EXCURSIONES
Ermita de la Santísima Virgen del Ara.
Este templo se alza en un enclave singular, a las
faldas de Sierra Morena, rodeado por un entorno natural de gran belleza. El
paisaje está compuesto por extensas dehesas de encinas, olivos y alcornoques,
que se funden con las abiertas llanuras cerealistas de la campiña sur, creando
un contraste visual tan armónico como sobrecogedor. Su ubicación, apartada y
silenciosa, potencia el carácter místico del lugar y realza el valor
patrimonial del monumento.
La ermita se sitúa a unos 6 kilómetros al suroeste de
Fuente del Arco, en el extremo sur de la provincia de Badajoz. El acceso se
realiza fácilmente a través de la carretera que conecta esta localidad con
Puebla del Maestre. Muy cerca, a menos de seis kilómetros, se encuentra también
la Mina "La Jayona", uno de los puntos de interés más destacados del
municipio.
Historia
El Ara
es una piedra de origen romano, al igual que el espacio que la acoge, cuyo
pasado sigue envuelto en misterio. Se trata de un enclave sagrado desde tiempos
inmemoriales, donde brota la vida, pues la ribera del Ara nace aquí, en el
manantial conocido como la Madre del Agua. Esta conexión con la naturaleza lo
convierte en un lugar de profunda carga espiritual.
Los
arqueólogos que han estudiado el emplazamiento sugieren que ya en época prerromana
y romana fue un espacio de culto, posiblemente vinculado a fenómenos naturales
como el propio manantial. La proximidad con la ciudad romana de Regina
Turdulorum (ver)
y el
hallazgo de restos arqueológicos en la zona refuerzan esta hipótesis, indicando
la existencia de un santuario o lugar sagrado previo a la cristianización.
A pesar
de esta antigüedad, las primeras referencias documentadas no aparecen hasta el
siglo XIV. En su “Libro de la Montería”, el rey
Alfonso XI menciona este sitio como un lugar de devoción mariana y
peregrinación. A partir de esta época se cree que comenzó la construcción de la
actual ermita, probablemente en estilo mudéjar, a la que con el tiempo se le
añadieron elementos barrocos. La edificación original, más modesta que la
actual, se habría concluido en torno a 1494.
Durante
el siglo XV, la Orden de Santiago, con sede en la vecina ciudad de Llerena, se
estableció en el lugar. Bajo la dirección del prior García Ramírez, se llevaron
a cabo importantes reformas: se amplió el templo y se añadieron estancias como
la sacristía, el camarín, el coro y la arquería que rodea las fachadas sur y
oeste.
El conjunto
arquitectónico gira en torno a dos patios: uno público, situado a los pies del
templo, y otro de uso privado. Las construcciones que rodean el primer patio
sirvieron para hospedar a visitantes y miembros de la Orden.
En el recinto
destaca una fuente de agua natural, a la que la tradición local atribuye
propiedades curativas. Esta agua se utiliza aún hoy en bautizos, como símbolo
de protección para los recién nacidos.
En sus
orígenes, el recinto contaba además con varias edificaciones auxiliares:
viviendas para el santero y los peregrinos, una bodega con lagar y molino de
aceite, caballerizas y una casa para el ermitaño.
Además, los documentos
históricos han permitido conocer que ya en el año 1549 existía la sacristía del
templo que sería reformada con posterioridad para la construcción y acceso del
camarín.
El
proceso para declarar la ermita como Bien de Interés Cultural comenzó el 26 de
agosto de 1993 y culminó el 19 de noviembre de 2018, cuando el Boletín Oficial del Estado publicó
el Decreto 171/2018, de 16 de octubre, otorgando oficialmente esta protección
patrimonial a la Ermita de Nuestra Señora del Ara.
Más allá de su valor histórico y artístico, la ermita
sigue siendo un espacio de profunda devoción popular. Así lo recoge la voz
simbólica del propio templo: “Mi mayor alegría es cobijar en mis entrañas esta
antigua imagen de candelero de la Dama de la Jayona, datada en el siglo XVIII,
objeto de veneración en toda la Baja Extremadura desde hace siglos, cuya fama
trasciende el tiempo y el espacio”.
Se considera también que la Orden de Santiago empleó
las pinturas murales que decoran sus paredes como herramienta evangelizadora. Y
se cree que, para promover el cristianismo entre los habitantes de las zonas
cercanas a la ermita, creó la leyenda para atraer a más fieles.
Leyenda de la Virgen de Ara
Según la
tradición mariana, durante los últimos tiempos de la dominación musulmana en la
península, habitaban estas tierras la princesa Erminda y su padre, el rey taifa
Jayón, quien padecía de ceguera.
