martes, 18 de noviembre de 2025

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Convento de la Asunción (Derribado).

El primer Convento de la Asunción fundado en Sevilla se estableció en 1567 gracias a la iniciativa de tres mujeres sevillanas: María Zapata de la Fuente y Martel, viuda de Luis Manrique de Almonte; su hija Beatriz de las Roelas; y su sobrina Francisca Martel. A ellas se unieron las religiosas Jerónima de Aguilar y Teresa Rojas, hijas de Hernán Rodríguez e Isabel de Aguilar. La nueva comunidad quedó bajo la autoridad del provincial mercedario fray Juan de Peñaranda.

Para ello, otorgaron escritura del 24 de abril de 1567, por la cual dotaban la fundación de copiosos bienes, incluidas en ellos las casas principales donde moraba la fundadora que con otras que después se adquieren, para ampliar su recinto, servirán para labrar iglesia y convento en la calle de Armas (actual calle Alfonso XII, 44-46), entre las calles Abad Gordillo, y San Vicente. Se conservan en el archivo del actual convento de la Asunción los títulos de algunas casas compradas, por las que se pagan diversos tributos, para incorporarlas al convento y hacer la iglesia.

El 24 de abril de 1567 otorgaron la escritura fundacional, aportando una considerable dotación económica que incluía las casas principales donde residía la fundadora. A estas propiedades se añadieron otras adquiridas después para ampliar el recinto y construir iglesia y convento en la calle de Armas, actual calle Alfonso XII, números 44 y 46, entre Abad Gordillo y San Vicente. En el archivo del actual Convento de la Asunción aún se conservan los títulos de algunas de estas casas y los tributos que se pagaron para incorporarlas al conjunto.

Plano de Olavide (1771)

El arzobispo Hernando Valdés concedió licencia el 10 de junio de 1567, y el papa Pío V otorgó la bula de erección el 19 de mayo de 1568. En esa fecha comenzaron formalmente las obras, y llegaron tres dominicas del convento de Santa María la Real para poner en marcha la vida regular: Leonor del Carrillo, abadesa; Ana Santa Cruz, maestra de novicias; y Francisca de Santa Clara, encargada de la portería, según refiere Ortiz de Zúñiga (ver).

En 1615 se abordó la construcción de la iglesia y de la escalera principal siguiendo los diseños de Juan de Oviedo, Maestro Mayor de la ciudad. La obra se adjudicó al maestro albañil Juan de los Reyes, quien firmó el contrato el 6 de mayo de ese mismo año con fray Jerónimo de Orellana, entonces provincial de la Merced. La comunidad se comprometió a pagar doscientos ducados antes de Navidad por la conclusión de estos trabajos.

A medida que se agregaban nuevas viviendas al conjunto original, se adaptaban para las distintas necesidades conventuales. Los documentos señalan que, salvo la iglesia, no se construyeron edificios modernos de importancia, pues las casas fundacionales ya eran antiguas y se procuró mantener su estructura. Debido precisamente a esa antigüedad, a lo largo del siglo XVIII se acometieron reparaciones de consideración tanto en la iglesia como en las dependencias comunitarias.

Fachada del convento

Casa Galindo. A su lado, el desaparecido Convento de la Asunción

En 1868, tras la Revolución de Septiembre, la comunidad fue exclaustrada y se trasladó al Convento de Santa María del Socorro, de concepcionistas franciscanas, situado en la calle Bustos Tavera.

El acta de incautación mencionaba la ausencia de imágenes en los altares laterales, la desaparición del frontal del altar mayor y el desalojo de los coros: “la falta de efigies en los altares laterales y la falta del frontal del altar mayor, así como los coros también desalojados”. El portero, José Gallego Millán, declaró que la abadesa había permitido a unos operarios retirar parte de aquel material artístico. Afortunadamente se salvó el retablo mayor, iniciado por Luis de Figueroa en 1630, hoy conservado en el Colegio de Santo Tomás de la calle San Vicente (ver), así como un notable azulejo de la Asunción, realizado hacia 1600 y custodiado en el Museo de Bellas Artes (ver).

Retablo Mayor del Colegio de Santo Tomás de la calle San Vicente

Asunción del Museo de Bellas Artes

Poco después, el convento fue vendido. En 1875, José Gutiérrez de Sandoval, nuevo propietario, exceptuando la iglesia, encargó al maestro de obras Antonio Padura levantar las casas de la acera izquierda de la calle Abad Gordillo.

