sábado, 12 de abril de 2025

AREA CENTRO 3

Iglesia de San Alberto.

Historia

Como hemos comentado (ver)la Orden Carmelita procedía de Palestina, concretamente del Monte Carmelo, tierra aquella que hubieron de abandonar en el siglo XIII, para trasladarse a Francia donde habían conseguido la protección de San Luis Rey.

En Andalucía, el primer convento se estableció en Gibraleón, provincia de Huelva, por iniciativa de Alfonso de la Cerda, nieto de Alfonso X el Sabio y del propio San Luis Rey.

En el año 1358, procedentes del convento de Gibraleón, los carmelitas llegaron a Sevilla. Se instalaron en la collación de San Vicente, en la calle Baños, donde fundaron la conocida como Casa Grande del Carmen, edificio que actualmente alberga el Conservatorio de Música (ver).

La presencia femenina de la Orden en Sevilla comenzó en 1513, cuando llegaron las primeras monjas carmelitas. Se establecieron en la Alameda de Hércules, donde levantaron la Ermita de Belén (ver). También dejaron su impronta en la Capilla del Carmen de Calatrava, sede en la actualidad de una Hermandad de Gloria que venera a la Virgen del Carmen como titular.

Uno de los personajes relevantes en esta etapa fue Benito Enríquez, fraile de la Casa Grande del Carmen y confesor de Bernardina de Salazar, viuda de Luis Álvarez de Soria. Bernardina contribuyó generosamente con fondos para la fundación de un colegio carmelita.

Gracias a su apoyo, Benito Enríquez adquirió unas casas situadas en la collación de San Isidoro, en la actual calle Manuel Rojas Marcos (antiguamente conocida como calle Alta del barrio de la Costanilla), por un total de 13.000 ducados: 8.000 aportados por Bernardina y 5.000 por la Orden. A cambio, Bernardina obtuvo un lugar de sepultura familiar en la capilla mayor de la iglesia del futuro colegio.

El colegio conventual se consagró bajo la advocación de San Alberto de Sicilia, y en él se impartían estudios de Teología y Filosofía. En 1602, el arzobispo Fernando Niño de Guevara otorgó la licencia para su creación al prior de la Casa Grande, Fernando Suárez, quien se convirtió en el primer rector del colegio.

Aunque la iglesia no fue consagrada hasta 1626, las obras continuaron durante varios años, completándose la capilla mayor en 1640.

La Orden permaneció en esta sede conventual y colegial sin interrupciones hasta el año 1810. Con la invasión francesa de Sevilla durante la Guerra de la Independencia, el convento fue exclaustrado, saqueado y transformado en cuartel militar.

Tras la expulsión de las tropas francesas, el inmueble fue restituido a la Orden, que emprendió las obras de restauración necesarias. Finalmente, la iglesia reabrió sus puertas al culto el 16 de mayo de 1815, en una ceremonia celebrada con gran solemnidad.

Sin embargo, la Ley General de Disolución de las Órdenes Religiosas (salvo las hospitalarias) promulgada el 11 de octubre de 1835, junto con la normativa desamortizadora del 19 de febrero de 1836, marcaron un giro definitivo respecto a la legislación anterior sobre esta materia. Estas disposiciones endurecieron notablemente las medidas, obligando a la Orden Carmelita a abandonar todos sus conventos, incluido el Colegio de San Alberto. No obstante, durante un breve periodo lograron conservar el crucero y la Capilla Mayor de la iglesia del Convento de la Casa Grande, en la calle Baños, donde continuaron celebrando sus cultos religiosos.

Finalmente, en 1868, la Junta Revolucionaria se apropió de los bienes que aún quedaban de la antigua Casa Grande del Carmen, con el propósito de transformarlos en un cuartel.

Respecto al colegio de san Alberto, se mantiene la iglesia, pero el convento sería ocupado por la Academia de Buenas Letras, fabrica y colegio de segunda enseñanza.

En 1840 fue sacado a subasta pública y adquirido por Matías Ramos Calonje, fabricante de tisúes y cordonería de oro y plata.

