domingo, 16 de noviembre de 2025

AREA MUSEO

Estación Plaza de Armas-Córdova.

Toda la acera derecha de la plaza de la Legión está ocupada por la estación, cuyo emplazamiento se aprobó en 1855, aunque el primer edificio no entró en funcionamiento hasta 1858.

El actual, un bello ejemplar de la arquitectura neomudéjar, se inauguró en 1901, sobre el proyecto del ingeniero José Santos Silva y dirección de obras de Nicolás Suárez y Alviza, que era ingeniero de la MZA.

Construcción de la Estación de Córdoba. Año 1900

De estilo regionalista y neomudéjar, está inspirada en la Gran mezquita de Tánger y en el Patio de los Leones de la Alhambra de Granada, está dividido en 3 cuerpos. El central y más amplio está cerrado por uno de los lados con una gran vidriera de cristal y hierro formada por arcos polilobulados, mientras que la parte opuesta, quedaba abierta para el tránsito de los trenes, que partían de la estación en perpendicular a la entrada principal del edificio, siendo la estación de fondo de saco.

Estación Plaza de Armas. Estación de Córdoba en construcción. 1990

Además del edificio de viajeros, junto a la estación existían muelles y almacenes de mercancías, una amplia playa de vías para las labores de clasificación, varios enclavamientos mecánicos para las señales y los cambios de aguja, etc. A pesar de ser una estación importante, Sevilla-Plaza de Armas no disponía de instalaciones para el material motor. La compañía MZA estableció en la zona de Macarena-la Barqueta algunas instalaciones para atender dichas funciones, y en la década de 1920 construyó un amplio depósito de locomotoras —además de talleres, cocheras o instalaciones auxiliares—.

Ya en 1859, se había inaugurado una primitiva estación en Plaza de Armas de la mano de la Compañía del Ferrocarril de Córdoba a Sevilla.​ Más adelante, la línea Córdoba-Sevilla se integraría en la red de MZA, que se hizo cargo de las instalaciones en la capital hispalense. En 1889 la MZA presentó un proyecto para construir unas nuevas instalaciones en Plaza de Armas, ​ aunque la construcción se retrasaría varios años.

En febrero de 1899 dieron comienzo las obras, bajo la dirección del ingeniero de la compañía Nicolás Suárez y Albizu. ​ La estación sería inaugurada el 18 de marzo de 1901. El enlace desde Plaza de Armas con la estación de San Bernardo y la línea Sevilla-Cádiz —ambas propiedad de la compañía “Andaluces”— se realizaba a través de la estación de Empalme, situada en la zona de San Jerónimo. También tenía enlace con la línea Sevilla-Huelva, ​ de la cual Plaza de Armas era estación cabecera.

Sala de Espera de la antigua estación de Córdoba en plaza de Armas. Mayo 1990. Foto Luis Ripoll

Un tren dentro de la estación

Panorámica exterior de la antigua estación de trenes de plaza de Armas-Córdoba en 1905

En 1941, tras la Guerra Civil y la nacionalización de la red ferroviaria de ancho ibérico, las instalaciones pasaron a ser titularidad de la empresa estatal RENFE junto a la conocida como “estación de Cádiz”. ​ Desde entonces, Plaza de Armas, al ser una estación en fondo de saco, pasó a ser destino de los trenes cuyo recorrido empezaba o terminaba en Sevilla, mientras San Bernardo se convirtió en la estación en la que paraban los trenes que pasaban por Sevilla. Durante muchos años también acogió los servicios que enlazaban Sevilla con Gijón a través del eje ferroviario de la Ruta de la Plata.

En 1982, se otorgó a RENFE el premio Brunel, concedido por la Unión de Ferrocarriles Europeos, por las reformas llevadas a cabo en Plaza de Armas con motivo del mundial de fútbol de 1982. ​

Plaza de Armas se mantuvo en funcionamiento hasta el 29 de septiembre de 1990, fecha en la que partió el último tren con destino a Madrid, cerrando sus puertas al día siguiente. Desde entonces, el tráfico ferroviario principal de Sevilla se concentró en la estación de San Bernardo, ​ situación que se mantuvo hasta la inauguración de la estación de Santa Justa en mayo de 1991. 

