AREA DE SANTA CLARA-JESÚS DEL GRAN PODER
Torre de Don Fadrique
Se accede por una puerta de la cara norte del
claustro. Los jardines rodean la iglesia y son zona de los antiguos huertos,
hoy ajardinados, donde se conserva un bloque de pisos que acogió a las
religiosas tras la desamortización del siglo XIX para seguir viviendo en el
convento.
La Torre es un edificio de planta cuadrada de 7,75 metros de lado, donde se mezclan los estilos románico y gótico.
Cuenta con
tres cuerpos y una azotea almenada bajo la cual, en los ángulos, sobresalen
unas pequeñas gárgolas.
Es el único edificio sevillano con un primer
cuerpo románico (portada y ventana) y un cuerpo superior de estilo gótico
(ventana y terraza con almenas) muy similar a las torres de los castillos
italianos de la época.
Tanto la puerta entrada, de estilo románico, como las ventanas del segundo piso, son de medio punto, mientras que las ventanas del piso superior son arcos apuntados de tracería polilobulada y columnillas, con mayores dimensiones que las de la planta inferior.
El último piso cuenta en su coronación con una serie de
almenas.
Como hemos comentado presenta una azotea almenada bajo la cual, en los
ángulos, sobresalen unas pequeñas gárgolas.
Frente a la torre se construyó en el siglo XX,
para salvar la altura actual del suelo, un estanque donde se refleja, cuando
hay agua.
En esta zona encontramos lápidas columnas, esculturas, destacando la que representa al rey Fernando VII.
Forman parte de un antiguo
Museo Arqueológico al
aire libre que existió en este lugar entre 1924 y 1945.
La colosal escultura fue realizada en bronce en el año de 1831 por el
francés Pierre Joseph Demongé Chardigny, y su primer destino fue la Plaza del
Palau de Barcelona, donde permaneció hasta 1835, cuando fue derribada por una
gran asonada.
Fue trasladada a Francia y ubicada en el Palacio de la Maimason y desde allí trasladada a Sevilla en el año de 1862, para ser colocada en los Jardines de San Telmo por la Infanta Luisa Fernanda, hermana de la entonces monarca Isabel II.
Al ser
destronada Isabel II en la Revolución de 1868 pasó a un lugar más discreto en
los propios jardines del mismo palacio.
Tras ceder la Infanta María Luisa a la ciudad parte de los Jardines del Palacio, la estatua de su señor padre fue colocada en la zona que siguió adscrita a la ducal residencia, en la glorieta donde tiempo después se alzaría el Teatro Lope de Vega, rodeada de columnas rematadas por estatuillas y en donde permaneció hasta 1931.
Con la llegada de la Segunda República, fue desmontada, troceada y
llevada hasta el “Museo Arqueológico Municipal” en los jardines de la Torre de
Don Fadrique, perdiendo el sable y las manos en este último traslado.
La estatua muestra al Rey, llamado por unos” El Deseado” y por otros “El
Felón”, ataviado de militar, cubierto por una capa de armiño y coronado con una
corona de laurel.
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