miércoles, 19 de noviembre de 2025

RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Arquitectos.  

José Galnares Sagastizabal.

Nacido en Sevilla en 1904 y fallecido en la misma ciudad en 1977, a la edad de 73 años.

estudió arquitectura en la ETSA de Barcelona, donde se acercó a las propuestas de destacados arquitectos como Josep Lluis Sert y asumió las ideas del GATEPAC, un grupo fundado por Sert y Fernando García Mercadal. Obtuvo su título de arquitecto en 1932 y luego regresó a su ciudad natal, Sevilla, donde desarrolló su carrera profesional.

Desde sus primeros pasos en la arquitectura, José Galnares Sagastizábal demostró una profunda convicción en la utilidad y funcionalidad de la arquitectura. Este enfoque en la funcionalidad se convirtió en el pilar de su trabajo arquitectónico, entendiendo que el auténtico arte de la arquitectura reside en su carácter esencialmente utilitario.

Uno de sus proyectos más destacados es el Edificio Ybarra en la calle Rodríguez Jurado, 6.

Otra contribución significativa de Galnares fue la finalización de la fábrica de tejidos HYTASA, que comenzó en 1938 con Juan Talavera. Galnares completó este complejo industrial entre 1941 y 1963, añadiendo elementos como una central eléctrica, depósitos de agua y viviendas lineales.

Tras la Guerra Civil, la obra de Galnares Sagastizábal evolucionó hacia un estilo más clásico, en busca de una versión depurada del regionalismo sevillano que a su vez se alineara con el clasicismo depurado general de la época. Ejemplos notables de esta etapa son la sede del BBVA en la plaza Nueva (1950), la Delegación de Hacienda (1953) y el Edificio El Cano (1953).

En su posterior carrera, continuó comprometido con el Movimiento Moderno y realizó intervenciones en el patrimonio sevillano, como la reforma del Museo de Artes y Costumbres Populares y la nueva Facultad de Bellas Artes. Además, también proyectó los primeros edificios de la avenida de la República Argentina.

RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Pintores.

Miguel Esquivel.

Nació en Sevilla en 1595, hijo del también pintor Diego de Esquivel, con quien se supone debió iniciarse en el mundo artístico, trabajando en su taller.

En 1616 se casó en Sevilla con Laureana de Salcedo, hija del pintor Juan de Salcedo, con quien inmediatamente aparece asociado en labores de estofado.

En 1618 concertó la policromía de parte del retablo de Cazalla de la Sierra, en compañía de Antón Pizarro y Lucas de Esquivel, y en 1621 tomó parte en la decoración del túmulo levantado en la catedral de Sevilla en las honras fúnebres a la muerte de Felipe III.  

Aunque no se conoce ninguna otra de sus obras, como pintor al óleo o al temple, hay constancia documental de tres encargos de diversa naturaleza, fechados todos en 1620

Las pinturas para un retablo en el coro bajo de la iglesia de San Pablo (actualmente la Magdalena); tres “Vistas de Sevilla”, desde la Torre del Oro hasta la Puerta de San Juan, encargo del escribano de la ciudad Jerónimo Méndez de Acosta; la decoración de las nuevas dependencias de los jardines del Alcázar con “estofados de cojollos, jaspes y fábulas”, aludiendo probablemente a labores de grutescos, que debía realizar en unión de su padre y el citado Lucas Esquivel.

Su corta producción conocida es probablemente debida a la juventud con que murió, el 11 de noviembre de 1621, tan sólo cinco años después de haber contraído matrimonio, siendo enterrado en la parroquia de la Magdalena.

La obra más importante, que se conoce, que aparece firmada es el lienzo de Santas Justa y Rufina de la Catedral de Sevilla. Su fecha de ejecución la sitúa el profesor Valdivieso en torno a 1620.

Las Santas Justa y Rufina. Esquivel, Miguel. 1620. Óleo sobre lienzo. 218,50  x 139,50 cm. Altar de Santa bárbara. Catedral de Sevilla. 

La iconografía de las santas patronas de la ciudad hispalense quedó fijada tras el terremoto que asoló la ciudad en 1504, ya que, según la leyenda, las alfareras mártires descendieron del cielo para sostener la Giralda con sus propias manos y evitaron así su desplome. Desde ese momento serán representadas flanqueando la torre.

