miércoles, 18 de junio de 2025

RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, también conocida como Virgen de las Maravillas o Nuestra Señora de las Gracias de la Medalla Milagrosa, es una advocación mariana cuya festividad se celebra cada 27 de noviembre. Su origen se remonta a las apariciones de la Virgen María en 1830 a santa Catalina Labouré, entonces joven novicia de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en la casa madre de la congregación situada en la calle del Bac, número 140, en París.

Según los testimonios de Catalina, la Virgen le pidió que se acuñara una medalla conforme a la visión que había recibido, prometiendo gracias especiales a quienes la portaran con fe. Catalina guardó silencio sobre estas experiencias durante la mayor parte de su vida, revelándolas únicamente a su confesor poco antes de su muerte. Fue canonizada en 1947 por el papa Pío XII.

Desde su juventud, Catalina experimentó fenómenos místicos. A los nueve años, soñó con san Vicente de Paúl, quien le invitó a unirse a su congregación. Durante su noviciado, tuvo varias visiones relacionadas con la Eucaristía y con Cristo como Rey crucificado, despojado de toda majestad terrenal. Estas visiones reforzaron su vocación de servicio y recogimiento.

Las apariciones más conocidas ocurrieron en julio y noviembre de 1830, en la capilla del noviciado.

La primera tuvo lugar la noche del 18 de julio, víspera de la festividad de san Vicente de Paúl. Catalina fue despertada por un niño, a quien identificó como su ángel de la guarda, que la condujo a la capilla, donde la Virgen la esperaba. Durante ese encuentro, la Madre de Dios le anunció que recibiría una misión difícil, pero acompañada siempre por la gracia divina. Le pidió comunicarlo a su director espiritual y confiar plenamente en Dios.

La segunda aparición sucedió el 27 de noviembre del mismo año, hacia las 5:30 de la tarde, víspera del primer domingo de Adviento. Catalina vio a la Virgen dentro de un marco ovalado, de pie sobre un globo terráqueo y aplastando con sus pies la cabeza de una serpiente. De sus manos extendidas salían rayos de luz, símbolo de las gracias que Dios concede por su intercesión. Alrededor del marco se leía la invocación: “¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!”

Luego, la imagen giró, revelando un reverso con doce estrellas, una gran letra M coronada por una cruz, y los corazones de Jesús (rodeado de espinas) y de María (atravesado por una espada).

La Virgen pidió a Catalina que estas imágenes fueran encomendadas a su padre confesor y fueran reproducidas en una medalla, asegurando: “Todos los que la lleven con fe recibirán grandes gracias”.

Tras dos años de discernimiento y observación, el confesor de Catalina, el padre Aladel, comunicó los hechos al arzobispo de París, Monseñor de Quélen, sin revelar la identidad de la vidente. Finalmente, en 1832, y tras superar numerosas dificultades, el orfebre Adrien Vachette elaboró las primeras medallas según el diseño indicado.

En el anverso se muestra a la Virgen Inmaculada, con rayos de luz que brotan de sus manos hacia el mundo, símbolo de las gracias que concede. La rodea la inscripción mencionada anteriormente: Oh María sin pecado concebida ruega por nosotros que recurrimos a Ti. La imagen de la Virgen aplastando la cabeza de la serpiente alude a la profecía del Génesis (3:15): Pondré enemistad entre tú y la mujer […] te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón.

Anverso de la medalla. (ver) (CC BY 3.0)

En el reverso una M entrelazada con una Cruz. Los Corazones de Jesús y de María, todos envueltos en doce estrellas.

La M de María, como Madre o Mediatrix, sostiene la Cruz sin crucifijo; el monograma I de Jesús (Iesus) se cruza con la M de María y la Cruz, y simboliza la salvación que traen Jesús y la Virgen, la relación indisoluble que une a Cristo con su santísima Madre, que se convierte así en testigo de la Salvación de la humanidad por parte de su Hijo Jesús y copartícipe en el acto mismo del sacrificio de Cristo.

Las 12 estrellas simbolizan las 12 tribus de Israel y los 12 apóstoles.

