI y otros palacios tales como Casa de los Pinelo, Casa Salinas, Palacio de las Dueñas, Palacio de Altamira, Palacio de los Mañara, Palacio de la condesa de Lebrija. Todos ellos guardan el estilo mudéjar adaptado a su tiempo.

Ya entrado el siglo XIX, el estilo llamado neomudéjar fue empleado en Sevilla en el palacio de la Buhayra y ya en el siglo XX, con el arquitecto Aníbal González, el estilo mudéjar se puede contemplar en la plaza de América en el parque de María Luisa, en el pabellón mudéjar, hoy día Museo de Artes y Costumbres Populares. 


Arquitectura religiosa mudéjar

El prototipo de iglesia mudéjar sevillana tiene como material mayoritario el ladrillo, aunque también se usa el tapial y sillares en puertas y esquinas.

Tapial

Sillares

Su planta es de salón con tres naves separadas por arcos apuntados, remetidos en alfiz. Los soportes son pilares, aunque hay de diverso perfil: cruciforme, rectangular, ochavado, etc.

Alfiz

Las cubiertas de las naves son de madera (par y nudillo) decoradas con lacerías de estilo mudéjar.




Par y nudillo

Las cabeceras tienen un ábside principal -en ocasiones tres- de hechuras góticas: planta poligonal abierto mediante arco triunfal apuntado. La cubrición de este ábside sí es pétrea, con bóveda de crucería sencilla y nervio espinazo central.

Espinazo central

Al exterior estas cabeceras muestran su poligonalidad con contrafuertes en las esquinas y ventanales agudos y alargados en el centro de cada paño. 

El remate de la cornisa les proporciona un aire de fortificación al tener almenas escalonadas (merlones dentados).

Merlones Dentados

Las portadas se abren en arimez o cuerpo resaltado que sobresale del nivel de la fachada, que se cubre con tejaroz soportado por canecillos. Un motivo figurativo muy empleado en estos canecillos son cabezas de leones.

Arimez

Tejaroz

Canecillos

El vano de entrada está rodeado por numerosas arquivoltas apuntadas baquetonadas donde suele haber también motivos ornamentales de zigzagueados, dientes de sierra y puntas de diamante, elementos todos ellos heredados del último románico-cisterciense. Estas arquivoltas caen sobre columnillas muy finas cuyos capiteles forman un friso casi continuo de hojarasca.

En las enjutas suelen aparecer estatuas adosadas y, en algunos casos existen arcos polilobulados y decoración de entrelazos almohades tipo "sebka", en la parte superior, bajo el alero

Sebka


La fuerte influencia del alminar almohade de la mezquita mayor -La Giralda- influyó tan decisivamente en las iglesias mudéjares sevillanas que ha habido un largo debate sobre el origen de algunos campanarios. Algunos autores las han calificado de alminares reutilizados, sin embargo, lo más probable es que se construyeran en época de dominación cristiana, si bien pudieron aprovechar como base parte del alminar primitivo.

Las huellas del arte mudéjar no están concentradas en un sector concreto de la ciudad, sino que la impregna todo ello, pero es en el subsector Noroeste, el que fue más poblado por mudéjares, donde más testimonio se conservan de aquel periodo y del que nos vamos a ocupar.

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