AREA DE REGINA-ENCARNACIÓN-SAN PEDRO
Calle Regina.
Desde plaza de
la Encarnación a la confluencia de san Juan de la Palma, Feria y Viriato.
Calle Regina
Según González de León (ver) y otros
autores, fue conocida hasta mediados del s. XVI como Caballerizas del Duque de
Béjar, que tenía en ella su casa-palacio.
Más tarde por callejuelas de Regina, por el monasterio
de Regina Angelorum (ver), fundado en 1553 por Teresa de Zúñiga y Manrique de
Lara, marquesa de Ayamonte, esposa de Francisco de Zúñiga Sotomayor y
Portugal, conde de Belalcázar.
La forma plural del topónimo (“callejuelas”) responde a
la estrechez y sinuosidad de los diferentes tramos de la antigua calle y así
aparece rotulada en el plano de Olavide (1771).
Posteriormente se llamó simplemente Regina, aunque en muchos
documentos e incluso en el uso oral de algunos sevillanos se ha seguido nombrando
callejuela de Regina.
En el
pasado era una calle mucho más angosta y quebrada que la actual y bordeaba el
mencionado monasterio de Regina cuyo derribo, durante el régimen surgido de la
Revolución Gloriosa de 1868 (ver), facilitó el
ensanche del tramo inicial.
Tenía un arco que unía el templo con la casa de los
duques de Béjar. Este arco habla sido demolido en 1861, ampliando así la calle
y facilitando el ambiente comercial que había adquirido a raíz del establecimiento
del cercano mercado de la Encarnación en 1820.
A estas operaciones hay que añadir diversas alineaciones
que poco a poco fueron convirtiendo el sinuoso callejón anterior en un espacio
más recto y amplio.
Una de las transformaciones más significativas fue la apertura
en 1879 de Jerónimo Hernández, que hoy la cruza, para facilitar la unión de la
plaza del Pozo Santo con Santa Ángela de la Cruz.
Otra muestra de la intención municipal de ensanchar la
zona fue el proyecto de una gran vía entre la plaza de la Encarnación y Feria (1943),
que no llega a realizarse.
Hoy la calle posee en su parte inicial considerable
anchura y fisonomía de plaza, lo que facilita el trasiego del público del
mercado vecino y el aparcamiento de vehículos.
Zona ancha de la calle Regina
Casa número 1 en la zona ancha de la calle Regina
Detalle del número 1
Casa número 2 en la zona ancha de la calle Regina
Detalle del número 2
Detalle del número 2
A partir del recodo
formado por la casa número 3 se estrecha notablemente hasta su final,
ofreciendo así dos tramos marcadamente diferenciados.
Tramo estrecho de la calle Regina
Esquina con la calle Jerónimo Hernández
La tipología de su caserío ofrece diferencias entre la primera y la segunda parte de la calle.
En aquélla predominan las construcciones recientes de tres plantas, mientras
que en ésta se encuentran casas de dos plantas de la primera mitad de siglo o
fines del XIX.
Carece en la actualidad
de edificios significativos, pero en el pasado se situaron en ella los ya citados
palacios del duque de Béjar y el convento de Regina Angelorum, que se hizo famoso
en la Sevilla del XVII por la oposición de sus frailes al movimiento en favor
de la proclamación dogmática de la Inmaculada Concepción.
Dentro de sus
muros se hallaba la capilla de la Virgen del Rosario (s. XVII), propiedad de la
Real Maestranza de Caballería de Sevilla, que a principios del s. XX donó al
Ayuntamiento los terrenos en que aquélla se levantaba. Su artística reja y varios
elementos del altar fueron trasladados, tras el derribo del convento, a la actual
plaza de loros.
Por sus
funciones, Regina es una calle de muy acusada personalidad, con un marcado ambiente
comercial.
Ese carácter
peculiar de la calle ha sido certeramente recogido por la literatura.
Rafael Laffón (ver),
en su “Sevilla del buen recuerdo”, lo evoca así: " Yo en aquellos paseos a
el "Jueves'" tiraba hacia las callejuelas de Regina, donde a la
puerta de algunas tiendecillas y entre mil baratijas con que exornar el hogar
menestral, se exponían unos cromos de colorido escandalosamente chillón
enmarcados en junquillos de purpurina".
La construcción
del mercado de la Encarnación fue el hecho que más contribuyó a convertir a
Regina en esa especie de "'zoco estable" que dice Antonio Burgos en
su “Guía secreta de Sevilla”.
La prensa del
XIX se hace ya eco de las quejas de los vecinos por las molestias y gritos
tempraneros de los vendedores, que por la noche iluminaban con candiles sus
puestos de pan.
El ajetreo habitual
que el mercado presta a la primera parte de Regina se intensifica aún más los jueves
al final de la calle, en la esquina de Feria.
La clientela
popular que diariamente frecuenta su comercio se engrosa con aquella otra que
compra o curiosea por los puestos del "Jueves" (ver):
"Entras por la callejuela de Regina y en la plaza de San Juan de la Palma hay
corros de gente. La bulla. Y escuchas de pronto las trompetas de la banda de
los armaos. Te parece por un momento, aunque aún sea febrero, que va a salir
una cofradía, o, aunque aún hace frío y el sol es pálido, que viene la Macarena
por la Encarnación...Pero no, es el Jueves, los bastones de mando de un general
que estuvo en Cuba, las cornucopias mal vendidas en unas particiones, una
Underwood que ya no pondrá más "Muy Sr. mío" con una cinta morada
como las que los domingos de Ramos llevan en la solapa los sevillanos que
vienen del besapiés del Gran Poder... Es el Jueves, el rompeolas de la ciudad
extendido sobre los adoquines, delante de la Casa de los Artistas..."(A.
Burgos, ABC, 17-XI-1983).
No hay comentarios:
Publicar un comentario