AREA DE SAN ANDRÉS
Iglesia de San Martín.
La parroquia de San Martin nace con la toma de Sevilla
por Fernando III, convirtiéndose en una de las
24 collaciones de Sevilla, y reaprovechando probablemente una mezquita
anterior, de la que la actual torre fue el primitivo alminar. Toma su nombre de san Martin de Tours (ver).
Pero,
el edificio actual debe fecharse en época posterior. Posiblemente se inició en
1342, en estilo gótico, y no se terminó hasta el siglo XV. Se cree que en ella intervino Alonso Rodríguez, maestro mayor de la
Catedral Hispalense y de las iglesias de la Archidiócesis entre los
años 1496 y 1513, encargándose del cerramiento de sus bóvedas.
De este modo, se trata de uno de los escasos templos
góticos que nos han llegado hasta nuestros días (junto con la Iglesia de
santa Ana o la propia catedral).
En los siglos XVI y XVII se enriqueció
su interior notablemente por el patrocinio de diversas casas nobiliarias y por
el acogimiento de numerosas hermandades, como la Sacramental, la de la Santa
Espina, la de la Coronación, la de la Esperanza, la de la Resurrección o la de
Ánimas.
La iglesia fue sometida a
importantes reformas durante el siglo XVIII, y en especial a consecuencia de
los daños recibidos por el tristemente célebre Terremoto de Lisboa del año 1755.
Posteriormente, el templo pasó por una
gran decadencia y abandono al convertirse en centro de una zona marginal. Sobrevivió
a un intento de incendio en 1936 y fue parcialmente restaurado en la década de 1970,
por el arquitecto Rafael Manzano Martos, una intervención polémica en la que se
eliminó el revestimiento de sus muros interiores y un chapitel de estilo
barroco de su antigua torre.
Perdió el carácter parroquial en 1911,
pasando a ser la Sede Canónica de la hermandad de la Lanzada que se encarga de su
administración y usufructo desde 1966, lo que ha revitalizado el mantenimiento
de su patrimonio y de sus cultos.
Actualmente,
está declarada como Monumento Histórico y aparece inscrita en BOJA del año
2002, como Bien de Interés Cultural.
EXTERIOR
En su exterior presenta dos portadas:
A
la Plaza de san Martin, se abre la portada de zona de la epístola, tras un
pequeño compás con reja. Es una portada de estilo Neoclásico, constituida por
pilastras que sustentan un frontón triangular.
Visión
del frontal a la plaza San Martin
Portada
de la Epístola
A la izquierda de la portada, en la fachada de la
plaza, se observa el retablo de María Santísima del Buen Fin (Francisco Rafael
Abad Mejías y Juan Luis Aguado Granel, 1996) y a la derecha un azulejo que
refleja una frase del Pregón de Semana Santa de Rafael González Serna, un
mármol que refleja que en esta iglesia se encuentra enterrado el imaginero Juan
de Mesa y Velasco (ver), un retablo cerámico del Cristo de la Lanzada y un azulejo
que indica la entrada a la Casa de Hermandad.
La otra portada es la que se abre a los pies y da a la
calle Divina Enfermera. Se trata de una portada gótica pétrea con doble arco
apuntado que se adelanta respecto al paramento principal y se remata
superiormente con un sencillo tejaroz.
Destaca que todo el lienzo de esta fachada está
realizado en ladrillo y piedra, y se remata por medio de una vidriera con
lacería.
Azulejo
de la calle Divina Enfermera
Retablo
cerámico de la Divina Enfermera
Hornacina
con el Santísimo
TORRE-CAMPANARIO
A la derecha de esta portada se erige la torre
campanario (ver), realizada en ladrillo, que sigue el mismo procedimiento constructivo que la
de Omnium Sanctorum, sin los paños
de “sebka” de
decoración musulmana.
En el primer
cuerpo se abren saeteras, de arco apuntado y alfiz. El último cuerpo es el de
campanas, con dos vanos en cada frente, acabados en arco de herradura
enmarcados en alfiz, y asentados sobre una sencilla imposta.
