sábado, 1 de marzo de 2025

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Palacio de las Dueñas.

HISTORIA

El solar actualmente ocupado por el palacio se sabe, por referencias documentales, que estaba habitado en tiempos de la Roma Imperial (27 a.C a 476 d.C.), y se hallaba próxima a la muralla, pero fuera del recinto, pues el extremo Norte de Híspalis se extendía hasta las actuales iglesias de Santa Catalina y San Martín.

En época islámica, en el siglo XI el límite Norte creció con respecto a la época romana, por los extremos, incorporando los sectores actuales de las iglesias de San Román, San Juan de la Palma y el de la Europa (en las inmediaciones de La Laguna: Alameda de Hércules), por lo que este espacio quedó intramuros.

La aparición de restos arqueológicos de la época taifa (vasijas de vidrio, lucernas y cerámicas) y almohade (brocal del pozo de la entrada al Patio Principal) hace pensar al profesor Guerrero Lovillo que esta área podría corresponder a un gran alcázar abbadí. 

Tras la reconquista cristiana, con el repartimiento, este lugar correspondió al almirante Mathé de Luna que, a su muerte, en 1290, legó sus casas principales para el establecimiento del monasterio cisterciense de Santa María de las Dueñas (ver) que ocupaba toda la manzana contraria al palacio, extendiéndose hasta las calles Feijoo (ver)  y San Felipe (ver)

El solar que ocuparía con posterioridad el Palacio de las Dueñas debería estar integrado por una serie de viviendas inconexas, de distintos propietarios con sus correspondientes huertos.

Posteriormente pertenecieron a Juan de Pineda, Escribano Mayor del Cabildo de la Ciudad, núcleo de viviendas que amplió su hijo Pedro, fruto de su primer matrimonio, así mismo Escribano Mayor, construyendo el primitivo edificio mudéjar durante el gobierno de Pedro I.

La familia sevillana de los Pineda ostentó el señorío de Casa Bermeja, cuyos miembros ejercieron importantes oficios y participaron en episodios bélicos de la Guerra de Granada. Esta familia tuvo capilla para su entierro en el patio de la Iglesia del Salvador.

Este conjunto fue adquirido por Doña Catalina de Ribera, viuda del Adelantado don Pedro Enríquez, en 1496, y la escritura de compra- venta fue suscrita por Pedro de Pineda y su esposa María de Monsalve.

Tradicionalmente se ha considerado que el motivo de esta venta era la necesidad de tener efectivo para pagar el rescate de Juan de Pineda, prisionero de los sarracenos en la batalla de la Axarquía de 1483.

Pero, como hemos comentado, la escritura de compra-venta se estipuló el 20 de febrero de 1496, cuando Juan de Pineda había fallecido y hacia cuatro años que había concluido la Guerra de Granada, por lo que dicha venta debió estar relacionada con las necesidades económicas de la familia Pineda.

Doña Catalina de Ribera enviudó de Pedro Enríquez Quiñones en 1492, al morir este en la conquista de Granada, dejando en herencia una gran fortuna fruto del monopolio del negocio de jabón.

Doña Catalina llevó a cabo la primera fase de transformación de las casas mudéjares de los Pineda con importantes obras en el edificio, como la construcción de la Capilla, a manos del morisco Hamete de Cobexi y otras reformas de carácter decorativo en el Patio principal, para reconvertirlas en un palacio, hasta su fallecimiento el 13 de enero de 1505.

En su testamento trató de evitar enfrentamiento entre hermanos y estableció dos mayorazgos, a don Fadrique, el mayor, le dio en herencia la Casa de Pilatos y al menor, Fernando Enríquez de Ribera, I marqués de Villanueva del Río, el futuro palacio de las Dueñas.

A pesar de morir muy joven, don Fernando tuvo siete hijos con su esposa Inés Portocarrero y su segundo hijo, Fernando, heredó el patrimonio y los títulos de su padre y de su tío don Fadrique, al morir su hermano mayor, Per Afán, sin descendencia.

Don Fernando a raíz de recibir esta herencia, acometió, a lo largo del siglo XVI, importantes obras de restauración y ampliación de la casa gótico-mudéjar heredada de su madre y la transformó en un palacio renacentista con cocheras y caballerizas. Ya su hermano Per Afán, envió desde Nápoles al arquitecto italiano Benvenuto Tortello, maestro mayor de la ciudad de Sevilla, para convertir el gusto mudéjar en algo más italianizado. Igualmente, realizó importantes obras en la “casa de Pilatos”.

El hijo de Fernando, Fernando Enríquez de Ribera II se casa con una hija de Hernán Cortés y residirán en Dueñas.

Por la temprana muerte de su padre, la herencia pasa a su hijo, Fernando Enríquez de Ribera y Cortés.

Sin embargo, en 1595, tras ganar un pleito, toma posesión del palacio don Fernando Enríquez de Ribera y Dávila, II marqués de Villanueva del Río. Su hija, Antonia Enríquez de Ribera y Portocarrero, se casó con el VI duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Mendoza en 1612, pasando el Palacio a ser propiedad de la familia Alba.

Posteriormente, no hay documentación esclarecedora de la vida en Dueñas durante años, pero hay fuentes que hablan de su deterioro hasta la mitad del siglo XIX. En este siglo, el palacio sufrió una época de desidia y abandono, fue convertido en casa de vecinos, sus salones fueron compartimentados con tabiques y los artesonados cubiertos con cielos rasos.