Tras la clausura, en un principio el antiguo recinto ferroviario quedó sin utilizar, hasta 1992. Durante la Expo 92 la estación fue utilizada como parte del llamado “Pabellón de Sevilla”, ​ el cual, si bien no tenía un pabellón propio en el interior de la muestra, sí contaba con una serie de edificios históricos usados como tal repartidos por la ciudad. 

Estación Plaza de Armas-Córdoba

El edificio estuvo sin uso hasta que, en 1999, reabrió al público como centro comercial y de ocio que alberga varias salas de cine, locales de restauración y moda. Se llevaron a cabo una serie de reformas, conservándose el edificio prácticamente sin alteraciones importantes. Las reformas más llamativas fueron la nueva vidriera de acero y cristal, que cerraba la zona de andenes en el lado opuesto a la antigua vidriera y la construcción sobre la zona de andenes de módulos para comercios y restaurantes.

Actualmente se mantiene casi cerrado y se está intentando, por parte del Ayuntamiento, que pase a titularidad municipal, con el objetivo de potenciarlo convirtiéndolo en Museo.

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Plaza de la Legión.

Plaza de la Legión

Plaza de la Legión

Entre Marqués de Paradas, Trastamara, Arjona, Torneo y puente del Cristo de la Expiración.

La amplia zona sin urbanizar situada extramuros entre las puertas de Triana y Real y nombrada por Ribera desde fines de la Edad Media, se conocía a lo largo del s. XIX como plaza de Armas, Campo de Bailén, Campo de Paradas y Campo de Marte, por ser lugar destinado a las maniobras y paradas del ejército; y también Perneo, por un mercado de cerdos allí celebrado. Algún punto se llamó Muladar, en evidente alusión a la insalubridad del sitio, lindante con el río y tal vez vertedero público.

En la década de 1860 todo este sector pasó a designarse plaza del Asistente Arjona, en homenaje a José Manuel de Arjona (1781-1850), impulsor de importantes reformas urbanísticas de la ciudad.

En 1868, tras la revolución liberal, se rotuló como plaza de los Mártires de la Libertad, “en memoria de los héroes inmolados en este sitio por su amor a la patria” (Sec. 10, 2-X-1868), pues allí tenían lugar las ejecuciones de reos civiles y políticos en esa época.

En 1880 el frente meridional de la plaza recibió el nombre de París, “como tributo al noble desprendimiento y vivo interés demostrado por la capital de Francia con motivo de la terrible inundación de las provincias de Levante”.

En 1898 ese nombre se sustituye a su vez por el de Conde de Xiquena, en memoria de José Álvarez de Toledo, ministro de Fomento e impulsor del ferrocarril a Sevilla. El topónimo Paris no perdió su uso, pues vuelve a encontrarse en planos y documentos de principios del XX y tiene oficialidad en 1936, cuando el Ayuntamiento acuerda sustituirlo (sin mención alguna al de Conde de Xiquena) por el de la Legión, en homenaje a este cuerpo del ejército.

A pesar de esta variedad de nombres, el topónimo dominante en el uso popular ha sido y es el de plaza de Armas, empleado también de modo oficial por la compañía Renfe para designar la estación que en un principio se conoció como de Madrid-Zaragoza-Alicante, por la compañía propietaria de la misma, y más popularmente estación de Córdoba, que es como ordinariamente la conocían los sevillanos.

La configuración dual de la plaza de la Legión es resultado de un largo proceso de urbanización y progresiva construcción de edificios que a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX fue reduciendo considerablemente el primitivo espacio extramuros.

Su trazado empieza a planearse a comienzos de la década de los 50, en función de la proyectada estación de ferrocarril, y se consolida a partir de la gran operación urbanística diseñada en 1859 por el arquitecto Balbino Marrón. En su proyecto quedaba una plaza mucho más amplia de lo que es hoy, de forma rectangular, situada entre la actual Sánchez Arcaíztegui y las tapias de la estación.

A lo largo de los años 70 y 80 los terrenos se revalorizaron notablemente, tal vez por el propio interés municipal de extraer importantes rendimientos económicos. De ahí que fuesen loteados y se trazasen seis manzanas entre esta plaza y Reyes Católicos, atravesadas por Trastamara, que se prolongó entonces hasta la mencionada calle Paris, frontera a la puerta principal de la estación.