Mediante Rescripto Pontificio fechado el 30 de agosto de 1893, la Comunidad del Oratorio de San Felipe Neri adquirió la propiedad del antiguo convento y de la iglesia de la que, años antes, habían sido desalojados los Carmelitas. Desde su primitivo oratorio, los filipenses trasladaron a San Alberto una destacada imagen de la Virgen Dolorosa, que hoy preside el retablo mayor, situada a los pies del Crucificado del Perdón.

Dicho oratorio estaba en la Calle San Felipe (ver), bocacalle de Doña María Coronel, y del mismo quedan parte de la iglesia y el claustro, todos integrados en viviendas particulares.

No obstante, el arzobispo de Sevilla, Cardenal Lluch y Garriga, quien, como carmelita, había vivido en primera persona la exclaustración y la confiscación de los bienes de la Orden, logró recuperar la Iglesia del Carmen de Jerez de la Frontera para la comunidad. Con la misma intención, trató de restituir a los carmelitas la Iglesia de San Alberto en Sevilla, pero no fue posible, ya que, según el rescripto papal mencionado, dicha iglesia había sido adquirida legítimamente por el Oratorio de San Felipe Neri.

Ante esta situación, los Carmelitas interpusieron una demanda contra los padres filipenses en relación con la titularidad de la Iglesia de San Alberto. Aunque no lograron un fallo favorable, obtuvieron un decreto del Arzobispado, emitido en 1893 por el Cardenal Benito Sanz y Forés, mediante el cual se instaba a los filipenses a devolver los bienes que, pertenecientes a la Orden, aún se conservaban en el templo. Entre estos se incluían una imagen de la Virgen atribuida a Duque Cornejo, una Santa Ana de Martínez Montañés, así como las esculturas de Santa Teresa y San Alberto, obras de Alonso Cano, además de diversos ornamentos litúrgicos.

Finalmente, por intermediación del Cardenal Spínola, los carmelitas se asentaron en el antiguo Hospital del Buen Suceso (ver), donde permanecen en la actualidad.

La antigua Hermandad de la Vera Cruz residió en este templo y de su estancia quedan los retablos en los que recibían culto el Crucificado y la primitiva Virgen de las Tristezas, que son los que están frente a la puerta de entrada de la iglesia.

Esta hermandad se fundó, en el siglo XV, en la Casa Grande de San Francisco. Tras el derribo de aquel convento en 1840, la hermandad se trasladó a la Iglesia de San Alberto, donde decayó.

En 1853 se trasladó a la iglesia del desamortizado Convento de Santa María de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo (ver), en la calle Sierpes. Aquella iglesia fue incautada y clausurado por el régimen surgido tras la Revolución de 1868 (ver) y la hermandad se trasladó de nuevo a la Iglesia de San Alberto.

Finalmente, en 1942 se trasladó a la Capilla del Dulce Nombre de Jesús (ver).

Asimismo, residió en San Alberto, desde la Desamortización de Mendizábal hasta su extinción, la Hermandad de Caballeros Riojanos de Nuestra Señora de Valvanera, que se traslada aquí desde la Iglesia San Benito sin poderse llevar a su imagen titular, de ahí que encarguen una bellísima talla con los dos santos adorantes (de los que se desconoce actualmente el paradero) que figura en un retablo a la izquierda del crucero.

Después del siglo XIX las siguientes estatuas del convento pasaron a la iglesia del Buen Suceso (ver):

San Alberto de Sicilia de Alonso Cano de hacia 1628-1629.

Santa Teresa de Jesús de Alonso Cano de hacia 1628-1629.

Santa Ana con la Virgen María de Juan Martínez Montañés de entre 1632 y 1633. La Virgen María de este conjunto fue destruida en 1931 por grupos anticlericales. Fue sustituida por una copia de Rafael Barbero.

Una serie de cuadros del convento se vendieron y se encuentran en museos y colecciones particulares:

Presentación de la Virgen María en el templo. Francisco Herrera el Viejo. 1633. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid.

