jueves, 11 de diciembre de 2025

ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS EN LAS CALLES DE SEVILLA

Alfonso XII.

Calle Alfonso XII (ver)

Alfonso de Borbón y Borbón, heredero de la Corona y futuro Alfonso XII, vino al mundo en el Palacio Real de Madrid el 28 de noviembre de 1857.

Desde antes de su nacimiento circularon rumores que cuestionaban su paternidad, alimentados por la imagen afeminada del rey consorte Francisco de Asís y por la vida privada de la reina Isabel II. La murmuración popular señaló al oficial de Ingenieros Enrique Puigmoltó y Mayans como posible padre biológico, lo que dio pie al mote malicioso de “el puigmoltejo” para desacreditar al príncipe. Otras versiones apuntaron al coronel Federico Puig Romero o a Raimundo de Soto, IV conde de Clonard.

El niño recibió el nombre completo de Alfonso Francisco de Asís Fernando Pío Juan María Gregorio y Pelagio y fue bautizado el 7 de diciembre de 1857 en la capilla del Palacio Real. Ofició el patriarca de las Indias y actuaron como padrinos la infanta Isabel y el papa Pío IX, representado por el nuncio Lorenzo Barili.

Retrato del príncipe Alfonso con una edad de unos siete años junto a su madre Isabel II y su padre Francisco de Asís de Borbón. (ver) (CC BY 3.0)

Entre los tutores que orientaron su educación figuraron el duque de Sesto y el arzobispo de Burgos, designado por la propia reina tras consultar al pontífice. De salud frágil, se intentó fortalecerlo mediante baños de mar, ejercicios gimnásticos y deportes que en aquella época comenzaban a popularizarse entre las clases medias.

El futuro Alfonso XII con su mentor el duque de Sesto. (ver) (CC BY 3.0)


Exilio (1868-1874)

La Revolución Gloriosa (ver) de septiembre de 1868 obligó al príncipe, que se acercaba a los once años, a abandonar España junto a su madre. A diferencia de Isabel II, él no permanecería desterrado para siempre, pues regresaría como rey a comienzos de 1875. La familia se puso bajo la protección de Napoleón III y se instaló en París, en el Palacio Basilewsky.

Alfonso continuó allí sus estudios en el colegio Stanislas, mientras la formación política recaía en su preceptor Guillermo Morphy.

En febrero de 1870 viajó a Roma para recibir la primera comunión de manos de Pío IX, aunque la reina no consiguió que el papa reconociera públicamente a los Borbones como legítimos soberanos de España ni que condenara al gobierno surgido de la revolución.

La guerra franco-prusiana forzó un traslado temporal a Ginebra.

Durante estos años de exilio el príncipe recibió una sólida educación internacional en centros de París (el Stanislas), Viena(Collegium Theresianum), Ginebra (Academia Pública) y, finalmente, en la Royal Military Academy de Sandhurst, donde completó su preparación militar. De este recorrido obtuvo un amplio dominio de idiomas, conocimientos de historia europea y familiaridad con pensadores como Benjamin Constant o Walter Bagehot.

El príncipe Alfonso de Borbón, de doce años de edad, cuando era alumno del colegio Stanislas de Paris (1870). (ver) (CC BY 3.0)


El 20 de junio de 1870 Isabel II abdicó en su favor. El 1 de diciembre de 1874, cuando Alfonso acababa de cumplir diecisiete años, Cánovas del Castillo redactó el conocido Manifiesto de Sandhurst, que el príncipe firmó y en el que ofrecía restaurar en su persona una monarquía hereditaria y representativa.

Antonio Cánovas del Castillo en 1872, Desde agosto de 1873 encabezó la causa “Alfonsina” (ver) (CC BY 3.0)

Acceso al trono y primeros años de reinado

El pronunciamiento del general Martínez-Campos en Sagunto el 29 de diciembre de 1874 abrió paso al retorno de los Borbones. En aquel momento, el jefe del Estado era el general Serrano y el jefe del Gobierno era Sagasta. Alfonso XII llegó a Barcelona el 9 de enero de 1875 y el día 14 entró en Madrid, donde fue proclamado rey ante las Cortes. 

Alfonso XII de España. Fotografía de Fernando Debas de 1875. (ver) (CC BY 3.0)

Su tarea era ingente: restituir el prestigio de la monarquía tras los fracasos del reinado de Amadeo I y de la Primera República, poner fin a las guerras carlista y cubana y devolver estabilidad institucional y económica al país.

