RUTAS POR SEVILLA: Santos y Santas
San Eloy.
San Eloy,
también llamado San Eligio, nació en el año 588 en Chaptelat, cerca de Limoges,
en la región francesa de Aquitania. Era hijo de Terrigia y Eucherius, un
matrimonio de origen galorromano. Desde su juventud destacó por su habilidad en
el trabajo del metal, especialmente en la elaboración de piezas de oro y plata.
Su padre lo envió a formarse con el maestro orfebre Abbo, responsable de la
Casa de Moneda de Limoges.
Tras sus
primeros años de aprendizaje, se trasladó a Neustria, donde trabajó bajo la supervisión
del tesorero real Babo. Este quedó impresionado por su destreza y lo recomendó
al rey Clotario II, quien le encargó la elaboración de un trono de oro adornado
con piedras preciosas. Su fama como artesano creció rápidamente y se le
confiaron trabajos de gran importancia, como la confección de relicarios de san
Martín, san Dionisio, san Quintín, santa Genoveva y san Germán. También realizó
relieves para la tumba de Germán, obispo de París. En reconocimiento a su
talento, Clotario II lo nombró responsable de la ceca de Marsella.
A la muerte de
Clotario II, su hijo Dagoberto I lo tomó como consejero de confianza y le
encomendó diversas misiones diplomáticas, en las que Eloy actuó con notable
prudencia y eficacia. Durante este periodo vivió siguiendo la regla monástica
de Columbano de Luxeuil. El rey Dagoberto le donó tierras en Limousin, donde
fundó un monasterio masculino, y posteriormente otras en París, donde
estableció una comunidad femenina. Enseñaba a sus monjes el arte de la
orfebrería, formando a artesanos que llegarían a alcanzar gran renombre.
Su
creciente influencia le permitió obtener recursos para liberar esclavos,
especialmente sajones que llegaban a los mercados de Marsella. También, con
permiso real, organizó el rescate de cuerpos de ajusticiados para darles
sepultura digna.
Tras la muerte
de Dagoberto en el año 639, y durante la regencia de Nantilde debido a la
minoría de edad de Clodoveo II, Eloy fue ordenado sacerdote. A la muerte del
obispo Acario, el 14 de marzo de 642, fue elegido unánimemente como obispo de
Noyon-Tournai.
Ordenación de san Eloy como obispo de Noyon (CC BY 3.0)
En esta
diócesis convivían numerosos pueblos aún ligados a creencias paganas, entre
ellos flamencos, frisones, suevos y otros grupos germánicos. Aunque al
principio se enfrentó a burlas y rechazo, su paciencia, su generosidad y su
vida ejemplar lograron ganarse la confianza de aquellas comunidades, y cada año
bautizaba a centenares de nuevos conversos.
La
tradición le atribuye diversos gestos de caridad, como la venta de su anillo
para socorrer a un leproso o el rescate de un niño raptado por bandidos.
Murió en
Noyon el 1 de diciembre del año 660 y fue canonizado tanto
por la Iglesia católica como por la Iglesia ortodoxa.
San Eloy
es patrono de los oficios relacionados con los metales, la metalurgia, la
mecánica y la acuñación de monedas, así como de quienes muestran un especial
cuidado por los animales.
Por ello es el santo patrón de
plateros, orfebres, joyeros, herreros, metalúrgicos y numismáticos.
En España, San Eloy es conocido como el patrón de los
veterinarios, ya que en algunos lugares se le considera protector de los
animales.
En la iconografía cristiana, es
representado con herramientas de metalurgia o de herrero como un martillo, una
tenaza o una lima y, a menudo, con un caballo a sus pies, ya que se dice que
era un experto en herraduras para equinos y es considerado el patrón de los
jinetes y caballos.
Museo del Prado