AREA CENTRO 3
Iglesia de San Alberto.
Historia
Como hemos comentado (ver), la Orden Carmelita procedía de Palestina, concretamente del Monte Carmelo,
tierra aquella que hubieron de abandonar en el siglo XIII, para trasladarse a
Francia donde habían conseguido la protección de San Luis Rey.
En Andalucía, el primer convento se estableció en
Gibraleón, provincia de Huelva, por iniciativa de Alfonso de la Cerda, nieto de
Alfonso X el Sabio y del propio San Luis Rey.
En el año 1358, procedentes del convento de Gibraleón,
los carmelitas llegaron a Sevilla. Se instalaron en la collación de San
Vicente, en la calle Baños, donde fundaron la conocida como Casa Grande del
Carmen, edificio que actualmente alberga el Conservatorio de Música (ver).
La presencia femenina de la Orden en Sevilla comenzó
en 1513, cuando llegaron las primeras monjas carmelitas. Se establecieron en la
Alameda de Hércules, donde levantaron la Ermita de Belén (ver). También
dejaron su impronta en la Capilla del Carmen de Calatrava, sede en la actualidad
de una Hermandad de Gloria que venera a la Virgen del Carmen como titular.
Uno de los personajes relevantes en esta etapa fue
Benito Enríquez, fraile de la Casa Grande del Carmen y confesor de Bernardina
de Salazar, viuda de Luis Álvarez de Soria. Bernardina contribuyó generosamente
con fondos para la fundación de un colegio carmelita.
Gracias a su apoyo, Benito Enríquez adquirió unas
casas situadas en la collación de San Isidoro, en la actual calle Manuel Rojas
Marcos (antiguamente conocida como calle Alta del barrio de la Costanilla), por
un total de 13.000 ducados: 8.000 aportados por Bernardina y 5.000 por la
Orden. A cambio, Bernardina obtuvo un lugar de sepultura familiar en la capilla
mayor de la iglesia del futuro colegio.
El colegio conventual se consagró bajo la advocación
de San Alberto de Sicilia, y en él se impartían estudios de Teología y
Filosofía. En 1602, el arzobispo Fernando Niño de Guevara otorgó la licencia
para su creación al prior de la Casa Grande, Fernando Suárez, quien se convirtió
en el primer rector del colegio.
Aunque la iglesia no fue consagrada hasta 1626, las
obras continuaron durante varios años, completándose la capilla mayor en 1640.
La Orden permaneció en esta sede conventual y colegial
sin interrupciones hasta el año 1810. Con la invasión francesa de Sevilla
durante la Guerra de la Independencia, el convento fue exclaustrado, saqueado y
transformado en cuartel militar.
Tras la
expulsión de las tropas francesas, el inmueble fue restituido a la Orden, que
emprendió las obras de restauración necesarias. Finalmente, la iglesia reabrió
sus puertas al culto el 16 de mayo de 1815, en una ceremonia celebrada con gran
solemnidad.
Sin embargo, la Ley General de Disolución de las
Órdenes Religiosas (salvo las hospitalarias) promulgada el 11 de octubre de
1835, junto con la normativa desamortizadora del 19 de febrero de 1836,
marcaron un giro definitivo respecto a la legislación anterior sobre esta
materia. Estas disposiciones endurecieron notablemente las medidas, obligando a
la Orden Carmelita a abandonar todos sus conventos, incluido el Colegio de San
Alberto. No obstante, durante un breve periodo lograron conservar el crucero y
la Capilla Mayor de la iglesia del Convento de la Casa Grande, en la calle
Baños, donde continuaron celebrando sus cultos religiosos.
Finalmente, en 1868,
la Junta Revolucionaria se apropió de los bienes que aún quedaban de la antigua
Casa Grande del Carmen, con el propósito de transformarlos en un cuartel.
Respecto al colegio de san Alberto, se mantiene la iglesia, pero el convento sería ocupado
por la Academia de Buenas Letras, fabrica y colegio de segunda enseñanza.
En 1840 fue sacado a subasta pública y adquirido por
Matías Ramos Calonje, fabricante de tisúes y cordonería de oro y plata.