El corazón izquierdo coronado de espinas es el Sagrado Corazón de Jesús, que murió por los pecados de la humanidad, mostrando con su sacrificio el amor por los hombres; mientras que el corazón derecho perforado por la espada es el Inmaculado Corazón de María símbolo del dolor de la Virgen ante el rechazo a Dios por parte de algunos de sus hijos. El fuego de los corazones es el amor ardiente de Jesús y María por la humanidad.

Reverso de la medalla. (ver) (CC BY 3.0)

Durante la epidemia de cólera que asoló París en 1832, causando cerca de 20.000 muertes, las primeras medallas comenzaron a distribuirse entre los enfermos. Se atribuyeron numerosas curaciones y conversiones a su intercesión, lo que hizo que pronto se la conociera como la Medalla Milagrosa.

Desde entonces, esta devoción se ha extendido por todo el mundo. Hoy existen miles de millones de reproducciones de la medalla, fabricadas en diversos materiales, disponibles en tiendas religiosas físicas y virtuales. Incluso papas como Gregorio XVI y Pío IX la llevaron consigo, y la capilla de la rue du Bac se ha convertido en un importante lugar de peregrinación.

Es la gran devoción de la Familia Vicenciana, fundada por San Vicente de Paul, compuesta por la compañía de las Hijas de la Caridad, la Congregación de la Misión Padres Paúles, y la Asociación de la Medalla Milagrosa, entre otras.

Es una devoción que en Sevilla se inició a finales del siglo XIX, de mano de esta popular congregación hospitalaria. Aunque moderna, está muy extendida en la ciudad, pudiéndose encontrar su imagen en muchas iglesias y centros hospitalarios. 

Iglesia de san Román

En la nave de la epístola un Retablo moderno de la familia Vicenciana Virgen Milagrosa, de Antonio Castillo Lastrucci (ver) de 1940, acompañada de San Vicente de Paúl y Santa María Luisa de Marillac. 

Retablo de la Virgen Milagrosa

Virgen Milagrosa

Detalle de la Virgen Milagrosa

Detalle de la Virgen Milagrosa

Iglesia de san Lorenzo

En la cabecera de la nave del Evangelio, se observa la Capilla de la Inmaculada Milagrosa, también llamada del Cristo de las Fatigas, que tiene dos entradas, una desde la nave central y otra por la cabecera de la nave exterior del Evangelio.

Contiene esta capilla una interesante pintura mural que representa La Calle de la Amargura, del siglo XVI, atribuida en tiempo reciente a Luis de Vargasuna, se denomina Cristo de las Fatigas en su camino al Calvario.

Sobre una repisa se presenta una pequeña imagen de la Inmaculada Milagrosa.

Vista de la capilla desde la nave central

Vista de la capilla desde la nave lateral

Repisa con la Inmaculada Milagrosa 

Inmaculada Milagrosa

Detalle

Iglesia del Sagrado Corazón

En la nave del Evangelio, se encuentra el altar de plata de la “Milagrosa”, obra de Cayetano González. La imagen tuvo gran devoción en un pequeño colegio de la calle Quevedo. Esta devoción fue decayendo y al cerrarse el colegio de la calle Quevedo la imagen fue trasladada a la Iglesia de la compañía en 1950. El altar de plata repujada es considerado una de las obras maestras de Cayetano González (según su discípulo Fernando Marmolejo, es la mejor de sus obras).  

Retablo de plata

Virgen Milagrosa

Detalle

Iglesia de San Gil 

En la nave del Evangelio, se abre la Capilla de la Milagrosa.  En su interior se alza un retablo neobarroco del siglo XX, en cuyo centro se halla una imagen moderna de la Milagrosa, donada por las hijas de la Caridad del Pumarejo. La imagen está rodeada por la leyenda de la medalla.

Retablo 

Virgen Milagrosa

Detalle

Iglesia de San Julián

En la nave del Evangelio, pasada la puerta de comunicación con las dependencias parroquiales, se encuentra un retablo moderno de escayola dorado, de estilo renacentista con adornos mudéjares.

La imagen es moderna, de talla completa, de la Virgen de la Milagrosa, de Antonio Castillo Lastrucci (ver) de 1945-1946.

