jueves, 10 de agosto de 2023

ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

Hernando Colón. 

Nació en Córdoba el 15 de agosto de 1488, como hijo natural de Cristóbal Colon con su amante Beatriz Enríquez de Arana. Su madre, de posición humilde, era hija de Pedro de Torquemada y Ana de Arana, unos pequeños agricultores de las cercanías de Córdoba.

Hernando Colón (Ver créditos)

Fue legitimado jurídicamente por su padre mediante la ley 5ª del título XV de la IV Partida de Alfonso X, donde se expresa que un hijo nacido fuera de matrimonio sería reconocido como legítimo si el padre lo ofrecía al servicio de la Corte Real o al Consejo de la Ciudad. 

En 1494, tras la segunda marcha de su padre a las Indias, ingresó en la Corte, que estaba en Valladolid, junto con su hermanastro Diego, para servir como paje del príncipe Juan. Al morir el príncipe en 1497, fue nombrado paje de la reina en Alcalá de Henares.

En la corte Hernando recibió una buena educación y una influencia humanística por parte de Pedro Mártir de Anglería, gran devoto del saber y de los libros. Además, los príncipes y los pajes compartían un “ayo” que completaba su educación, que en este caso fue Jerónimo de Agüero.  

Pedro Mártir de Anglería (Ver créditos)

En 1502, cuando tenía catorce años, viajó a las Indias con su padre y su tío Bartolomé, en la cuarta expedición, el llamado Alto Viaje, en busca de un Estrecho que facilitase el camino hacia la Especiería, y padeció los avatares del viaje.  

En 1509 viajó por segunda vez a las Indias con motivo de la toma de posesión de su hermanastro Diego como gobernador de la Española. Volvió en 1510 al mando de la nave que transportaba al gobernador Nicolás de Ovando.

En 1512, se trasladó a Italia como embajador diplomático del rey Fernando ante la Santa Sede y para gestionar el desarrollo de los pleitos de su hermano. Durante esta estancia en Roma se dedicó al estudio de los autores clásicos y a la recopilación de libros. 

Como finalización de los sucesivos pleitos, junto a su hermano, que planteó contra la Corona, en demanda del reconocimiento de los derechos, títulos y honres de su padre, en 1520 firmaron una capitulación por la que Hernando renunciaba a la herencia, pero beneficiándose de las encomiendas de indios (ver) en los distintos departamentos de la isla Española, que les proporcionaría importantes ingresos.

Entre 1509 y 1539 desarrolló una gran actividad. Recorrió gran parte de Europa buscando obras impresas y manuscritos con la intención de desarrollar una gran biblioteca universal para el trabajo de estudiosos e investigadores. Desarrolló un catálogo conocido como el “Libro de los Epítomes” que se encontró en Copenhague en 2019, pues los libros los compraba, los leía, los catalogabas, los resumía y anotaba donde los compró o quien se lo regaló. 

Libro de los Epítomes (ver créditos)

Su influencia se dejó notar en el “Memorial por el Almirante” o en el “Tratado sobre la forma de descubrir y poblar en la parte de las Indias”.

Realizó un “Proyecto de Hernando Colón en nombre y representación del Almirante, su hermano, para dar la vuelta al mundo”, fechado en Sevilla, el 19 de julio de 1511.  

En 1517 inició, con financiación real, la elaboración de un estudio sobre la geografía de la Península Ibérica, “Descripción y Cosmografía de España” y “Vocabulario topográfico”, que fue suspendido en 1523, por lo que ambas obras quedaron inéditas y manuscritas en su biblioteca. 

Descripción y Cosmografía de España (Ver créditos)

En 1524, por su prestigio como cosmógrafo, fue comisionado por Carlos V para formar parte de la Junta Badajoz- Elvas, integrada por expertos castellanos y portugueses (tres astrónomos, tres marinos y tres letrados de cada reino) para el establecimiento del meridiano, acordado en el tratado de Tordesillas de 1494, como línea divisoria del ámbito de expansión que correspondía a cada una de las potencias y adjudicar el dominio sobre las islas Molucas.