Fue, pues, en los últimos años del XIX cuando la plaza empieza a configurarse con sus dimensiones actuales, como espacio en ángulo recto que se ensancha en la confluencia con Marqués de Paradas y que en los primeros años del XX estaba todavía arbolada. Su flanco oeste quedó también transformado en la década de 1950, tras el aterramiento del río en la zona de Chapina, hasta entonces unida a la plaza por la llamada Pasadera del Agua, que permitía también el tránsito de peatones.

Toda su acera derecha está ocupada por la estación, cuyo emplazamiento se aprobó en 1855, aunque el primer edificio no entró en funcionamiento hasta 1858. 

Estación

En la acera izquierda de la plaza de la Legión dominan las casas de escalera de fines del XIX y principios del XX, de tres plantas, algunas muy deterioradas y desocupadas en sus pisos altos, con los bajos ocupados por bares, pequeños comercios de alimentación, pensiones, garajes, ete., propiciados por el movimiento de la estación, que ha condicionado siempre la funcionalidad de este espacio. 

Detalle de la acera izquierda

Detalle de la acera izquierda

La llegada del ferrocarril cambió, en efecto, el carácter tradicional del lugar, las maniobras militares pasaron a efectuarse en el prado de Santa Justa, aunque en 1855 se registran todavía paradas de la Milicia Nacional, y en la segunda mitad del siglo aún se fusilaba allí a los reos.

En 1851 la prensa describe este espacio como solitario y peligroso de noche, por los rateros, y de día por los timadores que pululaban entre los desocupados. Había puestos de leña y comestibles y se celebraban exposiciones de ganado.

Desde el establecimiento de la estación creció de modo notable el movimiento de peatones y el tráfico rodado, con paradas de coches de punto y más tarde de taxis. Ocasionalmente el lugar protagonizó importantes concentraciones humanas con motivo de la partida o llegada de grandes personajes.

La prensa se hace eco, por ejemplo, de visitas regias (duque de Montpensier, Isabel II, príncipes de Prusia, Alfonso XII. .. ), de la llegada de los restos de Joselito el Gallo, etc.

La literatura se ha hecho con frecuencia eco del carácter y vicisitudes de este lugar, al que cita Fernández y González en su novela Don Miguel de Mañara. Luis Montoto evoca los “enormes maderos apilados” para la construcción de la estación, maderos que venían por el río desde la Sierra de Segura; o los fusilamientos políticos en los años que precedieron a la Primera República, y el novelista Alfonso Grosso habla del establecimiento Los Gabrieles , "bodega y fonda de arrieros y comisionistas (Giralda 1), o reconstruye la llegada del rey Alfonso XII a una plaza de Armas “con sus humos, sus mendigos, sus prostitutas, sus civiles, sus rateros, sus puestos de orosuz y de altramuces, chumbos y artopías .....” (La buena muerte). (Diccionario Histórico de las calles de Sevilla).

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Calle Segura.

Calle Segura

De Trastamara a Arjona.

Al menos desde mediados del s. XIX (plano de Sartorius) está documentada con el nombre de “Acera del Almacén del Rey”, por hallarse en ella el depósito de maderas de uso público.

En 1859 se llamó Segura, por la sierra jiennense del mismo nombre, de donde procedían los pinos empleados para tal fin, bajando por el rio en armadía.

Ya en el plano de Olavide (1771) este lugar extramuros aparece, en efecto, como “Real Almacén del Rey para la madera de Segura”.

No se configuró como verdadera calle, con dos aceras, hasta los años 60 del pasado siglo XIX , con la ordenación urbanística de la zona de Reyes Católicos y la antigua plaza de Armas, una de las primeras operaciones de ensanche que se hacen en Sevilla, según el proyecto del arquitecto Balbino Marrón de 1859.

Es corta, rectilínea y relativamente estrecha, con un ensanche frente a la estación de autobuses. Su tramo final sube en ligera pendiente hacia Arjona.

Fue objeto de alineaciones en 1908 y 1931.

Apenas si posee casas propias, pues casi todas son laterales de Trastamara y Arjona y traseras de Reyes Católicos. Hay un par de edificios de pisos de reciente construcción, de cuatro plantas. La edificación más interesante son los restos de los citados almacenes reales de madera. Fueron construidos en 1735 y hoy sólo se conservan los muros exteriores, los arcos semicirculares y restos de las torrecillas que remataban la fachada. 

