AREA REGINA-ENCARNACION-SANPEDRO
Palacio de las Dueñas.
HISTORIA
El solar
actualmente ocupado por el palacio se sabe, por referencias documentales, que
estaba habitado en tiempos de la Roma Imperial (27 a.C a 476 d.C.), y se hallaba próxima a la muralla, pero fuera del recinto, pues el extremo Norte de Híspalis se extendía hasta las actuales iglesias de
Santa Catalina y San Martín.
En época
islámica, en el siglo XI el límite
Norte creció con respecto a la época romana, por los extremos,
incorporando los sectores
actuales de las iglesias
de San Román, San Juan de la Palma y el de la Europa (en las
inmediaciones de La Laguna: Alameda de Hércules), por lo que este espacio quedó
intramuros.
La aparición de
restos arqueológicos de la época taifa (vasijas de vidrio, lucernas y
cerámicas) y almohade (brocal del pozo de la entrada al Patio Principal) hace
pensar al profesor Guerrero Lovillo que esta área podría corresponder a un gran
alcázar abbadí.
Tras la
reconquista cristiana, con el repartimiento, este lugar correspondió al
almirante Mathé de Luna que, a su muerte, en 1290, legó sus casas principales
para el establecimiento del monasterio cisterciense de Santa María de las
Dueñas (ver) que ocupaba
toda la manzana contraria al palacio, extendiéndose hasta las calles Feijoo
(ver) y San Felipe (ver).
El solar que
ocuparía con posterioridad el Palacio de las Dueñas debería estar integrado por
una serie de viviendas inconexas, de distintos propietarios con sus
correspondientes huertos.
Posteriormente
pertenecieron a Juan de Pineda, Escribano Mayor del Cabildo de la Ciudad,
núcleo de viviendas que amplió su hijo Pedro, fruto de su primer matrimonio,
así mismo Escribano Mayor, construyendo el primitivo edificio mudéjar durante
el gobierno de Pedro I.
La familia sevillana de los Pineda ostentó el señorío
de Casa Bermeja, cuyos miembros ejercieron importantes oficios y participaron
en episodios bélicos de la Guerra de Granada. Esta familia tuvo capilla para su
entierro en el patio de la Iglesia del Salvador.
Este conjunto fue adquirido por Doña Catalina de
Ribera, viuda del Adelantado don Pedro Enríquez, en 1496, y la escritura de
compra- venta fue suscrita por Pedro de Pineda y su esposa María de Monsalve.
Tradicionalmente
se ha considerado que el motivo de esta venta era la necesidad de tener
efectivo para pagar el rescate de Juan de Pineda, prisionero de los sarracenos
en la batalla de la Axarquía de 1483.
Pero, como
hemos comentado, la escritura de compra-venta se estipuló el 20 de febrero de
1496, cuando Juan de Pineda había fallecido y hacia cuatro años que había
concluido la Guerra de Granada, por lo que dicha venta debió estar relacionada
con las necesidades económicas de la familia Pineda.
Doña Catalina de Ribera enviudó de Pedro Enríquez Quiñones en 1492, al
morir este en la conquista de Granada, dejando en herencia una gran fortuna fruto
del monopolio del negocio de jabón.
Doña Catalina llevó a cabo la primera fase de transformación de las casas
mudéjares de los Pineda con importantes obras en el edificio, como la
construcción de la Capilla, a manos del morisco Hamete de Cobexi y otras
reformas de carácter decorativo en el Patio principal, para reconvertirlas en
un palacio, hasta su fallecimiento el 13 de enero de 1505.
En su testamento trató de
evitar enfrentamiento entre hermanos y estableció dos mayorazgos, a don
Fadrique, el mayor, le dio en herencia la Casa de Pilatos y al menor, Fernando
Enríquez de Ribera, I marqués de Villanueva del Río, el futuro palacio de las
Dueñas.
A pesar de morir muy joven, don Fernando tuvo siete hijos con su esposa
Inés Portocarrero y su segundo hijo, Fernando, heredó el patrimonio y los
títulos de su padre y de su tío don Fadrique, al morir su hermano mayor, Per
Afán, sin descendencia.
Don Fernando a raíz de recibir esta herencia, acometió, a lo largo del
siglo XVI, importantes obras de restauración y ampliación de la casa
gótico-mudéjar heredada de su madre y la transformó en un palacio renacentista
con cocheras y caballerizas. Ya su hermano Per Afán, envió desde Nápoles al
arquitecto italiano Benvenuto Tortello, maestro mayor de la ciudad de Sevilla, para
convertir el gusto mudéjar en algo más italianizado. Igualmente, realizó
importantes obras en la “casa de Pilatos”.
El hijo de Fernando, Fernando Enríquez de Ribera II se
casa con una hija de Hernán Cortés y residirán en Dueñas.
Por la temprana muerte de su padre, la herencia pasa a
su hijo, Fernando Enríquez de Ribera y Cortés.
Sin embargo, en 1595, tras ganar un pleito, toma
posesión del palacio don Fernando Enríquez de Ribera y Dávila, II marqués de
Villanueva del Río. Su hija, Antonia Enríquez de Ribera y Portocarrero, se casó
con el VI duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Mendoza en 1612, pasando el
Palacio a ser propiedad de la familia Alba.