Ambas santas aparecen ricamente ataviadas, como demuestran sus vestimentas y el collar de perlas que luce cada una. Santa Justa, que el Maestro de Moguer relaciona con la representada a la izquierda del espectador, posee un bello tocado, con los cabellos recogidos pero caídos en tirabuzones. Su rostro alza la vista hacia el cielo o hacia el Giraldillo que simboliza la Fe. Fe por la que ambas sufrieron martirio. Santa Rufina también cuenta con un hermoso tocado que deja el cabello más suelto que el de su hermana, y baja la vista, pensativa, en contraposición a su hermana. Ambas santas poseen nimbos circulares ty dorados, las palmas como señal de martirio, vasijas a los pies y flanquean la Giralda.

El cuadro posee una minuciosa descripción pictórica de la Giralda, pues no la muestra justo después de la realización del campanario de Hernán Ruiz II, con las pinturas que la adornaban, que han desaparecido con el paso del tiempo. Se trata de las pinturas murales de 1565, realizadas por Luis de Vargas y sus colaboradores y en las que trabajaría hasta el momento de su muerte, y que representaban a los Evangelistas, Apóstoles, Doctores de la Iglesia, los santos Isidoro, Leandro, Hermenegildo y las propias Justa y Rufina. 

 RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Poetas  

Vicente Espinel.

Vicente Gómez Martínez Espinel (ver) (CC BY 3.0)

Vicente Gómez Martínez Espinel nació en Ronda (Málaga) el 28 de diciembre de 1550, hijo de Francisco Gómez, que procedía de las Asturias de Santillana, en la actual Cantabria, y de su legítima esposa Juana Martínez.

Bautizado en la iglesia parroquial de Santa Cecilia, de Ronda, estudió sus primeras letras, música gramática y retórica en la escuela municipal de latinidad que había sido fundada en su ciudad a principios del siglo XVI, con el bachiller Juan Cansino.

Entre 1570 y 1572 estudió en la facultad de Artes de la Universidad de Salamanca, ciudad donde mantuvo contactos con músicos como el maestro Salinas, en la tertulia de Agustina de Torres, como sugiere su poema La casa de la Memoria y contempló el proceso inquisitorial contra fray Luis de León.

En 1572, los tíos de Espinel fundaron una capellanía en Ronda y, tal vez bajo los auspicios del mercedario fray Rodrigo de Arce, se la otorgaron a su sobrino. Para hacerse cargo de este beneficio eclesiástico, que hasta ordenarse como sacerdote debía administrar en persona o a través de representantes, Espinel regresó a Ronda.

En 1586 se ordena de evangelio en Málaga como paso previo a la ordenación sacerdotal definitiva. En el sacerdocio vería Espinel una forma de vida, asegurada en su caso por el disfrute de la capellanía instituida por sus tíos.

En 1591, el Rey le nombró capellán del Hospital Real de Santa Bárbara, cargo que el poeta sirvió sobre todo a través de dos sustitutos, porque él se marchó casi de inmediato a Madrid. En mayo de 1599 logró el nombramiento de maestro de la capilla del obispo de Plasencia, en la iglesia madrileña de San Andrés.

La novela Marcos de Obregón no da valor de prueba autobiográfica a los viajes del protagonista por España al servicio de varios señores, ni a su alistamiento en la Armada de 1574 contra Flandes.

En mayo de 1599 logró el nombramiento de maestro de la capilla del obispo de Plasencia, en la iglesia madrileña de San Andrés.

En enero de 1609, firmó su primera aprobación (para la Patrona de Madrid restituida, de Salas Barbadillo) como censor de libros para la Inquisición, cargo en que sirvió al vicario general de Madrid hasta su muerte.

A finales de 1623 la gota agravó su salud y paralizó su mano derecha. El 1 de febrero de 1624 dictó testamento y falleció en Madrid el 4 de febrero de 1624 y fue enterrado en la iglesia de San Andrés.

Destacó como escritor y músico español del Siglo de Oro, autor de una novela picaresca, la “Vida del escudero Marcos de Obregón” (1618). A partir de sus “Diversas rimas” de 1591, transformó la estructura de la décima, estrofa conocida también como “espinela” en su homenaje.

En la música se hizo famoso por dar a la guitarra su quinta cuerda, añadiendo una cuerda más grave a las cuatro ya existentes en aquel momento, como refiere Lope de Vega, que fue su alumno.