Cristo con la Cruz a cuestas. Alonso Cano. Hacia 1635. Museo de Arte de Worcester. Massachusetts. Estados Unidos.

Aparición de Cristo Crucificado a santa Teresa. Alonso Cano. Hacia 1628. Colección de la Fundación Fórum Filatélico. Madrid.

Santa María Magdalena de Pazzi. Alonso Cano. Hacia 1628. Colección particular. Londres. Reino Unido.

San Miguel. Francisco Pacheco. 1637. Paradero desconocido.

Cristo Crucificado. Francisco Pacheco. 1637. Colección particular. Sevilla.  

San Vicente Ferrer. Francisco Pacheco. 1637. Colección particular. Madrid.

Igual final tuvieron las pinturas del retablo realizado por Melchor del Pozo. Obras de Francisco de Zurbarán. Hacia 1630-1634:

San Pedro Tomás. Museo de Bellas Artes. Boston. Massachusetts. Estados Unidos.

San Cirilo de Constantinopla. Museo de Bellas Artes. Boston. Massachusetts. Estados Unidos.

 San Blas. Museo Nacional de Arte. Bucarest. Rumanía.

San Francisco de Asís. Museo de Arte. San Luis. Misuri. Estados Unidos.

Iglesia

Exterior

El acceso a la iglesia se realiza, en el lado de la epístola, por la calle Manuel Rojas Marcos. Se trata de una portada de piedra realizada en el siglo XVII de líneas muy sencillas que se ha relacionado con el arquitecto Diego López Bueno. 

Se abre un arco de medio punto enmarcado por dovelas, con sendas pilastras cajeadas laterales, en las que se apoya el entablamento.

Sobre la puerta, un frontón curvo partido con una hornacina central que acoge una imagen en piedra del titular del templo, san Alberto de Sicilia, realizada por Alonso Álvarez de Albarrán, discípulo de Martínez Montañez, en 1626, escoltada por escudos del Carmelo.

Por encima un frontón triangular con una gran cruz de piedra. 

Exterior a la calle Manuel Rojas Marcos

Detalle de la puerta de acceso

Detalle de la hornacina central con escudos del Carmelo en los laterales

Hornacina con San Alberto de Sicilia

Detalle de San Alberto de Sicilia

Detalle de la Cruz

A la derecha de la portada encontramos un retablo cerámico de san Felipe Neri pintado por Fernando Orce para la fábrica trianera de Pedro Navia hacia 1955.

Retablo cerámico de san Felipe Neri

En un chaflán al lado izquierdo de la portada se encuentra una capilla callejera, de traza barroca, y que presenta dos cuerpos.

En el inferior, cerrada por cancel de forja y puerta de cristales, debió venerarse una Virgen, y quien sabe si con Hermandad propia, a juzgar por la presencia de un Simpecado.

En el superior se sitúa un azulejo de la Virgen del Perpetuo Socorro de autor desconocido. 

Chaflán al lado izquierdo de la portada

Detalle del cuerpo inferior

Detalle del cuerpo superior

Azulejo de la Virgen del Perpetuo Socorro

Aunque es difícil de ver desde la fachada, la iglesia tiene una torre-campanario visible desde la calle Estrella.

Esta datada en 1739 aunque es probable que la torre sea anterior y que esta fecha se corresponda con una gran reforma que se tuvo que acometer después de que quedara muy dañada por un rayo en 1736.

Presenta un cuerpo de campanas cuadrangular y sobre él un segundo cuerpo ochavado coronado con una cruz de forja y todo decorado con azulejería azul. 

 

Visión de la torre desde la calle Estrella

Detalle del cuerpo de campanas

Detalle del cuerpo superior y de la cruz de forja

Interior

Se trata de una iglesia amplia de una sola nave de planta rectangular, cubierta con bóveda de cañón decorada con pinturas geométricas, con lunetos que proporcionan luz natural. Presenta un crucero cerrado por una esbelta cúpula, algo ovoide, en forma de media naranja, reposada sobre pechinas y adornada con yeserías barrocas.

Con coro a los pies y presbiterio elevado tres escalones sobre el resto del suelo.