Entre 1536 y 1539, existiendo un ambiente desfavorable respecto a la actividad de su padre, decidió escribir la “Historia del Almirante”, para exaltar la persona y los hechos realizados por su padre, el “varón digno de eterna memoria”. La obra se publicó en Venecia, en versión italiana, el 25 de abril de 1571 y la primera edición española esperó a 1749. 

Historia del Almirante (Ver créditos)

En Sevilla empezó a vivir desde 1510 pero en distintas residencias de cuatro collaciones distintas.  Tras fracasar en la intención de comprar al conde Orgaz una casa con su caballeriza en la collación de san Nicolás, vivió en la calle de las Armas (actual Alfonso XII) en la collación de san Miguel y decidió construir una casa nueva.

Solicitó al concejo de la ciudad un mular a extramuros, situado en el arrabal de los Humeros (ver), junto a la Puerta de Goles, con las huertas que permanecían a la iglesia durante más de dos siglos y medio. El concejo le concedió el permiso, que fue ratificado por Carlos I en 1526.

En febrero compró la huerta a la iglesia de San Miguel, a cambio de una casa en San Blas (en la collación de Omnium Sanctorum), y obtenía el muladar por parte del Consejo, con la condición de construir allí una casa.

El paisaje era genial, de un lado el rio con la Cartuja de las Cuevas y de otro y casi a espaldas de la hacienda, la Puerta de Goles. Estas ventajas, se acrecentaban por la transformación del muladar en otero, conforme fue ganando altura, sirviendo de defensa a las crecidas del río, que solían anegar la zona, y al mismo tiempo, permitía que Don Hernando, desde sus ventanas “podía deleitarse con el idílico paisaje ribereño, pero también ver la llegada de los galeones por el rio y el oro de sus rentas americanas”.

Estas ventajas contrastaban con la astrosa pinta del paraje, un estercolero de consistencia blanda y perfil irregular, cuya nivelación fue costosa y larga, como él mismo relata en su testamento.

Para edificar su Casa-Palacio siguió los modelos renacentistas italianos, contratando a los mejores escultores genoveses de la época para construir un bello y monumental edificio de dos plantas, con columnas, portada en arco triunfal y mármoles de Carrara. Las obras de construcción comenzaron hacia mayo de 1526 y seguían en 1529. 

Vista de Sevilla en 1585, conservado en la Biblioteca Nacional en la que muestra la casa de Hernando Colón en primer término en la puerta de Goles. (Ver créditos)

De diversos textos se deduce una especialización funcional de la casa en sus dos pisos: El inferior dedicado a los servicios y el superior como pieza noble, disposición decididamente italianizante y desusada en la Sevilla de aquella época. La casa debió ser un bloque compacto sin patio central.

Anexo al edificio levantó huertos y jardines, en los que cultivó más de 5.000 árboles y plantas exóticas, en su mayoría traídas del Nuevo Mundo, entre ellos el zapote u ombú, consiguiendo con tantas especies botánicas, convertir lo que era un basurero en un hermoso vergel.

La huerta estaba dividida en dos partes, sin duda delimitadas por la misma linde que tres siglos atrás, separó los lotes de D. Zulema y Alfonso García (ver).

La huerta alta debió ser la más cercana a la casa y al antiguo muladar y se denominó como alta porque los residuos de la explanación del estercolero se vertieron sobre ella y le dieron más altura. La huerta baja conservó, en cambio, la cota de la ribera. En la huerta alta en 1526 había una noria que don Hernando se propuso mejorar y luego se construyeron dos norias más.

La biblioteca ocupaba la mayor parte de la casa y se convirtió en lugar de estudios y actividades científicas, instalándose en ella una Academia de Matemáticas, asignatura básica para la Navegación. Hay constancia de que en 1528 Don Alonso de Chaves daba clases de navegación.

Esta biblioteca llegó a tener 15.381 libros encuadernados en 12.119 volúmenes. Desgraciadamente tan solo ha llegado nosotros una reducida pero importante parte, entre ellos 1.250 incunables y 636 manuscritos, que se conserva en la Biblioteca Colombina de la Catedral de Sevilla.