Posteriormente, no hay documentación esclarecedora de la vida en Dueñas durante años, pero
hay fuentes que hablan de su deterioro hasta la mitad del siglo XIX. En este
siglo, el palacio sufrió una época de desidia y abandono, fue convertido en
casa de vecinos, sus salones fueron compartimentados con tabiques y los
artesonados cubiertos con cielos rasos.
El administrador de la casa de vecinos fue Antonio Machado Álvarez por ello
nació y vivió en ella nuestro gran poeta Antonio Machado en 1875.
Hacia 1885, Rosario Falcó y Osorio, condesa de Siruela
y mujer del XVI duque de Alba, realiza una profunda labor de restauración en el
palacio de las Dueñas siguiendo los modelos románticos. Así
lleva a cabo el ajardinamiento de los patios y otras labores de saneamiento
indispensables de las que fue testigo la emperatriz Eugenia de Montijo, que
pasó en Dueñas unas semanas como invitada del XVII duque de Alba, Jacobo
Fitz-James Stuart v Falcó, coincidiendo con la visita a Sevilla de Alfonso XIII
y Victoria Eugenia, como demuestran unas fotos tomadas en los jardines.
En el siglo XX, se redescubre
el artesonado del comedor principal, se eliminan los tabiques de los grandes
salones y se ultima el ajardinamiento del Patio principal.
Durante los años cuarenta se
inició una gran obra de reparación ya que, el 12 de octubre de 1947, se celebró
en el palacio de las Dueñas la boda de la duquesa Cayetana con don Luis
Martínez de Irujo y Artázcoz.
Desde entonces, el edificio se ha ido transformando, especialmente
acomodándose a los gustos de la Duquesa, que pasaba en Sevilla la mayor parte
del tiempo. Por ello sus salones recogen su gusto por las obras de arte y
arqueología, pero especialmente se viste de su amor por Sevilla, sus costumbres
y folclore, por los toros y por la gente que la rodeó y agasajó con regalos que
ella atesoró en las paredes de su palacio de las Dueñas como parte indispensable
de su personalidad.
PALACIO
El inmueble se halla
actualmente delimitado por las calles Dueñas, Doña María Coronel, San Quintín,
Espíritu Santo, Enrique el Cojo y Castellar.
El
palacio toma nombre por la calle hacia la que se orienta la fachada principal que a su vez tiene su origen en el convento de monjas
cistercienses de Santa María de las Dueñas (ver), edificado en las casas
principales del almirante Juan Mathe de Luna,
cuyas monjas se encargaban de dar servicio a reinas y esposas de los
reyes de Castilla, y derribado tras la revolución la Gloriosa de 1868 (ver).
EXTERIOR
Sobre la fachada del Palacio de Dueñas,
dos elementos en relación con Antonio Machado.
Un azulejo que nos recuerda el
nacimiento del gran poeta sevillano entre las paredes palaciegas.
Azulejo que recuerda el nacimiento del poeta sevillano
Un monumento dedicado a la misma figura poética, dividido en
dos elementos:
El primero está representado por un bajorrelieve,
adosado a la pared, que nos recuerda la imagen de Antonio Machado en la famosa fotografía que realizó Alfonso al poeta
en el Café de las Salesas en 1933, que
enlaza hacia abajo (tras un canto a la naturaleza) con la cabeza y parte del
torso de una lectora, que atrae hacia sí un libro del poeta.
Bajo
relieve
Detalle superior
Detalle inferior
El segundo elemento es una escultura de una mujer joven, lectora de la época presente, sentada sobre un pupitre en posición de reflexión, que evoca el presente, colocada
sobre un pedestal de piedra.
Escultura de mujer
Detalle del pupitre
Todo el monumento está fabricado en
bronce a excepción del pedestal.
El monumento del artista Julio López Hernández, permaneció dormido
desde el año 1991 y fue encargado por Jesús Aguirre, duque de Alba y el
proyecto fue impulsado por el alcalde Juan Ignacio Zoido.
Vista general del exterior
La entrada, de estilo
renacentista, está compuesta por un gran arco de medio punto, escotado por
sendas pilastras lisas, que sostienen un frontón triangular. Sobre el frontón se disponen tres pequeños
pilares que sostienen pináculos de cerámica blanca y azul.
Detalle de la entrada
En el tímpano del arco se
muestra un gran azulejo de cerámica trianera, fechado en los siglos XVII-XVIII,
del escudo nobiliario del ducado de Alba, cuartelado de los linajes de Toledo y
Beaumont, con el escudo de los Silva, apellido que reemplazó al primitivo de
Toledo desde el siglo XVIII.
Azulejo del tímpano
Las insignias de condestable,
el Toisón y en la cima del escudo, el Saint Esprit, completa los atributos heráldicos.
Se trata de un ángel con la túnica jaquelada de azur y plata, con alas de
plata, lleva en su mano derecha una espada de plata con empuñadura de oro, y en
la izquierda un mundo de azur superado de una cruz de oro. Sobre él el lema “TV
IN EA, ET EGO PRQEA” (Tu en ella, yo por ella), lema de los Álvarez de Toledo, que
significa “Dios en la patria y yo por la patria”, que con posterioridad pasaría
al Ducado de Alba.