Presenta cinco tramos separados por arcos fajones coronados por arcos de medio punto. Entre ellos se abren una serie de capillas-hornacinas laterales sobre las que corre una tribuna con antepecho de hierro forjado. 

 Vista del templo desde los pies

Vista del templo desde la cabecera

Detalle de la bóveda de cañón

Detalle de la cúpula del crucero

Detalle del muro de la epístola

Comenzamos, como siempre, la descripción del templo por los pies de la epístola para seguir, en sentido contrario a las agujas del reloj, hacia el presbiterio, altar mayor, evangelio y terminar a los pies.

Epístola

La parte interior de la puerta de entrada está adornada con una vidriera con la escena de la Expulsión de los mercaderes del templo.

Seguidamente una magnifica pila de agua bendita de mármol rojo.

Interior de la puerta

Detalle de la vidriera” Expulsión de los mercaderes del templo”

Pila de agua bendita

La primera capilla corresponde a Francisco de Sales pero, en mi visita, está presidida por la imagen de san Antonio de Padua (ver).

A su lado, las imágenes de San Francisco Javier (ver) y Santa Teresa (ver). Sobre el Santo podemos ver el relieve de la Virgen de la Soledad.

A los pies del santo un busto que tampoco tengo información.

En los muros laterales tenemos el cuadro del sacerdote Navascués Pérez, uno de los fundadores del oratorio en Sevilla en 1698 y otro cuadro del que no tengo información.

Capilla de san Antonio de Padua

Detalle del retablo

San Antonio de Padua

Detalle san Antonio de Padua

San Francisco Javier

Detalle de San Francisco Javier

Santa Teresa

Detalle de Santa Teresa

Detalle del ático

Detalle de la Dolorosa del ático

Hornacina a los pies del Santo

Cuadro del sacerdote Navascués Pérez

Cuadro 

Confesionario

Seguidamente la Capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de estilo barroco, que muestra un lienzo moderno de estilo gótico-bizantino.

A su lado, las imágenes de San Juan Bautista (ver) y Santa Margarita de Alacoque, promotora de la devoción al Sagrado Corazón, pero en mi visita no se corresponden.

El ático un santo que no identifico.

En los laterales destacan los cuadros de San Millán de la Cogolla y San Felipe Neri (ver).

Capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Lienzo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

San

Detalle de  San
San
Detalle de  San

Ático

San Millán de la Cogolla

San Felipe Neri


Texto Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Seguidamente el Retablo del Renacimiento, con conjunto escultórico, situado en la hornacina central, del siglo XVIII, atribuido a Cristóbal Ramos (ver).

En los laterales, la figura de Santa Ana, atribuida a Francisco de Ocampo (ver), de 631, y San Joaquín, algo más pequeña.

En el ático, una pintura de Santa Teresa (ver) escritora.

En los muros laterales los cuadros de San Felipe Neri (ver) y del Beato Juan Juvenal Alcina.

Retablo del Renacimiento

Conjunto escultórico

Detalle de la Virgen

Detalle de san José

Detalle del Niño

Santa Ana

Detalle de Santa Ana

San Joaquín

Detalle de San Joaquín

Santa Teresa

San Felipe Neri

Beato Juan Juvenal Alcina


En el brazo derecho del crucero se localiza el Retablo de San Felipe Neri (ver). Está presidido por el titular en postura de levitación, con relicario en el pecho, atribuida a Pedro Roldán (ver), aunque también es considerada como una obra de Duque Cornejo (ver), a partir de estudio realizado por Manuel García Luque que sitúa su datación a principios del siglo XVIII.

A su lado vemos a San Pedro (ver) y San Pablo, ambas imágenes del siglo XVIII.

En el ático tenemos el cuadro de Jesús con la Cruz camino del calvario, obra de Virgilio Mattoni, siglo XX, junto a las imágenes de San Diego de Alcalá y Santa Carmelita (Santa Teresa).

En la puerta del sagrario la imagen del Niño con el texto: “Traham cos in vinculis charitatis” (Los atraeré con los lazos del amor).