El 30 de junio de 1876 se aprobó una nueva Constitución que establecía una soberanía compartida entre el rey y las Cortes. El monarca quedaba configurado como poder moderador y jefe supremo del Ejército y la Armada, bases legales sobre las que se asentaría el sistema de la Restauración. Bajo esta arquitectura política, y gracias a prácticas electorales controladas, el Partido Conservador y el Partido Liberal se turnarían en el gobierno hasta el golpe de Primo de Rivera de 1923.

Ese mismo año concluyó la tercera guerra carlista, se logró una tregua en Cuba con la Paz de Zanjón y se suprimieron los fueros vascos mediante la ley de 21 de julio de 1876. Por sus esfuerzos pacificadores, Alfonso comenzó a ser llamado popularmente “el Pacificador”.

Matrimonios, tragedias personales y atentados

El 23 de enero de 1878 contrajo matrimonio, por amor, con su prima María de las Mercedes de Orleans, hija de los duques de Montpensier. La joven reina murió pocos meses después, víctima de tifus, suceso que dio origen a célebres coplas y piezas teatrales, siendo el más conocido el de: “¿Dónde vas, Alfonso Doce, dónde vas, triste de ti? Voy en busca de Mercedes, que ayer tarde no la vi…”.

Boda de Alfonso XII y María de las Mercedes de Orleans. Dibujo de Vierge para Le Monde Illustré. (ver) (CC BY 3.0)

El impacto emocional en Alfonso fue profundo, y solo la insistencia de Cánovas consiguió que abandonara su retiro en el Monasterio de El Escorial y retomara su actividad pública.

A su regreso a Madrid, el 23 de octubre de 1878 sufrió un atentado en la calle Mayor, del que salió ileso. Su autor, Juan Oliva Moncusí, sería ejecutado a garrote vil el 4 de enero de 1879.

Grabado que reconstruye el atentado contra Alfonso XII a su paso a caballo por la calle Mayor de Madrid, del que resultó ileso (23 de octubre de 1878). (ver) (CC BY 3.0)

Para asegurar la continuidad dinástica, se alentó una nueva boda, celebrada en noviembre de 1879 con María Cristina de Habsburgo-Lorena, de veintiún años de edad, católica y sobrina del emperador Francisco José I de Austria.

Alfonso XII con su segunda esposa María Cristina de Habsburgo-Lorena. (ver) (CC BY 3.0)


En esos mismos años el rey mantuvo relaciones sentimentales extramatrimoniales, la más duradera con la cantante Elena Sanz, madre de dos hijos suyos sin derecho sucesorio. Posteriormente, otra relación con la artista Adela Borghi obligó a intervenir a Cánovas para evitar escándalos mayores.

El 30 de diciembre de 1879, acompañado de la reina, sufrió un segundo atentado, también sin consecuencias graves.

Grabado de Le Monde Illustré que reconstruye el atentado fallido contra Alfonso XII y su esposa la reina María Cristina perpetrado en Madrid el 30 de diciembre de 1879. (ver) (CC BY 3.0)

Últimos años y muerte

Desde 1883 su salud se deterioró progresivamente debido a una tuberculosis que arrastraba desde la infancia. A pesar de ello, continuó dedicándose a su tarea pública y mostró gran cercanía en situaciones de crisis, como las epidemias de cólera o el terremoto de Andalucía de 1884.

Visita del rey Alfonso XII a las víctimas del terremoto de Granada de 1884. (ver) (CC BY 3.0)

Alfonso XII visitando a los coléricos de Aranjuez. Bermudo Mateos, José. 1887. Óleo sobre lienzo. 291 x 402 cm. Museo de Historia de Madrid, (ver) (CC BY 3.0)

El rey murió en el Palacio de El Pardo el 25 de noviembre de 1885, acompañado por la reina y sus hijas, escena inmortalizada por Juan Antonio Benlliure en el cuadro “El último beso” de 1887. Sus restos reposan en la cripta Real del Monasterio de El Escorial.

Muerte de Alfonso XII (El último beso. Benlliure y Gil, Juan Antonio. 1887. Óleo sobre lienzo, 300 x 400 cm. Museo del Prado. Depósito en otra institución (ver) (CC BY 3.0)

María Cristina, que estaba embarazada, dio a luz meses después a un varón póstumo, el futuro Alfonso XIII, y ejerció la regencia hasta 1902.

La muerte de Alfonso XII abrió paso a la política de pactos entre Cánovas y Sagasta, base del turno pacífico de partidos que caracterizaría las décadas finales de la Restauración.

Durante su breve reinado se consolidó la paz interior y la administración se reorganizó con suficiente solidez como para soportar, años después, el impacto de la guerra de 1898 sin que el país se precipitará en una revolución. La muerte del rey significó el inicio del pacto político entre Cánovas y Sagasta, la denominada "política del pacto" o "política del turno", además de otros pactos, como el militar y el religioso.