Retablo 

Virgen Milagrosa

Detalle

domingo, 15 de junio de 2025

RUTA DE LOS CAMPANARIOS Y VELETAS 

Iglesia de San Román. 

Imagen frontal de la iglesia y de la torre-campanario

De la fábrica de la iglesia sólo se ha salvado la torre barroca, realizada entre 1702 y 1707 que fue construido José Tirado y Juan Gómez.

Se sitúa situada a los pies y a la izquierda o área del evangelio de la fachada principal.

Es de planta cuadrada y dos cuerpos, prácticamente ciego el inferior y con cuatro vanos (uno por campana) el superior, decorado con columnas salomónicas.

Se corona por menudos pináculos cerámicos y se remata por un empinado chapitel de base poligonal revestido por azulejería en color azul cobalto.

Se remata con una cruz latina y una veleta de forja.

Detalle del cuerpo superior y del capitel

Detalle de una campana

Detalle del chapitel con la cruz y la veleta

Detalle de la cruz y la veleta

sábado, 14 de junio de 2025

AREA DE SAN ROMAN

Iglesia de San Román

Historia

Iglesia de san Román

El barrio de San Román ya era reflejado por Cervantes en su obra El Rufián dichoso. Una zona periférica, alejada de otras collaciones más ricas y más céntricas de la ciudad, que tuvo iglesia parroquial propia.

Dedicada San Román Mártir, es una de las veinticuatro parroquias, collaciones, en las que quedó dividida Sevilla tras la reconquista por el Rey Fernando III el Santo en 1248.

Incluida en el conocido como grupo de 1356, conjunto de iglesias gótico-mudéjares que fueron prácticamente rehechas en época de Pedro I tras el terremoto de Lisboa, gracias a la insistencia del arzobispo don Nuño. De esa época apenas queda la portada principal, ya que sufrió una profunda renovación barroca en los siglos XVII-XVIII.

Fue saqueado e incendiado por las turbas en 1936, quedando totalmente derruido. Entre otras obras irremplazables desapareció el Retablo Mayor, en el que se veneraba la imagen de san Román. De la escultura más apreciada del templo en la antigüedad, la Virgen de Granada, obra de Roque Balduque (ver), de la segunda mitad del siglo XVI, instalada en la Capilla Sacramental. Iguales suertes corrieron la Virgen de las Angustias y Nuestro Padre Jesús de la Salud, de la Hermandad de los Gitanos, obras ambas de Montes de Oca (ver). Sólo se salvaron dos Libros de Reglas, una saya burdeos de la Virgen atribuida a Rodríguez Ojeda (ver) y un cíngulo muy curioso y único en Sevilla, que tenía el Señor, con una rosa de pasión en el centro. 

Interior de la iglesia de San Román tras ser incendiada el 19 de julio de 1936. (Foto: ABC). (ver) (CC BY 3.0)

Exterior dela Iglesia de san Román tras el incendio (ver) (CC BY 3.0)

Antigua Virgen de las Angustias, destruida en 1936. (ver) (CC BY 3.0)

Como otras ciudades del país, la ciudad de la Giralda también habría de padecer la sinrazón de la iconoclastia y el anticlericalismo expresado a través del ataque a algunos de sus templos más históricos y señeros ubicados en el denominado “Moscú sevillano”, caso del que nos ocupa, donde eran veneradas dos imágenes de gran valía artística y gran corriente devocional, titulares de la hermandad de los "Castellanos Nuevos" o de "los Gitanos", como era y es conocida. 

Efectivamente, la Iglesia de San Román se hallaba situada casi en el centro de esa zona de la ciudad poblada por las clases más modestas de la sociedad sevillana, en su mayoría de ideología republicana y contraria al dominio que la Iglesia había ejercido desde tiempo inmemorial.

Se dice que los autores del incendio fueron personas procedentes del extrarradio de la ciudad, de zonas como Amate (los “Estados Unidos de Amate”) que se encontraba en el llamado "cinturón rojo"

Parece claro que las gentes de la collación no fueron las que perpetraron tal sacrilegio, personas que se conocían entre sí y que, a pesar de ideologías políticas, respetaban a la hermandad y a su templo más allá del simbolismo o el significado que pudieran tener.