En el banco el escudo de san Felipe Neri

En la parte baja hay una vitrina con las reliquias del Santo.

Brazo derecho del crucero

Retablo de San Felipe Neri

San Felipe Neri

Detalle de San Felipe Neri

San Pedro

Detalle de San Pedro

San Pablo

Detalle de San Pablo

Camino del Calvario

San Diego de Alcalá

Santa Carmelita

Sagrario

Detalle de la puerta del sagrario

Escudo de san Felipe Neri en el banco del altar

Vitrina con las reliquias de San Felipe Neri

Crucero

Especialmente interesante es la cúpula elíptica que cubre el crucero. Es ciega, sin tambor ni linterna, pero en ella se abren ocho óculos que le aportan la luminosidad.

Se asienta sobre pechinas con retratos de santos filipenses y vidrieras entre ellas.

Está decorada con pinturas, la central representa el Éxtasis de santa Teresa, y las otras ocho son figuras de ángeles y escenas de la vida de San Felipe Neri. 

Vista general de la cúpula del crucero

Detalle de uno de los ochos óculos

Vidriera de la entrega de las llaves

Vidriera de la ultima cena

Pechina con santo filipense

Pechina con santo filipense

Pechina con santo filipense

Pechina con santo filipense

Pintura del Éxtasis de santa Teresa

Pinturas de escenas de la vida de San Felipe Neri

Pinturas de escenas de la vida de San Felipe Neri

Pinturas de escenas de la vida de San Felipe Neri

Presbiterio

El presbiterio se encuentra ligeramente sobre elevado y en el destacan los Ángeles lampadarios, atribuidos a Cayetano de Acosta (ver) de mediados del siglo XVIII.

En cada lateral cuelgan tres cuadros de monjes filipenses.

Ángel lampadario del lado de la epístola

Detalle del rostro del ángel lampadario del lado de la epístola

Detalle del ángel de la base del ángel lamparario

Detalle de los querubines de la base del ángel

Cuadros de monjes filipenses del lado de la epístola

Cuadros de monjes filipenses del lado de la epístola

Cuadros de monjes filipenses del lado de la epístola

Ángel lampadario del lado del evangelio

Detalle del rostro del ángel lampadario

Detalle de los querubines de la base del ángel

Cuadros de monjes filipenses del lado del evangelio

Cuadros de monjes filipenses del lado del evangelio
Cuadros de monjes filipenses del lado del evangelio

Altar Mayor

El Altar Mayor está situado en alto sobre una mesa a la que se asciende superando tres gradas, lo ocupa un retablo moderno de estilo neoclásico, de autor anónimo realizado en el siglo XIX (entre 1812 y 1815), tras la ocupación francesa, durante la que se destruyó el original de estilo barroco. Está compuesto de un banco, un solo cuerpo principal con tres calles separadas por columnas compuestas y ático.

Destacamos que durante la visita a cambiado el formato del altar mayor al situarse la Virgen en besamanos.

Visión general del presbiterio y el altar mayor

Visión del Altar Mayor con el cambio durante el besamanos de la Virgen

Visión normal del altar mayor


Normalmente, este retablo está presidido por la imagen de un crucificado y a sus pies, se muestra una Virgen Dolorosa. Actualmente, durante el besamanos de la Virgen, se muestra un cuadro de una virgen. 

Visión del camarín central

Detalle del crucificado y la Virgen

Detalle del cuadro actual

A los lados del camarín vemos dos pequeños ángeles custodios y en los laterales las imágenes de Santa María Magdalena y Santa María Egipcíaca (o Santa Rosalía según otros investigadores), ambas de obras de Duque Cornejo (ver), siglo XVII y sobre las columnas los medallones del Sagrado Corazón de Jesús y de María.

Posiblemente estas imágenes proceden del primitivo templo de San Felipe Neri y trasladadas, junto con la Dolorosa, a esta de San Alberto cuando la congregación se hizo cargo del templo a partir del año 1875.  

