domingo, 19 de enero de 2025

AREA DE REGINA-ENCARNACIÓN-SAN PEDRO

Calle Regina. 

Desde plaza de la Encarnación a la confluencia de san Juan de la Palma, Feria y Viriato.

Calle Regina

Según González de León (ver) y otros autores, fue conocida hasta mediados del s. XVI como Caballerizas del Duque de Béjar, que tenía en ella su casa-palacio.

Más tarde por callejuelas de Regina, por el monasterio de Regina Angelorum (ver), fundado en 1553 por Teresa de Zúñiga y Manrique de Lara, marquesa de Ayamonte, esposa de Francisco de Zúñiga Sotomayor y Portugal, conde de Belalcázar.

La forma plural del topónimo (“callejuelas”) responde a la estrechez y sinuosidad de los diferentes tramos de la antigua calle y así aparece rotulada en el plano de Olavide (1771).

Posteriormente se llamó simplemente Regina, aunque en muchos documentos e incluso en el uso oral de algunos sevillanos se ha seguido nombrando callejuela de Regina.

En el pasado era una calle mucho más angosta y quebrada que la actual y bordeaba el mencionado monasterio de Regina cuyo derribo, durante el régimen surgido de la Revolución Gloriosa de 1868 (ver), facilitó el ensanche del tramo inicial.

Tenía un arco que unía el templo con la casa de los duques de Béjar. Este arco habla sido demolido en 1861, ampliando así la calle y facilitando el ambiente comercial que había adquirido a raíz del establecimiento del cercano mercado de la Encarnación en 1820.

A estas operaciones hay que añadir diversas alineaciones que poco a poco fueron convirtiendo el sinuoso callejón anterior en un espacio más recto y amplio.

Una de las transformaciones más significativas fue la apertura en 1879 de Jerónimo Hernández, que hoy la cruza, para facilitar la unión de la plaza del Pozo Santo con Santa Ángela de la Cruz.

Otra muestra de la intención municipal de ensanchar la zona fue el proyecto de una gran vía entre la plaza de la Encarnación y Feria (1943), que no llega a realizarse.

Hoy la calle posee en su parte inicial considerable anchura y fisonomía de plaza, lo que facilita el trasiego del público del mercado vecino y el aparcamiento de vehículos. 

Zona ancha de la calle Regina


Casa número 1 en la zona ancha de la calle Regina


Detalle del número 1


Casa número 2 en la zona ancha de la calle Regina


Detalle del número 2


Detalle del número 2

A partir del recodo formado por la casa número 3 se estrecha notablemente hasta su final, ofreciendo así dos tramos marcadamente diferenciados. 

Tramo estrecho de la calle Regina

Esquina con la calle Jerónimo Hernández

La tipología de su caserío ofrece diferencias entre la primera y la segunda parte de la calle.

En aquélla predominan las construcciones recientes de tres plantas, mientras que en ésta se encuentran casas de dos plantas de la primera mitad de siglo o fines del XIX.

Carece en la actualidad de edificios significativos, pero en el pasado se situaron en ella los ya citados palacios del duque de Béjar y el convento de Regina Angelorum, que se hizo famoso en la Sevilla del XVII por la oposición de sus frailes al movimiento en favor de la proclamación dogmática de la Inmaculada Concepción.

Dentro de sus muros se hallaba la capilla de la Virgen del Rosario (s. XVII), propiedad de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, que a principios del s. XX donó al Ayuntamiento los terrenos en que aquélla se levantaba. Su artística reja y varios elementos del altar fueron trasladados, tras el derribo del convento, a la actual plaza de loros.

Por sus funciones, Regina es una calle de muy acusada personalidad, con un marcado ambiente comercial. 

Ese carácter peculiar de la calle ha sido certeramente recogido por la literatura.

Rafael Laffón (ver), en su “Sevilla del buen recuerdo”, lo evoca así: " Yo en aquellos paseos a el "Jueves'" tiraba hacia las callejuelas de Regina, donde a la puerta de algunas tiendecillas y entre mil baratijas con que exornar el hogar menestral, se exponían unos cromos de colorido escandalosamente chillón enmarcados en junquillos de purpurina".

La construcción del mercado de la Encarnación fue el hecho que más contribuyó a convertir a Regina en esa especie de "'zoco estable" que dice Antonio Burgos en su “Guía secreta de Sevilla”.

La prensa del XIX se hace ya eco de las quejas de los vecinos por las molestias y gritos tempraneros de los vendedores, que por la noche iluminaban con candiles sus puestos de pan.

El ajetreo habitual que el mercado presta a la primera parte de Regina se intensifica aún más los jueves al final de la calle, en la esquina de Feria.

La clientela popular que diariamente frecuenta su comercio se engrosa con aquella otra que compra o curiosea por los puestos del "Jueves" (ver): "Entras por la callejuela de Regina y en la plaza de San Juan de la Palma hay corros de gente. La bulla. Y escuchas de pronto las trompetas de la banda de los armaos. Te parece por un momento, aunque aún sea febrero, que va a salir una cofradía, o, aunque aún hace frío y el sol es pálido, que viene la Macarena por la Encarnación...Pero no, es el Jueves, los bastones de mando de un general que estuvo en Cuba, las cornucopias mal vendidas en unas particiones, una Underwood que ya no pondrá más "Muy Sr. mío" con una cinta morada como las que los domingos de Ramos llevan en la solapa los sevillanos que vienen del besapiés del Gran Poder... Es el Jueves, el rompeolas de la ciudad extendido sobre los adoquines, delante de la Casa de los Artistas..."(A. Burgos, ABC, 17-XI-1983). 

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