El administrador de la casa de vecinos fue Antonio Machado Álvarez por ello nació y vivió en ella nuestro gran poeta Antonio Machado en 1875.

Hacia 1885, Rosario Falcó y Osorio, condesa de Siruela y mujer del XVI duque de Alba, realiza una profunda labor de restauración en el palacio de las Dueñas siguiendo los modelos románticos. Así lleva a cabo el ajardinamiento de los patios y otras labores de saneamiento indispensables de las que fue testigo la emperatriz Eugenia de Montijo, que pasó en Dueñas unas semanas como invitada del XVII duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart v Falcó, coincidiendo con la visita a Sevilla de Alfonso XIII y Victoria Eugenia, como demuestran unas fotos tomadas en los jardines.

En el siglo XX, se redescubre el artesonado del comedor principal, se eliminan los tabiques de los grandes salones y se ultima el ajardinamiento del Patio principal.

Durante los años cuarenta se inició una gran obra de reparación ya que, el 12 de octubre de 1947, se celebró en el palacio de las Dueñas la boda de la duquesa Cayetana con don Luis Martínez de Irujo y Artázcoz.

Desde entonces, el edificio se ha ido transformando, especialmente acomodándose a los gustos de la Duquesa, que pasaba en Sevilla la mayor parte del tiempo. Por ello sus salones recogen su gusto por las obras de arte y arqueología, pero especialmente se viste de su amor por Sevilla, sus costumbres y folclore, por los toros y por la gente que la rodeó y agasajó con regalos que ella atesoró en las paredes de su palacio de las Dueñas como parte indispensable de su personalidad.

PALACIO

El inmueble se halla actualmente delimitado por las calles Dueñas, Doña María Coronel, San Quintín, Espíritu Santo, Enrique el Cojo y Castellar.

El palacio toma nombre por la calle hacia la que se orienta la fachada principal que a su vez tiene su origen en el convento de monjas cistercienses de Santa María de las Dueñas (ver), edificado en las casas principales del almirante Juan Mathe de Luna, cuyas monjas se encargaban de dar servicio a reinas y esposas de los reyes de Castilla, y derribado tras la revolución la Gloriosa de 1868 (ver).

EXTERIOR

Sobre la fachada del Palacio de Dueñas, dos elementos en relación con Antonio Machado.

Un azulejo que nos recuerda el nacimiento del gran poeta sevillano entre las paredes palaciegas.

Azulejo que recuerda el nacimiento del poeta sevillano


Un monumento dedicado a la misma figura poética, dividido en dos elementos:

El primero está representado por un bajorrelieve, adosado a la pared, que nos recuerda la imagen de Antonio Machado en la famosa fotografía que realizó Alfonso al poeta en el Café de las Salesas en 1933, que enlaza hacia abajo (tras un canto a la naturaleza) con la cabeza y parte del torso de una lectora, que atrae hacia sí un libro del poeta.

Bajo relieve

Detalle superior

Detalle inferior

Detalle inferior

El segundo elemento es una escultura de una mujer joven, lectora de la época presente, sentada sobre un pupitre en posición de reflexión, que evoca el presente, colocada sobre un pedestal de piedra. 

Escultura de mujer

Detalle del pupitre

Todo el monumento está fabricado en bronce a excepción del pedestal.

El monumento del artista Julio López Hernández, permaneció dormido desde el año 1991 y fue encargado por Jesús Aguirre, duque de Alba y el proyecto fue impulsado por el alcalde Juan Ignacio Zoido.

Vista general del exterior


La entrada, de estilo renacentista, está compuesta por un gran arco de medio punto, escotado por sendas pilastras lisas, que sostienen un frontón triangular.  Sobre el frontón se disponen tres pequeños pilares que sostienen pináculos de cerámica blanca y azul.  

Detalle de la entrada


En el tímpano del arco se muestra un gran azulejo de cerámica trianera, fechado en los siglos XVII-XVIII, del escudo nobiliario del ducado de Alba, cuartelado de los linajes de Toledo y Beaumont, con el escudo de los Silva, apellido que reemplazó al primitivo de Toledo desde el siglo XVIII. 

Azulejo del tímpano


Las insignias de condestable, el Toisón y en la cima del escudo, el Saint Esprit, completa los atributos heráldicos. Se trata de un ángel con la túnica jaquelada de azur y plata, con alas de plata, lleva en su mano derecha una espada de plata con empuñadura de oro, y en la izquierda un mundo de azur superado de una cruz de oro. Sobre él el lema “TV IN EA, ET EGO PRQEA” (Tu en ella, yo por ella), lema de los Álvarez de Toledo, que significa “Dios en la patria y yo por la patria”, que con posterioridad pasaría al Ducado de Alba. 

Detalle del azulejo

Fue realizado en 1771 durante una estancia en Sevilla del XII duque, don Fernando de Silva Álvarez de Toledo.

INTERIOR

Tras pasar el arco de entrada y a través del torno de entrada se accede a un amplio patio ajardinado con naranjos y palmeras en cuyo lateral izquierdo se sitúa la Sala de Venta de Recuerdos. 

Jardín de Entrada


Jardín de Entrada

Al fondo el edificio principal. Su fachada está dividida en dos plantas y decorada con una buganvilla, típica de esta región de España. En la planta superior de esta fachada, se encuentran las habitaciones de invitados. En el centro se encuentra la entrada al apeadero que constituye el final del itinerario programado.