Ángel custodio

Detalle de Santa María Magdalena

Santa María Egipcíaca

Detalle de Santa María Egipcíaca


En el ático vemos un alto relieve anónimo que representa la Apoteosis de San Alberto de Sicilia, entre nubes y como alzado por ángeles. Debajo el escudo de san Felipe Neri. A los lados las imágenes de Santa Teresa y el profeta Elías.

Ático

Apoteosis de San Alberto de Sicilia

Escudo de san Felipe Neri

Santa Teresa

El profeta Elías


Durante el besamanos la Virgen ha sido colocada en la cabecera de la nave, a nivel del crucero, delante de los escalones del presbiterio.

Se trata de una Dolorosa de candelero, para vestir, en posición de rodillas con las manos entrelazadas, situada bajo la cruz. Era una imagen de talla completa, pero en el XVIII fue mutilada para convertirla en una Virgen de candelero para adaptarla a los gustos de la época. 

Es una imagen anónima pero atribuida a Pedro Roldan (ver), finales del siglo XVIII, y también a Montes de Oca (ver). Manuel Jesus Roldan (Iglesias de Sevilla) (ver) cree que podría ser la primitiva dolorosa de la Hermandad de Vera Cruz, pero también se considera que es una advocación muy vinculada a los filipenses y que puede proceder de la antigua iglesia conventual de San Felipe Neri.

Esta imagen de la Virgen de los Dolores es una escultura de notable calidad artística, caracterizada por su gran expresividad. Representa a la Virgen de rodillas, con las manos entrelazadas en un gesto de súplica profundamente conmovedor. Su rostro, marcado por el dolor, destaca por el ceño fruncido y la boca entreabierta, mientras la ligera inclinación de la cabeza hacia la derecha acentúa el dramatismo y refleja el sufrimiento de la Madre ante el suplicio de su Hijo en la cruz. La iconografía se completa con finos elementos de orfebrería: una corona, una ráfaga de plata y el corazón traspasado por siete puñales, símbolo tradicional de los siete dolores de María, cuya raíz se encuentra en el pasaje de Lucas 2: 35.

El Evangelio según San Juan (19, 25-27) es el único que menciona explícitamente la presencia de la Madre de Jesús al pie de la cruz, en el momento de la crucifixión. En ese instante, María nos fue entregada como Madre universal en la figura del discípulo amado, símbolo de toda la humanidad. Como señala el Papa Francisco, el evangelista Juan narra este acontecimiento con una sobriedad profunda, utilizando apenas un verbo: “estaba”. María estaba allí, en medio de la más densa oscuridad, permaneciendo firme. En esta misma línea, San Ambrosio, en el siglo IV, destaca: “La Madre estaba junto a la cruz; y mientras los hombres huían, ella permanecía, valiente”. Su presencia silenciosa y fiel junto al dolor de su Hijo nos invita a hacer lo mismo: a estar presentes, a no abandonar a quienes sufren. En tiempos de dolor, María nos enseña a permanecer al pie de tantas cruces, acompañando con compasión a nuestros hermanos y hermanas que atraviesan el sufrimiento.

Virgen Dolorosa

Detalle frontal del rostro

Detalle lateral del rostro 

Detalle del rostro

Detalle frontal de las manos

Detalle lateral de las manos

Detalle del soporte

Detalle de uno de los angelitos

Evangelio

En el brazo izquierdo del crucero se sitúa el retablo de Nuestra Señora de Valvanera, pero actualmente está presidido por la San Francisco de Sales, imagen de Pedro Roldán (ver) siglo XVII.

Brazo derecho del crucero

Retablo de san Francisco de Sales

Hornacina con san Francisco de Sales

San Francisco de Sales

Detalle de san Francisco de Sales


En los laterales se sitúan el beato del oratorio Antonio Grassi y San Juan de Ávila (ver).

En el ático se ubica una pintura de “la Aparición de la Virgen a San Bernardo”, anónimo del siglo XVIII, que refiere la tradición medieval según la cual la Virgen María se apareció al santo, para otorgarle el don de la elocuencia, dándole a beber de su propia leche materna.

