RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Arquitectos.
Juan Talavera y Heredia.
Juan Talavera y Heredia (ver) (CC BY 3-0)
Juan Talavera Heredia con su equipo en las obras de la Iglesia de santa
Catalina
Juan Manuel
Talavera y Heredia nació en Sevilla el 29 de diciembre de 1880. Era hijo del
arquitecto Juan Talavera de la Vega y de Carmen Heredia Yuste, de origen
ecijano y ascendencia gitana. La familia residía entonces en la calle
Monsalves.
Cursó
sus primeros estudios en el colegio de los padres Escolapios, en la plaza de
Ponce de León (ver), institución
con la que mantuvo una estrecha relación durante toda su vida.
Antigua
entrada al colegio Salesianos en el flanco Este de la plaza Ponce de León
En 1901
se trasladó a Madrid para ingresar en la Escuela Superior de Arquitectura,
dirigida por Vicente Lampérez y Ricardo Velázquez. Allí coincidió con
compañeros como José Espiau y Javier Luque, y terminó la carrera junto a Aníbal
González y José Gómez Millán (ver).
Su etapa
académica estuvo marcada por las dificultades económicas que siguieron a la muerte
de su padre en 1906, quien falleció en la ruina. Pudo continuar gracias al
apoyo de su padrino, Manuel Sánchez Pizjuán (ver), que
sufragó sus estudios hasta la obtención del título el 19 de diciembre de 1908.
Ese
mismo año regresó a Sevilla. Entró como delineante en el estudio de Aníbal
González y se alojó en el colegio de los Escolapios.
En 1909
obtuvo una plaza interina en el Ayuntamiento, donde poco después pasaría a ser
ayudante del arquitecto municipal.
En 1910
contrajo matrimonio con su prima Felisa, algunos años mayor que él. La pareja
sufrió la desgracia de que en 1911 nació muerto su primer hijo; en 1912 nació
su hija María Dolores y en 1916 su hijo Juan. Tras diversas mudanzas, se
establecieron en la casa número 5 de la plaza de Alfaro, reformada por el
propio Talavera, donde vivieron entre 1915 y 1923.
En 1911 ejerció como profesor de Estereotomía y Dibujo
Arquitectónico en la Escuela Superior de Artes e Industrias de Sevilla.
En
1913 asciende al cargo de Arquitecto Titular del Ayuntamiento de Sevilla.
Su relación con
José Espiau (ver), amigo desde
el bachillerato y compañero en Madrid, se quebró en 1917 tras el fracaso de la
plaza de toros Monumental, cuyo derribo provocó un distanciamiento entre ambos.
Sin embargo, volvieron a colaborar en 1930 en la casa para la viuda de Aníbal
González en la entonces avenida Reina Victoria.
El 19 de julio
de 1920 fue elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel
de Hungría.
Ese mismo año
vivió un episodio turbulento cuando un grupo anarquista, tras atentar contra
Aníbal González, colocó en su vivienda un cartel amenazante, "¡Ojo Talavera!", que obligó a su esposa a solicitar vigilancia armada.
En 1925
pidió un permiso prolongado y, al año siguiente, una excedencia por motivos de
salud. Se trasladó a El Puerto de Santa María, donde desarrolló varios trabajos
y dejó obras de interés en la provincia de Cádiz.
En 1930, como
hemos comentado, vuelve a tener relaciones con Espiau para construir una casa
para la viuda de un amigo de ambos, Aníbal González, en la actual avenida de la
Palmera.
En 1932,
ya en una situación económica delicada, decidió volver a su puesto en el
Ayuntamiento de Sevilla. Fue nombrado Arquitecto Titular de Vías Públicas y
mantuvo el cargo durante la posguerra con el respaldo del alcalde Ramón de
Carranza Gómez.
En 1937 murió
su primera esposa. Un año después contrajo matrimonio con Luisa Zunón Zamorano,
delineante de profesión, unión que no contó con el visto bueno de sus hijos,
quienes abandonaron pronto el hogar familiar. La enfermedad de Luisa, aquejada
de leucemia en los años cuarenta, agravó los problemas económicos del
arquitecto. La falta de testamento y las disputas con la familia de su esposa
contribuyeron a su ruina.
La intensa
actividad profesional que siempre mantuvo —solía asumir numerosos proyectos
simultáneamente— terminó pasándole factura. En 1943, tras la muerte de su
segunda esposa, solicitó la jubilación por agotamiento físico y alternó su
residencia entre Madrid y Jerez de la Frontera.
En 1954 regresó
definitivamente a Sevilla y volvió a alojarse en una habitación del colegio de
los Escolapios, donde permaneció hasta su fallecimiento en 1960.
Talavera
fue un hombre culto y reservado, poco dado a actos sociales y sin participación
activa en política, aunque con simpatías liberales. Fue católico y llevó una
vida ordenada. Mantuvo amistad con figuras relevantes de la cultura sevillana
como Estanislao D’Angelo, Joaquín Romero Murube, Santiago Montoto y Gustavo
Bacarisas.
A lo
largo de su carrera llegó a documentar cerca de dos centenares de proyectos.
Su obra inicial
se inscribió en el modernismo, corriente que le permitía conjugar técnica y
estética. Más tarde se orientó hacia modelos históricos: primero hacia un
lenguaje mudéjar-plateresco inspirado en edificios como la Casa de Pilatos, y
después hacia un barroco influido por templos y palacios sevillanos como San
Luis de los Franceses, San Telmo o el Palacio Arzobispal, tomando como
referencia a Leonardo de Figueroa. Para él, el barroco era inseparable del
espíritu urbano y popular de Sevilla.
Posteriormente
desarrolló una arquitectura que bebía de las haciendas y cortijos de la
campiña, de los patios y jardines andaluces, utilizando ladrillo tallado,
hierro forjado, azulejería y madera policromada. Este periodo, conocido como
Segundo Regionalismo, se caracterizó por un neobarroco luminoso y blanco.
Talavera solía afirmar que el arquitecto es, en esencia, un albañil ilustrado,
lo que refleja tanto su respeto por el oficio como su minucioso conocimiento de
los materiales y la construcción.
Edificio Telefónica en Plaza Nueva
Casa Chafer en Plaza de san Francisco 11
Casa para Manuel García Montalván en calle Alfarería 11
Casa Ocaña Carrascosa en calle Tetuán
Casa para Anastasio Martin González en calle
Almansa esquina Pastor y Landero
Fuente de Catalina Rivera
Casa para Ángel Sanz en calle san Pablo