Fachada del edificio principal


Fachada del edificio principal

A la derecha observamos un antiguo abrevadero que ha sido transformado en fuente y seguidamente un pequeño pasillo muy decorado, que termina con una cancela cerrada, que da entrada a un patio auxiliar no visitable, que antiguamente separaba la zona de casa de vecinos del resto del palacio. Sobre la reja se dispone un bonito azulejo de la Virgen con el Niño. 

Abrevadero


Pasillo


Cancela


Azulejo de la Virgen con el Niño


A la izquierda se sitúa la entrada a las Caballerizas. 

Caballerizas

Las caballerizas constituyen un elemento primordial en las antiguas casas sevillanas, pues los coches de caballo no solo cumplían una función representativa, también eran el vehículo normal para el desplazamiento por la ciudad. La Casa de Alba siempre ha dado una gran importancia a los coches y a sus correspondientes animales, otorgándoles un destacado papel en algunos de los actos más representativos de la vida social, como los tradicionales paseo por el real de la Feria de Abril. 

No es un lugar lujoso como los de la casa de Pilatos, pero se mantienen con una limpieza exquisita.

Sobre cada uno de los boxes aparece el nombre del animal correspondiente.

Su espacio rectangular está dividido en dos naves mediante una galería de arcos que apean sobre columnas. 

Naves de las caballerizas

Naves de las caballerizas

Detalle de trituradora


Detalle de Boxes


Detalle de Boxes

Detalle de cabeza de caballo


Las columnas se encuentran soterradas más de dos metros, por lo que pueden pertenecer a unos baños de época musulmana, anexos a la mezquita erigida en el siglo V sobre la que se construyó la actual iglesia de San Juan de La Palma (ver).

Destacan los aperos de la silla de montar de Eugenia de Montijo (mujer de Napoleón III), emperatriz de Francia, hermana de doña Paca, duquesa de Alba, casada con Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia, confeccionada en textiles de algodón decorados con bandas de trenzados y borlas. Sobre ella, las alforjas de cuero repujado con motivos arabescos y un poncho mexicano.

Montura de la Emperatriz Eugenia de Montijo



En el muro de la izquierda, se pueden observar las iniciales de la Casa de Alba, imitando una marca ganadera, con las letras A-B de las casas Alba-Berwick, y sobre ellas la corona ducal.

Detalle con las letras A y B de las casas de Alba-Berwick bajo la corona ducal

Jardines

Los jardines y patios constituyen conjuntos muy característicos de las casas sevillanas y, además de atenuar el intenso calor estival, son un elemento decorativo de primer orden. El más famosos de los que actualmente se conservan es el llamado Jardín de los Limoneros, inmortalizado por Antonio Machado en sus famosos versos:

… mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla

…Y un huerto claro donde madura el limonero.

Así evocaba el inmortal poeta sus primeros años sevillanos, que trascurrieron en las Dueñas junto a sus padres y abuelos.

Detalle de jardín

El jardín fue una antigua huerta en el siglo XIX, de ahí su planta rectangular. El ajardinamiento actual fue realizado por Jacobo Fitz-James Stuart entre 1910 y 1920.

El primer jardín está decorado con diversos restos arqueológicos, jarrones de cerámica, pequeñas fuentes de mármol y una fuente central de ladrillos cubiertos con azulejos trianeros, original del siglo XVI, con cuatro bancos a su alrededor realizados con los mismos materiales.

Torso

Ambiente entono a la fuente

Detalle de la fuente

Detalle de jarrón


Al fondo, una venus púdica del siglo XIX y a su izquierda un azulejo nos indica que el 8 de febrero de 1937 se abrió una comunicación con el Convento colindante porque el Duque de Alba, Don Jacobo, cedió espacios para el Servicio del Hospital Militar creado para las necesidades de la Guerra Civil, permitiendo que los soldados saliesen al Jardín del limonero a curar sus heridas al sol, y que se cerró el 24 de mayo de 1939 al término de la guerra.

Pasillo con la Venus al fondo

Venus

Detalle del rostro de Venus

Detalle de vasija

Azulejo con leyenda


Seguidamente, hay un senador bajo la sombra protectora de un espléndido almez, árbol de la familia de las cannabáceas. Está presidido por una mesa de piedra caliza y se comenta que era el lugar preferido para desayunar de la emperatriz Eugenia de Montijo.

Cenador 

Mesa

Una leyenda nos refiere que la emperatriz Eugenia de Montijo visito España por última vez en la primavera de 1920. Al día siguiente de su llegada a Dueñas recibió la visita de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Apenas un mes después, el domingo 11 de julio, falleció en el Palacio de Liria de Madrid. Durante su estancia este cenador era su lugar privilegiado.

Fotografía dela emperatriz Eugenia de Montijo


A través del cenador, accedemos a un pequeño espacio con una pequeña fuente circular de azulejería, y detrás se sitúa el escudo de armas de Monterrey, labrado en piedra. De autor anónimo, fue realizado en el siglo XVII y donado al Duque de Berwick y de Alba don Jacobo Stuart y Falcó. Bajo el escudo se halla un azulejo con una inscripción:

Procede este escudo de la Casa de Monterrey y de los bastiones de las murallas de Namur. Adquirido por la Duquesa de Fernán Nuñez cuando fueron aquellas destruidas hizo de el donación a su nieto el señor duque de Berwick y de Alba don Santiago Stuart y Falcó, el cual dispuso que fuere colocado en su palacio de Sevilla MCMXI.

