EXCURSIONES
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Aroche.
La Iglesia de Nuestra Señora de la
Asunción de Aroche fue mandada construir por los Reyes Católicos en 1483. Su
edificación se prolongó a lo largo de varios siglos, desde finales del XIV
hasta el XVII, lo que explica la presencia de elementos pertenecientes a
diferentes estilos arquitectónicos: gótico, mudéjar y renacentista.
La parte más antigua se conserva en el
muro de los pies, donde se encuentra la portada gótico-mudéjar conocida como
Puerta de las Limosnas y una ventana superior que podría datarse en el siglo
XIV.
A finales del siglo XV comenzaron las obras
de un nuevo templo, construido íntegramente en ladrillo, que comprendía el muro
perimetral, el presbiterio y la torre.
Durante los
primeros años del siglo XVI se levantaron los pilares y bóvedas del primer
tramo, siguiendo el modelo del gótico final característico de la Catedral de
Sevilla.
Hacia 1530
intervino el maestro mayor de Sevilla Diego de Riaño, responsable de la
sacristía, de planta rectangular y cubierta con bóveda vaída decorada con
casetones.
En la siguiente
fase constructiva, iniciada a partir del segundo tramo, se sustituyó el
ladrillo por un aparejo mixto y se rediseñaron los pilares interiores,
abandonando el esquema gótico por uno de carácter pseudocolumnario. A esta
etapa pertenece la intervención del arquitecto renacentista Hernán Ruiz II, quien
entre 1562 y 1569 realizó las dos portadas laterales: la Puerta del Sol, al
sur, y la Puerta de las Flores, al norte.
La evolución
de estilos se percibe también en el exterior. La segunda fase se concluyó a
comienzos del siglo XVII, como atestigua la fecha de 1609 grabada en el reloj
de sol del último contrafuerte del muro de la epístola.
El último
tramo del templo nunca llegó a cubrirse, y tampoco se derribó el antiguo muro
de los pies. Posteriormente se construyó sobre la nave central una
tribuna-coro, destinando los tramos laterales a dependencias auxiliares; sobre
esta estructura se levantó en el siglo XVII una pequeña espadaña de ladrillo.
En 1835, con
motivo de la instalación de un nuevo retablo, se añadió al presbiterio un
camarín de estilo neoclásico.
En tiempos
recientes, diversas restauraciones han devuelto al conjunto su actual
prestancia.
EXTERIOR
El templo, exento, permite contemplar
sus cuatro fachadas.
La
Portada principal, situada a los pies, quedó inconclusa y conserva restos de
la primitiva iglesia gótico-mudéjar del siglo XIV. Presenta un esquema simple
con un piñón triangular que unía las naves laterales y la central, posiblemente
coronado por una espadaña hoy desaparecida.
En la portada de los pies, la Puerta de las Limosnas, del siglo
XV, responde al estilo gótico. Está formada por tres arquivoltas apuntadas de
piedra, enmarcadas por un alfiz decorado con bolas en su trasdós. Sobre ella se
abre una ventana mudéjar de inspiración toledana, compuesta por un doble arco
de herradura en ladrillo encuadrado en un rectángulo.
La fachada
meridional o de la epístola es un muro liso articulado por estribos. En su segundo
tramo se abre la Puerta del Sol, obra manierista de Hernán Ruiz II, se fechan entre 1562 y 1569, concebida como un arco de triunfo con vano de medio
punto, pedestales, entablamento, frontón triangular y pináculos.
La fachada
norte, o del evangelio, presenta un diseño similar con la Puerta de las Flores,
también del mismo arquitecto y época.
La
torre,
adosada al testero del lado de la epístola, tiene planta rectangular y también
actúa como contrafuerte del templo. Se organiza en dos cuerpos: el inferior
alberga la escalera, varias dependencias y la caja del reloj; el superior
contiene el campanario, con cuatro huecos de medio punto enmarcados por alfiz y
coronado por un chapitel piramidal.
Torre
En el perímetro del edificio, a lo largo de la
cornisa se disponen nueve gárgolas de cantería que representan
figuras inspiradas en el bestiario medieval, entre ellas un cañón, un personaje
cabezudo, un águila y otras figuras zoomorfas
y antropomorfa de gran expresividad.
INTERIOR
El templo presenta planta basilical,
con tres naves y cuatro tramos; el último, correspondiente al hastial, quedó
sin cubrir.