Su objetivo era la recopilación de todo el material científico posible para facilitar su acceso a los investigadores y estudiosos, inaugurando el concepto moderno de bibliografía.

Todos sus libros llevaban una nota a modo de exlibris: “Don Fernando Colón, hijo de Don Cristóbal Colón, primer Almirante que descubrió la India, dejó este libro para uso e provecho de todo su prójimo, rogad a Dios por él”.

Murió en Sevilla el 12 de julio de 1539, posiblemente de una enfermedad que padecía desde hacía un año. Está enterrado en el trascoro de la Catedral de Sevilla, donde hay una losa con sus cuatro libros y la insignia de sus armas, que son un castillo y un león, y una leyenda que dice: “A Castilla y a León Mundo Nuevo dio Colón”. 



Tumba de Hernando Colón en la Catedral de Sevilla con los cuatro libros que escribió y la leyenda "A Castilla y a León Nuevo Mundo dio Colón

A la muerte de Don Hernando casa y huerta fueron heredados por su sobrino Don Luis en un lote que comprendía la biblioteca.

Don Luis era hijo de su hermano Diego Colón, Almirante de Indias, y la herencia tenía como condición que mantuviese la casa y la biblioteca e invirtiese en esta última 100.000 maravedíes anuales. En el caso de que no se cumpliese con esta condición, su legado pasaría a la Catedral de Sevilla y a su cabildo catedralicio. En el caso de que la catedral tampoco aceptase la condición, se transferiría todo al Convento dominico de san Pablo el Real. Si fallaban estas instituciones, sería entregado en depósito al monasterio cartujo de las Cuevas. 

Diego Colón

La herencia fue administrada, por la madre y tutora de don Luis, Dña. María de Toledo, que, en contra de los deseos de D. Hernando, cedió la biblioteca al Monasterio de San Pablo en 1544, posiblemente influenciada por su hermano, el fraile dominico Antonio de Toledo.

El Cabildo catedralicio, beneficiario en el testamento, en caso de renuncia de D. Luis, comenzó un largo litigio que finalizó en 1552, cuando los libros y papeles colombinos pasaron a formar parte del Archivo de la Catedral. 

Biblioteca Colombina de la Catedral de Sevilla

La casa y huerta fueron embargadas y vendidas en pública subasta, para hacer frente a una deuda que el finado había contraído con el banquero Pedro Juan Leadro, siendo adquiridas por Antonio Farfán de los Godos y Pedro Juan Leadro en 1549.

Posteriormente, pasó a manos exclusivas de Antonio Farfán de los Godos (yerno y socio de Leadro), con la oposición de Don Luis que pleiteó, durante años, con el nuevo propietario.

En 1563 terminó el litigio, renunciando Don Luis a los derechos que pudieran pertenecerle, a cambio de una compensación económica de 600 ducados, finalizando con ello la vinculación de los Colon con el lugar. Finalmente, Don Luis murió en Orán condenado al exilio por bígamo.

Mientras tanto, la casa de Colon desapareció, por los estragos del tiempo, pues es difícil de explicar que una casa con muros de más de un metro de espesor y cimientos que superaban los dos metros de profundidad fuese destruida casi en su totalidad.

Pero, los datos recabados por los arqueólogos, apuntan a un corrimiento de tierras, ya que sólo un desmoronamiento masivo de las basuras poco compactadas del muladar, puede hacer desaparecer, hasta los cimientos, una edificación de esta envergadura.

Como hemos comentado, la casa estaba situada en la cima del estercolero, los inestables cimientos y las inundaciones del cercano río, sobre todo la desastrosa riada de 1603, que derribó el muro de contención que rodeaba la casa, pudieron provocar un corrimiento de tierras causante de su hundimiento y desaparición.

La riada que asoló la ciudad en 1649 provocó el estancamiento de las aguas propiciando el contagio de la Peste. En parte de la huerta baja de Colon se establecieron fosas de enterramiento donde fueron enterrados unos 2.600 cadáveres de apestados.

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