domingo, 26 de octubre de 2025

RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes

Virgen del Reposo. Museo de Bellas Artes.

Virgen del Reposo. Anónimo. Siglo XVI. Óleo sobre tabla. 152 x 180 cm. Museo de Bellas Artes. Sala II. Donación de Doña María Sasiain Aguirre de 1965

La Virgen del Reposo constituye un ejemplo representativo de la iconografía mariana del Renacimiento conservada en colecciones sevillanas. Se trata de una obra anónima, adscrita al Renacimiento hispano-andaluz y fechable en torno a 1530, aunque sin filiación segura con una escuela o maestro concretos.

La ausencia de firma y ciertos rasgos estilísticos —como el tratamiento del paño y la concepción del paisaje— dificultan su atribución precisa, si bien revelan afinidades con talleres sevillanos que asimilaron fórmulas centroeuropeas y lombardas difundidas en la primera mitad del siglo XVI.

Detalle de la Virgen y el Niño

Detalle de la Virgen

La composición muestra a la Virgen con el Niño sentada bajo un árbol, en medio de un paisaje sereno y luminoso. Esta disposición remite a una variante de la Virgen en majestad o en oración, interpretada aquí como un instante de descanso o “reposo”, quizá durante la Huida a Egipto, tema tradicional en la iconografía cristiana.

Detalle del crecimiento de las mieses de trigo

El fondo del cuadro refuerza esta lectura: se distingue el episodio legendario de las mieses de trigo, que crecieron milagrosamente para ocultar a la Sagrada Familia de los soldados de Herodes, mientras que en el extremo opuesto se vislumbra la diminuta figura de San José, avanzando en su asno.

Detalle de la diminuta figura de San José

En el primer plano, diversos motivos secundarios —frutos, flores y pequeños objetos simbólicos— enriquecen la escena y remiten a significados emblemáticos: los frutos, por ejemplo, pueden aludir tanto a la fecundidad como a la Pasión de Cristo.

La Virgen ofrece al Niño un melocotón tomado del árbol, gesto que resume el tono afectuoso e íntimo de la escena. La pintura transmite una atmósfera de dulzura y ternura que refuerza su carácter devocional y doméstico, alejándola de los modelos solemnes del retablo monumental.

Detalle del melocotón

RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes

Nuestra Señora del Pópulo. Museo de Bellas Artes.

Nuestra Señora del Pópulo. Anónimo sevillano. Hacia 1670. Museo de Bellas Artes. Claustro de los Bojes. Procede de la Desamortización (1840) del Convento del Pópulo

En el claustro de los Bojes del Museo de Bellas Artes, destaca el azulejo de Nuestra Señora del Pópulo. Presidía la fachada de la Iglesia del convento agustino que recibía el nombre de esta advocación mariana y que se encontraba en el barrio del Arenal. Estaba rodeado de otros paneles de cerámica de Triana que representaba a santos agustinos. En el siglo XVII, en que se edificó el templo, era habitual el recubrimiento con paneles cerámicos, concebidos como cuadros aislados, formando fachadas-retablo.

Esta obra se encontraba sobre la portada, constituyendo el conjunto más notable de este tipo de decoración mural. Estaba rematado por San Agustín con Jesucristo y la Virgen. A ambos lados se encontraba san Nicolás de Tolentino, Fray Juan de Sahagún, santa Mónica y Santa Clara de Montefalco. Bajo estos el Papa san Gelasio  y a la derecha el obispo santo Tomas de Villanueva.

El convento acabó siendo cárcel, donde la saeta de un preso inspiró la marcha “Soleá dame la mano”. Cuenta la leyenda que durante una de las crecidas del rio el agua arrancó el retablo de la Virgen que se mantuvo flotando con la lámpara de aceite que la iluminaba misteriosamente encendida.

Con la desamortización de los bienes eclesiásticos, los azulejos de la fachada se desmontaron y trasladaron al Museo. Actualmente están instalados en el vestíbulo del museo todos excepto este.

La representación de la Virgen del Populo tiene su origen en la pintura de la Virgen Salus Populi Romani, conservada en la iglesia de santa María Maggiore de Roma, de origen bizantino.

Es un icono que ancla su devoción en tiempos remotos, pues se viene venerando desde la aparición de los primeros cristianos, de hecho, su realización se atribuye a San Lucas.

En Sevilla, la devoción a la Virgen del Populo se inició con Maese Rodrigo de Santaella, quien trajo hasta la Universidad de Santa María de Jesus, en 1505, una tabla bizantina que sigue formando parte de la pequeña capilla que actualmente se encuentra al inicio de la Avenida de la Constitución, que se localiza en la fila de abajo del altar.

Detalle

En el azulejo que nos ocupa, la Virgen aparece de medio cuerpo con el Niño en sus brazos que está en actitud de bendecir. Viste con túnica púrpura y manto azul, y, como su hijo, esta coronada y la estrella en el hombro alude a su virginidad Esta representación supera el hieratismo del icono romano y las figuras, si bien no se comunican con la mirada, lo hacen con el gesto de la Virgen de acercar su cabeza al Niño y por la mano de este que acaricia la de su madre. Los rostros ganan en expresividad al dirigirse al espectador con una intensa mirada y un asomo de sonrisa.