Detalle del azulejo
Fue realizado en 1771 durante
una estancia en Sevilla del XII duque, don Fernando de Silva Álvarez de Toledo.
INTERIOR
Tras pasar el arco de entrada y
a través del torno de entrada se accede a un amplio patio ajardinado con
naranjos y palmeras en cuyo lateral izquierdo se
sitúa la Sala de Venta de Recuerdos.
Jardín de Entrada
Al fondo el edificio principal.
Su fachada está dividida en dos plantas y decorada con una buganvilla, típica
de esta región de España. En la planta superior de esta fachada, se encuentran
las habitaciones de invitados. En el centro se encuentra la entrada al apeadero
que constituye el final del itinerario programado.
Fachada del edificio principal
Fachada del edificio principal
A la derecha observamos un
antiguo abrevadero que ha sido transformado en fuente y seguidamente un pequeño pasillo
muy decorado, que termina con una cancela cerrada, que da entrada a un patio
auxiliar no visitable, que antiguamente separaba la zona de casa de vecinos del
resto del palacio. Sobre la reja se dispone un bonito azulejo de la Virgen con
el Niño.
Abrevadero
Pasillo
Cancela
Azulejo de la Virgen con el Niño
A la izquierda se sitúa la
entrada a las Caballerizas.
Caballerizas
Las
caballerizas constituyen un elemento primordial en las antiguas casas sevillanas,
pues los coches de caballo no solo cumplían una función representativa, también
eran el vehículo normal para el desplazamiento por la ciudad. La Casa de Alba
siempre ha dado una gran importancia a los coches y a sus correspondientes
animales, otorgándoles un destacado papel en algunos de los actos más
representativos de la vida social, como los tradicionales paseo por el real de
la Feria de Abril.
No es un lugar
lujoso como los de la casa de Pilatos, pero se mantienen con una limpieza
exquisita.
Sobre cada uno
de los boxes aparece el nombre del animal correspondiente.
Su espacio rectangular está dividido en dos naves mediante una galería de
arcos que apean sobre columnas.
Naves de
las caballerizas
Detalle
de trituradora
Detalle
de Boxes
Detalle
de cabeza de caballo
Las columnas se encuentran soterradas más de dos metros, por lo que pueden
pertenecer a unos baños de época musulmana, anexos a la mezquita erigida en el
siglo V sobre la que se construyó la actual iglesia de San Juan de La Palma (ver).
Destacan los
aperos de la silla de montar de Eugenia de Montijo (mujer de Napoleón III),
emperatriz de Francia, hermana de doña Paca, duquesa de Alba, casada con Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia, confeccionada
en textiles de algodón decorados con bandas de trenzados y borlas. Sobre ella,
las alforjas de cuero repujado con motivos arabescos y un poncho mexicano.
Montura
de la Emperatriz Eugenia de Montijo
En el muro de la izquierda, se pueden observar las iniciales de la Casa de
Alba, imitando una marca ganadera, con las letras A-B de las casas Alba-Berwick,
y sobre ellas la corona ducal.
Detalle
con las letras A y B de las casas de Alba-Berwick bajo la corona ducal
Jardines
Los jardines y
patios constituyen conjuntos muy característicos de las casas sevillanas y,
además de atenuar el intenso calor estival, son un elemento decorativo de
primer orden. El más famosos de los que actualmente se conservan es el llamado
Jardín de los Limoneros, inmortalizado por Antonio Machado en sus famosos
versos:
… mi infancia
son recuerdos de un patio de Sevilla
…Y un huerto
claro donde madura el limonero.
Así evocaba el
inmortal poeta sus primeros años sevillanos, que trascurrieron en las Dueñas
junto a sus padres y abuelos.
Detalle de jardín
El jardín fue una antigua huerta en el siglo XIX, de
ahí su planta rectangular. El ajardinamiento actual fue realizado por Jacobo
Fitz-James Stuart entre 1910 y 1920.
El primer
jardín está decorado con diversos restos arqueológicos, jarrones de cerámica,
pequeñas fuentes de mármol y una fuente central de ladrillos cubiertos con
azulejos trianeros, original del siglo XVI, con
cuatro bancos a su alrededor realizados con los mismos materiales.
Torso
Ambiente entono a la fuente
Detalle de la fuente
Detalle de jarrón
Al fondo, una venus púdica del siglo XIX y a su izquierda un
azulejo nos indica que el 8 de febrero de 1937 se abrió una comunicación con el
Convento colindante porque el Duque de Alba, Don Jacobo, cedió espacios para el
Servicio del Hospital Militar creado para las necesidades de la Guerra Civil, permitiendo
que los soldados saliesen al Jardín del limonero a
curar sus heridas al sol, y que se cerró el 24 de mayo de 1939 al término de la
guerra.
Pasillo con la Venus al fondo
Venus
Detalle del rostro de Venus
Detalle de vasija
Azulejo con leyenda
Seguidamente, hay un senador bajo la sombra protectora de un espléndido almez, árbol de la familia de
las cannabáceas. Está presidido por una mesa de piedra caliza y se comenta que
era el lugar preferido para desayunar de la emperatriz Eugenia de Montijo.
