domingo, 10 de agosto de 2025

RUTAS POR SEVILLA

Los Reyes Magos.

La primera representación que se conoce de los Reyes Magos se encuentra en la capilla griega de la catacumba de Priscila de Roma, cuyos frescos están datados entre la segunda mitad del siglo II y la segunda del siglo siguiente. Está situado sobre el arco que da paso al cubículo destinado a acoger los sarcófagos de la familia de los Acilios. 

El Evangelio de Mateo es la única fuente bíblica que menciona a unos magos (sin especificar los nombres, el número, ni el título de reyes), que, tras seguir a una estrella, buscaban al “rey de los judíos” que ha nacido en Jerusalén:

“Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?”. (Mt 2:1-2).  “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra” (Mt 2: 11).

La palabra “mago” proviene del persa que significa “sacerdote”. Llegó al griego refiriéndose a una casta de sacerdotes persas o babilonios que buscaban las estrellas en su deseo de buscar a Dios. Del griego pasó al latín como “magus” de donde llegó al español como “mago”. El término “mago” se utiliza para referirse a “hombres sabios” u “hombres de ciencia” y conocedores de las Escrituras, que desde antiguo se asociaban al “mazdeísmo” (ver).

En cuanto al número, en las iglesias de Siria o de Armenia eran doce, por alusión a las doce tribus de Israel. Posteriormente, se fijaría el número de tres por el oro, incienso y mirra (el poder, la divinidad y el perfume de la muerte), los dones presentados a la Sagrada Familia y porque también eran tres los continentes (África, Asia y Europa) conocidos en la antigüedad, poblados por los tres hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet, y por qué tres eran las edades de la vida.  A finales del siglo XV, el rey Baltazar aparece con la tez negra y los tres reyes, además de representar las edades, representan las tres razas conocidas hasta la Edad Media, de tal modo que Melchor encarnará a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltazar a los africanos. Ello también se relaciona con los animales, Melchor el caballo, Gaspar el camello y Baltazar el elefante. 

Con respecto a los nombres de Melchor, Gaspar y Baltazar, las primeras referencias son del siglo V, en la “Excerpta latina” en la que son llamados Melichior, Gastaspa y Bithisarea y en el Evangelio Apócrifo “Evangelio Armenio de la Infancia” donde se les llama Baltazar (rey de los árabes), Melkon (rey de los persas) y Gaspar (rey de los indios). 

La iglesia de San Apolinar Nuova de Rávena (Italia) presenta un friso decorado con mosaicos de mediados del siglo VI, que representa la procesión de las Vírgenes conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frígido, y en actitud de realizar una ofrenda a la Virgen. Sobre la cabeza de estos personajes se pueden leer los nombres de Gaspar, Melchior y Balthassar, de derecha a izquierda.  

Detalle del mosaico de San Apolinar Nuevo

En cuanto a su origen, se habla de Oriente que puede referirse a la región de Babilonia, por lo que, para algunos autores, los magos podrían corresponder a los “Doctores Babilónicos de la Tradición Oral”, pero para otros autores el extremo oriente incluía todo el mundo hasta entonces conocido, y cuyo límite occidental era Tartessos, una zona que los historiadores ubican entre Huelva, Cádiz y Sevilla.

Una leyenda medieval refiere que, después de la resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en el reino de Saba y los bautizó y los consagró obispos. Después fueron martirizados en el año 70 y depositados en el mismo sarcófago. Santa Elena halló tres cuerpos coronados, y consideró que se trataría de los Reyes Magos, por lo que los trasladó a Constantinopla en el siglo IV. Posteriormente, Federico I Barbarroja, en el siglo XII, los trasladó a Colonia donde son venerados en un relicario bizantino de la catedral de esta ciudad. 

Relicario de los Tres Reyes

La Biblia describe cómo estos tres Reyes Magos vieron la nueva estrella como señal del nacimiento del Rey de los judíos, por lo que se pusieron en camino hacia Jerusalén para adorarlo.

Durante siglos, los astrónomos han buscado en los registros históricos evidencias que pudieran explicar la aparición de esta Estrella de Belén. Los investigadores han estado discutiendo las posibles causas desde al menos el siglo XIII.

Tal vez haya sido un meteorito, una supernova, un cometa, una llamarada solar o una alineación o conjunción de planetas. O, alternativamente, tal vez nunca haya ocurrido. 

La verdad es que la ciencia probablemente nunca sabrá la verdad.

Algunas cosas son fáciles de descartar. Por ejemplo, la Estrella de Belén no pudo haber sido un meteorito (un trozo de roca espacial que arde con fuerza en la atmósfera terrestre) que habría aparecido y desaparecido en un instante. Es imposible que los tres Reyes Magos hayan seguido el rastro de un meteorito durante semanas.

También es poco probable que una supernova (la muerte explosiva de una estrella que aumenta drásticamente su brillo durante días, semanas o meses) pueda explicar la Estrella de Belén.

Las supernovas, o “estrellas invitadas”, han sido observadas y registradas constantemente desde hace miles de años. Por lo tanto, si hubiera ocurrido una, es probable que otras culturas hubieran tomado nota. Los telescopios no han encontrado ninguna evidencia de un resto de supernova que coincida con el momento de la Estrella de Belén. De hecho, la única supernova que fue visible desde la Tierra en la época del nacimiento de Cristo ocurrió en el año 185 d. C. y fue registrada por astrónomos chinos.