Un día,
mientras la joven jugaba cerca de una fuente, se le apareció la Virgen María,
posada sobre la copa de una encina. La visión se repitió en varias ocasiones,
cada vez con mayor intensidad, hasta que un día vio brillar
sobre la cabeza de la jovencita una aureola destellante.
Cuando
la Virgen finalmente reveló su identidad, la princesa, desconfiada, pidió una señal
que confirmara su autenticidad, y la Virgen le dijo que, si se convertían al cristianismo, su
progenitor recuperaría la vista.
Cumplida la
conversión, el milagro se produjo y Jayón recobró la visión. En agradecimiento,
el monarca decidió construir una ermita en honor de la Virgen, eligiendo para
ello un lugar próximo, donde hoy se alza una cruz de hierro. Sin embargo, las
obras enfrentaban un misterio, pues lo que los obreros levantaban de día, se
derrumbaba sin causa aparente durante la noche.
Atemorizado, el
rey intentó abandonar el lugar, pero al intentar cruzar la ribera del Ara, las
aguas le impidieron el paso. Fue entonces cuando la Virgen se le manifestó de
nuevo, explicándole que el templo debía alzarse precisamente en la encina donde
se había producido la aparición. Obedeciendo esta instrucción divina, se
comenzó la construcción en el lugar indicado. La leyenda asegura que, aunque la
encina fue talada, continuaba retoñando como símbolo de bendición.
Los trabajos de edificación fueron llevados a cabo por
obreros musulmanes conversos. Uno de ellos, sin embargo, se arrepintió y
expresó su deseo de volver a su antigua fe. Sus compañeros, indignados, lo
inmovilizaron colocándole un cepo de madera en los pies, conocido como corma,
para impedirle la marcha. Fue entonces cuando la Virgen intervino, ordenando su
liberación. El hombre fue puesto en libertad, pero permaneció como cristiano.
Exterior
de la Ermita
El exterior de la ermita está pintado de blanco.
Vista
general
El elemento más destacado del conjunto
viene dado por la arquería mudéjar o galería porticada existente en los lados Sur y Oeste del templo,
galerías que, según las fuentes históricas nos informan, presentaban dos
cuerpos, de los cuales tan sólo ha llegado hasta nosotros el nivel inferior. Se
trata de un pórtico realizado con ladrillo, conformado por arcos de medio punto
peraltados, enmarcados por alfiz y apoyados en pilares octogonales con capitel
sencillo de dos molduras cóncavas y una convexa entre ambas.
Detalle del
pórtico (ver) (CC BY 3.0)
El campanario, levantado a los pies de la iglesia, se
compone de dos cuerpos. El inferior con dos vanos de
arcos de medio punto, y el superior, con un solo vano y dos aletones
triangulares curvos. Se construyó
entre finales de siglo XVII y principios del XVIII.
Como
hemos comentado, en el recinto destaca una fuente de agua natural, a la que la tradición
local atribuye propiedades curativas. Los habitantes de la comarca
llenan cántaras por sus buenas cualidades y algún historiador dice que es la
fuente árabe, ya que aquello fue consecutivamente templo de culto de romanos,
visigodos y musulmanes. Esta agua se utiliza aún hoy en bautizos, como símbolo
de protección para los recién nacidos.
Detalle del patio
Detalle de la fuente
Interior
de la Ermita
La ermita es un edificio de estructura sencilla,
compuesto por una sola nave dividida en tres tramos mediante dos arcos fajones,
y cubierto por una bóveda de medio cañón. La cabecera presenta una modesta
bóveda de crucería.
Vista
general del templo desde los pies de la nave
Coro
bajo
El acceso se realiza por el pie de la nave, y lo
primero que llama la atención es el coro bajo. En su bóveda de cañón con
lunetos se observan unas pinturas del siglo XIX que representan a una misma
mujer en cuatro versiones distintas.
Estas figuras simbolizan los cuatro puntos cardinales,
los signos zodiacales correspondientes y los cuatro continentes conocidos en
esa época: Europa, África, Asia y América.
Estas representaciones aluden al dominio universal de
Dios, cuya majestad se extiende sin límites hacia el norte, sur, este y oeste.
Así se refuerza la idea del poder divino abarcando toda la extensión del mundo.
Además, cuatro inscripciones dividen los doce signos
del zodiaco en sus categorías elementales (fuego, tierra, aire y agua),
reforzando el mensaje simbólico: “Dios guía la vida a lo largo de los doce
meses del año”, subrayando su soberanía sobre el tiempo y la creación.