Mediante
Rescripto Pontificio fechado el 30 de agosto de 1893, la Comunidad del Oratorio
de San Felipe Neri adquirió la propiedad del antiguo convento y de la iglesia
de la que, años antes, habían sido desalojados los Carmelitas. Desde su
primitivo oratorio, los filipenses trasladaron a San Alberto una destacada
imagen de la Virgen Dolorosa, que hoy preside el retablo mayor, situada a los
pies del Crucificado del Perdón.
Dicho
oratorio estaba en la Calle San Felipe (ver), bocacalle
de Doña María Coronel, y del mismo quedan parte de la iglesia y el
claustro, todos integrados en viviendas particulares.
No obstante, el arzobispo de Sevilla, Cardenal Lluch y
Garriga, quien, como carmelita, había vivido en primera persona la
exclaustración y la confiscación de los bienes de la Orden, logró recuperar la
Iglesia del Carmen de Jerez de la Frontera para la comunidad. Con la misma
intención, trató de restituir a los carmelitas la Iglesia de San Alberto en
Sevilla, pero no fue posible, ya que, según el rescripto papal mencionado,
dicha iglesia había sido adquirida legítimamente por el Oratorio de San Felipe
Neri.
Ante esta
situación, los Carmelitas interpusieron una demanda contra los padres
filipenses en relación con la titularidad de la Iglesia de San Alberto. Aunque
no lograron un fallo favorable, obtuvieron un decreto del Arzobispado, emitido
en 1893 por el Cardenal Benito Sanz y Forés, mediante el cual se instaba a los
filipenses a devolver los bienes que, pertenecientes a la Orden, aún se
conservaban en el templo. Entre estos se incluían una imagen de la Virgen
atribuida a Duque Cornejo, una Santa Ana de Martínez Montañés, así como las
esculturas de Santa Teresa y San Alberto, obras de Alonso Cano, además de
diversos ornamentos litúrgicos.
Finalmente, por intermediación del Cardenal Spínola,
los carmelitas se asentaron en el antiguo Hospital del Buen Suceso (ver), donde permanecen en la actualidad.
La
antigua Hermandad de la Vera Cruz residió en este templo y de su estancia
quedan los retablos en los que recibían culto el Crucificado y
la primitiva Virgen de las Tristezas, que son los que están frente a la
puerta de entrada de la iglesia.
Esta hermandad se fundó, en el
siglo XV, en la Casa
Grande de San Francisco. Tras el derribo de aquel convento en 1840, la
hermandad se trasladó a la Iglesia de San Alberto, donde decayó.
En 1853 se trasladó a la
iglesia del desamortizado Convento de Santa María de la Pasión de Nuestro
Señor Jesucristo (ver), en la calle Sierpes.
Aquella iglesia fue incautada y clausurado por el régimen surgido tras la Revolución
de 1868 (ver) y la hermandad se trasladó de
nuevo a la Iglesia de San Alberto.
Finalmente,
en 1942 se trasladó a la Capilla del Dulce Nombre de Jesús (ver).
Asimismo,
residió en San Alberto, desde la Desamortización de Mendizábal hasta su
extinción, la Hermandad de Caballeros Riojanos de Nuestra Señora de
Valvanera, que se traslada aquí desde la Iglesia San Benito sin poderse
llevar a su imagen titular, de ahí que encarguen una bellísima talla con
los dos santos adorantes (de los que se desconoce actualmente el paradero)
que figura en un retablo a la izquierda del crucero.
Después del siglo XIX las
siguientes estatuas del convento pasaron a la iglesia del Buen Suceso (ver):
San Alberto de Sicilia de Alonso Cano de hacia 1628-1629.
Santa Teresa de Jesús de Alonso Cano de hacia 1628-1629.
Santa Ana con la Virgen
María de Juan Martínez Montañés de entre 1632 y 1633. La
Virgen María de este conjunto fue destruida en 1931 por grupos anticlericales.
Fue sustituida por una copia de Rafael Barbero.
