domingo, 22 de enero de 2023

 AREA DE SANTA CLARA-JESÚS DEL GRAN PODER 

Calle Santa Clara

El lugar que hoy constituye la actual calle fue concedido por el Rey Fernando III a su hijo, el infante Don Fadrique, en el año de la reconquista de la ciudad en 1248, para que levantase su palacio.

Posteriormente, unas casas que existían junto a una iglesia edificada en 1289, le fueron donadas a una congregación de religiosas de la orden de Santa Clara para que fundaran un convento, por ello desde entonces se le conoce como Santa Clara y así aparecía en el padrón de pecheros de 1533, si bien solo en el tramo comprendido entre la actual calle Hernán Cortes hasta el cruce con la calle Lumbreras y de este al final, san Clemente, por el convento de igual nombre.

El plano de Olavide (1771) unifica la toponimia, denominando Ancha de Santa Clara a toda la calle, con la excepción del último tramo, que rotula como calle del Arquillo, Real del Arquillo y Arquillo de San Clemente. Esta y algunas colindantes fueron también conocidas como callejuelas de San Clemente.

Desde mediados del s. XV y hasta mediados del XVI se cita en padrones una calle Primera que pudiera ser ésta.


Hasta el siglo XIX no hay modificaciones notables en el nomenclátor de este sector, apareciendo tres nombres diferentes en otros tantos tramos de la calle.

El primero, desde Hernán Cortes al cruce con santa Ana se le denomino Gloria, al segundo de los sectores (hasta el cruce con Hombre de Piedra) Generales, el tercero, Santa Clara, y el último, San Clemente, unificándose de nuevo en 1845 bajo la actual denominación, excepto el último tramo, que se rotuló Compás de San Clemente. 

En 1868 se acordó llamarla Govantes Bizarrón, por el político que había formado parte de la Junta Revolucionaria de 1840 y que al parecer falleció en esta calle.  Este político militó en el partido de Don Juan Espartero. En 1875 recobra de nuevo su actual denominación. 

Rectilínea y una de las más largas del sector, constituye uno de los ejes norte-sur que forman el sistema vial en cuadricula característico del barrio de San Lorenzo, ligado al poblamiento cristiano. Situada en el distrito Casco Antiguo, su trazado discurre paralelo y entre dos de los hitos más importantes de la ciudad: el río Guadalquivir y la Alameda de Hércules. 

Final de la calle en la Iglesia de San Lorenzo

Está conformada por los grandes conventos medievales y por los palacios construidos por la nobleza de los siglos XVII Y XVIII, cuyos muros de fachada contribuyen en gran manera a alinear ambas aceras; esta alineación se pierde en el último tramo, que a su vez es más estrecho.

En el proyecto de rectificación de líneas aprobado en 1862-63 se contemplaba también el ensanche de este tramo, sobre el que se volvió en 1912-13, al parecer sin mucho resultado.

En 1918 se planeó comunicarla con Becas a través del convento de Santa Clara, pero tampoco se llevó a efecto. 

En el s. XVII se abrió y cerró varias veces un albañal o salida de aguas fecales que desembocaba en la calle, procedente del convento de santa Ana.

A principios de este siglo había una fuente pública.

Esta cruzada por Santa Ana y Lumbreras, y confluyen en ella, por la derecha, Hombre de Piedra y Yuste; y Dalia, Guadalquivir, Álvaro de Bazán y Arte de la Seda por la izquierda.

Comienza con la portada del convento de san Clemente y presenta “salvacarros” en las esquinas con Guadalquivir, Dalia y Santa Ana.

Comienzo de la calle en el convento de San Clemente

Esquina de Santa Clara con Guadalquivir

Esquina de Santa Clara con Dalia

Esquina de Santa Clara con Santa Ana  

Esta calle, como gran parte de la zona, se veía sometida a inundaciones periódicas que duraban semanas, por lo que era necesario en el s. XIX montar servicio de barcas para los primeros auxilios, los cuales se solicitaban durante la noche haciendo disparos al aire.

Su singularidad ha sido evocada por numerosos escritores que han recordado su ambiente tranquilo, su silencio, sus luces, sus atardeceres, su centralidad en el barrio, e incluso más recientemente, su "espíritu de una ciudad ida".

“Podría hablarse de una conjunción de equilibrios y de nostalgias para tratar de definir ese tono peculiar que se extiende desde San Clementes a San Lorenzo, esa falta de estridencia, en cierto modo señorial, con color de atardeceres. Una rara placidez y al mismo tiempo, juego a las cuatro esquinas con sus propias fantasmagorías, que nos lleva a una de las reservas de valores más inaprensibles, más sutiles y verdaderos del alma de la ciudad” (Manuel Ferrand).