Espacio posterior al cenador

Fuente

Escudo 

Leyenda del escudo


Tras el cenador, una típica alberca, utilizada como piscina, pero que realmente su uso era para el regadío dado los orígenes labriegos del edificio como cortijo.

Espacio de la alberca

Detalle de la Alberca

Por una escalinata se accede a otro patio en el que se nos muestra otro escudo de armas, procedente de los castillos del Carpio.

Escalera de acceso al patio superior

Patio superior
Vista general del escudo
Detalle del escudo
Detalle del escudo

Leyenda del escudo

Seguimos caminando y encontramos otra venus púdica, en el mar, que a sus pies nos muestra un ángel sobre un delfín.

Pasillo del jardín

Al fondo una Venus

Venus

Detalle del rostro de la Venus

Detalle del ángel sobre el delfín

En la parte posterior un pequeño porche con platos de porcelana. Una pequeña fuente de azulejo y una estatua. 

Porche posterior

Detalles

Detalles

Camino hacia una fuente

Detalle de fuente

Estatua

En un pequeño rincón otra fuente delate de otro escudo ducal procedente de la casa ducal de la ciudad de Liria y dos estatuas semiescondidas entre la vegetación.

Espacio de fuente y escudo ducal

Escudo ducal

Leyenda del escudo

Estatua

Desnudo. Marcos Pérez Giraldes

En otro pequeño rincón se aprecia un pequeño retablo de la Virgen de los Reyes, junto a un pequeño pilón.

Rincón de la Virgen de los Reyes

Detalle del pilón

Retablo de la Virgen de los Reyes

Azulejo de la Virgen de los Reyes

De gran belleza es la entrada al Patio Principal. Se trata de dos ventanas germinadas, polilobuladas, con parteluz formado por una columna de mármol y alfiz decorado con yeserías. El arco central de medio punto está igualmente repleto de yeserías en su intradós, arco y alfiz y se cierra con una cancela de hierro forjado.  

Espacio de entrada al patio principal

Espacio de entrada al patio principal


Detalle de la ventana

Detalle de la puerta

Patio Principal

El Patio principal del palacio de las Dueñas es uno de los espacios más emblemáticos del arte gótico-mudéjar sevillano.

Datado en el siglo XV, desde aquí parten las diferentes estancias del edificio.

El actual jardín es el resultado de un plan iniciado hacia 1911, colocándose un revestimiento del mar de la fuente con azulejos de Cuenca.

Consta de dos cuerpos diferenciados. El superior, solo dispone de dos alas con arcos escarzanos, una balaustrada de estilo gótico y motivos decorativos de yeserías del siglo XV, revestidas con alfices mudéjares de hacia el 1500. 

Vista general de los dos cuerpos del patio

Vista general de los dos cuerpos del patio
Vista general de los dos cuerpos del patio

Vista del cuerpo superior del patio

Vista del cuerpo superior del patio


Hay yeserías de principios del siglo XVI en el friso del patio principal y en las portadas de los salones.

El cuerpo inferior se distribuye en cuatro galerías, con arcos de medio punto sobre columnas genovesas de mármol blanco, que fueron realizadas en un taller genovés hacia 1540, de fuste liso, con capiteles de castañuelas, sobre las que reposan cimacios con blasones de algunos de los principales linajes vinculados a la Casa de Alba, realizados entre 1910 y 1920. Una cenefa de yesería adorna todo el perímetro.

Vista del cuerpo inferior del patio

Vista del cuerpo inferior del patio
Vista de una galería

Vista de una galería

Detalles de cimacios con blasones de algunos de los principales linajes vinculados a la Casa de Alba

Detalles de cimacios con blasones de algunos de los principales linajes vinculados a la Casa de Alba
Detalles de cimacios con blasones de algunos de los principales linajes vinculados a la Casa de Alba
Detalles de cimacios con blasones de algunos de los principales linajes vinculados a la Casa de Alba
Detalles de cimacios con blasones de algunos de los principales linajes vinculados a la Casa de Alba

Los soportes primitivos del patio debieron ser pilares de ladrillo, técnica muy utilizada por los musulmanes, y fueron sustituidos en el siglo XVI por las actuales columnas genovesas.

Preside este patio una fuente original del siglo XVI.  La fuente tiene azulejos sevillanos de los hermanos Pulido de entre 1530 y 1540 y los elementos pétreos centrales fueron renovados en 1571.

Fuente central del patio

Fuente central del patio
Fuente central del patio
Fuente central del patio

En su origen, este patio era un solar sin vegetación, como se puede apreciar en los pasillos que acceden a la fuente original, con restos de la solería primitiva de la Casa de los Pineda (segunda mitad del siglo XV) de losetas de cerámica vidriada de tonos azules y blancos. En el año 1920, don Jacobo Fitz James Stuart, abuelo del actual duque de Alba, decidió denominarlo “patio de las palmeras”.  

El conjunto se completa con grandes puertas con taraceas que dan acceso a los salones del piso inferior y las cancelas que comunican con un nuevo jardín y otro patio.

Escalera

Como la mayoría de las casas-palacio sevillanas, el palacio de las Dueñas cuenta con dos plantas, esta escalera principal, de caja rectangular, comunica con la superior y actualmente da acceso a las estancias privadas del duque de Alba y su familia. Fue renovada en 1571 por el carpintero Martín Infante, que posteriormente fue maestro mayor de carpintería del Alcázar.

Un arco de medio punto enmarca su arranque flanqueado por una pareja de figuras masculina y femeninas del siglo XIX realizadas en mármol Blanco.