Sobre un soporte cilíndrico se
presenta una cruz de forja y una veleta
Muy
difícil de fotografiar por la falta de perspectiva debido a la estrechez de la
calle.
Torre
Campanario
Cruz de forja y veleta
INTERIOR
Se trata de uno de los escasos templos góticos de la
ciudad, que han llegado hasta nuestros días, que presenta la singularidad de
contar con una sola nave gótica con cuatro tramos y presbiterio.
El hecho de ser un templo completamente diáfano, sin
columnas o elementos sustentantes, le da un aspecto singular en la arquitectura
sevillana.
Se cubren con bóvedas nervadas, unidas longitudinalmente por medio de un espinazo central, que se sustentan lateralmente con grandes contrafuertes.
Tanto los
muros de la iglesia como los tramos de las bóvedas entre los nervios están
construidos en su totalidad en ladrillo.
Vista
desde los pies del templo
Detalle
de la bóveda nervada
Muro de la Epístola
Entramos por la portada de la epístola
y realizamos la visita desde los pies del muro de la epístola y continuamos
siguiendo el sentido contrario de las agujas del reloj.
En el primer tramo encontramos unos
cuadros de la vida de la Virgen, anónimo del siglo XVIII, del circulo de Lucas Valdés, una capilla cerrada y la capilla de la Virgen del Amor (ver), obra del profesor Juan Manuel Miñarro.
El imaginero donó esta dolorosa a la Hermandad de la
Sagrada Lanzada, y la junta de gobierno aceptó dicha propuesta por unanimidad
en el cabildo de oficiales del 26 de abril de 2022, por lo que se solicitó el
consentimiento a la autoridad eclesiástica que ha aprobado la misma en un
escrito remitido en junio de 2022, firmado por el vicario general Teodoro León.
La imagen de María Santísima del Amor fue realizada en
el año 1989 y la hizo para él, pero cuando se encontraba restaurando al Cristo
del Perdón de la parroquia de San Isidoro, José Luis Peinado, su
párroco, le contó que tenía ilusión por tener una Virgen junto al crucificado,
por lo que estuvo expuesta durante unos años en el citado templo.
En dos ocasiones (2002 y 2021) fue rechazada por los
hermanos de las Siete Palabras como nueva imagen de la Virgen de la Cabeza.
Vista
del primer tramo de la Epístola
Detalle de la capilla cerrada por reja
Detalle del rostro de la Virgen del Amor
Detalle
de la mano izquierda con un rosario y una flor
Detalle de la mano derecha con un pañuelo
Pasada la puerta de la plaza de san Martín, encontramos la “Capilla de Nuestra Señora del del Reposo”.
Según inscripción heráldica fue labrada en 1500 por Juan Sánchez Gallegos para capilla funeraria de su familia. Su descendiente el Licenciado Diego de Gallegos la enriqueció en 1614.
Tras el terremoto de Lisboa sufrió diversas reformas y mejoras a partir de 1756.
También
podemos decir, que antiguamente la imagen de la Divina Pastora de Santa Marina
recibía culto en esta capilla.
Vista del primer
tramo de la epístola
Sobre esta capilla está colocado el órgano de
la iglesia, se trata de un órgano
neoclásico del siglo XVIII, datable hacia 1805 (antiguamente existían dos más
igual que éste, luego había tres), época en la
que se realizó una nueva sillería coral que hoy no se conserva.
Detalle del Órgano
En los laterales de la puerta de acceso a
la capilla, encontramos una foto de Santa Ángela de la Cruz (ver), muy vinculada con
esta parroquia y, sobre una repisa, se nos presenta una imagen pequeña que podría
ser de Santa Rita de Casia.
Santa Ángela de la Cruz
Breve historia de Sor Ángela y las Hermanas de
la Cruz
Santa Rita de Casia
Su interior está decorado con azulejos de
1614 de autor anónimo y atribuido a Hernando de Balladares. Frescos en la
bóveda, de 1756, igualmente de autor anónimo pero atribuidos a Vicente Alanís.
