jueves, 31 de julio de 2025

AREA DE SAN ROMAN

Casa del Rey Moro. Fundación Blas Infantes.

Fundación Blas Infantes, calle Sol numero 103


La Fundación Blas Infante es una entidad cultural privada sin ánimo de lucro, constituida en homenaje a quien es reconocido como el “Padre de la Patria Andaluza”. Su creación tuvo lugar el 21 de enero de 1983, mediante acta notarial otorgada ante D. Rafael Leña Fernández (protocolo n.º 174), siendo sus firmantes D.ª María de los Ángeles Infante García (en representación de la familia) y D. Rafael Escuredo Rodríguez (entonces presidente de la Junta de Andalucía) en nombre del Gobierno autonómico.

Acto de la firma del acta notarial. (ver) (CC BY 3.0)


El Patronato de la Fundación está compuesto por entre veinte y veinticinco miembros. De ellos, dos lo son por razón de su cargo (el Presidente de la Junta y el Consejero de Cultura) y al menos otros dos deben ser descendientes directos de Blas Infante. Todos los cargos son honoríficos, de confianza y no remunerados.

Reunión del Patronato. (ver) (CC BY 3.0)

Objetivos

Promover el estudio y la comprensión de la vida, el pensamiento y la obra de Blas Infante, pilares fundamentales del surgimiento y desarrollo del Ideal Andaluz.

Investigar el origen, evolución y manifestaciones del Ideal Andaluz y del Andalucismo Histórico, sus protagonistas, corrientes ideológicas y su influencia en la historia de Andalucía durante el siglo XX.

Analizar en profundidad el proceso histórico que condujo a la Autonomía andaluza, así como la configuración de la actual realidad autonómica alcanzada por Andalucía.

Difundir la cultura andaluza como expresión esencial de su identidad y patrimonio colectivo.

Sede de la Fundación

La actual sede de la Fundación Blas Infante se encuentra en la conocida como Casa del Rey Moro, un singular edificio cuya construcción data en torno al año 1490, lo que la convierte en una de las viviendas no palaciegas más antiguas conservadas en Sevilla.

Situada en el número 103 de la calle Sol, en el tramo que conecta los antiguos barrios de San Román y Santa Lucía, la casa se distingue por su fachada austera de ladrillo claro con escasos vanos y un torreón que sobresale entre edificaciones más recientes. Aunque su origen ha dado pie a numerosas leyendas, su valor arquitectónico es indiscutible. Un azulejo junto a la entrada indica su condición de sede de la Fundación Blas Infante, cesión otorgada por un período de 50 años.

Azulejo

De estilo mudéjar, con huerta y jardín doméstico, el inmueble se edificó originalmente en las afueras de la ciudad, cerca del antiguo camino a la Puerta del Sol y próximo a los restos de la muralla almohade conservados en el cercano Jardín del Valle (ver). Estas circunstancias influyeron decisivamente en su ubicación. Pese a no tratarse de una residencia nobiliaria, su antigüedad y singular arquitectura la dotan de un gran interés histórico y patrimonial.

El edificio refleja la convivencia de estilos del gótico final y los inicios del Renacimiento, junto a una fuerte tradición islámica, lo que le confiere una notable riqueza formal. Su fachada, sin ornamentos y sin huecos abiertos a la calle (algo habitual en la arquitectura mudéjar), responde a una tipología anterior a la apertura de balcones y ventanas, que no se generalizó en Sevilla hasta el siglo XVI.

Su situación en las afueras de la ciudad y su cercanía a las murallas le hacen participar, en cierta manera, de rasgos de arquitectura rural. Sin ser un palacio, esta casa puede presumir de ser la más antigua de la ciudad.

El patio es el elemento central del inmueble, es un patio cuadrado, situado en tercera crujía, rodeado de manera irregular por arcos rebajados de ladrillo inscritos en alfices. Estos descansan sobre pilares de formas diversas y elaboradas, especialmente en tres de sus lados. Las zonas delantera y trasera están compuestas por dos crujías, mientras que las laterales solo presentan una, más estrecha.