Cenador
Mesa
Una leyenda nos
refiere que la emperatriz Eugenia de Montijo visito España por última vez en la
primavera de 1920. Al día siguiente de su llegada a Dueñas recibió la visita de
los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Apenas un mes después, el domingo 11
de julio, falleció en el Palacio de Liria de Madrid. Durante su estancia este
cenador era su lugar privilegiado.
Fotografía dela emperatriz Eugenia de Montijo
A través del cenador, accedemos a un pequeño espacio con una pequeña fuente
circular de azulejería, y detrás se sitúa el escudo de armas de Monterrey,
labrado en piedra. De autor anónimo, fue realizado en el siglo XVII y donado al
Duque de Berwick y de Alba don Jacobo Stuart y Falcó. Bajo el escudo se halla
un azulejo con una inscripción:
Procede este escudo de la Casa de Monterrey y de los bastiones de las
murallas de Namur. Adquirido por la Duquesa de Fernán Nuñez cuando fueron
aquellas destruidas hizo de el donación a su nieto el señor duque de Berwick y
de Alba don Santiago Stuart y Falcó, el cual dispuso que fuere colocado en su
palacio de Sevilla MCMXI.
Espacio
posterior al cenador
Fuente
Escudo
Leyenda
del escudo
Tras el cenador, una típica alberca, utilizada como piscina, pero que
realmente su uso era para el regadío dado los orígenes labriegos del edificio
como cortijo.
Espacio
de la alberca
Detalle
de la Alberca
Por una
escalinata se accede a otro patio en el que se nos muestra otro escudo de
armas, procedente de los castillos del Carpio.
Leyenda del escudo
Seguimos
caminando y encontramos otra venus púdica, en el mar, que a sus pies nos
muestra un ángel sobre un delfín.
Pasillo del jardín
Al fondo una Venus
Venus
Detalle del rostro de la Venus
En la parte
posterior un pequeño porche con platos de porcelana. Una pequeña fuente de
azulejo y una estatua.
Detalles
Detalle de fuente
Estatua
En un pequeño
rincón otra fuente delate de otro escudo ducal procedente de la casa ducal de
la ciudad de Liria y dos estatuas semiescondidas entre la vegetación.
Espacio de fuente y escudo ducal
Escudo ducal
Leyenda del escudo
Estatua
Desnudo. Marcos Pérez Giraldes
En otro pequeño rincón se aprecia un pequeño retablo de la Virgen de los Reyes, junto a un pequeño pilón.
Rincón de la Virgen de los Reyes
Detalle del pilón
Retablo de la Virgen de los Reyes
Azulejo de la Virgen de los Reyes
De gran belleza
es la entrada al Patio Principal. Se trata de dos ventanas germinadas,
polilobuladas, con parteluz formado por una columna de mármol y alfiz decorado
con yeserías. El arco central de medio punto está igualmente repleto de
yeserías en su intradós, arco y alfiz y se cierra con una cancela de hierro
forjado.
Patio Principal
El Patio principal del palacio de las Dueñas es uno de
los espacios más emblemáticos del arte gótico-mudéjar sevillano.
Datado en el siglo XV, desde aquí parten las
diferentes estancias del edificio.
El actual jardín es el resultado de un plan iniciado
hacia 1911, colocándose un revestimiento del mar de la fuente con azulejos de
Cuenca.
Consta de dos cuerpos diferenciados. El superior, solo dispone de dos alas con arcos escarzanos, una balaustrada
de estilo gótico y motivos decorativos de yeserías del siglo XV, revestidas con
alfices mudéjares de hacia el 1500.
Vista
general de los dos cuerpos del patio
Vista
del cuerpo superior del patio
Vista
del cuerpo superior del patio
Hay yeserías de principios del siglo XVI en el friso del patio principal y en las portadas de los salones.
El cuerpo inferior se distribuye en cuatro galerías, con arcos de medio punto sobre columnas genovesas de mármol blanco, que fueron realizadas en un taller genovés hacia 1540, de fuste liso, con capiteles de castañuelas, sobre las que reposan cimacios con blasones de algunos de los principales linajes vinculados a la Casa de Alba, realizados entre 1910 y 1920. Una cenefa de yesería adorna todo el perímetro.
Vista
del cuerpo inferior del patio
Detalles
de cimacios con blasones de algunos de los principales linajes vinculados a la
Casa de Alba
Los soportes primitivos del patio debieron ser pilares de ladrillo, técnica
muy utilizada por los musulmanes, y fueron sustituidos en el siglo XVI por las
actuales columnas genovesas.
Preside este patio una fuente original del siglo XVI. La fuente tiene azulejos sevillanos de los
hermanos Pulido de entre 1530 y 1540 y los elementos pétreos centrales fueron
renovados en 1571.
Fuente
central del patio
En su origen,
este patio era un solar sin vegetación, como se puede apreciar en los pasillos
que acceden a la fuente original, con restos de la solería primitiva de la Casa
de los Pineda (segunda mitad del siglo XV) de losetas de cerámica vidriada de
tonos azules y blancos. En el año 1920, don Jacobo Fitz James Stuart,
abuelo del actual duque de Alba, decidió denominarlo “patio de las palmeras”.