Cuadros de Juan Guy de 1608. Muy difícil de fotografiar a través de la reja.
Detalle del fresco de la bóveda
Detalle de las pinturas de las paredes
A su izquierda el retablo barroco
rococó dorado de la Piedad, datado en 1765. En el centro un
cuadro anónimo del siglo XVIII, que representa al Descendimiento,
donde la Virgen sostiene amorosamente la mano izquierda de Jesús. A los
lados, cuadros de la Resurrección y la Ascensión de Cristo, junto con representaciones
de San Lorenzo y San Esteban, pinturas del pintor flamenco Juan Guy Romano
de 1608.
Muy difícil de fotografiar por
situarse en la pared izquierda de la capilla cerrada por una reja.
Retablo
Detalle del cuadro de la Piedad
En ella se encuentran habitualmente las
imágenes secundarias del paso del misterio de la Lanzada, María
Magdalena (Blas Molner y Juan de Astorga 1810), María Salomé (Cristóbal Ramos 1786 (ver), María de Cleofás (Juan de Astorga 1810) y San Longinos, soldado romano autor de la lanzada.
Seguidamente, un retablo neoclásico de 1827, ejecutado por
Francisco de Acosta y policromado por José María González, en cuya hornacina se
encuentra una talla anónima de 1787 de San Francisco de Paula (ver), atribuido a Juan
Bautista Patrona y Quartín.
En el ático una pintura anónima de la Santa Faz, atribuida a
José María González.
Retablo de san Francisco de Paula
San
Francisco de Paula
Detalle
de san Francisco de Paula
Santa
Faz
En la cabecera de esta nave se alza el
altar de la Virgen de la Esperanza, titular de una histórica hermandad de
gloria hoy fusionada con la penitencial.
El altar, de columnas salomónicas, está
fechado en 1667 y se atribuye a Francisco Dionisio de Ribas o a Cristóbal de
Guadix.
Retablo de la Virgen de la Esperanza
La titular, conocida como la Divina
Enfermera (ver), es talla del siglo XVI, transformada en el XVIII para ser vestida, y
en el siglo XX por Castillo Lastrucci (ver).
Procede del antiguo hospital de Nuestra Señora de la O (ver), en la calle Correduría (ver), actualmente desaparecido, cuando en 1587 el cardenal
Rodrigo de Castro decretó la reducción de hospitales.
Divina Enfermera
Detalle de la Divina Enfermera
En la
festividad de la Expectación el Niño Jesús se cambia por otra imagen más
pequeña sobre su vientre.
Divina
Enfermera con el Niño Jesús en el vientre
En el ático un relieve en el que se
representa a Dios Padre.
Dios Padre
Corona el retablo las imágenes de las virtudes
teologales, Fe (cruz), Esperanza (ancla) y Caridad (corazón).
A los pies se enterró el afamado
historiador Ortiz de Zúñiga (ver), que en el siglo XVII publicó los “Anales de Sevilla”.
Presbiterio
El
presbiterio es de planta cuadrada, está cubierto con bóvedas de nervaduras
sexpartitas, y se ilumina por medio de vidrieras de lacería.
Presbiterio
Dentro del presbiterio, hay dos retablos en cada uno de sus muros.
En el muro de la derecha, de la epístola, destaca el retablo de la Sagrada Familia de la Virgen, conocido popularmente como el “Paseíto”, con un grupo escultórico central con imágenes de Santa Ana, San José, la Virgen Niña atribuido al escultor Benito Hita del Castillo, siglo XVIII, rodeadas de pinturas sobre tabla del siglo XVI de los apóstoles.
En el centro del segundo cuerpo se presenta un crucificado y en el ático una escena de la Piedad.
Retablo de la Sagrada Familia
Le
sigue un retablo en mármoles, obra anónima de finales del siglo XVIII, cuya
parte central fue rehecha en estilo neoclásico a finales del siglo XIX, con
notable talla central de San Antonio de Padua (ver), del siglo XVII, donado en 1810
a la Hermandad Sacramental por un sacerdote de la parroquia de la Magdalena.