A ambos lados se ubican dos santos, posiblemente carmelitas, pero no identificados.

Antonio Grassi

Detalle de Antonio Grassi

San Juan de Ávila

Detalle de San Juan de Ávila

La Aparición de la Virgen a San Bernardo

Santo carmelita

Santo carmelita

Seguidamente un hermoso pulpito de forja.

Pulpito

Seguidamente la capilla dedicada al patriarca san José que preside un altar de estilo neobarroco. La imagen representa a San José con el niño Jesús en su brazo derecho y se atribuye a Cristóbal Ramos (ver) hacia 1782.

Destaca la conmovedora delicadeza con la que San José apoya la mejilla sobre la cabeza del Niño.

San José ha sido tradicionalmente una de las devociones predilectas de los carmelitas.

Capilla de san José

Retablo de San José

Hornacina de san José

Detalle de san José

Detalle de los querubines a los pies de san José


A los lados, imágenes de santos jesuitas, San Ignacio de Loyola (ver)  (muy unido a San Felipe Neri) y San Francisco de Borja (ver).

En el ático san Juan Bautista (ver).

En los muros vemos cuadros de "San Pedro penitente" y "San José con el Niño" (anteriormente debió estar una Dolorosa).

Debajo anteriormente debió estar una pequeña imagen de la Virgen del Pilar, actualmente se nos muestra un excelente Ecce Homo. 

San Ignacio de Loyola

Detalle de San Ignacio de Loyola

Detalle de San Ignacio de Loyola

San Francisco de Borja

Detalle de San Francisco de Borja

San Juan Bautista

San Pedro penitente

San José con el niño

Hornacina con Ecce Homo

Detalle de Ecce Homo

Le sigue la Capilla del Sagrado Corazón de Jesúsde estilo neobarroco con imagen moderna de Jesús.

Capilla del Sagrado Corazón de Jesús

Retablo del Sagrado Corazón de Jesús

Sagrado Corazón de Jesús

Detalle del Sagrado Corazón de Jesús


A sus lados se muestran Santos jesuitas, posiblemente San Juan de Regis y San Estanislao de Koska (ver).

En el ático una escena que no identifico y que no he encontrado información.

En la parte baja vemos la Virgen de Fátima.

En los laterales dos cuadros, uno de san Juanito y otro de la Aparición de la Virgen.

San Juan de Regis 

San Estanislao de Koska

Ático

Hornacina de la Virgen de Fátima

Virgen de Fátima

Detalle de las palomas a los pies de la Virgen 

San Juanito

Aparición de la Virgen

Seguidamente la Capilla de la Virgen de Valvanera (en otra visita de san Antonio de Padua). Es la patrona de la comunidad autónoma de la Rioja. Procede de la iglesia de san Benito por el traslado de la Hermandad de los caballeros riojanos en 1856, persistiendo en esta iglesia la primitiva imagen y creándose una nueva Hermandad.

Capilla de la Virgen de Valvanera (anterior de san Antonio de Padua)

Retablo de la Virgen de Valvanera

Según una narración en latín del siglo XII, atribuida a Gonzalo de Berceo, se relata la historia de la aparición de una imagen sagrada. Mucho tiempo antes de que se escribiera ese texto, un ángel se le habría manifestado a un ladrón arrepentido, indicándole que debía dirigirse a Valvanera. Allí, debía buscar un roble que destacara entre los demás; al pie de este árbol hallaría una fuente custodiada por varios enjambres de abejas. En ese lugar se encontraría una imagen de la Virgen María. El hombre, acompañado por el sacerdote Domingo de Brieva, acudió al sitio señalado y, efectivamente, encontró la imagen. En ese punto se levantaría, hacia finales del siglo IX, un primer espacio de culto mariano. Con el paso del tiempo, aquella modesta ermita evolucionó hasta convertirse en el actual Monasterio de Valvanera, donde la imagen aún se venera bajo el cuidado de la comunidad benedictina.