La cofradía gitana era de carácter humilde, integrada por gitanos trianeros y del propio barrio que guardaron un silencio sepulcral tras el suceso, no se sabe si por no querer remover algo tan doloroso, si por superstición o, simplemente, por desear pasar página y mirar hacia delante. 

Según la leyenda popular, ni las imágenes ni los enseres desaparecieron con el incendio; pues al parecer, una vez extinguido éste, no se encontró ni el más mínimo trozo de madera chamuscada ni de metal fundido en el interior, lo que hace sospechar que las imágenes pudieran haber sido puestas a salvo por algún hermano, aunque después del conflicto bélico nunca aparecieran.

Más extraño resulta que en el mes de julio estuviera en la iglesia prácticamente todo el patrimonio de la Hermandad, cuando lo habitual era que después de Semana Santa se repartiera entre distintas casas particulares para evitar robos.

En fin, la Iglesia fue restaurada en 1948, pero a partir de 1991 fue sometida a nuevas restauraciones siendo abierta de nuevo al culto en el año 2004, tras una rehabilitación integral que ha llevado incluso a dejar al descubierto su portada lateral a la calle Enladrillada, antes oculta tras una edificación sin interés y que por ello fue eliminada.

En 1911 se produjo su fusión administrativa con la cercana parroquia de Santa Catalina. 

Exterior

Iglesia de san Marcos

La fachada principal tiene una portada gótica de cantería, con arco ojival fuertemente abocinado, y arquivoltas sin adornos, excepto la exterior que muestra puntas de diamante.

Detalle de la portada

Detalle del arco ojival y arquivoltas

Sobre la clave del arco se dispone una pequeña escultura en piedra del titular del templo y, encima, numerosos canecillos sujetan un tejaroz de piedra, que delimita por arriba la zona noble de la portada.

Detalle de la pequeña escultura, los canes y el tejaroz

Detalle de la pequeña escultura en piedra del titular del templo

Sobre la portada un óculo central de gran tamaño y dos óculos laterales de menor tamaño, con un cuarto óculo sobre el óculo mayor, que es el único caso conocido entre las iglesias de la época.

Se corona con una cruz de Forja.

Detalle de los cuatro óculos

Cruz de forja

En los laterales de la portada principal se sitúan dos estrechas ventanas mudéjares, con arcos polilobulados y enmarcadas por alfiz, bajo las que vemos dos retablos cerámicos, de san Román y santa Catalina (ver), titulares de esta iglesia parroquial.

Ventana mudéjar con retablo cerámico de San Román

Detalle del azulejo de San Román

Ventana mudéjar con retablo cerámico de santa Catalina

Detalle del azulejo de santa Catalina

En la calle Enladrillada se ha demolido la edificación existente, de escasa calidad constructiva y muy deteriorada. De este modo se han recuperado tanto la portada como el volumen y características exteriores de la capilla sacramental. 

Esta portada, del lado del evangelio, es también del siglo XIV, elaborada en piedra, con arco ojival y dos pilastras talladas en los laterales con un pequeño compás ante ella.

En el lateral un retablo cerámico que muestra el “Encuentro de la Virgen con Santa Ángela de la Cruz. Primavera de 1873”.

Portada del evangelio con sus compas

Detalle del azulejo de Santa Ángela de la Cruz: “Encuentro de la Virgen con Santa Ángela de la Cruz. Primavera de 1873”

En la calle Sol se sitúa la portada de la Epístola, muy parecida a la anterior, aunque algo más elaborada, que en la última restauración se ha dejado sin apertura.

Portada de la epístola en la calle Sol

Torre-Campanario

De la fábrica de la iglesia sólo se ha salvado la torre barroca, realizada entre 1702 y 1707, que fue construido por José Tirado y Juan Gómez.

Se sitúa situada a los pies y a la izquierda, o área del evangelio, de la fachada principal.

Es de planta cuadrada y dos cuerpos, prácticamente ciego el inferior y con cuatro vanos (uno por campana) el superior, decorado con columnas salomónicas.

Se corona por menudos pináculos cerámicos y se remata por un empinado chapitel de base poligonal revestido por azulejería en color azul cobalto.