Retablo de San Antonio de Padua
San Antonio de Padua
Además, en el muro
podemos ver una copia a escala del Santo Sudario de
Turín, donada por el escultor imaginero Juan Manuel Miñarro, y una placa de
mármol en recuerdo del historiador sevillano Diego Ortiz
de Zúñiga (ver) gran devoto de la Divina Enfermera y enterrado
bajo el altar de la misma.
Copia del Santo Sudario de Turín
Mármol de Diego Ortiz de Zúñiga
Igualmente, dentro del presbiterio, en el muro
izquierdo del Evangelio, junto al
retablo del Altar Mayor, se abre una puerta mudéjar de interesante decoración geométrica
que da acceso a la, hoy cerrada, primitiva capilla sacramental, sobre ella un cuadro de la Trinidad y después dos retablos de gran
interés.
Se enmarca con
una decoración epigráfica con una cita eucarística del Evangelio de San Juan.
El altar de la Piedad es un altorrelieve, de finales del siglo XVI. Presenta dos áreas diferenciadas. La superior es un calvario y la inferior una escena del Santo Entierro.
Remata el conjunto el relieve de Dios Padre.
Oscurecidos por el tiempo y la suciedad,
se ha relacionado su estilo con el de Isidro de Villoldo, Jerónimo Hernández e,
incluso, con el de Andrés de Ocampo.
Perteneció a la familia Cervantes, algunos de cuyos miembros aparecen representados en la zona del banco.
En los
laterales aparecen san Pedro y san Pablo.
Sobre el altar, en una primera visita se observaba una pequeña imagen y en una segunda visita han colocado el Ecce Homo tras su restauración.
Altar de la Piedad
Al lado se levanta el retablo de san José del XVIII, que preside una magnifica talla de San José de 1800, cercana al taller de Roldán y repolicromada con posterioridad, que tiene la particularidad de situarse en un retablo dieciochesco con decoración chinesca.
En el ático una pequeña imagen de la virgen de Fátima.
En una segunda visita, la imagen de san José ha sido sustituida por otra imagen no identificada.
Altar de San José
Altar Mayor
El retablo mayor es de estilo tardorenacentista y fue
proyectado por Vermondo Resta en 1606, siendo realizado por Diego López Bueno.
Completaron la participación en la obra Juan y Diego Salcedo, autores del
dorado y la policromía, entre 1606 y 1611, encargo traspasado por la viuda de Gaspar de Ragis, con quien se contrató
inicialmente la tarea.
Posteriormente
fue modificado en los últimos años del siglo XVII, cuando se colocó el camarín
central.
El cuerpo central del retablo fue labrado de nuevo por
Fernando de Barahona en 1691, por encargo de la hermandad sacramental,
realizándose también los camarines centrales y la nueva decoración barroca. Su
dorado corrió a cargo de Antonio Gallardo.
Consta de banco, dos cuerpos y ático, compartimentados mediante columnas corintias de fuste estriado, y en él se alternan tanto la escultura como la pintura. Las pinturas son obra del italiano Gerolamo Lucente de Corregio, mientras que las tallas son obra de Andrés de Ocampo.
Por encargo de Diego Gallegos, clérigo de San
Martín, otro pintor italiano activo en Sevilla, Juan Gui, proporcionó un “Descendimiento de la Cruz” rematado
en medio punto.
Retablo Mayor
En el banco, a los lados del
tabernáculo, podemos contemplar dos relieves de san Juan Bautista (ver) y san Marcos.
En el primer cuerpo, y de izquierda a derecha nos encontramos:
Un lienzo de la caridad de San Martín.
Una escultura de San Pedro.
En la parte central se abre el camarín donde se halla una escultura de la Virgen con el Niño, Nuestra Señora Divina Maestra, obra del siglo XVII (ver).
A la derecha del camarín se encuentra una talla de San Pablo
Después un lienzo con el Sueño de San Martín.