Restos de los almacenes reales de madera

A comienzos de los años 60 se ha recrecido el edificio con una nueva planta para apartamentos. Desde hace bastantes años se ubicaba en la planta baja la estación de autobuses de Damas, que hace el servicio a la provincia de Huelva y que genera un intenso movimiento de personas, tanto en torno a la puerta de entrada de Segura como a la de Arjona. En la fachada de Segura hay una placa de mármol desgastada por el tiempo y casi ilegible, donde se dice que "el día veinte y ocho de agosto de mil ochocientos doce se celebró en este sitio el santo sacrificio de la misa que oyeron acampadas las tropas españolas vencedoras de las armas francesas". (Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla).

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Calle Trastamara.

Calle Trastamara

De Reyes Católicos a Plaza de la Legión. Por su izquierda desemboca Segura, y está cruzada por Albuera, Sánchez Barcaiztegui, Marqués de Duero y Luis de Vargas.

Al menos desde 1848 (plano de Sartorius) este espacio está documentado con el nombre de “lonja del Bacalao”, por ubicarse en este lugar extramuros un punto de venta de pescado.

En 1859 se rotuló con el actual, en recuerdo de la dinastía de los Trastamara, que reinó en Castilla en los siglos XIV y XV y probablemente en relación toponímica con la contigua calle de Reyes Católicos, trazada en aquellos años.

No se configuró como verdadera calle, con dos aceras, hasta la década de los 60 del siglo XX, tras la ordenación urbanística de la zona de la antigua plaza de Armas y Reyes Católicos, una de las primeras operaciones de ensanche que se hacen en Sevilla, según el proyecto del arquitecto Balbino Marrón. Fue prolongándose hacia la plaza de la legión a medida que avanzaba el siglo, pues en su origen era más corta.

Su trazado general es rectilíneo, aunque en su primer tramo presenta una leve curvatura. Es algo más ancha en su parte central, probablemente por efecto de modernas construcciones de viviendas que han contribuido a su alineación.

 Su caserío ofrece la variedad tipológica de casi todas las calles de esta zona, alternando las casas de escalera de la primera mitad de siglo, de cuatro plantas, con recientes edificios de pisos de la misma altura.

En el núm. 9 está ubicado el Club Natación Sevilla, instalaciones que en su origen (1935) fueron de propiedad municipal y que vienen cumpliendo una importante función en el mundo del deporte sevillano. Fueron planeadas en la Segunda República como casa de baños públicos y farmacia municipal. Durante mucho tiempo ha sido la única piscina climatizada de la ciudad.

A mediados del XIX Trastamara era uno de los característicos espacios extramuros, descuidados, oscuros y sucios, tal como se hace eco el diario El Porvenir, quejándose “de la oscuridad que reina durante la noche en ella, toda vez que sólo dos farolas colocadas en los extremos alumbran aquel sitio”.

Había también un husillo, que en 1877 se proyecta trasladar más cerca del rio, para prevenir las frecuentes inundaciones de la zona. (Diccionario Histórico de las calles de Sevilla).

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Calle Luis de Vargas.

Calle Luis de Vargas

De Marqués de Paradas a Arjona.

Trazada en la década de 1860, en los terrenos de la antigua plaza de Armas y según el proyecto del arquitecto municipal Balbino Marrón en 1859, no recibió nombre oficial hasta 1880, en que se rotuló con el actual, en recuerdo del pintor y músico sevillano Luis de Vargas (1506-1568).

No se configuró con su trazado actual hasta la década de 1870- 1880, en que fue ampliada, como otras muchas calles de la zona.

Es rectilínea y de mediana anchura, y está cruzada por Trastamara.

Salvo algunas casas de escalera, de tres plantas, construidas a principios de siglo en las inmediaciones de Marqués de Paradas, las restantes edificaciones son viviendas de diferentes alturas entre cuatro y siete plantas, de muy reciente construcción. La calle cumple funciones residenciales y comerciales, pues posee algunos bares y pequeñas tiendas de carácter muy variado. (Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla).

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Calle Sánchez de Barcaiztegui.

Calle Sánchez Barcaiztegui

De Marqués de Paradas a Arjona. Cruzada por Trastamara

Trazada en la década de 1860, en los terrenos de la antigua plaza de Armas, según proyecto del arquitecto Balbino Marrón de 1859, no recibió nombre oficial hasta 1875, en que se rotuló con el actual en homenaje al capitán de navio Sánchez Barcaíztegui, que participó en la campaña del Pacífico y en el bombardeo del Callao al mando de la fragata Almansa.