El conjunto se completa con grandes puertas con taraceas que dan acceso a
los salones del piso inferior y las cancelas que comunican con un nuevo jardín
y otro patio.
Escalera
Como la mayoría de las casas-palacio sevillanas, el
palacio de las Dueñas cuenta con dos plantas, esta escalera principal, de caja
rectangular, comunica con la superior y actualmente da acceso a las estancias
privadas del duque de Alba y su familia. Fue renovada en 1571 por el carpintero
Martín Infante, que posteriormente fue maestro mayor de carpintería del Alcázar.
Un arco de medio punto enmarca su arranque flanqueado por una pareja de
figuras masculina y femeninas del siglo XIX realizadas en mármol Blanco.
Su decoración, a base de azulejos vidriados típicos
sevillanos en la parte inferior de sus muros.
Está rematada con un magnífico artesonado mudéjar de 1571, obra de Martín Infante, a
tres aguas, con tirantes y decorado con pinturas y piñas de mocábares. Realizado
en madera de caoba, el artesonado de la escalera es uno los ejemplos más
espectaculares de la casa, ya que no utiliza ni un solo clavo, pues todas sus
piezas están encajadas.
Detalle del artesonado
El palacio de las Dueñas conserva una importante colección de tapices de los siglos XVI y XVII.
En la escalera destaca la Ofrenda de Abraham y
Mequisedec en el templo de Jerusalén, obra de Francisco Van den Hecke.
Comienzo de la escalera con pareja de esculturas de
figuras masculinas y femeninas. Anónimo. Siglo XIX. Mármol blanco
Figura masculina
Detalle
Vista del descansillo de la escalera
Ofrenda
de Abraham y Mequisedec en el templo de Jerusalén, obra de Francisco Van den
Hecke.
Santa
Rufina. Atribuido a Juan de Llanos Valdés (escuela sevillana). Siglo XVIII.
Óleo sobre lienzo
Santa
Justa. Atribuido a Juan de Llanos Valdés (escuela sevillana). Siglo XVIII. Óleo
sobre lienzo.
La
Divina Pastora de las Almas. Anónimo. Siglo XVIII.
Pareja
de retratos de Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo. Copia de los
originales de Franz Winterhalter. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo.
Crátera
de estilo helenístico copia del vaso Medici con el mito de Ifigenia. Siglo XIX.
Mármol blanco
Encima
del aparador, dos jarrones de loza de Pickman de la Cartuja de Sevilla que
parece ser que representan las estaciones del año.
Vaso Borghese,
con Thiasos dionisíaco
También hay un tapiz flamenco del siglo XVII y otro
del siglo XVIII
Galerías
Las cubiertas de estas galerías son de vigas rectas con espacios
intermedios decorados con azulejos del siglo XVI realizados por los hermanos
Pulido.
Fragmento
mudéjar de terracota del brocal del pozo. Época almohade. Final siglo
XII-Inicio Siglo XIII)
León
ibérico. Época pre-romana (siglo I a.C.). Mármol blanco.
Inscripción
con caracteres góticos. Lapida fundacional de la Torre del Carpio. Siglo XV.
Mármol rojo.
Ánfora. Época romana. Terracota.
Procedente de excavaciones subacuáticas en las islas Baleares
Conjunto de vasos sustentados por
figuras masculinas. Antonio Susillo. Siglo XX. Bronce.
Pareja de niños portando un cesto.
Anónimo. Siglo XX
Paisaje de arboleda y mujer sentada con
niños en el regazo. Lana. Siglo XVII.
Caballero montado vestido a la usanza
del siglo XVII. Anónimo flamenco. Siglo XVII. Lana
Fragmento de capitel
Fragmento sarcófago
No descrito
Detalle
Salón de Baile o de la Gitana
El salón de baile o de la Gitana, recibe su nombre de
una escultura de Mariano Benlliure que representa a una bailaora flamenca, “La
Pinrelitos”, famosa bailaora gitana de principios del siglo XX. Constituye un
lugar muy característico de recepción y de celebración de acontecimientos
sociales con presencia de destacadas personalidades españolas y extranjeras.
Vista
general del salón
Bailaora. Mariano Benlliure. Primer
tercio del siglo XX. Bronce
Detalle
La sala es rectangular. En el lado derecho se presenta
una triple arcada de medio punto, sostenida por columnas de mármol y cerrada
con una cancela acristalada.
Una mesa estilo imperio con multitud de objetos, como
jarrones, figuras de bronce, porcelana y cerámicas.
Sillones tapizados de brocado y bustos de bronce sobre
columnas de mármol.
Toda la parte alta de los muros presenta una ancha
cenefa de yeserías adornadas con ataurique.
Lado
derecho del salón de la Gitana
Los tapices que rodean la
estancia narran historias mitológicas y bíblicas, entre ellos destaca un grandioso
tapiz de 1570 que representa a Mercurio enamorado de Herse. Realizado en lana,
seda e hilo entorchado de oro y plata, por Willem de Pannemaker, uno de los
talleres de tapices más importantes del Renacimiento, es el primero de una
serie de ocho que narra los amores de Mercurio y Herse. Al otro lado se suman
otros dos tapices realizados en lana por Jean Raes el joven que representan un
Personaje oriental a caballo con lanza y al Rey de Suecia a caballo.