Las religiosas, establecidas aún en el Socorro, solicitaron una indemnización por la pérdida del convento, pero no lograron recuperarlo al haberse concluido ya la venta.

En 1893, por concesión del arzobispo Benito Sanz y Forés, las mercedarias se instalaron en el antiguo Hospital del Buen Suceso (ver).

Con las limosnas recogidas adquirieron algunas casas próximas a la plaza de San Pedro para construir un nuevo convento, pero el proyecto no llegó a concluirse.

En 1895 se instalaron finalmente en el exclaustrado Monasterio de Santiago de la Espada, antiguo cenobio de los caballeros de Santiago, que restauraron y rebautizaron como Convento de la Asunción. En su claustro principal, los capiteles de las columnas que forman los cuatro ángulos conservan aún la cruz santiaguista. Junto a la iglesia levantaron el Colegio de Nuestra Señora de la Merced, hoy un centro educativo concertado de Infantil y Primaria.

El convento primitivo, tras la Gloriosa, llegó a albergar un club republicano. A comienzos del siglo XIX, la Iglesia Española Reformada Episcopal adquirió parte del antiguo templo, el coro bajo, mientras que el resto se destinó a almacén de maderas. A finales del siglo XX, el edificio fue finalmente demolido para levantar viviendas.

Edificio

Iglesia

A pesar de las transformaciones sufridas, la iglesia logró conservarse durante bastante tiempo, aunque muy alterada, lo que no impidió que diversos autores la atribuyeran con fundamento a Juan de Oviedo.

Su planta respondía al modelo de nave única en forma de cajón, amplia, elevada y de gran longitud, articulada en tres tramos.

La cabecera se separaba de la nave mediante un arco toral y se cubría con una cúpula semiesférica. Se accedía al templo mediante una escalinata.

A los pies de la nave se encontraban los dos coros, alto y bajo, descritos como espaciosos, con sillerías completas y un altar frontal.

El edificio carecía de portada propiamente dicha, aunque disponía de dos accesos. La puerta principal se situaba en el tramo central, en el lado de la Epístola; se desconoce la ubicación exacta de la segunda.

El Retablo Mayor, hoy conservado en la iglesia del antiguo convento de Santa María la Real (dominicos), ha experimentado modificaciones en su programa iconográfico. En su origen lo presidía una talla de la Asunción, que hoy preside la iglesia de Santiago de la Espada, atribuida por razones estilísticas a Duque Cornejo.

Retablo Mayor

El templo contaba con cinco retablos laterales: tres en el lado del Evangelio y dos en el de la Epístola, ya que el espacio correspondiente al retablo central de este muro lo ocupaba la puerta principal.

En el lado del Evangelio, el primer retablo estuvo dedicado a San Juan Bautista; tras la exclaustración se situó en él la imagen de la Merced, titular del convento, hoy conservada en Santiago de la Espada. El segundo retablo, de dorado notable aunque de ejecución deficiente, albergaba un lienzo de Cristo con la cruz a cuestas, también custodiado en Santiago de la Espada. El tercero sirvió de base en 1754 para la nueva tribuna del órgano y contenía una escultura de los Desposorios de la Virgen, actualmente en el coro alto del convento.

En el lado de la Epístola, el primer retablo estaba dedicado a San Juan Evangelista y se describía como semejante al del Bautista. Esta imagen también se conserva en Santiago de la Espada. Tras la puerta del templo se situaba un altar de orden corintio, más moderno, donde se veneraba a la Virgen de la Merced entre pequeñas esculturas de San Pedro y San Pablo, de ejecución destacada. González de León (ver), aunque las atribuyó erróneamente a Torrigiano, señalaba que el retablo se remataba con un calvario escultórico.

El convento.

Según González de León (ver), el convento era amplio y luminoso, dotado de todas las dependencias necesarias para la vida comunitaria. El claustro principal, sostenido por notables columnas y arcos, destacaba por su amplitud. En cada uno de sus ángulos se encontraban grandes lienzos o retablos con santos de la orden. El autor, sin embargo, no mencionó la escalera principal, atribuida también a Juan de Oviedo y ya citada en otros documentos.

Compás

Todo indica que el compás se situaría en la calle San Vicente. Francisco Martínez, maestro mayor de la ciudad, menciona en 1725 la puerta “que está a la entrada y recibe y suela los dormitorios”, situados en las casas conocidas como de los Santillanes, en la “calle ancha de San Vicente”. Es probable que en este compás se encontrasen los locutorios, pues otra obra alude a reparaciones en el patio donde estaban ubicados.