RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas Mártires
San Julián.
Celso y Marcionilla fueron unos de los primeros mártires
cristianos. Marcionilla fue una matrona y Celso era su hijo pequeño. Junto con
Anastasio, Antonio, Juliano y otros sufrieron el martirio en
Antioquía durante la Persecución de Diocleciano.
Sobre los santos Julián y Basilisa, del siglo III, no hay datos
históricos absolutamente fehacientes y frecuentemente se ha confundido este
Julián con Julia de Cilicia, ya que en el Martirologio romano se hace referencia a ocho santos con
este nombre que se celebran durante el mes de enero.
Fueron
forzados a casarse a pesar de que habían hecho voto de castidad y preservaron su virginidad durante toda su vida.
Basilisa fundó un convento para mujeres, del cual fue superiora
y Julián reunió un grupo de monjes y fundó un monasterio.
Además, convirtieron su hogar en un Hospital donde se llegó
a atender a más de mil personas.
Consiguieron una oleada de conversiones por lo que fueron prendidos
durante la persecución de Diocleciano. A
pesar de ser sometido a todo tipo de torturas conseguía convertir al
cristianismo a los presos y carceleros, por lo que fue arrojado a los leones,
pero estos se postraron a sus pies, por lo que finalmente fue decapitado, en
Antioquía o, más probablemente en Antínoe (Egipto).
Martirio
de san Julián. Antonio Zanchi. 1665 (CC BY 3.0)
Basilisa murió pacíficamente en su cenobio, pero iconográficamente se
suele representar a los dos juntos, con un león postrado a sus pies, portando
las azucenas de su castidad y la palma del martirio.
Santos
Julián y Basilisa. Grabado popular con los dos santos (CC BY 3.0)
Otras referencias hacen alusión a San Julián el
Hospitalario, un santo del cual se ignora su sepultura, su país y su cronología
y cuya fiesta señalaba arbitrariamente los Acta Sanctorum el 29
de Enero, se asociaba en Francia a San Julián de Le Mans, del que se conoce
poco más o menos que fue un noble romano del siglo IV que llegó a ser primer
obispo de Le Mans y a cuyo culto enaltecido por el rey Enrique II, se dedicaron
muchas iglesias celebrándose su fiesta el 27 de enero, mientras que en España
aparece asociado a San Julia de Cuenca que murió en 1208, distinguiéndose por
su caridad con los pobres y su apostolado entre los sarracenos.
La legendaria historia de Julián
el Hospitalario, difundida por la “Legenda Aurea”, nos cuenta la vida un joven
a quien estando de caza, un ciervo le anunció que un día mataría a sus padres.
Horrorizado por esa profecía abandonó el castillo de sus padres, llevando una
vida errabunda y de aventuras hasta que, finalmente, no pudo escapar a su fatal
destino. Arrepentido de su espantoso pecado pasó sus días como penitente a la
orilla de un río donde vivía como barquero ayudando a atravesar sus aguas a los
viajeros que por allí llegaban. Finalmente, una noche de tormenta acostó en su
cama a un pobre leproso medio muerto de frío que, al morir a la mañana
siguiente, transformándose en un ángel le comunicó que Dios había aceptado su
perseverante penitencia. Y poco después murió también Julián, yendo al cielo.
Esta es la historia admirablemente narrada en el vitral de los pescaderos de la nave del Evangelio de la catedral de Ruán. En ella se inspiró Gusta ve Flaubert para escribir su cuento “La Légende de Saint Julian le Hospitalier” pues no sólo conocía bien aquel lugar de la catedral sino también el “Essai historique et descriptif sur la peinture sur verre” publicado por Langlois en 1832 donde se reproducía el vitral de Ruán.
En consecuencia, se fundaron en su memoria muchos hospitales, convirtiéndose en el patrón de los posaderos, barqueros y viajeros en general.
Iglesia de san Julián
En la pared de la Epístola del Presbiterio una talla completa de San Julián, obra de José Pérez
Conde (1996).
Detalle de san Julián
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