El Oriente
El Oriente, los signos que reinan en esta parte son Aries, Leo, Gitarivs
Detalles
Detalles
Meridiano
Meridiano los signos que reinan en esta parte son
Detalles
Detalles
El Septentrioni
El Septentrioni, los signos que reinan en esta parte son Piszis, Canzer,
Escopion
Detalles
Detalles
Detalles
El Occidente
El Occidente, los signos que reina en esta parte son Geminis, Libra,
Aqvario
Detalles
Detalles
Detalles
En la cúspide del arco, bajo el coro, aparece la Muerte
escoltada por dos figuras con mosquetones, dando a entender que es un personaje
con poder. Ésta es una forma de adoctrinar al pueblo en la fe cristiana
controlando sus creencias. Pues, para quien cree en Cristo, la muerte es un
tránsito hacia la vida eterna.
Los
pies del templo con el coto alto y el sotocoro separados por el arco fajón.
Detalle
de los pies del templo
Detalle
de la muerte
Nave
central
El elemento más llamativo es la bóveda en la que están representadas las
escenas del Génesis, como ocurre en la Capilla Sixtina del Vaticano, lo
que bautizó este lugar como la Capilla Sixtina de Extremadura.
Se cree que las
pinturas, realizadas al temple, de esta particular “Capilla Sixtina” comenzaron
a hacerse cuando se instaló en ella la Orden de Santiago, con el objetivo de
catequizar, de adoctrinar a los fieles a través de las imágenes.
Se desconoce
quiénes fueron los autores de los frescos, aunque sí se ha podido determinar
que fueron realizados por seis personas diferentes, ya que, en las obras de
rehabilitación se pudieron reconocer seis tipos de estilos o trazos diferentes.
Hubo un tiempo en el que se pensó que
podrían pertenecer a la Escuela de Francisco de Zurbarán, ya que había una
escuela en la cercana localidad de Llerena, aunque esa teoría se desechó, ya
que, la riqueza cromática de la ermita no concordaba con la pintura de Zurbarán
y sus discípulos. La teoría que más abunda en estos momentos, por el estilo de
los frescos, es que sus autores pudieran haber pertenecido a una escuela
cordobesa.
La bóveda de la nave está dividida en 26 recuadros
numerados, fechados en los siglos XVI y XVII. En ellos se narran historias del
Libro del Génesis acompañados de leyendas explicativas (la Creación, el
Paraíso, el destierro de Adán y Eva, Caín y Abel, Abraham e Isaac y Rebeca).
Vista general de la bóveda
Pinturas de la bóveda
Pinturas de la bóveda: Abrahán y tres ángeles
Los frescos más
antiguos, que son los cuerpos prismáticos que se encuentran en el zócalo, realizadas
a finales del siglo XV. Además, están pintadas al
fresco (las otras obras están hechas al óleo o al temple) y son las que mejor
han resistido el paso del tiempo.
Detalle del zócalo con las pinturas geométricas
Por encima del zócalo hay escenas del Vía Crucis.
Y, sobre éstas, los muros están pintados simulando un
entablamento y un friso decorado con hojas, de acanto, roleos vegetales y
diferentes figuras y animales.
Detalle del friso
A ambos lados de la cabecera de la nave hay dos retablos:
a la derecha, el retablo del crucificado, Santísimo Cristo de la Injuria.
Detalle
de la cabecera de la nave con los retablos laterales
Retablo
del Santísimo Cristo de la Injuria
Santísimo
Cristo de la Injuria
Detalle
del rostro
Detalle
del Perizonium
Detalle
de los pies
Detalle
de la cabeza de Adán a los pies de la cruz en el monte Calvario
Detalle
del nombre en el retablo
Y a la izquierda, el retablo de San Antonio con Niño
Jesús (ver), considerado abogado de las “mocitas”. Según la guía las
casaderas del pueblo se llevaba a sus casas al niño Jesus hasta obtener novio,
por lo que el cura decidió fijarlo fuertemente al libro.
Retablo
de San Antonio con Niño Jesús
Detalle
de San Antonio
Hay que señalar que entre 1550 y 1575, varios elementos
del templo se cubrieron con azulejería de la Cartuja de Sevilla (las gradas del
Altar Mayor, los asientos que rodean el templo y los frontales de los altares
laterales), como podemos observar en los frontales de estos dos retablos.
Presbiterio-Altar Mayor
La capilla mayor se encuentra
separada de la nave principal por un arco toral. Y cubierta con bóveda de
crucería.
Presbiterio y Altar Mayor
Bóveda de Crucería
En el presbiterio destacan pinturas que representa el Nuevo Testamento.