Se remata con una cruz latina y una veleta de forja.

Imagen frontal de la iglesia y de la torre-campanario

Detalle del cuerpo superior y del capitel

Detalle de una campana

Detalle del chapitel con la cruz y la veleta

Detalle de la cruz y la veleta

Interior

Vista general desde los pies del templo

De la edificación original sólo se conserva su estructura arquitectónica, una construcción gótico-mudéjar realizada entre los siglos XIII-XIV y con una renovación barroca de los siglos XVII-XVIII.

Sigue el conocido tipo parroquial sevillano, con tres naves, siendo la central de mayor anchura y altura que las laterales, separadas entre sí por arcos ojivales sostenidos por pilastras cuadrangulares.

Detalle de los arcos ojivales

Esta organización de las naves interiores queda reflejada claramente en el exterior con la característica silueta escalonada de su frente principal, a los pies de la iglesia, perfectamente simétrica y con sus muros acabados en pendientes a ambos lados.

La estructura sobre la nave central es un artesonado de madera, formado por armadura de par y nudillo con siete tirantes horizontales adornados con lacería geométrica. Las naves laterales se cubren con forjados de madera, de colgadizo, inclinadas a una sola agua.

Cubierta de la nave central

Cubierta de una nave lateral


La apreciable diferencia de altura entre la nave central y las laterales permite la existencia de unas ventanas ojivales en los laterales de la nave central. Este tipo de ventanas existe en muy pocas iglesias similares, pero en ninguna con superficie acristalada tan grande. La restauración de estas ventanas y el empleo de estucos blancos en el interior proporcionan un espacio interior muy luminoso. Probablemente la Iglesia de San Román es la que tiene mayor luz natural en su interior entre las iglesias de la misma tipología.

Detalle de las ventanas ojivales

Es de resaltar que las bases de las pilastras muestran retablos cerámicos con figuras de santos pintados por Antonio Muñoz y fabricados por Cerámica Crucis o cerámicas Montalván.

Retablos cerámicos

San Pablo y San Bernabé

San Román y San Matías

San Simón y San Judas Tadeo

Santiago El Menor y Santo Tomas

San Pedro y Santiago

San Andrés y San Felipe

San Bartolomé y San Mateo

Como siempre realizamos la inspección desde los pies de la nave de la epístola para continuar por el presbiterio y altar mayor y seguir por la nave del evangelio para terminar a los pies del templo.

Nave de la Epístola

Vista de la nave de la epístola desde los pies

A los pies de la nave de la epístola se ubica el Retablo del Santa Ángela de la Cruz, con una imagen de la Santa de Álvaro Flores Rojas de 2020.

Retablo del Santa Ángela de la Cruz

Imagen de la Santa

Le continua el retablo del Cristo de la Reconciliación (ver).

Se trata de una obra de líneas neoclásicas diseñada, ejecutada por Rogelio González Alonso, de Artesanía A.G.F. en madera dorada y policromada. Su parte superior, de forma curva y con crestería y pináculos, esta sostenida lateralmente por dos columnas de fuste acanalado y capitel de estilo corintio y presenta el emblema JHS arriba en el centro. Todo sobre un fondo rojo. 

La talla, de autor anónimo, es del siglo XVI. Este crucificado era llamado “de la Penitencia”, procede del antiguo convento de la Paz, hoy sede de la hermandad de la Mortaja, y se llevó a san Román junto a dos retablos con motivo de la restauración en los años cuarenta del siglo XX.

Fue restaurado a principios de los años noventa al presentar una encarnadura muy deteriorada debido al paso del tiempo; también se le cambió el anterior sudario por uno más acorde con un Crucificado de tela encolada. Se desconoce que haya formado parte de alguna hermandad.

Retablo de Cristo de la Reconciliación

Cristo de la Reconciliación

Detalle del rostro y de los brazos

Detalle del rostro

Detalle del paño de pureza y de las rodillas

Detalle frontal de los pies

Detalle lateral de los pies

Detalle lateral de los pies

Seguidamente un Retablo moderno de la familia Vicenciana Virgen Milagrosa (ver), de Antonio Castillo Lastrucci (ver) de 1940, acompañada de San Vicente de Paúl y Santa María Luisa de Marillac, patrones del cercano colegio de las Hijas de la Caridad. En el ático santa Teresita.