Personaje oriental a caballo con lanza. Jean Raes el joven. Siglo XVII.
Lana
Sobre la puerta
de madera decorativa, procedente de uno de los viajes de don Jacobo a la India,
se encuentra uno de los lienzos barrocos más destacables del palacio, la
Epifanía de Lucca Giordano, del siglo XVII.
La epifanía. Luca Giordano. Siglo XVII. Óleo sobre lienzo
El resto de la
sala está ocupado por una heterogénea colección de objetos como mesas,
aparadores, bargueños, cuadros tapices, sillas, sillones, jarrones, espejos.
La estancia
está decorada con fotografías y recuerdos que rememoran la vida de la duquesa
Cayetana y del actual Duque: imágenes familiares, fotografías de los reyes don
Juan Carlos I y doña Sofía, de la familia real de Mónaco, Rainiero y Grace
Kelly con sus hijos, de Jacqueline Kennedy, etc.
Salón Cuadrado
Esta estancia
se encuentra profusamente adornada con piezas de artes decorativas muy
relevantes por la calidad de su ejecución. Entre ellas, destacan los trabajos
de taraceas en distintos tipos de maderas, tratadas con diversas coloraciones
que recrean paisajes, arquitecturas, personajes o animales,
El artesonado presenta escudos y blasones de los antiguos propietarios de
la casa: los Ribera y los Enríquez.
Detalle
del artesonado
Vista
general del salón
Episodio
del sitio de Sebastopol. Isidoro Alexandre Agustín Pils. Siglo XIX. Óleo sobre
lienzo
Soldados en una barca.
Puerta de salida del salón
Antecapilla
Esta estancia es una de las más notables del palacio. Aún
quedan vestigios de la construcción original, como restos de antiguos frescos
que fueron cubiertos por cal viva en la época de la peste para prevenir la
enfermedad, o el pavimento del siglo XV, que conserva parte del primitivo color
verde.
El centro de la sala está presidido por una mesa
estilo imperio del siglo XIX, realizada en madera, pan de oro e incrustaciones
de piedras duras. Sobre ella, el busto en terracota del XIX duque de Alba, don
Carlos FitzJames Stuarty Martínez de Irujo, de Gualberto Rocchi, de 1962.
Mesa de centro. Siglo XIX. Madera y pan de oro e
incrustaciones de piedras duras
Busto del XIX Duque de Alba, D. Carlos Fitz-James
Stuart y Martínez de Irujo. Rocchi. 1962. Terracota
De la colección de pintura del siglo XVI, destacan los
retratos del Rey don Sebastián de Portugal, de la pintora italiana Sofonisba
Anguisola (1535-1625), que trabajó en la corte de Felipe II.
Retrato del cardenal don Iñigo Lope de Mendoza y
Zúñiga. Obispo de Coria. Anónimo. Siglo XVI. Óleo sobre lienzo
De la escuela de Murillo podemos ver a las protectoras
de la ciudad de Sevilla Santa Justa y Santa Rufina.
Santa Justa y Rufina. Anónimo sevillano. Copia del
original de Murillo. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo.
El Descendimiento, de Anibal Carracci.
Descendimiento. Aníbal Carracci. Siglo XVI. Óleo sobre
lienzo.
En el muro contiguo, una de las obras cumbres del
barroco español, Cristo coronado de espinas de José de Ribera. La obra fue adquirida en 1816 por el XIV duque de Alba
en Nápoles y es considerada una de las más relevantes obras del palacio.
San
Humberto. Anónimo italiano. Siglo XVII. Óleo sobre lienzo.
Retrato
de doña Antonia de Haro y Guzmán. Anónimo español. Siglo XVII. Óleo sobre
lienzo
La
Anunciación. Baroccio de Urbino. Siglo XVI. Óleo sobre lienzo.
Salón de
los Carteles o de la Tauromaquia
Se muestran
carteles de finales del siglo XIX. Se utilizaba de comedor de verano en los
últimos años.
Entre las obras
de esta sala destaca El cartel de las fiestas de la Primavera, Semana santa y
Feria de 1919 de Ruano Llopi.
Vista general del salón
Detalle de una de las paredes
Detalle de una de las paredes
Detalle de una de los carteles
Detalle
Busto de doña Cayetana
Capilla
En esta pequeña capilla, con función religiosa y
social, tuvo lugar la tercera y última boda de la duquesa Cayetana, con Alfonso
Díez.
Según la leyenda, al parecer, en esta capilla, también se casó el navegante
Américo Vespucio con la sevillana María Cerezo a principios del siglo XVI.
La capilla ha permanecido abierta al culto los sábados
y domingos hasta el día del fallecimiento de la duquesa doña Cayetana.
El artífice de esta capilla debió ser Hamete de Cobexi, morisco al servicio
de Catalina de Ribera, bautizado como Francisco Fernández, aunque también se
baraja la autoría de Alonso Rodríguez, maestro de la Catedral.
