AREA DE SAN VICENTE-MIGUEL DEL CID-TEODOSIO
Convento Santo Tomás de Aquino-Iglesia Santa María la Real
Iglesia del Convento colegio noviciado de Santo Tomás, de los Padres Dominicos.
Centro de formación de seminaristas heredero de la antigua
Universidad de igual nombre, que estaba situada frente al Archivo de Indias.
El origen del primitivo convento de Santa María la Real se remonta al siglo XV.
El 13 de diciembre de 1409 es la fecha de la
fundación de este monasterio en la calle de San Vicente. En 1410 se
concedió el permiso para la edificación solicitada por doña Catalina de
Castilla, la madre del rey don Juan, que daba así inicio a la
primera comunidad de dominicas de Sevilla.
Fue el papa Benedicto XIII el que concedió la bula de erección y el que concedió notables privilegios al convento.
La fundación se estableció en
casa de una mujer retirada, la que se conocía como un beaterio, establecido en
la casa de María la Pobre, mujer piadosa que vivía con otras mujeres en
una comunidad de vida espiritual. Su casa estaba situada en el enclave que ha
llegado hasta nuestros días, entonces conocido como calle de la Zapatería
Vieja, aunque antes estuvieron acogidas en unas casas del barrio de Santa Cruz.
La primera comunidad del convento llegó proveniente de Toledo, de
Santo Domingo el Real (donde, curiosamente, terminaría la existencia del
convento sevillano de Dueñas siglos más tarde). El convento, que tardó algún
tiempo en seguir la regla de Santo Domingo, fue creciendo en su comunidad y en
sus edificaciones.
En 1511 las hermanas del monasterio de Nuestra Señora del Valle de Sevilla, se unieron al de Santa María la Real por orden del arzobispo Fray Diego de Deza.
Más tarde,
en 1835, coincidiendo con la Desamortización de Mendizábal, también el
monasterio de Santa María de Gracia de Sevilla se unió al de Santa María la
Real.
A lo largo del siglo XIX creció la comunidad, ya que acogió a las
monjas del convento de la Pasión (calle Sierpes) y las de Santa María de Gracia
(junto a la Campana).
La desgracia llegó en 1868 ya que la revolución "La Gloriosa” (ver), que destronó a Isabel II, hizo abandonar temporalmente el convento a las dominicas. Éstas se refugiaron en la casa de las monjas franciscanas de Santa Clara.
El edificio se convirtió en un centro de reuniones políticas, perdiéndose buena parte de su gran patrimonio.
Siete años después las monjas vuelven a su monasterio. Al regresar la comunidad dominica se reaprovechó parte del patrimonio que
había perdido la comunidad de mercedarios del convento de la Asunción, en la
plaza del Museo, también suprimido en la época.
Consta que en
1886 se derrumbó el techo del coro. Las monjas se movilizaron para reunir el
dinero necesario para las obras. Familias de la ciudad colaboraron
generosamente en la restauración. Aun así, se vieron obligadas a vender parte
del edificio para costear todos los gastos.
Cuando la situación mejoró, tras las obras oportunas, en 1931 se proclama la II República.
En ese momento histórico, las dominicas tuvieron que abandonar el
monasterio de nuevo y refugiarse, como seglares, en casas particulares. Cuando
los ánimos se calmaron, volvieron al convento.
Aun así, no duró mucho el tiempo de paz. En 1936 estalla la Guerra Civil. En 1939, la situación del edificio era de ruina total. Las hermanas tuvieron que vender otra parte importante del convento para poder mantener el resto que estaba seriamente afectado.
En el siglo XX todavía acogería el convento a monjas de Segovia (1972) y a la comunidad de Santa Catalina de Osuna (1992).
En
1977 se demolió buena parte del conjunto, conservándose la iglesia y un patio
muy alterado.
Con el traslado a Bormujos, se mantendría la iglesia
y fue
entonces cuando los Padres Dominicos de la Provincia Bética, que tenía como
estudiantado un piso de la calle Severo Ochoa, consideraron oportuno comprar el
edificio a sus hermanas dominicas, para el nuevo
uso como centro de estudios y noviciado dominico, instalando allí el
Estudio General de la Provincia.
El conjunto arquitectónico se renovó en el siglo XVII,
correspondiendo su iglesia al diseño que el arquitecto Juan de Segarra (ver) concertó en el año 1632.
La iglesia, fue despojada de buena parte de
su patrimonio que se trasladó al Aljarafe.
Exterior
Muy austero. La fachada linda con las calles Juan Rabadán y San Vicente donde se encuentra la puerta no decorada.
Convento santo Tomas de Aquino
Interior
El interior, una sola nave, que corresponde al diseño
del arquitecto Juan de Segarra, paralela a la calle San Vicente, presenta como
forma de cubrimiento una bóveda de medio cañón, teniendo coro a los pies.
Los muros están decorados con pontífices dominicos,
San Pío V, Benedicto XI, Inocencio V, beatificados, y Benedicto XIII.
1) En el lado de la epístola, a los pies del templo, un
retablo neoclásico de San Buenaventura,
franciscano doctor de la iglesia.
2) Seguidamente, un retablo neoclásico de San Raimundo de Peñafort, dominico patrón de
los juristas.
En la
cabecera, destaca el retablo mayor, procedente del antiguo convento mercedario
de la Asunción, que se encontraba en la plaza del
Museo, como atestigua el escudo mercedario que corona la obra (con un emblema
dominico superpuesto).
El retablo fue comenzado por Luis de Figueroa
en 1530, aunque debió ser terminado ya en el siglo XVIII, según se constata por
la decoración de hojarasca de los cuerpos superiores.
Se compone de dos cuerpos y tres calles; en el primer
cuerpo, en barroco camarín se sitúa la Virgen del Rosario, una talla de vestir
que aparece flanqueada por las imágenes de Santo Domingo de Guzmán y de San
Francisco de Asís.
El segundo cuerpo está presidido por una talla de
Santo Tomás de Aquino que aparece flanqueado por otros dos santos dominicos
(Beato Álvaro de Córdoba y Gonzalo de Amarante). Santo Tomás de Aquino se representa con el hábito dominico,
libro, sol en el pecho e iglesia bajo el brazo.
Detalle de santo Tomás de Aquino
En el presbiterio un Crucificado y en los laterales las pinturas de la Inmaculada y
Santa Rosa de Lima.
1) En el lado del evangelio,
un retablo barroco de Santo Domingo de Guzmán fundador de la orden, decorado con pinturas alusivas a la Eucaristía el
Corazón de Jesús, San Juan Evangelista y la Cruz.
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