Su decoración, a base de azulejos vidriados típicos sevillanos en la parte inferior de sus muros.

Está rematada con un magnífico artesonado mudéjar de 1571, obra de Martín Infante, a tres aguas, con tirantes y decorado con pinturas y piñas de mocábares. Realizado en madera de caoba, el artesonado de la escalera es uno los ejemplos más espectaculares de la casa, ya que no utiliza ni un solo clavo, pues todas sus piezas están encajadas.

Detalle del artesonado


El palacio de las Dueñas conserva una importante colección de tapices de los siglos XVI y XVII.

En la escalera destaca la Ofrenda de Abraham y Mequisedec en el templo de Jerusalén, obra de Francisco Van den Hecke.

Comienzo de la escalera con pareja de esculturas de figuras masculinas y femeninas. Anónimo. Siglo XIX. Mármol blanco

Figura masculina

Detalle

Detalle
Detalle
Figura femenina
Detalle
Detalle
Detalle

Vista del descansillo de la escalera

Vista del descansillo de la escalera
Vista del descansillo de la escalera

Ofrenda de Abraham y Mequisedec en el templo de Jerusalén, obra de Francisco Van den Hecke.

Leyenda

Santa Rufina. Atribuido a Juan de Llanos Valdés (escuela sevillana). Siglo XVIII. Óleo sobre lienzo

Santa Justa. Atribuido a Juan de Llanos Valdés (escuela sevillana). Siglo XVIII. Óleo sobre lienzo.

La Divina Pastora de las Almas. Anónimo. Siglo XVIII.

Pareja de retratos de Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo. Copia de los originales de Franz Winterhalter. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo.

Pareja de retratos de Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo. Copia de los originales de Franz Winterhalter. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo.

Crátera de estilo helenístico copia del vaso Medici con el mito de Ifigenia. Siglo XIX. Mármol blanco 


Encima del aparador, dos jarrones de loza de Pickman de la Cartuja de Sevilla que parece ser que representan las estaciones del año.

Vaso Borghese, con Thiasos dionisíaco


Entrega de las llaves de la ciudad de Sevilla al Rey San Fernando. Manuel Suárez. Siglo XVII.


También hay un tapiz flamenco del siglo XVII y otro del siglo XVIII

También hay un tapiz flamenco del siglo XVII y otro del siglo XVIII


Galerías

Vista de una galería

Las cubiertas de estas galerías son de vigas rectas con espacios intermedios decorados con azulejos del siglo XVI realizados por los hermanos Pulido.

Fragmento mudéjar de terracota del brocal del pozo. Época almohade. Final siglo XII-Inicio Siglo XIII)

León ibérico. Época pre-romana (siglo I a.C.). Mármol blanco. 

Leyenda del León ibérico

Inscripción con caracteres góticos. Lapida fundacional de la Torre del Carpio. Siglo XV. Mármol rojo.

Leyenda de la lapida fundacional de la Torre del Carpio

Ánfora. Época romana. Terracota. Procedente de excavaciones subacuáticas en las islas Baleares

Conjunto de vasos sustentados por figuras masculinas. Antonio Susillo. Siglo XX. Bronce.

Detalles
Detalles
Detalles
Detalles
Detalles
Detalles
Detalles
Detalles

Pareja de niños portando un cesto. Anónimo. Siglo XX

Pareja de niños portando un cesto. Anónimo. Siglo XX
Pareja de niños portando un cesto. Anónimo. Siglo XX

Paisaje de arboleda y mujer sentada con niños en el regazo. Lana. Siglo XVII.

Caballero montado vestido a la usanza del siglo XVII. Anónimo flamenco. Siglo XVII. Lana

Fragmento de capitel

Fragmento sarcófago

No descrito

Detalle


Salón de Baile o de la Gitana

El salón de baile o de la Gitana, recibe su nombre de una escultura de Mariano Benlliure que representa a una bailaora flamenca, “La Pinrelitos”, famosa bailaora gitana de principios del siglo XX. Constituye un lugar muy característico de recepción y de celebración de acontecimientos sociales con presencia de destacadas personalidades españolas y extranjeras. 

Vista general del salón

Bailaora. Mariano Benlliure. Primer tercio del siglo XX. Bronce

Bailaora. Mariano Benlliure. Primer tercio del siglo XX. Bronce

Detalle

La sala es rectangular. En el lado derecho se presenta una triple arcada de medio punto, sostenida por columnas de mármol y cerrada con una cancela acristalada.

Una mesa estilo imperio con multitud de objetos, como jarrones, figuras de bronce, porcelana y cerámicas.

Sillones tapizados de brocado y bustos de bronce sobre columnas de mármol.

Toda la parte alta de los muros presenta una ancha cenefa de yeserías adornadas con ataurique. 

Lado derecho del salón de la Gitana

Los tapices que rodean la estancia narran historias mitológicas y bíblicas, entre ellos destaca un grandioso tapiz de 1570 que representa a Mercurio enamorado de Herse. Realizado en lana, seda e hilo entorchado de oro y plata, por Willem de Pannemaker, uno de los talleres de tapices más importantes del Renacimiento, es el primero de una serie de ocho que narra los amores de Mercurio y Herse. Al otro lado se suman otros dos tapices realizados en lana por Jean Raes el joven que representan un Personaje oriental a caballo con lanza y al Rey de Suecia a caballo.

Escena mitológica Mercurio enamorado de Herse. William Pannemaker. 1570. Lana, seda e hilo entorchado de oro y plata. 