Vista de
la capilla desde su entrada
Esta estancia de planta rectangular mantiene su
impronta del gótico final gracias a una doble bóveda de terceletes original de
1507.
Detalle
general de la bóveda
De los ángulos
y puntos medios parten nervaduras que se cruzan, adornando los puntos de
intersección con pequeños escudos con las armas de la Casa de Alba y sus
ménsulas con seis ángeles pasionarios, posiblemente realizados por Pedro Millán,
autor también en la catedral y cuyo trabajo tendrá mucha importancia en la
escultura sevillana.
Las bóvedas se
apoyan sobre repisas decoradas con esculturas de ángeles que portan,
respectivamente, en el lado del Evangelio, las tenazas, el martillo, la columna
y la Cruz, y, en el lado de la Epístola, la corona de espinas, la Santa Faz y
la lanza.
Ángel con la cruz
Ángel con la corona de espina
Tiene zócalos de azulejos de principios de siglo XVI
Preside el conjunto un magnífico retablo gótico del
siglo XV, obra de Neri di Bicci, en el que aparecen la Virgen María y Santa
Catalina de Siena entre Santos.
Santa
Catalina de Siena entre santos. Neri de Bicci. Siglo XV. Óleo sobre lienzo
En la capilla hay imágenes del Cristo de los Gitanos, del cual la XVIII
duquesa de Alba de Tormes era muy devota, de la Virgen de la Macarena y de
Jesus del Gran Poder.
Los muros, que han perdido su primitiva decoración de yesería de ataurique,
conservan los zócalos de azulejería, de principios de siglo XVI
En el muro de la derecha, encontramos dos obras de Juan de Villoldo, El
martirio de San Juan y El bautismo de Cristo, del siglo XVI, y una Cruz
Procesional del altar en madera y pan de oro.
Martirio de san Juan en la Tina. Juan de
Villoldo. Siglo XVI. Óleo sobre lienzo.
El bautismo de Cristo. Juan de Villoldo.
Siglo XVI. Óleo sobre lienzo.
En el muro de la izquierda, destacan dos óleos, La adoración de los pastores
y La huida a Egipto, de Francisco Antolínez, del siglo XVII.
La huida a Egipto. Francisco Antolínez.
Siglo XVII. Óleo sobre lienzo
La adoración de los pastores. Francisco
Antolínez. Siglo XVII. Óleo sobre lienzo
Además,
hay una Virgen de Guadalupe, anónimo del siglo
XVIII), San Fernando, anónimo
del siglo XIX. Un Crucifijo del siglo XVII y una imagen escultórica de San
Antonio de Padua de autor anónimo del siglo XIX.
Detalle de una de las ventanas
Sala del Tablao
La Sala del tablao era uno de
los espacios del palacio más utilizados por la Duquesa, con cuadros pintados
por ella y donde practicaba el baile flamenco, de la mano de Enrique el Cojo,
con el que aprendió bulerías y sevillanas.
En este rincón, se conserva uno de sus trajes de flamenca y un traje de
corto, además de fotografías, diplomas, cuadros, y hasta una bandera de la
Federación de Peñas del Real Betis Balompié.
Vista
general de la sala del Tablao
Rincón de
la sala del Tablao
Salón de lectura
Esta recogida estancia, una de las pocas con chimenea ornamental. El
artesonado mudéjar con pinturas vegetales y escudos heráldicos. Se complementa
con su decoración, a base de estanterías, diplomas, cuadros, porcelanas,
fotografías antiguas.
Detalle de un rincón del salón
Los muros sobre las librerías
están decorados con diversos cuadros del siglo XIX y, sobre la chimenea, lucen
los bustos en porcelana de Sévres realizados por Álvarez Cubero.
Miniatura anónima. Retrato del Conde de Montijo. Siglo ZIX. Porcelana
esmaltada
Otros objetos que destacan es el retrato anónimo del siglo XVIII de la
reina María Amalia de Sajonia, y obras del siglo XIX como la crátera de mármol
blanco con relieve de la Apoteosis de Homero, Sala del Museo de Cluny, de
Sebastián-Charles Giraud o el óleo de M. Kuitenbrouwer, Lindero de bosque.
Lindero
de bosque. M. Kuitenbrouwer. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo
Paisaje boscoso. Clément Castelli. siglo XIX.
Retrato
de la reina María Amalia de Sajonia. Anónimo español. Siglo XVIII. Óleo sobre
lienzo
Sala del
Museo de Cluny . Sebastián-Charles Giraud. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo
Cardenal Ludovisus. Anónimo. Siglo XIX.
En ella se encuentran otros
cuadros, como “Escena de pastoreo a
las afueras de Roma”, de Jacob Philipp Hackert del siglo XIX, “Caballo en el establo” de Albert del
siglo XIX), “Paisaje. El lago de
los cuatro cantones” de Alexandre Calame de fecha desconocida), “Paisaje montañoso” de Clément
Castelli del siglo XIX), “Paisaje
boscoso” de Clément Castelli del
siglo XIX), “Paisaje boscoso: un
camino nevado en el bosque” de Clément Castelli del siglo XIX), “Interior de un salón palaciego” de C.
H. Giraud del siglo XIX), Junto a esto hay un busto de mármol de una dama
del siglo XIX.