Hornacina con la Virgen de Valvanera

Virgen de Valvanera

Detalle de la Virgen de Valvanera y  del Niño

Detalle de la mano de la Virgen de Valvanera

En el ático se representa la escena de “La coronación de la Virgen” y en las calles laterales se representan a los evangelistas San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan. Históricamente se atribuyeron a Francisco Pacheco (ver) pero actualmente se consideran obras de Juan de Castillo de hacia 1632. 

La coronación de la Virgen

San Mateo

San Marcos

San Lucas

San Juan

A continuación, se encuentra la antigua capilla dedicada a Santa Teresa de Lisieux (conocida popularmente como Santa Teresita), flanqueada a su derecha por la imagen de San Juan Nepomuceno (ver), todo dispuesto en un altar neoclásico del siglo XIX.

En la actualidad, se ha colocado en este espacio la imagen del Cristo crucificado del Perdón, que anteriormente ocupaba el camarín principal del altar mayor, acompañado por la Virgen de los Dolores.

El Cristo del Perdón es una réplica del Cristo de la Clemencia de Martínez Montañez realizada por el escultor gallego Ángel Benito de la Iglesias en 1781-1791.

Presidía la desaparecida Casa de Ejercicios que esta Congregación tenía en Sevilla, en la actual calle Gerona, que fue bendecida en 1783 y que fue la primera que hubo en nuestra Archidiócesis.

Capilla del Cristo del Perdón (anterior de santa Teresa de Lisieux)

Retablo del Cristo del Perdón

Cristo del Perdón

Se trata de un crucificado vivo con los brazos casi perpendiculares, con la cabeza caída hacia abajo y la derecha, un tirabuzón de pelo cayendo sobre el hombro izquierdo dejando al descubierto la oreja izquierda. La corona de espina incluida en el mismo bloque craneal. La boca entreabierta dejando al descubierto los dientes. 

Detalle de la cara y los brazos

Detalle del rostro

Detalle del rostro

El paño de pureza es de extrema belleza con numerosos pliegues, sin cuerda, con un gran nudo en el lado derecho y gran remanente en el lado izquierdo.

Detalle del paño de pureza

Presentan las piernas cruzadas y los pies fijados con clavos individualmente a la manera del Cristo de la Clemencia de Martínez Montañez.

Detalle de los pies

Detalle de los pies

Pies

Al fondo de la nave se encuentra el Coro Alto y el Sotocoro.

Visón de los pies desde la cabecera del templo

Detalle del Coro Alto y Sotocoro


En el Coro bajo, en el lado del Evangelio se encuentra un cuadro de la pasión y un pequeño altar en el que la Virgen del Carmen, con el Niño, consuela a las Ánimas del Purgatorio, realizado por Antonio Gutiérrez Rodríguez en 1930, en alto un cuadro de Nazareno con la cruz a cuestas.

Detalle del Coro Bajo

Pared lateral del evangelio del coro bajo

Virgen del Carmen y Almas del Purgatorio

Detalle de la Virgen del Carmen y el Niño

Detalle de las almas del purgatorio

Cuadro de la pasión

Nazareno


Al fondo, en el muro de los pies un impresionante cuadro en el que se muestra la crucifixión de San Pedro. 

Crucifixión de San Pedro

Detalles de la Crucifixión de San Pedro

Detalles de la Crucifixión de San Pedro
Detalles de la Crucifixión de San Pedro
Detalles de la Crucifixión de San Pedro
Detalles de la Crucifixión de San Pedro
Detalles de la Crucifixión de San Pedro

En el muro de la Epístola aparecen dos pinturas ovales con escenas de la vida de San Felipe Neri, la aparición de la Virgen o la construcción del Oratorio en Roma (en otra visita no estaba colgados por estar en fase de restauración) y una vidriera.

Pared lateral de la epístola del coro bajo

Vidriera


En el coro alto otras pinturas difíciles de fotografiar por su posición.

Vista del Coro Alto

Cuadros del coro alto

Cuadros del coro alto
Cuadros del coro alto
Cuadros del coro alto
Vía Crucis
I y II
III y IV
V y VI
VII y VIII
IX y X
XI y XII
XIII y XIV

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