Personaje oriental a caballo con lanza. Jean Raes el joven. Siglo XVII. Lana

Sobre la puerta de madera decorativa, procedente de uno de los viajes de don Jacobo a la India, se encuentra uno de los lienzos barrocos más destacables del palacio, la Epifanía de Lucca Giordano, del siglo XVII.

La epifanía. Luca Giordano. Siglo XVII. Óleo sobre lienzo

El resto de la sala está ocupado por una heterogénea colección de objetos como mesas, aparadores, bargueños, cuadros tapices, sillas, sillones, jarrones, espejos.

La estancia está decorada con fotografías y recuerdos que rememoran la vida de la duquesa Cayetana y del actual Duque: imágenes familiares, fotografías de los reyes don Juan Carlos I y doña Sofía, de la familia real de Mónaco, Rainiero y Grace Kelly con sus hijos, de Jacqueline Kennedy, etc. 

Cuadro costumbrista

Cuadro costumbrista
Tapiz

Bargueño

Bargueño

Tapiz

Salón Cuadrado

Esta estancia se encuentra profusamente adornada con piezas de artes decorativas muy relevantes por la calidad de su ejecución. Entre ellas, destacan los trabajos de taraceas en distintos tipos de maderas, tratadas con diversas coloraciones que recrean paisajes, arquitecturas, personajes o animales,

El artesonado presenta escudos y blasones de los antiguos propietarios de la casa: los Ribera y los Enríquez.

Detalle del artesonado

Vista general del salón

Episodio del sitio de Sebastopol. Isidoro Alexandre Agustín Pils. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo

Credencia de tres puertas. Estilo Luis XV. Siglo XVIII. Madera tallada con pigmentos y porcelana
Tapiz con escudo

Soldados en una barca.

Doña Inés de Guzmán. Condesa de Montijo. Anónimo español. Óleo sobre lienzo.
Las Tres Gracias. Anónimo Francés. Siglo XIX. Dibujo sobre papel en textil 

Puerta de salida del salón

Antecapilla

Esta estancia es una de las más notables del palacio. Aún quedan vestigios de la construcción original, como restos de antiguos frescos que fueron cubiertos por cal viva en la época de la peste para prevenir la enfermedad, o el pavimento del siglo XV, que conserva parte del primitivo color verde.  

El centro de la sala está presidido por una mesa estilo imperio del siglo XIX, realizada en madera, pan de oro e incrustaciones de piedras duras. Sobre ella, el busto en terracota del XIX duque de Alba, don Carlos FitzJames Stuarty Martínez de Irujo, de Gualberto Rocchi, de 1962.

Mesa de centro. Siglo XIX. Madera y pan de oro e incrustaciones de piedras duras

Busto del XIX Duque de Alba, D. Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo. Rocchi. 1962. Terracota


De la colección de pintura del siglo XVI, destacan los retratos del Rey don Sebastián de Portugal, de la pintora italiana Sofonisba Anguisola (1535-1625), que trabajó en la corte de Felipe II. 

Retrato del Rey D. Sebastián I de Portugal. Safonisba Anguissola. Siglo XVI. Óleo sobre lienzo.  

Retrato del cardenal don Iñigo Lope de Mendoza y Zúñiga. Obispo de Coria. Anónimo. Siglo XVI. Óleo sobre lienzo


De la escuela de Murillo podemos ver a las protectoras de la ciudad de Sevilla Santa Justa y Santa Rufina.

Santa Justa y Rufina. Anónimo sevillano. Copia del original de Murillo. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo.


El Descendimiento, de Anibal Carracci.

Descendimiento. Aníbal Carracci. Siglo XVI. Óleo sobre lienzo.

En el muro contiguo, una de las obras cumbres del barroco español, Cristo coronado de espinas de José de Ribera. La obra fue adquirida en 1816 por el XIV duque de Alba en Nápoles y es considerada una de las más relevantes obras del palacio.

La coronación de espinas. José de Ribera. Siglo XVII. Óleo sobre lienzo

San Humberto. Anónimo italiano. Siglo XVII. Óleo sobre lienzo.

Retrato de doña Antonia de Haro y Guzmán. Anónimo español. Siglo XVII. Óleo sobre lienzo

La Anunciación. Baroccio de Urbino. Siglo XVI. Óleo sobre lienzo.

Santa Genoveva. A.V. de Lislie. 1888. Óleo sobre lienzo

Salón de los Carteles o de la Tauromaquia

Se muestran carteles de finales del siglo XIX. Se utilizaba de comedor de verano en los últimos años.

Entre las obras de esta sala destaca El cartel de las fiestas de la Primavera, Semana santa y Feria de 1919 de Ruano Llopi.

Vista general del salón

Detalle de una de las paredes

Detalle de una de las paredes

Detalle de una de los carteles

Detalle 

Detalle 

Busto de doña Cayetana

Capilla

En esta pequeña capilla, con función religiosa y social, tuvo lugar la tercera y última boda de la duquesa Cayetana, con Alfonso Díez.

Según la leyenda, al parecer, en esta capilla, también se casó el navegante Américo Vespucio con la sevillana María Cerezo a principios del siglo XVI.

La capilla ha permanecido abierta al culto los sábados y domingos hasta el día del fallecimiento de la duquesa doña Cayetana.

El artífice de esta capilla debió ser Hamete de Cobexi, morisco al servicio de Catalina de Ribera, bautizado como Francisco Fernández, aunque también se baraja la autoría de Alonso Rodríguez, maestro de la Catedral.

