sábado, 29 de octubre de 2022

  AREA DE REGINA-ENCARNACIÓN-SAN PEDRO

Calle Almirante Apodaca

Durante el siglo XVII y parte del XVIII, sin tener designación propia, se alude a ella como “La calle que va de el Alhondiga a san Pedro·” (Diccionario Histórico de las calles de Sevilla). Aunque hay autores que refieren que recibió el nombre de “Santa Ana” desde finales del siglo XVI y que se conoció también como “Sobrino” y como “Juzgado”. González de León afirma que también fue conocida como “Pergaminería”, por la existencia de un establecimiento del gremio de pergamineros.

En el plano de Olavides (1771) recibe el nombre de “San Pedro” el tramo comprendido desde la Iglesia de San Pedro a la confluencia con san Felipe, y plaza de la Alhondiga, al ensanche que presenta en su tramo final.

En 1868, ambos tramos se unifican bajo la denominación de “Agricultura” y en 1875 recibe el nombre actual en honor de Juan Ruiz de Apodaca que vivió en esta calle a su vuelta de Méjico.

Desde finales del siglo XV y sobre todo desde 1876 ha sido objeto de diversas operaciones urbanísticas para darle mayor amplitud e integrarla en el eje de penetración este-oeste en el casco histórico, pues estaba cerrada al fondo por un lienzo de casas pertenecientes a la calle Alhóndiga.

Almirante Apodaca

Esquina de Almirante Apodaca con Plaza Cristo de Burgos, con una furgoneta Citroën 2CV. Semáforo donde está detenido un taxi Seat-1500, ante la “Farmacia san Pedro”. En la acera del frente el “Bar Gran Almirante”

Destaca la pervivencia en el número 7 de la antigua “Posada del Lucero” de la que salía diariamente, a finales del siglo XIX, un coche para Alcalá del Rio. 

Se trata de un edificio, catalogado como Monumento Histórico-Artístico, de dos plantas organizadas en torno a dos patios, con galerías en dos de sus frentes, con arcos sobre columna corintias. Actualmente es un Hotel.


Patio San Felipe. Siglo XVI

Patio Doña María Coronel. Siglo XVIII

Guadarnés. Siglo XVI

El edificio más importante era “La Alhondiga del Pan” sobre cuyo solar se construyó el Palacio de Justicia y actualmente es el Archivo y Hemeroteca Municipal y Archivo Provincial.

Esta Alhóndiga tenía, en esta calle, su entrada principal desde principios del siglo XVI y en sus pórticos se situaban los panaderos. 

Se instaló, en la plaza, en 1696, una fuente publica de agua para las bestias de carga, con la siguiente lápida del siglo XVIII “Reynando el Catolico Rey Don Felipe V Nuestro Señor i siendo asistente Maestre de campo general en esta ciudad. Lorenzo Fernández de Villavisencio Caballero del Orden de Calatrava Marqués de Vallehermoso del Consejo de su Magestad en el de Hacienda Mayordomo de la Rina N.S. Sevilla atendiendo al beneficio común mando traer agua dentro y fuera de esta Alhondiga siendo Llavero Maior en ella Diputado de su obra D. Juan Ortíz de Zuñiga Caballero del Orden de Santiago i Veinte y Cuatro de esta Ciudad”.  

Se hace continuas referencias al estacionamiento de estas bestias de carga en la plazuela con las consiguientes molestias que ocasionaba a los transeúntes y dueños de comercios.

Sobre el solar de esta antigua Alhóndiga, entre 1895 y 1908 se construye un edificio de nueva planta, según proyecto de José Sáenz y Jose Gallegos, en estilo neoclásico, para albergar los Juzgados de Sevilla.

Durante la década de 1970, los Juzgados se trasladaron al actual Palacio de Justicia del Prado de San Sebastián y el edificio pasó a formar parte Del Patrimonio Municipal, permaneciendo cerrado y en estado de abandono hasta 1983, cuando se inician los trabajos de rehabilitación.

Las obras fueron realizadas por los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, por un convenio entre el Ayuntamiento de Sevilla y el ministerio de Cultura, por Orden del Ministerio de Cultura, de 2 de julio de 1987 (BOE 20 de julio de 1987) para “Archivo Histórico Provincial de Sevilla y Archivo General de Andalucía”, una de sus partes y otra para “Archivo Municipal y Hemeroteca Municipal” y fueron inauguradas en 1991.

“Archivo Histórico Provincial de Sevilla y Archivo General de Andalucía”, y “Archivo Municipal y Hemeroteca Municipal”

“Archivo Histórico Provincial de Sevilla y Archivo General de Andalucía”, y “Archivo Municipal y Hemeroteca Municipal”

Torreón y Pórtico del “Archivo Histórico Provincial de Sevilla y Archivo General de Andalucía”, y “Archivo Municipal y Hemeroteca Municipal”


Placa metálica del “Archivo Histórico Provincial de Sevilla y Archivo General de Andalucía”, y “Archivo Municipal y Hemeroteca Municipal”


Escalera principal del “Archivo Histórico Provincial de Sevilla”

Patios del “Archivo Histórico Provincial de Sevilla”

El Archivo Municipal de Sevilla conserva la documentación de las instituciones municipales de Sevilla (Cabildos y Ayuntamientos) desde mediados del siglo XIII, fecha de incorporación de la ciudad a la Corona de Castilla, hasta la actualidad. 

Sus fondos también proceden del antiguo Reino de Sevilla que englobaba parte de las actuales provincias de Sevilla, Huelva, Cádiz y Badajoz.

Además, El Archivo conserva otras colecciones entre las que destaca el archivo nobiliario de la familia Ortiz de Zuñiga o las colecciones de sellos, monedas y medallas, documentación gráfica y audiovisual.

La Hemeroteca Municipal de Sevilla fue inaugurada el 4 de agosto de 1934 en el Salón Carlos V del Alcázar, en 1944 se trasladó al Pabellón Mudéjar de la Plaza de América y en 1987 se llevó a este edificio de los antiguos juzgados, donde se conserva unos 30.000 volúmenes desde la Gazeta Nueva, editada en Sevilla en 1661 hasta la prensa actual.





En el numero 15 hay un azulejo que recuerda el Viernes Santo de la Semana santa de 1952, cuando el capataz del paso de la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los Gitanos, gritó “al cielo con ella”, frase que se ha hecho muy popular en la Semana Santa y que Burgos nos la refiere en uno de sus recuadros: 

“El Balilla, aquel costalero histórico, me lo contó cuando estaba como todos los días vendiendo lotería en el patio de operaciones del Banco Bilbao de la Plaza Nueva. Viernes Santo por la mañana. El palio de los Gitanos, como el tranvía de Nervión, el 25, va por Almirante Apodaca. Lo manda el capataz Salvador Dorado, el Gordo Penitente, el cargador del muelle, miliciano de Triana y oficial del Ejército Popular que evitó que los rojos quemaran al Cachorro en el 36, por lo que terminada la guerra no lo fusilaron los nacionales. Está el palio parado en los Juzgados. “Venga ya esa levantá” dice el fiscal. Y el Gordo, tras mirar a los cables del tranvía, para animar a su gente, antes del golpe de martillo grita:  ¡¡A los cables con Ella ¡¡. Al Balilla que va de patero y es el poeta de guardia que Sevilla siempre reserva para estos casos, los cables del tranvía le parecen demasiado prosaicos para la Virgen de las Angustias. Y, voz de alpargata y sudor tras el faldón, corrige al Penitente: ¡¡No, a los cables, no. Al cielo con ella ¡¡.

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