sábado, 13 de septiembre de 2025

RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas  

Santa Isabel de Hungría.

Santa Isabel de Hungría. Martini, Simone. Fresco de la Basílica de san Francisco de Asís

Isabel nació en 1207 en el seno de la familia real húngara, siendo hija del rey Andrés II de Hungría y de Gertrudis de Andechs-Merania. Por línea materna estaba emparentada con la futura Santa Eduviges de Silesia, lo que contribuyó a que desde su infancia creciera en un ambiente profundamente cristiano y piadoso. Santa Isabel creció junto a sus hermanos los príncipes Bela (Gabriel), Colomán y Andrés. La vida en la corte no le impidió desarrollar una sensibilidad especial hacia los más necesitados, inclinación que marcaría toda su existencia.

En 1213 su madre fue asesinada, hecho que afectó hondamente a la familia. Dos años más tarde, Andrés II volvió a casarse, y de este segundo matrimonio nació Violante, hermanastra de Isabel, que con el tiempo se desposaría con el rey Jaime I de Aragón, reforzando así los lazos dinásticos entre las coronas húngara y aragonesa.

Siendo todavía adolescente, Isabel fue prometida en matrimonio al landgrave Luis IV de Turingia-Hesse, con quien contrajo matrimonio en 1221, a los 14 años. El enlace no solo supuso una alianza política, sino también un matrimonio feliz, caracterizado por la mutua estima y la fe compartida. Sin embargo, la unión duró apenas seis años: el 11 de septiembre de 1227, Luis falleció, a causa de la peste, en Italia mientras se dirigía a participar en la Sexta Cruzada, dirigida por Federico II, dejando a Isabel viuda con tan solo 20 años de edad y tres hijos. Pocos días después de la muerte de su esposo nació la menor de ellos, Gertrudis de Altenberg, quien acabaría abrazando la vida religiosa en la orden premonstratense y sería beatificada en 1311.

Tras la pérdida de su esposo, Isabel renunció a las comodidades propias de su rango y orientó su vida hacia el servicio a los pobres y enfermos. Fundó un hospital en la ciudad de Marburgo, donde se dedicó personalmente al cuidado de los necesitados, viendo en ellos el rostro de Cristo sufriente. Su compromiso con los valores evangélicos la llevó a vincularse con la espiritualidad franciscana, ingresando en la Tercera Orden de San Francisco.

La intensidad de su vida y la austeridad de sus prácticas hicieron que su existencia fuera breve: murió en 1231, con apenas 24 años. Su ejemplo de caridad, desprendimiento y fe ardiente la convirtió rápidamente en modelo de santidad en toda Europa. Apenas cuatro años después de su muerte, en 1235, el papa Gregorio IX la canonizó, reconociendo su figura como paradigma de entrega cristiana y promoviendo su culto, que se difundió con rapidez por distintos países.

Casi inmediatamente después de su muerte, Santa Isabel pasó a ser una santa patrona de la Orden de los Caballeros Teutónicos junto a la Virgen María y San Jorge. Marburgo se convirtió en el centro de la Orden Teutónica, que adoptó a Santa Isabel como su segunda patrona. La Orden permaneció en Marburgo hasta que Napoleón I de Francia la disolvió en 1803.

La devoción popular contribuyó al florecimiento de numerosas leyendas en torno a su figura. Entre ellas, destaca el célebre “milagro de las rosas”: Isabel solía llevar en secreto pan y provisiones desde la despensa del castillo para socorrer a los pobres, hasta que un día, sorprendida por su cuñado, Conrado de Turingia, respondió que transportaba rosas en su delantal; al abrirse, los alimentos se habían transformado en flores rojas y blancas. Otra tradición narra que, al colocar a un leproso en el lecho matrimonial para atenderlo, su esposo se mostró contrariado; sin embargo, al descubrir al enfermo, lo que vio fue la figura de Cristo crucificado, revelación que confirmó la santidad de su esposa.

Santa Isabel de Hungría se convirtió, así, en un emblema universal de la caridad cristiana. Su vida breve pero intensa encarnó el ideal franciscano de pobreza evangélica y servicio a los más desfavorecidos, dejando una huella indeleble en la espiritualidad medieval y en la memoria devocional de la Iglesia.

Es la patrona de las enfermeras en España. Se celebra su fiesta y Día de las Enfermeras en España el 17 de noviembre.

Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos. Murillo, Bartolomé Esteban. Hacia 1672. Óleo sobre lienzo. 325 x 245 cm. Hermandad de la Santa Caridad. (Ver Blog)