 

Retablo de la Virgen Milagrosa

Virgen Milagrosa

Detalle de la Virgen Milagrosa

Detalle de la Virgen Milagrosa

Santa María Luisa de Marillac

Detalle de Santa María Luisa de Marillac

San Vicente de Paúl

Detalle de San Vicente de Paúl

Ático

Detalle de Santa Teresita

Se continua con un altar de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza.

Altar de la Virgen del Pilar

Virgen del Pilar

Detalle

Retablo de San Antonio de Padua (ver). Anónima del siglo XIX. En el ático un cuadro muy deteriorado de la Piedad. Destaca la puerta del sagrario con una pintura de san Juanito

Retablo de San Antonio de Padua

San Antonio de Padua

Detalle de San Antonio de Padua

Cuadro del ático

Detalle de la puerta del Sagrario


En la cabecera de la nave lateral derecha se ha reubicado la sacristía, que era donde se encontraba antiguamente la Hermandad de los Gitanos, hasta su traslado hace pocos años a la antigua Iglesia del Valle (ver).

Sobre la puerta de la sacristía un cuadro de autor y fecha anónima.

Cuadro sobre la puerta de la Sacristía

Presbiterio-Altar Mayor

Vista general del Presbiterio

El presbiterio, de planta rectangular, se cubre con bóveda vaída. La restauración de los dos ventanales laterales con vidriería artística (San Román y Santa Catalina) y la colocación asimismo de estucos blancos en paredes y bóveda también proporcionan luminosidad especial a este espacio singular.

En el lado derecho se encuentra la pila bautismal, la vidriera de Santa Catalina, un cuadro de la Adoración de los pastores, un cuadro de la Inmaculada y San Román en su vida terrenal y gloriosa, obras modernas de Ricardo Gil.

Pila bautismal

Vidriera de Santa Catalina

Adoración de los pastores

Inmaculada

San Román en su vida terrenal y gloriosa

En el lado izquierdo destaca la vidriera de san Román, un cuadro de San Román de Antioquia copia moderna del cuadro de Zurbarán que se encontraba en esta iglesia antes de la invasión francesa, además de un crucificado y una Piedad.

Vidriera de san Román

San Román de Antioquia 

Crucificado

Piedad (muy deteriorado)

El retablo mayor, es una obra de gran interés tanto por su categoría artística como por su historia material.

Retablo mayor


Compuesto por restos de otros dos, aunque no se han encontrado datos históricos precisos, parece que estuvo en el Hospital de San Hermenegildo hasta 1837, año en el que pasó al Hospital de las Cinco Llagas. Tras ser desmembrado y desposeído de su pintura central, pasó al Asilo de la Mendicidad, y en 1959, llegó a la capilla del Hogar Virgen de los Reyes procedente de dicho asilo.

La ensambladura fue obra de Diego López Bueno en 1603. En el ático aparecen tres pinturas sobre tabla (tabla central, la trinidad y las dos laterales de cuarto de punto, las virtudes fortaleza y templanza), realizadas por Alonso Vázquez en 1603.

Ático

La Trinidad

Templanza

Fortaleza

Los dos cuerpos y el sotobanco que conforman el resto, pertenecen a un retablo anónimo diferente, realizado a finales del siglo XVII, en tanto que el banco se añadió en el siglo XX. 

En el espacio central del segundo cuerpo se ubica la escultura de san Román, obra moderna de Francisco Berlanga, de 1998. 

A los lados de san Román tenemos pinturas de san Sebastián (ver) y san Roque (ver). En este lugar se situaba antiguamente la pintura de Juan de Uceda y Alonso Vázquez titulada “El Tránsito de san Hermenegildo”, que actualmente se conserva en la sala V del Museo de Bellas Artes.

Segundo cuerpo

San Román

Detalle de san Román

Detalle de san Román, portando su lengua en su mano derecha

San Sebastián

San Roque

En la reordenación actual el primer cuerpo está presidido una inmaculada, María Madre de la Iglesia, de la escuela de Martínez Montañez (ver) del siglo XVII, en el cuerpo central, flanqueada por el arcángel San Rafael (ver) y San Fernando.