Remanente de la supernova de Kepler.CC BY 3.0

En el pasado, algunos astrónomos interesados ​​también han sugerido que la Estrella de Belén era un cometa que pasaba cerca de la Tierra. Estos cuerpos helados del lejano sistema solar suelen brillar con bastante intensidad cuando se aventuran hacia el interior del sistema solar y son calentados por el Sol. También se sabe que a veces permanecen visibles en el cielo durante semanas o meses seguidos. Y, al igual que las supernovas, también tenemos registros históricos de otras culturas sobre los cometas.

Imagen tomada por el Telescopio espacial Hubble del cometa C/2012 S1 (ISON).  (CC BY 3.0)

La idea de que una conjunción entre planetas brillantes podría explicar la Estrella de Belén no es nueva. Una nota en los Anales de la Abadía de Worcester del año 1285 d. C. señala una alineación de Júpiter y Saturno que ocurrió en el momento del nacimiento de Jesús. Y el propio Johannes Kepler mencionó la idea en el siglo XVII.

Júpiter y Saturno se unieron en una “Gran Conjunción” en 2020 que no se había visto en casi 800 años. Los dos planetas aparecieron tan cerca uno del otro en el cielo nocturno de la Tierra durante el solsticio de invierno que parecían casi un solo objeto. Eso llevó a algunos a bautizar la visión como una “Estrella de Navidad”, y a otros a preguntarse si un evento similar coincidiría con la Estrella de Belén en la primera Navidad bíblica. Pero, los pueblos antiguos conocían bien sus planetas, por lo que sería extraño llamar “estrella” a una conjunción de varios planetas.

Conjunción Júpiter Saturno. 12.19 a.m. 22 de diciembre de 2020. Desde Puerto Rico. (CC BY 3.0)

Al final, la verdad es que ninguno de estos acontecimientos coincide a la perfección con la descripción de cómo sucedieron en el Libro de Mateo, con lo que probablemente nunca sepamos qué inspiró realmente la historia bíblica de la Estrella de Belén.

Cada uno tenemos libertad para pensar y decidir por nosotros mismos qué puede significar para nosotros y todos esperamos que traiga buenas noticias de paz, alegría y amor. 

En cuanto a la edad de Jesús, la visita de los Reyes Magos no ocurre inmediatamente después del nacimiento de Jesús, sino que es un evento posterior.

Mateo menciona que los magos visitaron a Jesús en una casa (no en el pesebre), lo que sugiere que ya habían pasado semanas o meses desde su nacimiento.

El rey Herodes, al saber la fecha aproximada en que había aparecido la estrella, ordenó matar a todos los niños de dos años para abajo (Mateo 2:16). Esto indica que, según la información que recibió, Jesús podía tener entre recién nacido y hasta casi dos años.

Historiadores como Flavio Josefo sitúan la muerte de Herodes el Grande en el año 4 a.C..
Si Jesús nació poco antes de la muerte de Herodes (como dice Mateo), el nacimiento sería entre el 6 y 4 a.C.

Si la estrella apareció en el momento del nacimiento y los Magos tardaron meses en llegar (teniendo en cuenta que venían probablemente de Persia o Babilonia, un viaje de más de 1.000 km), cuando llegaron, Jesús tendría entre unos 6 meses y un año y medio, dependiendo de cuándo salieron tras ver la estrella.

Oratorio de la Escuela de Cristo

Tras flanquear su portada, en el Atrio, a la izquierda, se puede contemplar un pequeño retablo-vitrina de estilo neoclásico que debió realizarse hacia los años 50 del siglo XIX y que contiene una magnifica escena de la epifanía que se atribuye a Luisa Ignacia Roldan (La Roldan).

La Virgen y San José están mostrando el niño a los Magos. Melchor y Gaspar están arrodillados, estando este último en actitud de abrir su cofre de incienso, mientras que Baltazar está de pie y ofrece la mirra.  

Para completar la escena, Antonio Castillo Lastrucci realizó los pastores que se colocan en el nacimiento durante la Navidad.

Vitrina con Nacimiento
Detalle de Gaspar
Detalle de Melchor y Baltazar

En la sacristía observamos una cajonera del siglo XIX y sobre ella un pequeño retablo con Cristo en la Cruz a tribuido a Cristóbal Ramos.  

En la vitrina inferior un belén de barro y telas encoladas de Cristóbal Ramos donado por el fundador de esta escuela.

Cajonera y Retablo de la Sacristía
Vitrina de Belén

Capillita de San José

Pintura en bóveda de Juan de Esquivel

Iglesia de san Lorenzo

Capilla de la Soledad

Iglesia San Luis de los Franceses

Capilla Domestica

Iglesia-Convento de Nuestra Señora de la Paz. Hermandad de la Sagrada Mortaja.

Muro de la Epístola

Iglesia de San Román.

Muro izquierdo. Juan del Castillo. 1625

Iglesia de San Pedro.

Nave del Evangelio. Anónimo. Fechable entre XVI y XVIII. Copia de Rubens

Iglesia de San Juan de la Palma.

Nave Evangelio. Antonino siglo XVII. Copia de Rubens

Capilla de la Hermandad de los Servitas.

Pared del Evangelio

Museo del Prado


Museo de Bellas Artes

Adoración de los Reyes. Cornelis de Vos. Hacia 1630. Óleo sobre lienzo. 245 x 326 cm. Museo de Bellas Artes. Sevilla

Retablo Mayor del Convento de Montesión. Castillo, Juan del. Hacia 1634-1636. Museo de Bellas Artes. Sala IV. Procede de la desamortización de 1840
Adoración de los Reyes Magos