RUTAS POR SEVILLA: Vírgenes
Virgen de la Caridad. Iglesia de San Jorge (Hermandad de la Caridad).
Virgen de la Caridad. Anónimo. Comienzos del siglo XVI.
Madera tallada, dorada y policromada. Hermandad de la Santa Caridad.
La Virgen
de la Caridad es considerada la escultura más antigua de la
Hermandad de la Santa Caridad. Su iconografía responde al tipo denominado “Mater Amabilis”, que resalta la
íntima complicidad entre madre e hijo. No resulta extraño que los temas
marianos ocupen un lugar destacado dentro del programa iconográfico de la
iglesia, establecido por don Miguel de Mañara, ya que los hermanos de la Santa
Caridad habían hecho voto en 1653 de defender el misterio de la Inmaculada
Concepción.
Por sus rasgos estilísticos, la imagen
se sitúa a finales del siglo XV, con evidentes reminiscencias góticas del norte
de Europa, cuya huella fue decisiva en el arte sevillano de la época. La
indumentaria, la fisonomía, la proporción corporal y los pliegues angulosos
apuntan en esta dirección. La frontalidad de la talla y la esbeltez de sus
formas hacen pensar que pudo concebirse originalmente como un relieve en una
sola pieza de madera.
En el siglo XVII la escultura fue
completamente repolicromada por Juan de Valdés Leal, posiblemente con motivo de
su traslado al retablo lateral que le construyó Bernardo Simón de Pineda. Poco
después, Pedro Roldán añadió una peana con cabezas de ángeles, realzando aún
más su presencia devocional.
Detalle de la peana con cabeza de ángeles
La Virgen sostiene al Niño en su brazo
derecho. El pequeño, con gesto confiado y afectuoso, dirige la mirada hacia el
rostro de su madre, que se muestra sereno y sobrecogido por el dulce peso de la
divinidad que porta, y dulcemente le coge el pie. Los pliegues sencillos de los
paños, así como el sobrio estofado, responden al espíritu del siglo XVI.
Detalle de la Virgen y el Niño
Como sucede con
todas las obras de arte de esta iglesia, la Virgen de la Caridad trasciende lo
meramente estético: es un verdadero icono de caridad. El amor que fluye entre
Madre e Hijo se convierte en símbolo y ejemplo de la misericordia que impregna
el conjunto artístico del templo. Así, la imagen se erige en representación
suprema del amor de Cristo, encarnado en María como acto culminante de
misericordia.
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