En la cabecera del lado del
evangelio, el Retablo de la Inmaculada Concepción (ver), imagen de vestir de Cristóbal Ramos, realizada en barro
cocido, policromada y con cabellera de pelo natural, del año 1.794, titular
de la hermandad Sacramental del Santo
Crucifijo del Amor, que procedía del convento desaparecido de
Regina Angelorum, cuyo crucificado se conserva
hoy en una parroquia de El Viso del Alcor.
Retablo de la Inmaculada Concepción
Inmaculada Concepción
Detalle de la Inmaculada Concepción
Le sigue un magnífico retablo estilo
rococó obra de Juan Calero (1784). Está presidido por la devota imagen de
Nuestra Señora de la Europa (ver), talla de Felipe Martínez (1686) repolicromada en
época posterior.
Iconográficamente
se podría tratar de una talla medieval, pues la Virgen aparece sedente y
coronada a modo de reina antigua, es decir sin las diademas de perlas, globo y
cruz de las coronas reales modernas, pero, como hemos comentado, es una talla
del siglo XVII, obra de Felipe Martínez, de talla completa, que tiene el Niño
al brazo izquierdo, mientras que en la otra mano sujeta un cetro.
Antiguamente
la Virgen de la Europa tenía capilla propia, ya desde el siglo XVII, en la
plaza que está al final de la calle Amor de Dios y comienzo de la de Doctor
Letamendi, su desaparecida hermandad fue fundada
por los habitantes del Peñón de Gibraltar tras ser expulsados por los ingleses.
Esta capilla fue derribada, por motivos urbanísticos, a
mediados del siglo XIX, y la imagen fue trasladada a san Martin.
La acompaña las imágenes del siglo XVIII de Santa Rosalía (ver) y Santa Isabel de Hungría.
En el ático una pequeña imagen de un fraile.
Retablo de la Virgen de la Europa
Seguidamente, se abre la Capilla del
Sagrario, que pertenece a la Hermandad de la Sagrada Lanzada.
Fue la Capilla de san Juan, propiedad de la familia Jácome, que la cedió a la Sacramenta de san Martin en 1792, año en que se inició su reforma para transformarla en Capilla Sacramental, estrenándose como tal el 25 de marzo de 1811.
Lo presidía el retablo neoclásico
que la hermandad de la Concepción poseía en el Convento de Regina. Entre 1878 y
1881 el párroco Castor Montoto sufragó diversas mejoras en la misma.
Está cerrada con reja, que procede de la Capilla de la Concepción de
Regina, y en el muro a cada lado dos cuadros del pintor flamenco Cornelio
Schut siglo XVII, la Inmaculada y San Luis Rey de Francia, y sobre ella el
cuadro de la Sagrada Cena.
En su interior, el altar está presidido por la imagen del Santísimo
Cristo de la Lanzada (ver), obra contemporánea de Antonio Illanes (ver) del año 1929, inspirada en el crucificado de la Clemencia de Montañes ,
realizada en pino de flandes, mide 1,67 metros de altura.
Está flanqueado por la Virgen de Guía (ver), devoción
de la casa de Medina Sidonia y del Condado de Huelva, también de Illanes
(1931), tallada en madera de ciprés. La primitiva imagen de Illanes no fue del
agrado de los hermanos que encargaron su remodelación a Rivero-Carrera, que
realizó una modificación tan profunda que puede considerarse que la imagen
actual es obra suya.
Virgen de Guía
La de San Juan es una notable talla
anónima del siglo XVII, cercana al estilo de Pedro Roldán.
San Juan
El sagrario es obra de Dionisio Gutiérrez
de 1798, con la orfebrería de José Guzmán.
Sagrario
La capilla estuvo originalmente decorada con frescos de Antonio Mohedano, de la primera mitad del siglo XVII.
La vidriera es de Baldomero Álvarez.
La bóveda que cubre la capilla es del
siglo XV.
Los Ángeles Turifarios son tallas
anónimas de 1786.
Ángeles Turifarios
En la pared lateral se presentan dos
lienzos difíciles de fotografiar por el tema de luz y la oblicuidad de realizar
la fotografía desde la reja. Se trata de Jesús y los Doctores, anónimo del
siglo XIX y las Animas Benditas y san Martin, igualmente anónimo del siglo XIX.