Vista de la capilla desde su entrada

Esta estancia de planta rectangular mantiene su impronta del gótico final gracias a una doble bóveda de terceletes original de 1507.

Detalle general de la bóveda


De los ángulos y puntos medios parten nervaduras que se cruzan, adornando los puntos de intersección con pequeños escudos con las armas de la Casa de Alba y sus ménsulas con seis ángeles pasionarios, posiblemente realizados por Pedro Millán, autor también en la catedral y cuyo trabajo tendrá mucha importancia en la escultura sevillana.

Las bóvedas se apoyan sobre repisas decoradas con esculturas de ángeles que portan, respectivamente, en el lado del Evangelio, las tenazas, el martillo, la columna y la Cruz, y, en el lado de la Epístola, la corona de espinas, la Santa Faz y la lanza. ​

Ángel con la columna

Ángel con la cruz

Ángel con la corona de espina

Ángel con la Santa Faz

Tiene zócalos de azulejos de principios de siglo XVI

Preside el conjunto un magnífico retablo gótico del siglo XV, obra de Neri di Bicci, en el que aparecen la Virgen María y Santa Catalina de Siena entre Santos.

Santa Catalina de Siena entre santos. Neri de Bicci. Siglo XV. Óleo sobre lienzo


En la capilla hay imágenes del Cristo de los Gitanos, del cual la XVIII duquesa de Alba de Tormes era muy devota, de la Virgen de la Macarena y de Jesus del Gran Poder.

Los muros, que han perdido su primitiva decoración de yesería de ataurique, conservan los zócalos de azulejería, de principios de siglo XVI

En el muro de la derecha, encontramos dos obras de Juan de Villoldo, El martirio de San Juan y El bautismo de Cristo, del siglo XVI, y una Cruz Procesional del altar en madera y pan de oro.

Martirio de san Juan en la Tina. Juan de Villoldo. Siglo XVI. Óleo sobre lienzo.

El bautismo de Cristo. Juan de Villoldo. Siglo XVI. Óleo sobre lienzo. 


En el muro de la izquierda, destacan dos óleos, La adoración de los pastores y La huida a Egipto, de Francisco Antolínez, del siglo XVII.

La huida a Egipto. Francisco Antolínez. Siglo XVII. Óleo sobre lienzo

La adoración de los pastores. Francisco Antolínez. Siglo XVII. Óleo sobre lienzo

Además, hay una Virgen de Guadalupe, anónimo del siglo XVIII), San Fernando, anónimo del siglo XIX. Un Crucifijo del siglo XVII y una imagen escultórica de San Antonio de Padua de autor anónimo del siglo XIX.

Detalle de una de las ventanas

Sala del Tablao

La Sala del tablao era uno de los espacios del palacio más utilizados por la Duquesa, con cuadros pintados por ella y donde practicaba el baile flamenco, de la mano de Enrique el Cojo, con el que aprendió bulerías y sevillanas.

En este rincón, se conserva uno de sus trajes de flamenca y un traje de corto, además de fotografías, diplomas, cuadros, y hasta una bandera de la Federación de Peñas del Real Betis Balompié. 

Vista general de la sala del Tablao

Rincón de la sala del Tablao

Salón de lectura

Esta recogida estancia, una de las pocas con chimenea ornamental. El artesonado mudéjar con pinturas vegetales y escudos heráldicos. Se complementa con su decoración, a base de estanterías, diplomas, cuadros, porcelanas, fotografías antiguas.

Detalle de un rincón del salón

Los muros sobre las librerías están decorados con diversos cuadros del siglo XIX y, sobre la chimenea, lucen los bustos en porcelana de Sévres realizados por Álvarez Cubero. 

Detalle de figuras de Sévres

Miniatura anónima. Retrato del Conde de Montijo. Siglo ZIX. Porcelana esmaltada


Otros objetos que destacan es el retrato anónimo del siglo XVIII de la reina María Amalia de Sajonia, y obras del siglo XIX como la crátera de mármol blanco con relieve de la Apoteosis de Homero, Sala del Museo de Cluny, de Sebastián-Charles Giraud o el óleo de M. Kuitenbrouwer, Lindero de bosque.

Lindero de bosque. M. Kuitenbrouwer. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo

Paisaje boscoso. Clément Castelli. siglo XIX.

Retrato de la reina María Amalia de Sajonia. Anónimo español. Siglo XVIII. Óleo sobre lienzo

Sala del Museo de Cluny . Sebastián-Charles Giraud. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo

Cardenal Ludovisus. Anónimo. Siglo XIX.

En ella se encuentran otros cuadros, como “Escena de pastoreo a las afueras de Roma”, de Jacob Philipp Hackert del siglo XIX, “Caballo en el establo” de Albert del siglo XIX), “Paisaje. El lago de los cuatro cantones” de Alexandre Calame de fecha desconocida), “Paisaje montañoso” de Clément Castelli del siglo XIX), “Paisaje boscoso”  de Clément Castelli del siglo XIX), “Paisaje boscoso: un camino nevado en el bosque” de Clément Castelli del siglo XIX), “Interior de un salón palaciego” de C. H. Giraud del siglo XIX),  Junto a esto hay un busto de mármol de una dama del siglo XIX.

Destaca el dibujo a bolígrafo original de Don Quijote, de Salvador Dalí, realizado en el libro de firmas el 25 de abril de 1971. 