El patio conserva su configuración original y es, sin duda, la parte más valiosa del edificio. Presenta arcadas completas en planta baja y alta en los lados norte y sur, y solo en planta alta en su lado este. Donde no hay arcadas, se abren vanos corrientes. Los pilares de ladrillo rojizo son octogonales en la planta baja, con basas simples. Otros elementos del patio fueron incorporados durante la última restauración.

Patio 

Patio 

Patio 
Patio 

En él se encuentra una estatua de Blas Infantes.

Estatua de Blas Infantes

Estatua de Blas Infantes

Estatua de Blas Infantes

El Salón principal, ubicado en la planta alta, el salón principal ocupa la crujía de fachada. Está cubierto por un artesonado con tirantes de estilo mudéjar, restaurado en buena medida, con una decoración de lacería sencilla limitada a tres tirantes.

En cuanto al nombre de Casa del Rey Moro, el historiador Celestino López Martínez investigó el origen del nombre y encontró referencias ya en los siglos XVII y XVIII en los padrones de la parroquia de Santa Lucía. Identificó como posible ocupante a Aben Mafot, último rey taifa de Niebla y emir del Algarve, quien habría habitado la casa hacia mediados del siglo XIII.

Aben Mafot fue derrotado por Alfonso X el Sabio en 1262, tras un asedio de más de nueve meses, durante el cual se empleó pólvora por primera vez en una conquista en la península. Esta referencia histórica alimenta la leyenda en torno a la casa.

El cronista Félix González de León, por su parte, ya advertía en el siglo XIX que, aunque la casa tenía elementos árabes destacados, muchas otras en Sevilla también los poseían sin ser llamadas del "rey moro", dudando así del origen del nombre.

El arquitecto Fernando Mendoza, quien data la casa entre finales del siglo XV y comienzos del XVI, sostiene que la denominación podría deberse a una cesión realizada a algún personaje musulmán de relevancia tras la conquista cristiana. No obstante, lo más probable es que fuera la percepción popular, basada en su estética morisca, la que acabó consolidando el nombre.

Restauración y uso actual

A lo largo de los siglos, la casa pasó por distintos propietarios y usos. Se sabe que en el siglo XIX ya funcionaba como casa de vecinos, lo que conllevó numerosas modificaciones internas, especialmente en las galerías del patio.

Durante el siglo XX siguió siendo una vivienda de vecindad hasta al menos los años 70. En ese periodo el estado del edificio era precario: con muros encalados que ocultaban sus decoraciones originales, zonas apuntaladas y graves deterioros estructurales.

Imágenes previas a la restauración que muestran el deterioro del edificio (ver) (CC BY 3.0)

Imágenes previas a la restauración que muestran el deterioro del edificio (ver) (CC BY 3.0)

Imágenes previas a la restauración que muestran el deterioro del edificio (ver) (CC BY 3.0)

Imágenes previas a la restauración que muestran el deterioro del edificio (ver) (CC BY 3.0)

Imágenes previas a la restauración que muestran el deterioro del edificio (ver) (CC BY 3.0)

Imágenes previas a la restauración que muestran el deterioro del edificio (ver) (CC BY 3.0)

Imágenes previas a la restauración que muestran el deterioro del edificio (ver) (CC BY 3.0)

Imágenes previas a la restauración que muestran el deterioro del edificio (ver) (CC BY 3.0)

Imágenes previas a la restauración que muestran el deterioro del edificio (ver) (CC BY 3.0)


Ante esta situación, la Dirección General de Bellas Artes, dependiente entonces del Ministerio de Educación Nacional, expropió el inmueble para acometer su restauración. Las primeras obras de consolidación fueron dirigidas en 1972 por Rafael Manzano, aunque se interrumpieron poco después. En 1980 se reanudaron bajo la dirección de Alfonso Jiménez, con diversas fases hasta su finalización una década más tarde.

Una vez restaurada, la casa fue transferida a la Comunidad Autónoma de Andalucía, que en octubre de 1990 aprobó su cesión gratuita a la Fundación Blas Infante para albergar su sede y desarrollar sus actividades. El 22 de mayo de 2001, el inmueble fue declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento.

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