Pinturas
del Nuevo Testamento: La huida a Egipto
Pinturas del Nuevo Testamento: Adoración de los Reyes
El retablo mayor, de comienzos del siglo XVIII, es de
cascarón adaptado al ochavo de la capilla. Posee tres calles y destacan sus
cuatro columnas salomónicas y profusión de elementos escultóricos con claras
influencias andaluzas.
Detalle
del Retablo Mayor
En el ático del retablo un relieve de Dios Padre
rodeado de ángeles.
Detalle
del ático
Y en la parte inferior de la hornacina central que tiene
a la Virgen sobresalen dos Imágenes de bulto redondo alusivas al rey Jayón y a
su hija Erminda.
El
rey Jayón y a su hija Erminda
Detalle
de rey Jayón y a su hija Erminda
La
imagen de la Virgen María Santísima del Ara, ausente durante nuestra visita, es
una talla de madera policromada, de estilo barroco, que representa a la Virgen
María en actitud orante.
Virgen de Ara
(ver) (crédito CC BY 3-0)
María Santísima del Ara (ver) (crédito CC BY 3.0)
Sacristía
En 1549 ya existía la sacristía, formando una galería
abierta con el templo. A mediados del siglo XVIII es cuando se construyó el
camarín de la Virgen y, muy probablemente, fue cuando se reformó y amplió la
sacristía.
Destaca una
tabla gótica con forma pentagonal,
en la parte superior, para adaptase al testero del templo, que puede datar de los siglos
XIII, XIV o incluso principios del XV, y bajo ella una cajonera tallada en madera con
herrajes y tiradores de forja.
Tabla
gótica sobre una cajonera
La pintura representa la Virgen María con el Niño sobre
un árbol entre nubes y ángeles, y alude a la aparición de la Virgen al rey
Jayón y a su hija, Erminda, que se sitúan en la parte inferior de la tabla.
Tabla
gótica
Detalle
la Virgen María con el Niño
Detalle
del rey Jayón y a su hija Erminda
Debajo de las figuras del rey moro y su hija se cuenta
el romance de la aparición de Nuestra Señora:
“Sobre un ara y alcornoque La Virgen María oy al Rei
Jaion y a su hija Erminda se aparció. Convirtiéndose al instante. Pidiendo con
gran fervor el Santísimo Baptismo a voces Por lograr la redención. Fabrican
aqueste templo los moros que humildes son A exortación de su Rei que amante les
predicó Muchos dexan a su secta Y uno que se arrepintió Por permisión de María
Otro moro le prendió Echanle corma y cadena Le castigan con rigor Y el
volviéndose a la Virgen Libre en su templo se halló Le da gracias a la Virgen
Porque conoció su error Ymitando a Jeremías Con lágramas i dolor Soberana
redentora Libres vuestros moros son no permitáis sean esclavos de aquel
infernal Dragón”.
Sobre
un ara y alcornoque La Virgen María oy al Rei Jaion y a su hija Erminda se
aparció
Fabrican
aqueste templo los moros que humildes son A exortación de su Rei que amante les
predicó
Echanle
corma y cadena Le castigan con rigor Y el volviéndose a la Virgen Libre en su
templo se halló
Le
da gracias a la Virgen Porque conoció su error Ymitando a Jeremías Con lágramas
i dolor
Soberana
redentora Libres vuestros moros son no permitáis sean esclavos de aquel
infernal Dragón
En los ángulos de la parte inferior de la tabla
aparecen dos cartelas con referencias cronológicas de las primeras
restauraciones.
Restauración
de 1488 y 1642
Restauración
de 1716 y 1865
Aunque la sacristía se encuentra encalada, en algunas
zonas, se han descubierto algunas pinturas murales.
Detalle
de una pared con pinturas murales
Camarín
Desde la sacristía se accede al Camarín de la Virgen
por unas escaleras. El camarín se terminó entre finales del siglo XVII y
principio del XVIII. Su planta es cuadrada, aunque al exterior se eleva en un
cuerpo octogonal con linterna de media naranja para dejar pasar la luz.
Vista
externa del camarín
Posee pilastras en las esquinas para facilitar el paso
a las pechinas de la cúpula.
Detalle
interior de la cúpula
Las pinturas del Camarín fueron realizadas en 1803 y
están formadas por columnas y decoración vegetal y geométrica.
Detalle
de las pinturas
Sala de exvotos
Se coleccionan
una serie de objetos y cuadros relacionados con milagros realizados por la
Virgen de Ara.
Una información muy completa y detallada. Es un lujo contar con Andrés Carranza entre los socios de la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Sevilla. Enhorabuena, Andrés, y muchísimas gracias.
ResponderEliminar