El poeta Joaquín Romero Murube ha sabido sintetizar en los siguientes versos toda la personalidad que caracteriza a esta calle:

Algún día por esta calle de Santa Clara, en la paz
de un atardecer de oro,
pasará un hombre perdido
hacia un afán inconcreto.
Habrá esta luz transparente,
celeste, pura, sin fin.
Habrá este claro reposo lleno de sonoridades
de cal profunda y sencilla"
(Tierra y canción)

Casas de la Calle Santa Clara

En todo su recorrido se aprecia el esplendor de la arquitectura típica sevillana del siglo XIX, por la diversidad del caserío, con abundancia de balcones adornados con macetas de geranios y claveles, tan tradicionales en Andalucía, entremezclados con Palacios y conventos.

Los grandes conventos y palacios forman parte de la identidad de la calle, entre los que destaca el Real Monasterio de Santa Clara, con la Torre de don Fadrique, el Real Monasterio del Señor San Clemente, el convento de María Reparadora, y el palacio de la familia Bucarelli, marqueses de Vallehermoso, y que pasó posteriormente a los condes de Santa Coloma. 

Tiene funciones fundamentalmente residenciales, con muchas casas unifamiliares, localizándose familias de mayor nivel económico en los primeros tramos y de menor poder adquisitivo en el último. 

Fue residencia hasta el s. XIX de tejedores de la seda, que en 1404 tenían un hospital junto al monasterio y bajo la advocación de San Clemente. 

Santa Clara número 5

En el último tercio de la Calle Santa Clara, casi llegando al convento de San Clemente y haciendo esquina con la Calle lumbreras, podemos ver esta pequeña casa que hace esquina y que, tras su restauración, ha conservado en su fachada algunos frescos que debían ser parte de la decoración exterior de la vivienda siglos atrás.

Esta vivienda, construida en el siglo XVII era propiedad del cercano convento de las Monjas Clarisas de Santa Clara y la adquisición de este inmueble formaba parte de un proyecto municipal de principios de siglo de convertirlo en parte del Museo de la Ciudad.

Santa Clara esquina con Lumbreras

Santa Clara
Torreón
Pequeña puerta de acceso en la calle Santa Clara

Santa Clara número 26




Santa Clara número 35




Santa Clara número 49

En la casa nº 49, nación RafaelMontesinos, que, aunque vivió en Madrid, desde 1941, nunca perdió su vinculación con su ciudad natal. En Madrid publicó sus primeros poemas en las revistas «Garcilaso», «Espadaña» e «Ínsula», antes de empezar a escribir para revistas extranjeras.



Durante la Guerra Civil Española se alistó voluntario al Tercio de Requetés Virgen de los Reyes de Sevilla, combatiendo en el bando sublevado .

Su nombre es inseparable de la Tertulia Literaria Hispanoamericana, que dirigió desde 1952 hasta muy pocos días antes de morir en marzo de 2005.

A pesar de la denominación de "tertulia" es, por lo general, un poeta el encargado de ofrecer una lectura de su obra. Cabe destacar, que desde sus orígenes y a lo largo de su evolución bajo el patrocinio de distintas instituciones, tanto del Régimen anterior como de la Democracia, Rafael Montesinos supo dotarla de un carácter independiente desde el punto de vista estético, literario y político, sin otra orientación que la sola exigencia de calidad literaria, más allá de tendencias, reconocimientos o modas. 

Este "espíritu" de Rafael Montesinos ha convertido esta Tertulia en un lugar de referencia para la Historia de la poesía en lengua española de la segunda mitad del siglo XX. 

En 2007 y con motivo de su 55 Aniversario se publicó en edición no venal 55 Años de la Tertulia Literaria Hispanoamericana Rafael Montesinos (1952-2007) donde se recoge un "censo" de todos los autores tanto españoles como de Hispanoamérica que participaron en la tertulia desde sus orígenes. 

Sigue celebrándose, tras la ausencia de su fundador, y en 2010 ha cumplido su curso número 58. Su sede actual es el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe (Avd. de Séneca, 4. Madrid) y tiene lugar cada martes.

"...Pero medí tu cuerpo con mis besos,
tus besos con mis labios,
para las altas lunas de tus pechos..."

Fábula del limonero

Debajo del limonero,
la niña a mí me decía:
-Te quiero.

Y yo me puse a pensar
que era mejor la corteza.
Tiré las migas de pan.

Debajo del limonero
la niña me dio su beso
primero.

Y juntos vimos caer
los limones por el suelo,
cerca del amanecer.

Debajo del limonero,
la niña me dijo un día:
-Me muero.

Y ya no sé adónde ir,

que el limonar me recuerda
la gracia de su perfil.

 Santa Clara número 77

Merece destacarse por su singularidad la casa que estaba en el núm. 67, que recuerda un retablo callejero y que formó parte del Arquillo de San Clemente que daba acceso al compás de este convento; fue restaurada en 1756 y demolida antes de 1839. 


Santa Clara número 89

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