Rectilínea, corta y de mediana anchura, no se configuró en su trazado actual hasta la década de 1870-80.

Está cruzada por Trastamara y a la altura del núm. 5 se ha abierto una calle particular, con macetones y farola s, que comunica con Albuera y da acceso a un moderno bloque de viviendas.

Con excepción de un par de casas de escalera de principios de siglo XX, con tres plantas, próximas a Marqués de Paradas, todos sus edificios son viviendas de pisos de diferentes alturas, entre cuatro y ocho plantas, lo que ha cambiado notablemente el aspecto de ésta y otras calles limítrofes. (Diccionario Histórico de las calles de Sevilla).

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Calle Marques del Duero.

Calle Marqués del Duero

De la confluencia de Marqués de Paradas y Julio Cesar a Arjona. Está cruzada por Trastamara.

Trazada en la década de 1860, en los terrenos de la antigua plaza de Armas y según el proyecto del arquitecto municipal Barbino Marrón de 1859, no recibió nombre oficial hasta 1880 en que se rotuló con el actual, en homenaje al general liberal Manuel de la Concha, marqués del Duero, vencedor de los carlistas en el sitio de Bilbao.

Es rectilínea, de mediana anchura, y no se configuró con su trazado actual hasta la década de 1870-80, en que, al igual que otras calles del sector, fue ampliada.

Todas sus casas son de reciente construcción, de entre cuatro y ocho plantas, en buena parte laterales de Marqués de Paradas.

Cumple funciones preferentemente residenciales, aunque hay un banco, agencias de transportes y alguna tienda. En uno de sus edificios tiene su sede el consulado de Austria. (Diccionario Histórico de las calles de Sevilla).

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Calle Albuera.

Calle Albuera

Desde su formación, en los primeros años de la década de 1860, este espacio recibió dos nombres diferentes: San Marcial hasta el cruce con Marqués de Paradas, y Albuera, el tramo restante. Ambos topónimos aluden a otras tantas batallas de la guerra de la Independencia española ganadas a los franceses, la segunda el 16 de mayo de 1811, en colaboración con las tropas inglesas. En 1881 el nombre de Albuera se extendió a toda la calle. Santiago Montoto la menciona también como Pañoleta.

Es rectilínea, de mediana anchura, y se trazó en la mencionada fecha, según el proyecto de Balbino Marrón de 1859, en terrenos de la antigua plaza de Armas, en el punto conocido como Pañoleta y Corbatín de Patricio.

Está cruzada por Marqués de Paradas, y a la altura del núm. 11 se ha abierto una calIe particular que comunica con Sánchez Barcaztegui, situada a un nivel superior.

A fines del s. XIX tenía una fuente pública y a principios del XX una parada de diligencias para Guillena.

Sus edificios son muy recientes, a excepción de algunas casas de escalera de principios de siglo, de tres plantas, situadas en el primer tramo, las demás son viviendas de pisos, de cinco y seis plantas, construidas en las últimas décadas y carentes de personalidad especial.

La call e cumple una función claramente residencial, aunque en los bajos hay algunos talleres, garajes, pequeñas tiendas y algún bar y restaurante. (Diccionario Historico de las Clles de Sevilla).

Restaurante el Manijero

Vista exterior

Vista interior

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Calle Marqués de Paradas.

Calle Marqués de Paradas

Calle Marqués de Paradas

De la confluencia de las calles Torneo, Liñan y San Laureano a la de Reyes Católicos y Pastor y Landero. La calle está cruzada por Albuera. Por la derecha linda con la plaza de la legión. Desembocan en ella Luis de Vargas, Marqués del Duero y Sánchez Barcaíztegui por la derecha; y por la izquierda Aguilar, Fray Diego de Deza, Pedro del Toro, Canalejas y Julio César.

La calle se configuró como tal en la década de 1860, en una amplia zona extra-muros, situada entre las puertas Real y de Triana, llamada Ribera desde fines de la Edad Media e identificada a lo largo del XIX con diferentes nombres.

El sector más próximo a San Laureano se conocía como barrio de la Gallega o de los Gallegos, un conjunto de casas situado frente a la antigua Puerta Real.

