AREA MUSEO
Hermandad del Santo Entierro.
Real Hermandad Sacramental del Santo
Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, Triunfo de la Santa Cruz y María
Santísima de Villaviciosa
La tradición
atribuye la fundación de esta hermandad al rey Fernando III el Santo, tras la
conquista de Sevilla en 1248, llegando incluso a señalarlo como su primer
hermano mayor. Sin embargo, se trata de una leyenda sin base documental. Según
el relato, el monarca habría hallado una imagen de Cristo Yacente oculta en una
vivienda del barrio de los Humeros, donde los cristianos visigodos la habrían
escondido para protegerla del avance musulmán.
En
aquel lugar se levantó una capilla en el denominado Monte Calvario, próximo a
la Puerta Real. Más tarde, en 1597, parte de la casa-palacio de don Hernando
Colón (ver), hijo del descubridor de América, fue destinada a la fundación del
Colegio de San Laureano por la Orden de la Merced, como centro de estudios para
los religiosos de la Orden. Los mercedarios cedieron este espacio a la
hermandad, reservándose ella el patronato de la nueva iglesia, donde se situaron las
imágenes de la cofradía en el altar mayor.
La primera referencia documental de la
corporación aparece en 1579, aunque el historiador Mestre Navas sitúa su
fundación entre 1572 y 1575 en la parroquia de Santa Catalina (ver), desde donde pasó
a las casas de Hernando Colón junto a la Puerta Real.
Por otro
lado, durante el siglo XVI llegaron a Sevilla mercaderes genoveses con gran
devoción a la Virgen de Villaviciosa. Entre ellos, el alfarero Tomás Pessaro que fundó en 1582 una cofradía bajo esta advocación en el Hospital del Espíritu
Santo, situado en la actual calle Tetuán. Tras la reducción de hospitales
decretada por el cardenal Rodrigo de Castro en 1587, la corporación se trasladó
al barrio de los Humeros, donde acabó fusionándose con la del Santo Entierro,
dando lugar a la Hermandad de Penitencia bajo la doble advocación de Nuestro
Señor Jesucristo y Nuestra Señora de Villaviciosa.
La hermandad
permaneció en el colegio mercedario de San Laureano hasta la destrucción del
templo por las tropas francesas en 1811. Posteriormente pasó por diferentes
sedes, como San Juan de la Palma y el convento de San Pablo, hasta establecerse
definitivamente en 1867 en la iglesia de San Gregorio (ver), conocida desde entonces
como del Santo Sepulcro y San Gregorio.
El
establecimiento en la Iglesia de san Gregorio se debe a la Concordia firmada en
la Sala capitular del Ayuntamiento, el 2 de octubre de 1867, mediante la cual
la Academia de Medicina cedía a la cofradía del Santo Entierro la Iglesia de san
Gregorio para dar culto a sus imágenes titulares.
Pese a ello,
no volvió a realizar estación de penitencia con regularidad hasta 1956.
Las Reglas
aprobadas en 1805 establecieron que los monarcas españoles serían Hermanos
Mayores de la cofradía, tradición que se remonta a Carlos II y que continúa
vigente en la persona de Felipe VI.
ESTACIÓN DE
PENITENCIA
La hermandad realiza su estación de penitencia el Sábado Santo, con tres pasos: el Triunfo de la Santa Cruz, el Santo Entierro y el Duelo.
Primer paso: Triunfo de la Santa Cruz
Ostenta una cruz
vacía, en la que se apoyan las dos escaleras para el Descendimiento, a cuyo pie
aparece un esqueleto, sobre un simulacro de
Monte Calvario, de aspecto abatido
y meditabundo, derrotado por las circunstancias, sentado sobre el Mundo, con una mano apoyada en la mejilla mientras con la otra
sujeta la guadaña. Esta figura representando a la Muerte, conocida como "la Canina", es
la que da su nombre popular a este paso. La pose
en la que es representada la Muerte está en paralelismo gestual y simbólico con
la iconografía de los grabados de Alberto Durero sobre la Melancolía (1514).
A los pies de la Muerte aparece,
también vencido por la Santa Cruz redentora, un dragón o una serpiente, que
simbolizan el Pecado, y lleva entre sus fauces una manzana aludiendo al Pecado
Original.
Completa el
conjunto el lema que se lee sobre uno de los sudarios que penden de la Cruz:
“Mors Mortem Superavit” (La Muerte venció a la Muerte), frase de la antífona
titulada “O Crux Benedicta”, usada tras el himno de Vísperas en el Oficio de
las Horas de la Santa Cruz para el Viernes Santo.
El diseño fue realizado en 1676 por
Juan de Valdés Leal, inicialmente con materiales efímeros, aunque en 1691
Antonio Cardoso de Quirós lo materializó en soportes definitivos.
Segundo paso: Cristo Yacente
En el segundo paso procesiona la imagen del
Cristo Yacente, obra no documentada pero atribuida a Juan de Mesa de hacia 1620,
dentro de una urna neogótica cerrada
con cristales realizada en 1880.
El conjunto del paso, semejante a una pequeña catedral, presenta en las esquinas
del canasto cuatro imágenes que representan a San Fernando Rey y
San Pedro Nolasco, fundadores de la Hermandad y de la orden de la Merced
respectivamente; así como las de San Laureano y San Gregorio Magno titulares de
la iglesia donde estuvo radicada la Hermandad durante dos siglos y de la
Capilla donde tiene en la actualidad su sede canónica.
Tercer paso: El
Duelo
En el tercer
paso, obra del artífice don Luis Jiménez Espinosa, se narra visualmente el
velatorio o acompañamiento junto a Nuestra Señora tras el entierro de Cristo,
realizado por los Santos Varones Nicodemo y San José de Arimatea, María Salomé,
María Cleofás, Santa María Magdalena y San Juan Evangelista, presidiendo el
encuadre escénico la imagen de la titular mariana de esta Hermandad, la
Santísima Virgen de Villaviciosa. Uno de los varones porta el documento de
autorización de Pilatos para la sepultura. Todas las imágenes son de Astorga,
menos la Virgen, cuya autoría corresponde a Antonio Cardoso de Quirós, que la
realizó en 1.691.
La escena
representada no aparece en los textos de los Evangelios canónicos, ni tampoco
en los apócrifos, y tiene su base iconológica en la sociológica y el
costumbrismo, haciéndose en su concepción uso de un recurso muy barroco que
consiste en llevar los usos y costumbres sociales a los personas y sucesos de
la vida sagrada, con intención de incrementar el realismo.
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