La nave central, más elevada, se cubre
en su primer tramo con una bóveda de crucería estrellada con terceletes que
alcanzan el fondo achaflanado del presbiterio. Los tramos segundo y tercero
muestran nervaduras radiales concéntricas con claves decoradas con motivos
heráldicos y florales.
Las naves laterales, de igual anchura
que la central, se cierran con testeros planos y bóvedas de crucería
sexpartita.
En la cabecera se adosan la sacristía,
al norte, y la torre, al sur. La sacristía presenta bóveda vaída con casetones,
mientras que el aljibe bajo su pavimento se cubre con una bóveda lisa. Las
estancias de la torre se cubren con bóvedas esquifadas.
Nave de la Epístola
Desde los
pies hacia la cabecera se suceden varios retablos y elementos destacables.
El primero
alberga imágenes de San Juan Evangelista (siglo XVI), San Pedro pontífice (Juan
de Remesal, 1634) y un Cristo crucificado del siglo XVI.
Detalle del Retablo
Detalle de san Pedro
Crucificado en el ático
Detalle del rostro
Detalle del paño de pureza
Detalle de los pies,
con un solo clavo y el pie derecho sobre el izquierdo
Frente a él
se sitúa la pila bautismal, labrada por canteros portugueses en 1502, una de
las piezas más antiguas del templo.
Detalle de la pila
bautismal
Le siguen un
altar con la imagen de Jesús en su entrada en Jerusalén y un lienzo de las
Ánimas del Purgatorio.
Entrada de Jesús en Jerusalén
Cuadro de las Ánimas
del Purgatorio
Detalle sin marco
Más adelante
se encuentra el retablo de la Virgen del Rosario.
Retablo de la Virgen
del Rosario
En la cabecera se alza el retablo mayor
de esta nave, obra de Manuel Barrera y Carmona y policromado por Pedro Vidal
entre 1782 y 1789. En el centro se venera a la Virgen de los Dolores, patrona
de Aroche, esculpida por Benito de Hita y Castillo (ver) en 1768 para la Orden Tercera Servita.
A ambos lados se representan la Asunción y la Visitación. En el banco del
retablo se abre una urna con el Cristo Yacente, talla articulada de escuela
sevillana del tránsito de los siglos XVII y XVIII, que protagoniza el auto
sacramental del Descendimiento cada Viernes Santo.
Retablo de la Virgen de los Dolores
Virgen de los Dolores
Detalle de la Virgen de los Dolores
Detalle de la Virgen de los Dolores
Urna con el Cristo Yacente
Presbiterio
El presbiterio está presidido por un
retablo neoclásico de estuco imitando mármoles, realizado por Francisco
Fernández entre 1835 y 1845. En su camarín se conserva la imagen de la
Asunción, de la misma época, mientras que los cuatro evangelistas proceden del
retablo anterior, del siglo XVII. En el ático se sitúa un Crucificado del siglo
XVI.
Retablo Mayor del Presbiterio
Nuestra Señora de la Asunción
Crucificado del ático
El púlpito, de hierro forjado y con
tornavoz de madera dorada, data de alrededor de 1700.
Nave del Evangelio
La cabecera
alberga la imagen del Nazareno, obra de vestir de finales del siglo XVIII,
acompañada por medallones con las Arma Christi y relieves de la Visitación y el
Bautismo, realizados hacia 1600.
Retablo del Nazareno
Le sigue el
retablo de la Virgen de los Remedios, del segundo tercio del siglo XVIII,
detrás del cual se conserva una pintura mural de gran tamaño dedicada a San
Cristóbal, documentada en un testamento de finales del mismo siglo.
Retablo de la Virgen
de los Remedios
Completan la
nave los retablos de San Antonio, de mediados del XVIII, y de San Cristóbal,
con una pintura de Juan de Espinal (ver) fechada en
1781. En el banco de este retablo se expone una imagen de San Sebastián del
siglo XVI.
Retablo de san
Antonio
San Cristóbal
San Sebastián
Pies de la nave central
A los pies, en el tercer
tramo de la nave central se encuentra el coro alto, accesible por una escalera
situada en el lado del evangelio, que conserva un órgano del siglo XVIII.
Órgano del siglo XVIII
en el coro alto
Vestíbulo
En el
vestíbulo, también del lado del evangelio, se expone una delicada obra en marfil
que representa la Última Cena.
Última Cena