Destaca el dibujo a bolígrafo
original de Don Quijote, de Salvador Dalí, realizado en el libro de firmas el
25 de abril de 1971.
Don Quijote, de Salvador Dalí
Patio del Aceite
Este patio recibe su nombre por las grandes tinajas de aceite que albergaba
antiguamente como almazara. Como auténtica casa de labranza, aquí se guardaban
las cosechas, aperos y animales.
Es de planta rectangular. Se conservan vestigios de la primitiva solería de
la Casa de los Pineda idénticos a los del Patio principal, con motivos de
lacería de barro vidriado y policromado. El resto de la solería es de ladrillo
formando la espina de pez.
Una vista del patio
Detalle de un pilón con azulejos
Este patio estaba decorado con frescos decorativos con motivos de jarras y
flores del siglo XV-XVI. Aún se conservan algunos vestigios descubiertos tras
la cal de los muros.
Presenta galerías soportadas por columnas.
Detalle exterior de la galería
En la
actualidad, algunas esculturas rodean este patio de las que destaca la estatua
neoclásica del siglo XIX realizada en mármol blanco que representa a la hermosa
Venus desnuda sobre una pantera.
Dama
desnuda sentada sobre una pantera. Siglo XIX. Mármol blanco
Detalle
de la cabeza del león
No pasa desapercibido el busto realizado por Álvarez Duarte en el 2006 de
la bailarina de flamenco y actriz Pastora Imperio.
Pastora
Imperio
Otras figuras
son igualmente hermosas.
Una fuente del siglo XV hexagonal decorada con azulejos de barro vidriado
preside el centro del patio rodeada de diversas palmeras.
Detalle
del centro del patio con la fuente rodeada de palmeras
Leyenda
Escudo
Jardín de Santa Justa
Su denominación se debe a la presencia del dibujo de
Santa Justa y Rufina que hay en una de sus paredes.
Azulejo de santa Justa y Rufina
Antepatio
Sala de la Virgen de la Rosa
De camino al apeadero pasamos por la sala de la de la Virgen de la Rosa,
donde se conserva un arco del siglo XV, el mejor conservado de la casa.
Guadarnés
Y el guadarnés. Dentro de la salita del guadarnés, destacan los aperos de
caballería de Napoleón III del siglo XIX, una silla de mano del siglo XVII,
realizada en madera, cuero y apliques de hierro y, en el centro de la sala, una
silla de montar del siglo XX, regalo del rey de Marruecos a Cayetana.
Detalle
de silla de montar regalo del rey de Marruecos a Cayetana.
Apeadero
El apeadero, del siglo XVIII, fue configurado en tiempos de don Jacobo Fitz James Stuarty era utilizado para los visitantes que descendían de los carruajes para entrar en el palacio.
Originariamente la construcción seguía el patrón de tradición medieval y raíz musulmana, de manera que se accedía al patio a través de un estrecho pasillo situado en el ángulo opuesto.
El actual acceso, que abre el patio a la calle, se debió a la condesa de Siruela (1854-1904), mujer del XVI duque de Alba, que fue responsable de importantes intervenciones.
En el espacio lateral, una vidriera circular con el escudo heráldico de las Casas de Alba y Berwick proporciona luz al habitáculo. A su izquierda, se encuentra un óleo de Gustavo Bacarisas, Vista de Sevilla desde un balcón con la Giralda al fondo.
Detalle del espacio lateral
Vidriera circular con el
escudo heráldico de las Casas de Alba
Vista de Sevilla desde un
balcón con la Giralda al fondo. Gustavo Bacarisas
En el Apeadero se recoge la gran parte de la colección
de escultura del palacio de las Dueñas creada por don Carlos Miguel Fitz-James
Stuart, duque de Berwick, que heredó la Casa de Alba en 1802.
Vista general del apeadero
Además de las
representaciones de emperadores romanos, como Augusto, Tiberio, Nerón y
Trajano, entre las piezas antiguas debe mencionarse el Torso de Dionisio con
pardalis, vestido con un corto chitón
sobre el cual lleva una piel de animal salvaje en el hombro y una capa; el
Torso de Príapo, que debía recoger
los frutos en el hueco de la piel caprina colgada del chitón
levantado por su miembro viril, símbolo de su naturaleza fértil; y el Torso de
Venus con concha, con pies descalzos y manto enrollado a la cintura y atado por
delante, cayendo los extremos entre ambas piernas hasta el suelo.
Tiberio
Trajano
Diana Cazadora. I siglo
antes de Cristo
Fauno. I siglo antes de
Cristo
Priapo. I siglo antes de
Cristo
Druso. II siglo de Cristo
Venus. I siglo antes de
Cristo
También hay varios reposteros, tapices que
contienen escudos de la familia de los Alba, pinturas sevillanas con escenas
costumbristas y arcones españoles junto a conjuntos de sillones y sillas de
estética barroca (Texto tomado del catálogo del Palacio de las Dueñas).
Escudo de armas de la casa
de Alba y Berwick. Lana y algodón. Anónimo. Siglo XIX
Tapiz con escudo de armas
Tapiz con escudo de armas
Azulejo con la historia del Palacio
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