Jesús y los Doctores
Animas Benditas y san Martin
La última capilla de la nave, de la Virgen del Buen Fin (ver), antiguamente de la Santa Espina, fue erigida en 1898
sobre el cuarto de campanas cedido por la parroquia a la Sacramental de san
Martin.
Está presidida
por un retablo barroco anónimo de 1811, instalado inicialmente en la Capilla Sacramental
trasladándose en 1896 a su emplazamiento actual.
En su
tabernáculo se venera la reliquia de Santa Espina, hallada hacia 1421 en el interior de una caja descubierta durante
las obras de cimentación de este templo, y está presidido por Nuestra Señora del Buen Fin, cotitular de la Hermandad
de la Lanzada.
La
advocación del Buen Fin alude a María como Madre y dispensadora de favores, y
el buen fin que se pide a la Medianera de todas las gracias.
Se trata de una Virgen de Candelero de 1,60 metros tallada por Juan de Astorga el año 1810, siendo la primera dolorosa que labró el famoso imaginero.
La cabeza es de papelón mientras que el busto esta realizado en madera de cedro.
La policromía se debe
a Joaquín de la Peña.
Esta imagen
actual sustituye a la primitiva de 1670 destruida durante la invasión francesa,
en el asalto al convento de san Basilio donde radicaba la Corporación.
Conserva entre
sus enseres la saya más antigua de las hermandades sevillanas, pues fue
ejecutada por Concepción León en 1852.
Del taller de
Ramón León, de 2006, procede la nueva corona de plata sobredorada que sustituye
a la anterior de Rangel de 1955, elaborada con metal sobredorado.
Capilla de Nuestra
Señora del Buen Fin
Nuestra
Señora del Buen Fin
Detalle de Nuestra Señora del Buen Fin
Los ángeles lampareros, tallados en 1789
por Dionisio Gutiérrez, proceden del retablo de la Hermandad de la Concepción de Regina.
Ángel lamparero
De sus muros cuelgan una pintura de la
Virgen de Guadalupe obra de José Cruz de 1788, la Virgen con el Niño y un lienzo anónimo de Nazareno
del siglo XVII.
La Capilla Bautismal (Cerrada) está
cerrada con una reja, junto a la Pila
Bautismal, de mármol del siglo XVII, se puede ver un cuadro del Bautismo de Cristo, de la
escuela de Murillo del siglo XVIII, una imagen de San Juan Bautista, de Diego
López Bueno de 1617, un relieve del Bautismo de finales del siglo XVII, anónimo del Circulo de Francisco A. Gijón.
En ella se bautizaron entre otros, los siguientes sevillanos ilustres, Diego Girón, Juan de Mal Lara, Juan Ramírez de Guzmán, Diego Ortiz Zúñiga y Benito Hita del Castillo.
Pies del Templo
En el fondo
de la nave junto a la puerta y el coro, obra anónima entre 1881 y 1883, el cuadro
de Nuestra Señora de la Concepción de Regina, perteneció a su hermandad
que residía en este convento desaparecido, fusionada a la hermandad Sacramental
y la Lanzada.
Nuestra Señora de la Concepción de Regina
Una Cruz de madera y un cuadro de Nazareno y de san José con
el Niño.
Finalmente, podemos ver la
imagen del Ecce Homo de la Santa Espina, anónimo siglo
XVII, encargado por la Hermandad en 1652, para colocarlo sobre el tabernáculo
en el que se veneraba la reliquia de la Santa Espina.
A principios del XIX fue trasladada a la
Capilla Bautismal, con intención de que pudiera ser contemplado desde el
exterior, a través de una ventana, de forma semejante al Cristo del Buen Viaje
de san Esteban.
Fue retirado del culto en 1889 y colocado
en esta capilla después de su restauración.
Santa
Cena. Anónimo. 1734 (copia de un lienzo del XVI). Óleo sobre lienzo
San Cristóbal.
Anónimo. Siglo XVIII. Óleo sobre lienzo
No hay comentarios:
Publicar un comentario