Trazada la calle, en algunos planos de mediados del XIX quizás formara parte de Julio César, aunque al parecer su primer nombre oficial fue Rábida, al menos desde 1866, y por referencia al lugar colombino de la provincia de Huelva.

En 1901 se sustituye por el de Marqués de Paradas, en homenaje a Gaspar Atiensa y Tello, alcaide de Sevilla, “al fin de perpetuar de esta manera la eficaz intervención de dicho hombre
público en la construcción de la estación que se hallaba en sus inmediaciones”.

En 1931 se rotula Pablo Iglesias (1850- 1925), por el político y fundador del Partido Socialista Obrero Español, para volver a recuperar el de Marqués de Paradas en 1936.

Su formación está en relación con el desarrollo urbanístico de todo este espacio extramuros, que adquiere especial valor a raíz de la llegada del ferrocarril y que propicia una política de ensanches y nuevas vías recogida en el proyecto del arquitecto Balbino Marrón de 1859, una de las más importantes operaciones realizadas en el tejido de la ciudad.

Al igual que Reyes Católicos, la nueva calle se concibe como un amplio arrecife con dos paseos laterales y abundante arbolado. Fue, pues, desde su origen, ancha y rectilínea, como lo es en la actualidad, si bien ni Pedro del Toro, prolongada en 1900, ni Canalejas, en la década de 1920, tenían entonces acceso a ella.

En 1915 se aprobó un proyecto, no realizado, para trazar una plaza en la zona contigua a la estación de plaza de Armas, en la que no existe hoy acera de separación.

Su caserío es variado. En el primer tramo, en la acera izquierda, conserva casas de escalera de principios de siglo y algunas tradicionales, con cierros a la calle, de tres plantas. A partir de la plaza de la legión dominan, en cambio, viviendas de pisos de moderna construcción, de siete y ocho alturas. Buena parte de la acera derecha estaba ocupada por dependencias de Renfe y por el lateral de la estación de ferrocarril.

A pesar de los derribos que ha sufrido en las últimas décadas, conserva todavía algunos edificios de valor, como la casa núm. 45, historicista, de Simón Barris (1911-12); la 47, de estilo regionalista, obra de José Gómez Milán (ver), construida en 1912-14; y la 36, neobarroca, de Ricardo Magdalena Gallifa (1927-29), levantada para la sociedad Cros.

Casa numero 47

El edificio forma parte de una ambiciosa obra que llevó a cabo José Gómez Millán para Ildefonso Marañón en un solar de su propiedad con fachada a Marqués de Paradas y Gravina. El resultado fueron tres edificios construidos entre 1912 y 1914 que participaron en el Concurso de Casas Sevillanas convocado por el Ayuntamiento para establecer un estilo sevillano con vistas a la Exposición Iberoamericana. De los tres edificios, el que está junto al centro médico fue construido con todo lujo de detalles como residencia familiar mientras que los otros dos se destinaron al alquiler. 

Casa numero 47

Puerta de entrada

Detalles del dintel

Detalles del dintel

Detalles de los adornos superiores

Detalles de los adornos superiores
Detalles de los adornos superiores

Detalle del herraje del Cierro y de las ventanas

En el año 1958 fue derribado el edificio neoclásico del instituto de Higiene del doctor Murga, obra realizada entre 1905 y 1907 por el ingeniero militar Francisco Franco Pineda, por encargo de Leopoldo Murga Machado, para su uso como residencia, clínica, laboratorio y dependencias científicas. Era una casa de gran porte, con amplios jardines, que ,tras su cierre como establecimiento medicinal en 1938, se mantuvo muchos años en estado de ruina y abandono, hasta que fue derribada y en el solar se levantó el actual ambulatorio de la Seguridad Social.

Antiguo Instituto de Higiene de Sevilla. Patrimonio de Sevilla (ver) (CC BY 3.0)

Instituto de Higiene Dr. Murga (ver) (CC BY 3.0)

Como dato curioso, hay que recoger que en esta calle existía todavía a fines del XIX el llamado Pozo del Polvera, "cuyas aguas, según Álvarez-Benavides, se han hecho notables por los efectos medicinales que se le atribuyen”.

Entre los años 1920 y 1923 se instaló en una de sus casas el Hospital-Dispensario de la Cruz Roja, antes de su traslado a Capuchinos. (Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla).