RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes
Nuestra Señora del Rosario.
La tradición del Rosario nace, según testimonia la
Iglesia, al aparecerse la Virgen al presbítero castellano Domingo de Guzmán en
el año 1208, con un rosario en las manos, en una
capilla del monasterio de Prouilhe (Francia). Le enseñó a rezar y pidió que lo predicara
entre los hombres para convertir a los herejes albigenses y a los pecadores.
Cuenta
la tradición que, en la segunda mitad del siglo XV, la Virgen María se le
apareció al Beato dominico Alano de la Rupe, quien escribió el famoso libro “De
Dignitate Psalterii” (De la dignidad del Salterio de María), en el cual relata
cómo la Virgen pide a Santo Domingo de Guzmán que propague el rezo del Santo
Rosario.
Según el
Beato Alano, estas son las promesas de Nuestra Señora para quienes rezan
frecuentemente y con devoción la oración mariana:
1. Aquellos que recen con enorme fe el Rosario
recibirán gracias especiales.
2. Prometo mi protección y las gracias más grandes
a aquellos que recen el Rosario.
3. El Rosario es un arma poderosa para no ir al
infierno: destruye los vicios, disminuye los pecados y nos defiende de las
herejías.
4. Se otorgará la virtud y las buenas obras
abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los
corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su
deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
5. El alma que se encomiende a mí en el Rosario no
perecerá.
6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los
misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará
en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la
gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
7. Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no
perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario
en vida y en la hora de su muerte encontrarán la luz de Dios y la plenitud de
su gracia, en la hora de la muerte participarán en el paraíso por los méritos
de los Santos.
9. Libraré del purgatorio a a quienes recen el
Rosario devotamente.
10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto
grado de Gloria en el cielo.
11. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el
Rosario.
12. Aquellos que propaguen mi Rosario serán
asistidos por mí en sus necesidades.
13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se
encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte
celestial en vida y a la hora de la muerte.
14. Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y
hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesús Cristo.
15. La devoción a mi Rosario es una gran señal de
profecía.
El santo vestido con túnica blanca y manto negro que simboliza la
pureza y la austeridad. Perro negro y blanco con una antorcha encendida en su
boca, símbolo de la orden dominica. Tallo de lirio simbolizando su castidad
apoyado sobre un libro cerrado.
CAPILLA DE MONTESIÓN
Nuestra Señora del Rosario es titular de la Pontificia, Real, Ilustre y Antigua
Hermandad Dominica y Archicofradía de Nazarenos de la Sagrada Oración de
Nuestro Señor Jesucristo en el Huerto, Santísimo Cristo de la Salud, María
Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos Coronada y Santo Domingo de
Guzmán, con sede en la capilla de Montesión (ver).
El Retablo Mayor de esta capilla es barroco, instalado tras la guerra civil. Consta de tres hornacinas, dos laterales, aveneradas o con perfil de concha y otra central, más grande, con cubierta de casetones.
En el centro la imagen de María Santísima del
Rosario. En la hornacina lateral izquierda, la imagen arrodillada del Señor de
la Adoración en el Huerto y en la otra el Ángel Confortador que acompaña al
Señor.
Santo Domingo de Guzmán
La imagen de Nuestra Señora del Rosario de Montesión es una imagen de candelero, talla anónima de finales del XVI con intervención barroca posterior. En cuanto a sus auditoria, es dudosa y diversos autores la atribuyen al taller de Roldan, Andrés de Ocampo, Balduque o Hita del Castillo.
Ha sido restaurada por
Francisco Buiza en 1976 y posteriormente por
Enrique Gutiérrez Carrasquila en el Instituto Andaluz de Patrimonio
Histórico. Según este Instituto está hecha con diversas maderas, todas ellas pertenecientes
a la familia de las coníferas, entre las cuales se encuentra el cedro, muy
recomendado por su dureza, consistencia e incorruptibilidad.
Es una de las Dolorosas más altas, 1,73 metros, de la Semana Santa sevillana.
Presenta la cabeza discretamente inclinada hacia la derecha, con la frente amplia y las cejas largas y finas y poco arqueadas con el ceño fruncido y hundido de gran expresividad.
Nariz recta con marcadas fosas nasales.
Los ojos entornados y discretamente extrábicos, con la mirada dirigida hacia abajo, con gran sensación de tristeza y dolor, con cuatro lágrimas, dos en cada mejilla.
Las mejillas son muy planas con ausencia de pómulos.
La boca igualmente entreabierta, de labios menudos, enseña algunos de los dientes superiores.
El cuello está sin anatomizar.
Las manos presentan una composición
muy plana con los dedos escasamente flexionados. La mano derecha porta un
pañuelo y la izquierda un rosario.
Presidiendo el retablo de la capilla Sacramental de la Archicofradía de
las “Siete Palabras” de la iglesia de san Vicente (ver), se da cultos a la Virgen del
Rosario, de Cristóbal Ramos, siglo XVIII, titular de la Hermandad Sacramental,
y situada encima del Sagrario.
Esta imagen presenta la dulzura de
las obras de Cristóbal Ramos, con la mirada hacia abajo dirigida al pequeño
Niño que lleva en su brazo izquierdo, mientras que en la mano derecha lleva un
cetro de plata.
En el terrible terremoto de Lisboa de 1 de noviembre de 1755,
afortunadamente no hubo que sufrir ninguna perdida en la iglesia de san Vicente
y la hermandad del Rosario, ahora fusionada con las Siete Palabras, decidió en
acción de gracias, a partir de ese año, realizar ese día la procesión de su
Titular.
En el libro de “Protestación de fe”, de 1761, se recoge este preámbulo que hace
referencia a esta efemérides:
“Nos el Clero y hermandades del Santísimo
Sacramento y ánimas benditas, Cristo Crucificado y María Santísima del Rosario
de esta Iglesia del Señor San Vicente Mártir, juntos en este día con el fin de
dar a Dios muy rendidas gracias por habernos libertado de los estragos del
terrible Terremoto, con que nos amenazó en este mismo día del año de 1755, cuyo
beneficio misericordioso reconoce nuestra piedad, fue también efecto de la
soberana protección de la Benignísima Virgen María, a quien venera nuestra
devoción con el muy sagrado título del Rosario: en testimonio de nuestro
reconocimiento, y para cumplir el juramento que hicimos de renovar públicamente
todos los años el voto que tenemos hecho de defender el piadosísimo Misterio de
la Inmaculada Concepción de la misma Bienaventurada siempre Virgen María, con
el más profundo rendimiento, y caridad fervorosa nos presentamos ante el Divino
acatamiento y la presencia de esta Augustísima Señora.”
Virgen del
Rosario. Iglesia de san Vicente
IGLESIA DE SANTA CATALINA
La capilla de la Virgen del Rosario está situada en la nave del Evangelio
de la Iglesia de santa Catalina (ver). Está presidida por un retablo barroco
del siglo XVII, reformado en el XVIII, presidido por la imagen titular de la
Virgen del Rosario.
Se atribuye a Bernardo Gijón (finales del
siglo XVII) que realmente es Francisco Antonio Ruiz Gijón que usaba este nombre
para evitar a sus acreedores. Fue concebida como talla completa o imagen de
bulto, con ropaje esculpidos y policromados, pero acabó siendo desmochada para
poderla vestir con ricas prendas de tela. En el año 1789 ya estaba sobrevestida
pues de ese modo se muestra en el “libro de Reglas”.
De la talla original, aparte de su cara, el
niño y las manos solo queda los pliegues de la base de la túnica y sus pies.
El estofado lo realizó el restaurador e
imaginero David Romero Alonso al ser intervenida en los talleres de Isbilia.
A los pies y laterales de la imagen existen dos figurillas que
corresponden a San Bernardo de Claraval y San Juan Nepomuceno (patrón de los Confesores)
que fue arrojado al mar con una rueda de molino al cuello por no revelar su
secreto de confesión de Juana de Baviera, esposa del emperador alemán Wenceslao
VI. Estas imágenes han sido recientemente restauradas por José Pulgar y parecen
haber sido realizadas en la segunda mitad del XVIII.
También Pulgar ha intervenido la peana de
nubes sobre la que se asienta la imagen, ejemplar del XVIII en la que los
querubines emergen entre rocallas y nubes doradas.
Según la leyenda (ver) un monaguillo al llegar a la
capilla oyó una voz que decía “Llama al clero parroquial y di que he dicho que
esta parte del techo amenaza ruina”. El acolito asustado contesto “Señora no me
creerán, aunque así se lo diga” a lo que la virgen contestó “Di que me hallaran
con el niño cambiado de brazo·” Cuando los sacerdotes llegaron vieron al niño
cambiado de brazo y al examinar el techo comprobaron que era cierto el aviso de
la Señora. Desde entonces la Virgen lleva al niño en el brazo derecho.
También
se dice que el cambio de posición se realizó para convencer a un cura
incrédulo.
El Niño posee un pequeño silloncito de caoba en el que coloca durante el día del besamanos.
IGLESIA DE SANTA MARÍA LA REAL (Calle san Vicente)
En la cabecera del templo, destaca el retablo mayor, procedente del antiguo convento mercedario de la Asunción, que se encontraba en la plaza del Museo, como atestigua el escudo mercedario que corona la obra (con un emblema dominico superpuesto).
Se compone de dos cuerpos y tres calles; en el primer cuerpo, en barroco camarín se sitúa la Virgen del Rosario, una talla de vestir.
Camarín con la Virgen del Rosario
Virgen del Rosario
Detalle de la Virgen del Rosario
IGLESIA DE SAN JULIÁN
En la cabecera de la nave del Evangelio se sitúa un retablo dedicado a
Nuestra Señora del Rosario. Bajo el altar está sepultado el escultor Pedro
Roldan.
Retablo Nuestra Señora del Rosario
La santísima Virgen, que es una talla moderna, realizada en 1937 por José
Rodríguez Fernández-Andrade, que la donó a la Corporación. Es una imagen de
candelero, de 1,54 metros de altura, realizada la cabeza en madera de caoba y
las manos y el Niño (que es talla completa) en madera de cedro.
Nuestra Señora del Rosario
Es titular de una hermandad de gloria,
considerada la más antigua de la ciudad, con larga historia desde la aprobación
de sus reglas por el rey Felipe II en el siglo XVI, cuando radicaba en San
Marcos.
Se suele considerar que fue la primera hermandad en organizar un Rosario de la Aurora, llegó a desaparecer en 1884 y fue posteriormente reorganizada, sufriendo la pérdida de su imagen primitiva, con todo su ajuar y enseres, en el incendio de San Marcos del 18 de julio de 1936, pasando posteriormente por diferentes templos la capilla de los servitas, San Luis, San Hermenegildo y por último San Julián.
IGLESIA DE SAN HERMENEGILDO
Retablo de la Virgen del Rosario
Virgen del Rosario
Detalle de la Virgen del Rosario
IGLESIA DE SAN ANDRÉS
Presidiendo la "Capilla Sacramental" se encuentra el retablo de Nuestra Señora del Rosario, fechable
hacia 1670, de madera tallada y dorada, atribuida a Bernardo Simón de Pineda, padrino de una de las hijas de Valdés Leal.
En una hornacina central, limitada por cuatro columnas salomónicas, se sitúa la imagen sedente de Nuestra Señora del Rosario, obra de Valdés Leal (ver) en madera policromada (una de las escasas obras escultóricas de este artista). Mide un metro y cinco centímetros de altura.
Hasta que José Roda confirmó su autoría se atribuyó a Benito Hita del Castillo.
Como indica el profesor Roda, no es extraño suponer que Valdés Leal regalara el modelo de la Virgen a la congregación del Pozo Santo, que se dedicaba a atender a mujeres enfermas e impedidas y que se encuentra en la feligresía de la Parroquia de San Andrés.
Esta bella imagen, fechable hacia 1670, nos presenta a la Madre de Dios sentada sobre una nube con cinco cabezas de angelitos, vestida con una túnica roja y manto verde. Sobre la rodilla derecha de la Virgen, sosteniéndolo con ambas manos, aparece el Niño Jesús de pie, que con su mano derecha muestra el rosario alusivo a la advocación mariana, mientras que la izquierda la apoya en el pecho de su Madre.
Nuestra Señora del Rosario
La imagen original de la Virgen del Rosario procede
de un retablo de la capilla mayor de la iglesia parroquial de San Gil, estando
documentada la autoría de Roque Balduque en 1556 (ver).
Representa
a la Virgen de pie, que en el brazo izquierdo porta al
niño Jesús dormido apoyado en su hombro.
Originalmente era una imagen de talla completa que fue
transformada posteriormente en imagen de candelero para ser vestida, en fecha
indeterminada del siglo XVIII, realizando una remodelación atribuida a Pedro
Duque Cornejo como si fuera una obra de nueva realización.
La
imagen del Niño Jesús dormido, es de fecha anterior pues que
parece conservar las características propias de la obra original, pudiendo fecharse a principios del siglo XVI.
Se conocen otras intervenciones posteriores sobre la
obra como la realizada por el escultor Manuel Gutiérrez Cano en 1882.
Fue mutilada en la Guerra Civil
de 1936 por lo que las manos fueron rehechas por Antonio Eslava (ver).
En el año 1980
fue restaurada por el profesor Francisco Arquillo.
Esta imagen contó con una
Hermandad propia y hay noticias referentes a ella en 1704, cuando
consta su fundación en la parroquia de San Gil con licencia del prior de San
Pablo y bajo la regla de la Hermandad del Rosario de Santa Catalina.
Según Justino Matute salió por primera vez en procesión
en el año 1783 desde la parroquia de San Gil.
Se fusionó a la Hermandad de la
Macarena en 1793 y procesiona el último domingo de octubre por las calles del
barrio, en un paso realizado en los talleres de José Herrera
Acosta y Rosario Feria Ruiz (talleres «Herrera y Feria»).
En la portada de la capilla en una hornacina se
halla una bella y expresiva imagen de terracota de Nuestra Señora del Rosario,
réplica de la titular, aunque con los rasgos idealizados. Debió realizarse en
época coetánea a la construcción del templo, aunque no está documentada.
Segundo cuerpo de la Portada y detalle de la Virgen del
Rosario
En la fachada trasera de la capilla, sita en la calle
Liñán, se venera un retablo cerámico de la Santísima Virgen donado por el
hermano D. Manuel Sousa Catalán, según consta en el acta del Cabildo de 4 de
agosto de 1929.
Fue realizado en el taller cerámico de Manuel García
Montalván, pero no se recoge la firma del artista.
La Virgen
aparece ocupando por completo toda la superficie, sobre un fondo áureo rodeado
de unas columnas de humo que aluden al origen del barrio ahumador de pescado.
La imagen presenta la morfología idéntica a la titular de la capilla, sentada
en el trono que aún hoy se conserva para prosesionar, luciendo los atributos de
orfebrería característicos (corona y cetro).
El Niño carece
de la cruz que habitualmente porta sobre sus brazos, sustituida en este caso
por el rosario que comparte con la Virgen. En cuanto al vestido, presenta la
misma indumentaria y disposición de los paños que la talla roldaniana pero en
tonos azules, perdiendo su relación con el modelo.
Como si se
tratara de un lienzo enmarcado, alrededor de la representación mariana se
dispone una cenefa de color azul verdoso con cantoneras doradas en cuyo lado
superior aparece, en el centro, el escudo de la Hermandad y en el lado
inferior, perpendicular al escudo, una cartela con la siguiente leyenda:
"Ntra. Sra. del Rosario Patrona del barrio de los Humeros". Esta
cenefa está claramente inspirada en los marcos lignarios vigentes desde el
siglo XVII y que aún hoy se siguen realizando en nuestra ciudad.
El Azulejo fue
bendecido tras la celebración de un Rosario Público acontecido por las calles
del barrio, en acción de gracias por la conclusión de las obras de
rehabilitación de la capilla en la noche del 29 de marzo de 1930.
Azulejo de Nuestra
Señora del Rosario y azulejo conmemorativo
En el Altar Mayor, el cuerpo
central está ocupado por el amplio camarín de la Virgen del Rosario, decorado
por casetones enmarcados sobre fondo azul y molduras doradas de formas
caprichosas en su interior.
La imagen de la Virgen se eleva sobre un podium
en cuyo frente aparece pintado en oro sobre fondo azul el emblema mariano
coronado.
La imagen de la Virgen del Rosario que se
venera en esta capilla fue realizada, en 1761, por el escultor Jerónimo Roldán
Serrallonga, de la gran familia escultórica de los Roldán: fue nieto de Pedro
Roldán, sobrino de Luisa Roldán y primo de Pedro Duque Cornejo. Por la
documentación existente, se sabe que esta imagen fue policromada por el pintor
Joaquín Cano, seguidor de Juan de Espinal.
Es una Virgen sedente, como la Virgen de la Paz del
antiguo convento de San Pablo, y la Virgen de la Merced, de la Capilla del Museo,
obras de Jerónimo Hernández.
La Virgen tiene al Niño de pie sobre su rodilla
derecha, y en la mano izquierda lleva un cetro real de plata. Desde las manos
de la Virgen cuelga un rosario, que recoge el Niño con sus pequeñas manos.
Al fondo del muro de la empistola se encuentra un retablo de
estípites, típicamente barroco, de mediados del siglo XVIII. En el banco
aparece una imagen de candelero de la Virgen del Rosario de fines del XVIII.
Virgen del Rosario
MONASTERIO DE SANTA ROSALIA
Fanal de la Virgen del Rosario. Diego Francisco Márquez. Tercer cuarto del siglo XVIII. Monasterio de santa Rosalía. Sevilla
Fanal de la Virgen del Rosario. Detalle
IGLESIA DE SANTA CLARA
En el segundo cuerpo Altar Mayor, la figura central
es la Virgen con el Niño, con la advocación del Rosario, obra atribuida a Francisco de Ocampo, fechable
hacia 1633, que se incorporó al retablo en la reforma que se
realizó en 1722.
La Virgen viste una túnica y un manto que recoge con
la mano izquierda, está mano sostiene también al Niño Jesús, mientras que la
derecha porta un cetro.
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