Don Quijote, de Salvador Dalí

Patio del Aceite

Este patio recibe su nombre por las grandes tinajas de aceite que albergaba antiguamente como almazara. Como auténtica casa de labranza, aquí se guardaban las cosechas, aperos y animales.

Es de planta rectangular. Se conservan vestigios de la primitiva solería de la Casa de los Pineda idénticos a los del Patio principal, con motivos de lacería de barro vidriado y policromado. El resto de la solería es de ladrillo formando la espina de pez.

Una vista del patio

Detalle de un pilón con azulejos


Este patio estaba decorado con frescos decorativos con motivos de jarras y flores del siglo XV-XVI. Aún se conservan algunos vestigios descubiertos tras la cal de los muros.

Presenta galerías soportadas por columnas.

Detalle exterior de la galería

Detalle interior de la galería
Detalle interior de la galería

En la actualidad, algunas esculturas rodean este patio de las que destaca la estatua neoclásica del siglo XIX realizada en mármol blanco que representa a la hermosa Venus desnuda sobre una pantera.

Dama desnuda sentada sobre una pantera. Siglo XIX. Mármol blanco


Detalle de la cabeza del león

Detalle de la cabeza de la dama

No pasa desapercibido el busto realizado por Álvarez Duarte en el 2006 de la bailarina de flamenco y actriz Pastora Imperio.


Pastora Imperio


Detalle de Pastora Imperio

Otras figuras son igualmente hermosas. 

Sin información

Sin información

Sin información


Sin información
Sin información

Una fuente del siglo XV hexagonal decorada con azulejos de barro vidriado preside el centro del patio rodeada de diversas palmeras.

Detalle del centro del patio con la fuente rodeada de palmeras


Detalle de la fuente 

Detalle de jarrón macetero
Detalle de jarrón macetero

Leyenda

Escudo


Jardín de Santa Justa

Su denominación se debe a la presencia del dibujo de Santa Justa y Rufina que hay en una de sus paredes.


Vista del jardín de santa Justa


Retablo de santa Justa y Rufina


Azulejo de santa Justa y Rufina

Antepatio

Sala de la Virgen de la Rosa

De camino al apeadero pasamos por la sala de la de la Virgen de la Rosa, donde se conserva un arco del siglo XV, el mejor conservado de la casa.

Sala de la Virgen de la Rosa

Detalle de la Virgen de la Rosa


Guadarnés

Y el guadarnés. Dentro de la salita del guadarnés, destacan los aperos de caballería de Napoleón III del siglo XIX, una silla de mano del siglo XVII, realizada en madera, cuero y apliques de hierro y, en el centro de la sala, una silla de montar del siglo XX, regalo del rey de Marruecos a Cayetana.


Vista general del guadarnés

Detalle de silla de montar regalo del rey de Marruecos a Cayetana.

Apeadero

El apeadero, del siglo XVIII, fue configurado en tiempos de don Jacobo Fitz James Stuarty era utilizado para los visitantes que descendían de los carruajes para entrar en el palacio.

Originariamente la construcción seguía el patrón de tradición medieval y raíz musulmana, de manera que se accedía al patio a través de un estrecho pasillo situado en el ángulo opuesto.

El actual acceso, que abre el patio a la calle, se debió a la condesa de Siruela (1854-1904), mujer del XVI duque de Alba, que fue responsable de importantes intervenciones.

En el espacio lateral, una vidriera circular con el escudo heráldico de las Casas de Alba y Berwick proporciona luz al habitáculo. A su izquierda, se encuentra un óleo de Gustavo Bacarisas, Vista de Sevilla desde un balcón con la Giralda al fondo.

Vista del apeadero con la entrada al espacio lateral


Detalle del espacio lateral

Detalle del espacio lateral

Vidriera circular con el escudo heráldico de las Casas de Alba 

Vista de Sevilla desde un balcón con la Giralda al fondo. Gustavo Bacarisas

En el Apeadero se recoge la gran parte de la colección de escultura del palacio de las Dueñas creada por don Carlos Miguel Fitz-James Stuart, duque de Berwick, que heredó la Casa de Alba en 1802.

Vista general del apeadero

Además de las representaciones de emperadores romanos, como Augusto, Tiberio, Nerón y Trajano, entre las piezas antiguas debe mencionarse el Torso de Dionisio con pardalis, vestido con un corto chitón sobre el cual lleva una piel de animal salvaje en el hombro y una capa; el Torso de Príapo, que debía recoger los frutos en el hueco de la piel caprina colgada del chitón levantado por su miembro viril, símbolo de su naturaleza fértil; y el Torso de Venus con concha, con pies descalzos y manto enrollado a la cintura y atado por delante, cayendo los extremos entre ambas piernas hasta el suelo.

Nerón

Tiberio

Augusto

Trajano

Diana Cazadora. I siglo antes de Cristo

Detalle de los pies de Diana Cazadora
General romano. I siglo antes de Cristo

Fauno. I siglo antes de Cristo

Priapo. I siglo antes de Cristo

Druso. II siglo de Cristo

Venus. I siglo antes de Cristo

También hay varios reposteros, tapices que contienen escudos de la familia de los Alba, pinturas sevillanas con escenas costumbristas y arcones españoles junto a conjuntos de sillones y sillas de estética barroca (Texto tomado del catálogo del Palacio de las Dueñas).

Escudo de armas de la casa de Alba y Berwick. Lana y algodón. Anónimo. Siglo XIX

Tapiz con escudo de armas

Tapiz con escudo de armas

Escena costumbrista

Azulejo con la historia del Palacio