Una
serie de cuadros del convento se vendieron y se encuentran en museos y
colecciones particulares:
Presentación de la Virgen María en el templo. Francisco
Herrera el Viejo. 1633. Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando. Madrid.
Cristo con la Cruz a cuestas. Alonso Cano.
Hacia 1635. Museo de Arte de Worcester. Massachusetts. Estados
Unidos.
Aparición de Cristo Crucificado a santa Teresa. Alonso Cano.
Hacia 1628. Colección de la Fundación Fórum Filatélico. Madrid.
Santa María Magdalena de Pazzi. Alonso Cano.
Hacia 1628. Colección particular. Londres. Reino Unido.
San Miguel. Francisco
Pacheco. 1637. Paradero desconocido.
Cristo Crucificado.
Francisco Pacheco. 1637. Colección particular. Sevilla.
San Vicente Ferrer.
Francisco Pacheco. 1637. Colección particular. Madrid.
Igual final tuvieron las
pinturas del retablo realizado por Melchor del Pozo. Obras de Francisco de
Zurbarán. Hacia 1630-1634:
San Pedro Tomás. Museo
de Bellas Artes. Boston. Massachusetts. Estados Unidos.
San Cirilo de Constantinopla. Museo de
Bellas Artes. Boston. Massachusetts. Estados Unidos.
San
Blas. Museo Nacional de Arte. Bucarest. Rumanía.
San Francisco de Asís. Museo de
Arte. San Luis. Misuri. Estados Unidos.
Iglesia
Exterior
El acceso a la
iglesia se realiza, en el lado de la epístola, por la calle Manuel Rojas
Marcos. Se trata de una portada de piedra realizada en el siglo XVII de líneas
muy sencillas que se ha relacionado con el arquitecto Diego López Bueno.
Se abre un arco de medio punto enmarcado por dovelas,
con sendas pilastras cajeadas laterales, en las que se apoya el entablamento.
Sobre la
puerta, un frontón curvo partido con una hornacina central que acoge una imagen
en piedra del titular del templo, san Alberto de Sicilia, realizada por Alonso
Álvarez de Albarrán, discípulo de Martínez Montañez, en 1626, escoltada por
escudos del Carmelo.
Por
encima un frontón triangular con una gran cruz de piedra.
Exterior a la calle Manuel Rojas Marcos
Detalle
de la puerta de acceso
Detalle
de la hornacina central con escudos del Carmelo en los laterales
Hornacina
con San Alberto de Sicilia
Detalle
de San Alberto de Sicilia
Detalle
de la Cruz
A la derecha de
la portada encontramos un retablo cerámico de san Felipe Neri pintado por
Fernando Orce para la fábrica trianera de Pedro Navia hacia 1955.
Retablo
cerámico de san Felipe Neri
En un chaflán
al lado izquierdo de la portada se encuentra una capilla callejera, de traza
barroca, y que presenta dos cuerpos.
En el inferior, cerrada por cancel de forja y puerta
de cristales, debió venerarse una Virgen, y quien sabe si con Hermandad propia,
a juzgar por la presencia de un Simpecado.
En el superior se sitúa un azulejo de la Virgen del
Perpetuo Socorro de autor desconocido.
Chaflán
al lado izquierdo de la portada
Detalle
del cuerpo inferior
Detalle
del cuerpo superior
Azulejo de la Virgen del
Perpetuo Socorro
Aunque es difícil de ver desde la fachada, la iglesia
tiene una torre-campanario visible desde la calle Estrella.
Esta datada en 1739 aunque es probable que la torre sea
anterior y que esta fecha se corresponda con una gran reforma que se tuvo que
acometer después de que quedara muy dañada por un rayo en 1736.
Presenta un cuerpo de campanas cuadrangular y sobre él
un segundo cuerpo ochavado coronado con una cruz de forja y todo decorado con
azulejería azul.
Visión
de la torre desde la calle Estrella
Detalle
del cuerpo de campanas
Detalle
del cuerpo superior y de la cruz de forja
Interior
Se trata de una iglesia amplia de una sola nave de
planta rectangular, cubierta con bóveda de cañón decorada con pinturas
geométricas, con lunetos que proporcionan luz natural. Presenta un crucero cerrado
por una esbelta cúpula, algo ovoide, en forma de media naranja, reposada sobre
pechinas y adornada con yeserías barrocas.
Con coro
a los pies y presbiterio elevado tres escalones sobre el resto del suelo.
Presenta
cinco tramos separados por arcos fajones coronados por arcos de medio punto.
Entre ellos se abren una serie de capillas-hornacinas laterales sobre las que
corre una tribuna con antepecho de hierro forjado.
Vista
del templo desde los pies
Vista
del templo desde la cabecera
Detalle
de la bóveda de cañón
Detalle
de la cúpula del crucero
Detalle
del muro de la epístola
Comenzamos,
como siempre, la descripción del templo por los pies de la epístola para seguir, en sentido contrario a las agujas del reloj, hacia el presbiterio, altar mayor,
evangelio y terminar a los pies.
Epístola
La parte
interior de la puerta de entrada está adornada con una vidriera con
la escena de la Expulsión de los mercaderes del templo.
Seguidamente
una magnifica pila de agua bendita de mármol rojo.
Interior de la puerta
Detalle de la vidriera”
Expulsión de los mercaderes del templo”
Pila de agua bendita
La primera
capilla corresponde a Francisco de Sales pero, en mi visita, está presidida por
la imagen de san Antonio de Padua (ver).
A su
lado, las imágenes de San Francisco Javier (ver) y Santa Teresa (ver). Sobre el Santo
podemos ver el relieve de la Virgen de la Soledad.
A los
pies del santo un busto que tampoco tengo información.
En los
muros laterales tenemos el cuadro del sacerdote Navascués Pérez, uno de los
fundadores del oratorio en Sevilla en 1698 y otro cuadro del que no tengo
información.
Capilla
de san Antonio de Padua
Detalle
del retablo
San
Antonio de Padua
Detalle
san Antonio de Padua
San Francisco Javier
Detalle de San Francisco
Javier
Santa Teresa
Detalle de Santa Teresa
Detalle del ático
Detalle de la Dolorosa
del ático
Hornacina a los pies del
Santo
Cuadro del sacerdote
Navascués Pérez
Confesionario
Seguidamente la Capilla
de Nuestra
Señora del Perpetuo Socorro, de estilo barroco, que muestra un
lienzo moderno de estilo gótico-bizantino.
A su
lado, las imágenes de San Juan Bautista (ver) y Santa Margarita de Alacoque,
promotora de la devoción al Sagrado Corazón, pero en mi visita no se
corresponden.
El ático
un santo que no identifico.
En los
laterales destacan los cuadros de San Millán de la Cogolla y San Felipe Neri (ver).
Capilla
de Nuestra
Señora del Perpetuo Socorro
Lienzo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
San
Ático
San Millán de la Cogolla
San Felipe Neri
Texto Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Seguidamente el Retablo del Renacimiento, con conjunto
escultórico, situado en la hornacina central, del siglo XVIII, atribuido a
Cristóbal Ramos (ver).
En los laterales, la figura de Santa Ana, atribuida a
Francisco de Ocampo (ver), de 631, y San Joaquín, algo más pequeña.
En el ático, una pintura de Santa Teresa (ver) escritora.
En los muros
laterales los cuadros de San Felipe Neri (ver) y del Beato Juan Juvenal Alcina.
Retablo
del Renacimiento
Conjunto
escultórico
Detalle
de la Virgen
Detalle
de san José
Detalle
del Niño
Santa
Ana
Detalle
de Santa Ana
San
Joaquín
Detalle
de San Joaquín
Santa
Teresa
San
Felipe Neri
Beato
Juan Juvenal Alcina
En el
brazo derecho del crucero se localiza el Retablo de San Felipe
Neri (ver). Está presidido
por el titular en postura de levitación, con relicario en el pecho, atribuida a
Pedro Roldán (ver), aunque también es considerada como
una obra de Duque Cornejo (ver), a partir
de estudio realizado por Manuel García Luque que sitúa su datación a principios
del siglo XVIII.
A su
lado vemos a San Pedro (ver) y San Pablo, ambas imágenes del siglo XVIII.
En el
ático tenemos el cuadro de Jesús con la Cruz camino del calvario, obra de
Virgilio Mattoni, siglo XX, junto a las imágenes de San Diego de Alcalá y Santa
Carmelita (Santa Teresa).
En la
puerta del sagrario la imagen del Niño con el texto: “Traham cos in vinculis
charitatis” (Los atraeré con los lazos del amor).
En el
banco el escudo de san Felipe Neri
En la
parte baja hay una vitrina con las reliquias del Santo.
Brazo derecho del
crucero
Retablo
de San Felipe Neri
San
Felipe Neri
Detalle
de San Felipe Neri
San
Pedro
Detalle
de San Pedro
San Pablo
Detalle de San Pablo
Camino del Calvario
San Diego de Alcalá
Santa Carmelita
Sagrario
Detalle
de la puerta del sagrario
Escudo de san Felipe
Neri en el banco del altar
Vitrina con las reliquias
de San Felipe Neri
Crucero
Especialmente interesante es la cúpula elíptica que
cubre el crucero. Es ciega, sin tambor ni linterna, pero en ella se abren ocho
óculos que le aportan la luminosidad.
Se asienta sobre pechinas con retratos de santos
filipenses y vidrieras entre ellas.
Está decorada con pinturas, la central representa el
Éxtasis de santa Teresa, y las otras ocho son figuras de ángeles y escenas de
la vida de San Felipe Neri.
Vista
general de la cúpula del crucero
Detalle
de uno de los ochos óculos
Vidriera
de la entrega de las llaves
Vidriera
de la ultima cena
Pechina
con santo filipense
Pechina
con santo filipense
Pechina
con santo filipense
Pechina
con santo filipense
Pintura del Éxtasis de santa Teresa
Pinturas de escenas de la vida de San Felipe Neri
Pinturas de escenas de la vida de San Felipe Neri
Pinturas de escenas de la vida de San Felipe Neri
Presbiterio
El
presbiterio se encuentra ligeramente sobre elevado y en el destacan los Ángeles
lampadarios, atribuidos a Cayetano de Acosta (ver) de mediados del siglo XVIII.
En cada
lateral cuelgan tres cuadros de monjes filipenses.
Ángel lampadario del lado de la epístola
Detalle del rostro del ángel lampadario del lado de la
epístola
Detalle del ángel de la base del ángel lamparario
Detalle de los querubines de la base del ángel
Cuadros de monjes filipenses del lado de la epístola
Cuadros de monjes filipenses del lado de la epístola
Cuadros de monjes filipenses del lado de la epístola
Ángel lampadario del lado del evangelio
Detalle del rostro del ángel lampadario
Detalle de los querubines de la base del ángel
Cuadros de monjes filipenses del lado del evangelio
Altar
Mayor
El Altar Mayor está situado en alto sobre una mesa a la que se asciende
superando tres gradas, lo ocupa un retablo moderno de estilo neoclásico, de
autor anónimo realizado en el siglo XIX (entre 1812 y 1815), tras la ocupación
francesa, durante la que se destruyó el original de estilo barroco. Está
compuesto de un banco, un solo cuerpo principal con tres calles separadas por
columnas compuestas y ático.
Destacamos que durante la visita a cambiado el formato del altar mayor al
situarse la Virgen en besamanos.
Visión general del presbiterio y el altar mayor
Visión del Altar Mayor con el cambio durante el besamanos de la Virgen
Visión normal del altar mayor
Normalmente, este retablo está presidido por la imagen de un crucificado y
a sus pies, se muestra una Virgen Dolorosa. Actualmente, durante el besamanos
de la Virgen, se muestra un cuadro de una virgen.
Visión
del camarín central
Detalle
del crucificado y la Virgen
Detalle
del cuadro actual
A los lados del camarín vemos dos
pequeños ángeles custodios y en los laterales las imágenes de Santa María
Magdalena y Santa María Egipcíaca (o Santa Rosalía según otros investigadores),
ambas de obras de Duque Cornejo (ver), siglo
XVII y sobre las columnas los medallones del Sagrado Corazón de Jesús y de
María.
Posiblemente estas imágenes proceden
del primitivo templo de San Felipe Neri y trasladadas, junto con la Dolorosa, a
esta de San Alberto cuando la congregación se hizo cargo del templo a partir
del año 1875.
Ángel
custodio
Detalle de Santa María Magdalena
Santa María Egipcíaca
Detalle de Santa María Egipcíaca
En el
ático vemos un alto relieve anónimo que representa la Apoteosis de
San Alberto de Sicilia, entre nubes y como alzado por
ángeles. Debajo el escudo de san Felipe Neri. A los lados las imágenes de Santa
Teresa y el profeta Elías.
Ático
Apoteosis de San Alberto de Sicilia
Escudo
de san Felipe Neri
Santa
Teresa
El
profeta Elías
Durante el besamanos la Virgen ha sido colocada en la cabecera de la nave,
a nivel del crucero, delante de los escalones del presbiterio.
Se trata de una Dolorosa de candelero, para vestir, en posición de rodillas
con las manos entrelazadas, situada bajo la cruz. Era una imagen de talla completa, pero en el XVIII fue
mutilada para convertirla en una Virgen de candelero para adaptarla a los gustos de la
época.
Es una imagen anónima pero atribuida a Pedro Roldan (ver), finales del siglo XVIII, y también a Montes de Oca (ver). Manuel Jesus Roldan (Iglesias
de Sevilla) (ver) cree que podría ser la primitiva dolorosa de la Hermandad de Vera Cruz,
pero también se considera que es una advocación muy vinculada a los filipenses
y que puede proceder de la antigua iglesia conventual de San Felipe Neri.
Esta imagen de la Virgen de los Dolores es una
escultura de notable calidad artística, caracterizada por su gran expresividad.
Representa a la Virgen de rodillas, con las manos entrelazadas en un gesto de
súplica profundamente conmovedor. Su rostro, marcado por el dolor, destaca por
el ceño fruncido y la boca entreabierta, mientras la ligera inclinación de la
cabeza hacia la derecha acentúa el dramatismo y refleja el sufrimiento de la
Madre ante el suplicio de su Hijo en la cruz. La iconografía se completa con
finos elementos de orfebrería: una corona, una ráfaga de plata y el corazón
traspasado por siete puñales, símbolo tradicional de los siete dolores de
María, cuya raíz se encuentra en el pasaje de Lucas 2: 35.
El Evangelio según San Juan (19, 25-27) es el único que
menciona explícitamente la presencia de la Madre de Jesús al pie de la cruz, en
el momento de la crucifixión. En ese instante, María nos fue entregada como
Madre universal en la figura del discípulo amado, símbolo de toda la humanidad.
Como señala el Papa Francisco, el evangelista Juan narra este acontecimiento
con una sobriedad profunda, utilizando apenas un verbo: “estaba”. María estaba allí, en medio de la más
densa oscuridad, permaneciendo firme. En esta misma línea, San Ambrosio, en el
siglo IV, destaca: “La Madre estaba junto a la cruz; y mientras los hombres
huían, ella permanecía, valiente”. Su presencia silenciosa y fiel junto al dolor
de su Hijo nos invita a hacer lo mismo: a estar presentes, a no abandonar a
quienes sufren. En tiempos de dolor, María nos enseña a permanecer al pie de
tantas cruces, acompañando con compasión a nuestros hermanos y hermanas que
atraviesan el sufrimiento.
Detalle frontal del rostro
Detalle lateral del rostro
Detalle del rostro
Detalle frontal de las manos
Detalle lateral de las manos
Detalle del soporte
Detalle de uno de los angelitos
Evangelio
En el
brazo izquierdo del crucero se sitúa el retablo de Nuestra Señora de Valvanera,
pero actualmente está presidido por la San Francisco de Sales, imagen de Pedro
Roldán (ver) siglo XVII.
Brazo
derecho del crucero
Retablo
de san Francisco de Sales
Hornacina
con san Francisco de Sales
San
Francisco de Sales
Detalle
de san Francisco de Sales
En los
laterales se sitúan el beato del oratorio Antonio Grassi y San Juan de
Ávila (ver).