La puerta del Sagrario con el Cordero sobre el libro de los siete sellos.

Primer cuerpo

Camarín de la Inmaculada

Inmaculada

Detalle de la Inmaculada

Detalle de la Inmaculada

Detalle de los querubines a los pies de la Inmaculada

Arcángel San Rafael

Detalle del arcángel San Rafael

San Fernando

Detalle de San Fernando

Detalle de la puerta del Sagrario

Nave del Evangelio

Nave del Evangelio

En la cabecera de la nave del Evangelio se encuentra la Capilla Sacramental, probablemente de la época fundacional de la iglesia o poco posterior, cubierta con bóveda de crucería.

Bóveda de crucería

Perdió en 1936 el retablo barroco que había realizado en 1711 Pedro Esteban de Torres.

Está presidida por el Sagrario de plata, de nueva factura (Manuel de los Ríos), que muestra en la puerta a san Juanito, sobre el que se sitúa el Crucificado de la Esperanza, anónimo del siglo XVI- XVII.

Capilla Sacramental

Capilla Sacramental

Frontal de la Capilla Sacramental

Crucificado de la Esperanza

Detalle del rostro

Detalle del paño de pureza y las rodillas

Detalle de los pies

Sagrario

Detalle de la puerta del Sagrario

En la pared izquierda se sitúa el retablo con la imagen de la Virgen del Carmen de Francisco Porras de 1960.

Retablo con la imagen de la Virgen del Carmen

Virgen del Carmen

Detalle de la Virgen del Carmen

Detalle de la Virgen del Carmen

En la pared derecha se sitúa el retablo barroco de San José con el Niño, del siglo XVIII. En el ático un cuadro de la Magdalena.

Retablo de San José con el Niño

San José con el Niño

Detalle de San José con el Niño

Detalle del ático

Se completa la Capilla con unos cuadros.

Anunciación

Bodas de Canaán

Ultima cena

Continuando por el muro izquierdo, sigue un retablo neoclásico, sin especial interés, que acoge un grupo escultórico de la Trinidad y Coronación, un conjunto barroco anónimo del siglo XVII.

Retablo de la Trinidad

Detalle de la Trinidad

Detalle de la paloma del Espíritu Santo

Detalle de cabeza de querubines

Cuadro en el ático con la coronación de la Virgen en mal estado de conservación

Le siguen una urna acristalada que contiene un Templete Eucarístico de Plata, obra de Jerónimo Seco (ver) de 1958 que contienen un Niño Jesús “El Sabio” del siglo XIX. Encima un cuadro de la Divina Pastora (ver).

Templete Eucarístico de Plata

Niño Jesús “El Sabio”

Divina Pastora

Le siguen dos urnas acristaladas con una escultura de la Inmaculada (ver) del siglo XVIII, y una escultura del Niño Jesús del Amor igualmente del siglo XVIII, y sobre la que podemos ver el cuadro del Crucificado de Jerusalén.

Vista de las dos vitrinas

Vitrina de la Inmaculada

Inmaculada

Detalle de la Inmaculada

Detalle de las cabezas de querubines

Vitrina del Niño Jesús del Amor

Detalle del Niño Jesús del Amor

Detalle de las cabezas de querubines

Cuadro de Crucificado de Jerusalén 

Le sigue un altar peana del Sagrado Corazón (ver) y un cuadro de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Altar peana del Sagrado Corazón

Detalle del Sagrado Corazón

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Pies

A los pies del templo podemos contemplar unos cuadros y las vidrieras correspondientes a los óculos y ventanas mudéjares del exterior.

Vista de los pies del templo desde la cabecera

Pies de la nave del Evangelio

Pila de agua bendita

Cuadro de la Virgen con el Niño

Pies de la nave de la Epístola

Pila de agua bendita

Cuadro

Trinidad

San Lorenzo

María

Jesús



Vía Crucis

I y II
III y IV
V y VI
VII y VIII
IX y X
XI y XII
XIII y XIV