domingo, 22 de enero de 2023

 AREA DE SANTA CLARA-JESÚS DEL GRAN PODER 

Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo

La Orden de los Carmelitas tiene sus orígenes en el Monte Carmelo, en Palestina, donde, como recuerda el II Libro de los Reyes, el gran Profeta Elías luchó en defensa de la pureza de la fe, venciendo a los sacerdotes de Baal.

Este monte ha sido considerado el jardín floreciente de Palestina y símbolo de fertilidad y belleza, de tal modo, que "Karmel" significa "jardín", " viña de Dios" en las lenguas semíticas de la zona.

De este modo, en el siglo XII (quizás después de la tercera cruzada, 1189-1191) algunos penitentes-peregrinos, provenientes de Europa, se establecieron junto a la "fuente de Elías", en una de las estrechas vaguadas del Monte Carmelo, para vivir en forma eremítica, en imitación del Profeta Elías, una vida cristiana en la tierra del Señor.

Se construyó una pequeña iglesia que dedicaron a María, Madre de Jesús, desarrollando el sentido de pertenencia a la Virgen como la Señora del lugar y como Patrona, y tomaron de ahí el nombre de "Hermanos de Santa María del Monte Carmelo".

Este primitivo grupo de ermitaños laicos, solicitaron al Patriarca de Jerusalén, Alberto Avogadro (1150-1214), residente en aquel tiempo en San Juan de Acre, en las cercanías del Monte Carmelo, la redacción de una regla breve y típicamente eremítica basada en el silencio, la oración continua, el ayuno y la abstinencia, así como en el trabajo manual.

Hacia el 1235, los Carmelitas tuvieron que abandonar el lugar, regresando a sus países de origen en Europa, a causa de las incursiones y persecuciones de los sarracenos, que estaban reconquistando la Tierra Santa.  

En su huida, mientras los monjes se embarcaban en el puerto, se les apareció la Virgen prometiéndoles su protección puesto que "Ella" era su “Stella Maris” (Estrella de los Mares), y por ello se la relaciona con el mar, aunque desde la batalla de Lepanto, la patrona de la Armada Española es la Virgen del Rosario.

En los orígenes de la congregación también destaca San Simón de Stock al que la virgen le entregó el “Escapulario” diciéndole: “Este será el privilegio para ti y todos los carmelitas, quien muriere con él no padecerá el fuego eterno, es decir, el que con él muriere se salvará”. 

Sucesivas aprobaciones de su regla de vida, por parte de varios papas, ayudaron al proceso de transformación del grupo hacia una Orden Religiosa, con la aprobación definitiva del texto primitivo como Regla (escrito por san Alberto de Jerusalén) por Inocencio IV en el 1247. La Orden del Carmelo fue de este modo incluida en las Ordenes Mendicantes y se multiplicaron y florecieron en la ciencia y en la santidad. 

Con el tiempo se acercaron a los religiosos algunas mujeres, que se transformaron en el 1452 en monjas que vivían en comunidades propias .

Las reglas serian reformadas en el siglo XV por el beato Juan Soreth, que crea las ramas femeninas y seglar.

En el siglo XVI (1562), Santa Tersa de Jesús y San Juan de la Cruz impulsaron la reforma de esta Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo y fundaron la Orden de los Carmelitas Descalzos, creando el primer convento en la ciudad de Ávila. La nueva regla busca retornar a la vida centrada en Dios con toda sencillez y pobreza, como la de los primeros eremitas del Monte Carmelo. 

Se tienen así dos Órdenes del Carmelo, la de los Carmelitas de la Antigua Observancia o Calzados, y la de Los Carmelitas Descalzos o Teresianos.

Posteriormente los Carmelitas descalzos se dividen en tres ramas: frailes  (Primera Orden), monjas contemplativas (Segunda Orden) y hermanos terceros o seglares (de la Tercera Orden o del Carmelo Seglar).

Su escudo representa al monte Carmelo con tres estrellas que simbolizan las tres virtudes teologales, y la corona del reino de Dios, sobre la que se representa al brazo de Elías con espada en llamas. 

Al inicio de la Revolución Francesa la Orden Carmelita estaba ya establecida en todo el mundo con 54 Provincias y 13.000 religiosos, pero a causa de esta Revolución Francesa, la Orden del Carmelo sufrió graves daños, y al final del siglo XIX estaba reducida a 8 Provincias y 727 religiosos. 

Estos pocos religiosos, durante el siglo XX, con valor y determinación restablecieron la Orden en aquellos países donde habían estado presentes anteriormente, así como también implantaron el Carmelo en nuevos continentes.

Actualmente, a partir del Concilio Vaticano II, los Carmelitas han venido reflexionando hondamente sobre su propia identidad, sobre su carisma, sobre aquello que está a la base y constituye su proyecto de vida, a saber "vivir en obsequio de Jesucristo y servirlo fielmente con corazón puro y buena conciencia".

Los carmelitas se asientan en Sevilla en 1358 fundando el Convento Casa Grande del Carmen, en la calle Baños, actual Conservatorio de Música (ver).

Posteriormente, la rama femenina calzada funda el Convento de santa María de Belén en la zona de la Alameda, actualmente desaparecido y el convento de Santa Ana en el barrio de san Lorenzo (ver).

En mayo de 1575, santa Teresa llegó a Sevilla en una caravana con seis monjas y otros viajeros. En esa época, Sevilla era la ciudad más habitada de España debido a su condición de puerta y comercio de Indias. 

Teresa pretendía fundar un nuevo convento, contando con la protección de Leonor de Valera, su primera bienhechora, pero estando bajo vigilancia del Santo Oficio por culpa de bulos y calumnias (entre los inquisidores de ese momento estaba el licenciado Carpio, tío de Lope de Vega).

Funda el primer monasterio en la calle de las Armas (actual Alfonso XII) y el segundo en un edificio de la calle de la Pajería (actual Zaragoza), gracias a la aportación de 6.000 ducados por parte de su hermano Lorenzo de Cepeda, que había hecho fortuna durante su estancia en Perú.  



El traslado de las monjas a este segundo edificio se realiza 1 de mayo de 1576, pero el solar era colindante con el convento de san Francisco y los monjes no quisieron compartir el agua con ellas, por lo que Teresa diría la frase: “Entre santa y santo, pared de cal y canto”.

A pesar de estas disputas, las descalzas vivieron durante 12 años en este convento y Teresa se marchó de Sevilla sin conocer el tercer convento de su congregación, que es el de san José del Carmen (conocido como las Teresas) en el barrio de santa Cruz.

La rama masculina funda el convento de San Alberto en 1602 que tras la desamortización fue ocupado por la Orden de los Filipenses y en el siglo XIX se trasladan a la Iglesia del Buen Suceso (ver).

La rama femenina funda en la Cruz del Campo el de Santa Teresa en 1641, actualmente desaparecido dando lugar al barrio de la Huerta de santa Teresa.

La rama masculina funda el convento Nuestra Señora de los Remedios en 1580 que es actualmente el Instituto Hispano-cubano.

Los frailes descalzos fundan en 1580 el santo Ángel de la Guarda en la calle Rioja.

De 1983 a 2007 los carmelitas se encargaron de la parroquia del Carmen del barrio de las Moradas, cuyas calles tienen nombres carmelitas a iniciativa de la propia Orden, en el Parque Amate.

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