RUTAS POR SEVILLA: Ruta Artística. Escritores
Manuel Machado Ruiz.
Manuel Machado Ruiz
Manuel Machado Ruiz
Manuel Machado
Ruiz nació en Sevilla, en la calle san Pedro Martir, el 29 de agosto de 1874.
Era hijo de Antonio Machado y Álvarez, reconocido folclorista que firmaba sus
estudios sobre coplas y cantares como Demófilo (ver), y de
Ana Ruiz.
San Pedro Mártir 20
Tras una
infancia plenamente sevillana, en 1883 la familia se trasladó a Madrid, donde
el abuelo paterno, Antonio Machado Núñez, había obtenido una cátedra en la
Universidad Central. El padre de Manuel accedió entonces a un singular, aunque
provechoso, puesto de catedrático de folclore. En ese ambiente culto y
artístico se formó el joven Manuel, hermano mayor del futuro poeta Antonio
Machado.
Manuel y Antonio
Machado
En Madrid
inició sus estudios en la Institución Libre de Enseñanza, dirigida por
Francisco Giner de los Ríos, amigo del abuelo.
En 1895
regresó temporalmente a Sevilla, alojándose con un tío o con sus abuelos
maternos en Triana, para concluir el bachillerato e iniciar la carrera de
Filosofía y Letras, que terminó con éxito. Durante estos años colaboró
esporádicamente con el periódico El Porvenir.
En Sevilla
afloró con mayor fuerza su sensibilidad andaluza. Se apasionó por el flamenco,
los toros y la Semana Santa, y aprendió a descubrir el sufrimiento oculto tras
las aparentes alegrías populares. Frecuentó tertulias taurinas, como las del
torero Bombita, en el Café de Silverio Franconetti (ver).
De regreso a Madrid, colaboró como secretario de redacción en el “Diccionario de ideas afines y elementos de
tecnología” dirigido por Benot.
En marzo de
1899 viajó a París para ejercer como traductor en la editorial Garnier. Permaneció
allí hasta diciembre de 1900 y envió crónicas al diario El País. Su estancia
parisina resultó decisiva para su maduración como poeta: Enrique Gómez Carrillo
lo introdujo en los círculos bohemios y literarios, donde conoció las últimas
resonancias del simbolismo y trató a figuras como Pío Baroja, Tailhade,
Courteline, Lajeunesse, Balmont, Gide, Paul Fort y, de manera especial, Jean
Moréas, cuya influencia fue profunda. También mantuvo un breve encuentro con
Oscar Wilde.
De regreso a Madrid se relacionó
con los jóvenes modernistas encabezados por Villaespesa y fue miembro fundador
de las revistas “Electra y Juventud”, en las que publicó poemas, traducciones,
relatos, crónicas y artículos de defensa de la nueva estética. Su primer
poemario, “Alma” (1902), ya manifestaba una asimilación personal del
simbolismo, en un proceso de síntesis modernista que integraba la tradición,
especialmente la popular.
El 16 de
junio de 1910 contrajo matrimonio en la parroquia de San Juan de la Palma con
su prima Eulalia Cáceres Sierra. Según Pérez Ferrero, el anteriormente libertino Manuel se
entregó a su esposa con dedicación absoluta.
En 1913 obtuvo por
oposición una plaza en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y
Arqueólogos, inicialmente en Santiago de Compostela, aunque pronto fue
permutada por otra en la Biblioteca Nacional de Madrid. Al año siguiente logró
además una plaza de archivero en el Ayuntamiento de Madrid. Como director de la
Biblioteca Municipal —más tarde Biblioteca Histórica Municipal— y del Museo Municipal,
impulsó diversas revistas literarias.
En 1914, estalla la Primera
Guerra Mundial y Manuel apoyó la causa
aliada y firmó el manifiesto de la Liga Antigermanófila. Terminada la guerra,
viajó como corresponsal de El Liberal por Francia y Bélgica.
En 1921
publicó el que muchos consideran su mejor poemario, “Ars moriendi”, libro
introspectivo y elegíaco, de tono depurado y confesional, recibido con
entusiasmo por la crítica y por la joven generación poética. A lo largo de la
década de 1920 colaboró estrechamente con su hermano Antonio en varias comedias
en verso que gozaron de notable éxito.
En 1925
asumió la dirección de Investigaciones Históricas del Ayuntamiento de Madrid,
así como de la Biblioteca y el Museo Municipales. Publicó entonces estudios
eruditos —muchos dedicados a Lope de Vega— en la “Revista de la Biblioteca,
Archivo y Museo”.
En
1931, en un acto celebrado en el Ateneo de Madrid, presentó junto al músico
Óscar Esplá el borrador de un himno para la Segunda República Española,
entonces representada provisionalmente por el Himno de Riego.
El estallido de
la Guerra Civil lo sorprendió en Burgos, adonde él y su esposa viajaban
anualmente para visitar a Carmen Cáceres, religiosa de la congregación de las
Esclavas del Sagrado Corazón. Tras una denuncia fue detenido, aunque recuperó
la libertad gracias a la intervención de amigos. Se alineó con el bando
sublevado y terminó siendo considerado poeta oficial del nuevo régimen,
decisión que provocó críticas entre sus discípulos y acrecentó la distancia con
su hermano Antonio, ya exiliado.
En 1938 ingresó
en la Real Academia Española con el discurso “Semipoesía y posibilidad”,
centrado en su propia obra.
Al
conocer la muerte de su hermano pidió permiso para viajar a Francia y en
Collioure halló también fallecida a su madre.
Acabada la
guerra regresó a Madrid y retomó su labor al frente de la Hemeroteca y del
Museo Municipal, hasta su jubilación.
Murió el 19 de
enero de 1947, a los setenta y dos años, víctima de una bronconeumonía crónica.
Fue enterrado en el cementerio de La Almudena tras un funeral presidido por el
ministro de Educación, Ibáñez Martín, y por José María Pemán, entonces director
de la Real Academia.
Tras su
muerte, su viuda donó la biblioteca y el archivo del poeta a la Diputación
Provincial de Burgos y a la Institución Fernán González, y más tarde ingresó en
una congregación religiosa dedicada al cuidado de niños abandonados o enfermos.
La identificación de Manuel Machado con el régimen franquista, frente a la posición republicana de su hermano Antonio, condicionó durante décadas la recepción de su obra. Hoy, sin embargo, se reconoce plenamente la singularidad de su voz: un poeta elegante, musical y profundamente personal, cuya aportación resulta esencial para comprender el modernismo y la poesía española del siglo XX.