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Calle Trastamara.
Calle Trastamara
De Reyes Católicos a Plaza de la
Legión. Por su izquierda desemboca Segura, y está cruzada por Albuera, Sánchez
Barcaiztegui, Marqués de Duero y Luis de Vargas.
Al menos desde 1848 (plano de
Sartorius) este espacio está documentado con el nombre de “lonja del Bacalao”,
por ubicarse en este lugar extramuros un punto de venta de pescado.
En 1859 se rotuló con el actual, en
recuerdo de la dinastía de los Trastamara, que reinó en Castilla en los siglos
XIV y XV y probablemente en relación toponímica con la contigua calle de Reyes
Católicos, trazada en aquellos años.
No se configuró como verdadera calle,
con dos aceras, hasta la década de los 60 del siglo XX, tras la ordenación
urbanística de la zona de la antigua plaza de Armas y Reyes Católicos, una de
las primeras operaciones de ensanche que se hacen en Sevilla, según el proyecto
del arquitecto Balbino Marrón. Fue prolongándose hacia la plaza de la legión a
medida que avanzaba el siglo, pues en su origen era más corta.
Su trazado general es rectilíneo,
aunque en su primer tramo presenta una leve curvatura. Es algo más ancha en su
parte central, probablemente por efecto de modernas construcciones de viviendas
que han contribuido a su alineación.
Su caserío ofrece la variedad tipológica de
casi todas las calles de esta zona, alternando las casas de escalera de la
primera mitad de siglo, de cuatro plantas, con recientes edificios de pisos de
la misma altura.
En el núm. 9 está ubicado el Club
Natación Sevilla, instalaciones que en su origen (1935) fueron de propiedad
municipal y que vienen cumpliendo una importante función en el mundo del
deporte sevillano. Fueron planeadas en la Segunda República como casa de baños
públicos y farmacia municipal. Durante mucho tiempo ha sido la única piscina
climatizada de la ciudad.
A mediados del XIX Trastamara era uno
de los característicos espacios extramuros, descuidados, oscuros y sucios, tal
como se hace eco el diario El Porvenir, quejándose “de la oscuridad que reina
durante la noche en ella, toda vez que sólo dos farolas colocadas en los
extremos alumbran aquel sitio”.
Había también un husillo, que en 1877 se proyecta trasladar más cerca del rio, para prevenir las frecuentes inundaciones de la zona. (Diccionario Histórico de las calles de Sevilla).
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