RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes
María Santísima de Villaviciosa.
La tradición
nos habla del hallazgo de la Sagrada Imagen de Ntra. Sra. de Villaviciosa en el
Alentejo portugués, concretamente en Vila Viçosa. Unos trabajadores estaban
dedicándose a replobar los viñedos de la zona y descubrieron una caja de plomo,
enterrada desde época remota, que contenía una bella imagen de la Virgen.
Comenzaron a
darle culto solemnemente primero en la iglesia del pueblo y después en un
pequeño santuario que en su honor edificaron en el mismo viñedo donde había
aparecido.
Con el paso de
los años, se fue abandonando la ermita hasta el punto de extinguir
prácticamente el culto a la Stma. Virgen aparecida.
Un vaquero
castellano llamado Hernando, llevado por el intenso afecto que sentía, tomó la
imagen y, metiéndola en su zurrón, emprendió el camino de Córdoba, y en la
sierra cordobesa de las Gamonosas en la amplia concavidad del tronco de un
alcornoque encontró el nuevo lugar de culto para la imagen.
Cuenta la
leyenda que un numeroso cortejo de caballeros portugueses lograron encontrar al
vaquero y la desaparecida imagen de la Virgen, lo apresaron y emprendieron el
viaje de regreso. Hernando fue encarcelado, procesado y condenado a muerte en
la horca. Hernando imploró a la Virgen de Villaviciosa y llegada la mañana de
la ejecución, fue milagrosamente liberado de la cárcel y la imagen restituida
al alcornoque de la sierra cordobesa.
Los
portugueses, recorrieron de nuevo el camino y, llegando a las Gamonosas,
descubrieron a Hernando delante de la Virgen. Fue de nuevo detenido y volvieron
de regreso hacia Portugal, pero tras varios días de camino, comprobaron que,
después de tan largo recorrido estaban en el mismo lugar de partida.
Tomando por
milagro lo sucedido determinaron, que la sagrada imagen de la Virgen no quería
abandonar aquel altar de la sierra cordobesa.
En este lugar,
se construyó un santuario en su honor y creció una aldea, denominada de Vila
Viçosa, que Carlos III, en 1775, otorgó el título de villa como Villaviciosa de
Córdoba.
El culto de esta
advocación de la Virgen fue traído a Sevilla en el siglo XVI por genoveses
establecidos aquí para el comercio con las Indias. Entre ellos, el alfarero
Tomás Pessaro fundó en 1582 una cofradía bajo esta advocación en el Hospital
del Espíritu Santo, situado en la actual calle Tetuán. Tras la reducción de
hospitales decretada por el cardenal Rodrigo de Castro en 1587, la corporación
se trasladó al barrio de los Humeros, donde acabó fusionándose con la del Santo
Entierro, dando lugar a la Hermandad de Penitencia bajo la doble advocación de
Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de Villaviciosa.
Es la única imagen que queda
procesionando del grupo escultórico inicial realizado por Quirós para
representar el Misterio del Duelo, por encargo del presbítero y mayordomo de la
corporación, Manuel González de Contreras. El resto de tallas (las Tres Marías,
los Santos Varones y san Juan Evangelista) se perdieron en
la invasión francesa y fueron sustituidas en 1829, por otras de Juan de Astorga(ver), por
orden del Asistente de la Ciudad, don José Manuel de Arjona
El "paso de duelo" está
inspirado en el rito de expresar la condolencia a los familiares del difunto
tras enterrar al fallecido en el cementerio. La escena
representada no aparece en los textos de los Evangelios canónicos, ni tampoco
en los apócrifos, y tiene su base iconológica en la sociológica y el
costumbrismo, haciéndose en su concepción uso de un recurso muy barroco que
consiste en llevar los usos y costumbres sociales a las personas y sucesos de
la vida sagrada, con intención de incrementar el realismo.
Imágenes del duelo
Se trata de una
figura de candelero de 1,64 metros de alto, obra de Antonio de Quirós, en
1.691. Se caracteriza por su expresión contenida y serena, en la que se
equilibra el dolor por la muerte del Hijo con una noble dignidad que transmite
recogimiento y solemnidad. El modelado del rostro, de facciones delicadas y
suaves, unido a la inclinación de la cabeza y la mirada baja, refuerza la
espiritualidad intimista de la escultura.
Presenta la
mirada baja, el ceño fruncido, la nariz afilada, la boca entreabierta dejando
ver los dientes superiores.