En el
ático se ubica una pintura de “la Aparición de la Virgen a San Bernardo”,
anónimo del siglo XVIII, que refiere la tradición medieval según la cual la
Virgen María se apareció al santo, para otorgarle el don de la elocuencia,
dándole a beber de su propia leche materna.
A ambos
lados se ubican dos santos, posiblemente carmelitas, pero no identificados.
Antonio
Grassi
Detalle
de Antonio Grassi
San
Juan de Ávila
Detalle
de San Juan de Ávila
La
Aparición de la Virgen a San Bernardo
Santo carmelita
Santo carmelita
Seguidamente un
hermoso pulpito de forja.
Pulpito
Seguidamente la capilla dedicada al patriarca san José que preside un altar de estilo neobarroco. La imagen representa a San José con el niño Jesús en su brazo derecho y se atribuye a Cristóbal Ramos (ver) hacia 1782.
Destaca la conmovedora delicadeza con la
que San José apoya la mejilla sobre la cabeza del Niño.
San José ha sido tradicionalmente una
de las devociones predilectas de los carmelitas.
Capilla de san José
Retablo de San José
Hornacina de san José
Detalle de san José
Detalle de los
querubines a los pies de san José
A los lados,
imágenes de santos jesuitas, San Ignacio de Loyola (ver) (muy unido a San Felipe Neri) y
San Francisco de Borja (ver).
En el ático
san Juan Bautista (ver).
En los muros vemos cuadros de "San Pedro penitente" y "San José con el Niño" (anteriormente debió estar una
Dolorosa).
Debajo anteriormente debió estar una pequeña imagen de la
Virgen del Pilar, actualmente se nos muestra un excelente Ecce Homo.
San Ignacio de Loyola
Detalle de San Ignacio de Loyola
Detalle de San Ignacio de Loyola
San Francisco de Borja
Detalle de San Francisco
de Borja
San Juan Bautista
San Pedro penitente
San José con el niño
Hornacina con Ecce Homo
Detalle de Ecce Homo
Le sigue la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús, de
estilo neobarroco con imagen moderna de Jesús.
Capilla del Sagrado
Corazón de Jesús
Retablo del Sagrado Corazón de Jesús
Sagrado Corazón de Jesús
Detalle del Sagrado Corazón de Jesús
A sus
lados se muestran Santos jesuitas, posiblemente San Juan de Regis y San
Estanislao de Koska (ver).
En el
ático una escena que no identifico y que no he encontrado información.
En la
parte baja vemos la Virgen de Fátima.
En los
laterales dos cuadros, uno de san Juanito y otro de la Aparición de la Virgen.
San Juan de Regis
San Estanislao de Koska
Ático
Hornacina de la Virgen
de Fátima
Virgen de Fátima
Detalle de las palomas a
los pies de la Virgen
San Juanito
Aparición de la Virgen
Seguidamente la Capilla de la Virgen de Valvanera (en
otra visita de san Antonio de Padua). Es la patrona de la comunidad autónoma de
la Rioja. Procede de la iglesia de san Benito por el traslado de la Hermandad de los caballeros riojanos en 1856, persistiendo en esta
iglesia la primitiva imagen y creándose una nueva Hermandad.
Capilla de la Virgen
de Valvanera (anterior
de san Antonio de Padua)
Retablo de la Virgen de
Valvanera
Según una narración en latín del siglo XII, atribuida a
Gonzalo de Berceo, se relata la historia de la aparición de una imagen sagrada.
Mucho tiempo antes de que se escribiera ese texto, un ángel se le habría
manifestado a un ladrón arrepentido, indicándole que debía dirigirse a
Valvanera. Allí, debía buscar un roble que destacara entre los demás; al pie de
este árbol hallaría una fuente custodiada por varios enjambres de abejas. En
ese lugar se encontraría una imagen de la Virgen María. El hombre, acompañado
por el sacerdote Domingo de Brieva, acudió al sitio señalado y, efectivamente,
encontró la imagen. En ese punto se levantaría, hacia finales del siglo IX, un
primer espacio de culto mariano. Con el paso del tiempo, aquella modesta ermita
evolucionó hasta convertirse en el actual Monasterio de Valvanera, donde la
imagen aún se venera bajo el cuidado de la comunidad benedictina.
Hornacina con la Virgen
de Valvanera
Virgen de Valvanera
Detalle de la Virgen de
Valvanera y del Niño
Detalle de la mano de la
Virgen de Valvanera
En el ático se representa la
escena de “La coronación de la Virgen” y en las calles laterales se representan
a los evangelistas San
Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan. Históricamente se atribuyeron a
Francisco Pacheco (ver) pero actualmente se consideran obras de Juan de Castillo de hacia 1632.
La coronación de la
Virgen
San Mateo
San Marcos
San Lucas
San Juan
A continuación,
se encuentra la antigua capilla dedicada a Santa Teresa de Lisieux (conocida
popularmente como Santa Teresita), flanqueada a su derecha por la imagen de San
Juan Nepomuceno (ver), todo dispuesto en un altar neoclásico del siglo XIX.
En la
actualidad, se ha colocado en este espacio la imagen del Cristo crucificado del
Perdón, que anteriormente ocupaba el camarín principal del altar mayor,
acompañado por la Virgen de los Dolores.
El Cristo
del Perdón es una réplica del Cristo de la Clemencia de Martínez Montañez realizada
por el escultor gallego Ángel Benito de la Iglesias en 1781-1791.
Presidía la
desaparecida Casa de Ejercicios que esta Congregación tenía en Sevilla, en la
actual calle Gerona, que fue bendecida en 1783 y que fue la primera que hubo en
nuestra Archidiócesis.
Capilla del Cristo
del Perdón (anterior
de santa Teresa de Lisieux)
Retablo del Cristo del
Perdón
Cristo del Perdón
Se trata de un
crucificado vivo con los brazos casi perpendiculares, con la cabeza caída hacia
abajo y la derecha, un tirabuzón de pelo cayendo sobre el hombro izquierdo
dejando al descubierto la oreja izquierda. La corona de espina incluida en el
mismo bloque craneal. La boca entreabierta dejando al descubierto los dientes.
Detalle de la cara y los
brazos
Detalle del rostro
Detalle del rostro
El paño de pureza
es de extrema belleza con numerosos pliegues, sin cuerda, con un gran nudo en
el lado derecho y gran remanente en el lado izquierdo.
Detalle del paño de
pureza
Presentan las
piernas cruzadas y los pies fijados con clavos individualmente a la manera del
Cristo de la Clemencia de Martínez Montañez.
Detalle de los pies
Detalle de los pies
Pies
Al fondo de
la nave se encuentra el Coro Alto y el Sotocoro.
Visón de
los pies desde la cabecera del templo
Detalle
del Coro Alto y Sotocoro
En el Coro
bajo, en el lado del Evangelio se encuentra
un cuadro de la pasión y un pequeño altar en el que la Virgen del
Carmen, con el Niño, consuela a las Ánimas del
Purgatorio, realizado por Antonio Gutiérrez Rodríguez en 1930, en alto un
cuadro de Nazareno con la cruz a cuestas.
Detalle del Coro Bajo
Pared lateral del
evangelio del coro bajo
Virgen del Carmen y
Almas del Purgatorio
Detalle de la Virgen del
Carmen y el Niño
Detalle de las almas del
purgatorio
Cuadro de la pasión
Nazareno
Al fondo, en el muro de los pies un impresionante cuadro en
el que se muestra la crucifixión de San Pedro.
Crucifixión de San Pedro
Detalles de la
Crucifixión de San Pedro
En el muro de la Epístola aparecen dos pinturas ovales con escenas de la
vida de San
Felipe Neri, la aparición de la Virgen o la construcción del
Oratorio en Roma (en otra visita no estaba colgados por estar en fase de
restauración) y una vidriera.
Pared lateral de la epístola
del coro bajo
Vidriera
En el coro alto
otras pinturas difíciles de fotografiar por su posición.
Vista del Coro Alto
Cuadros del coro alto
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