AREA DE SAN ROMAN
Colegio-Beaterio de la Santísima Trinidad.
Colegio del Beaterio de la santísima Trinidad. Calle Santa
Lucía 2
En el número 2
de la calle Santa Lucía se encuentra el antiguo Beaterio de la Santísima
Trinidad, fundado en 1719 con el propósito de acoger y educar a niñas pobres y
huérfanas. A estas se les enseñaban conocimientos básicos como la doctrina
cristiana, lectura, escritura y labores domésticas, especialmente la costura.
Como recogió el historiador González de León, de esta institución salían
mujeres "ejemplares en lo religioso, excelentes esposas y fieles
sirvientas".
Los
beaterios eran instituciones femeninas de vida religiosa no conventual, en las
que mujeres, bajo votos de pobreza, castidad y obediencia, llevaban una vida
dedicada a la oración y a obras de caridad. Aunque hoy en día la figura del
beaterio ha desaparecido o ha sido absorbida por congregaciones religiosas, el
colegio que se encuentra en su lugar conserva aún el nombre de la institución
original, recordando sus raíces.
La
fundadora del beaterio fue Isabel de la Santísima Trinidad, nacida en el barrio
de la Macarena de Sevilla. Huérfana desde joven, puso su herencia al servicio
de las niñas más necesitadas, siguiendo el consejo de su director espiritual,
el padre trinitario calzado Fray Chacón. El 2 de febrero de 1719 tomó el hábito
de beata trinitaria en el Convento de la Trinidad, adoptando el nombre con el
que sería recordada, e inició su obra en unas casas cedidas por dicho convento
en la calle Enladrillada. Debido al crecimiento de la institución, se
trasladaron pronto a una nueva sede, más amplia, en la calle Santa Lucía,
frente a la Puerta del Sol.
La
comunidad se rigió por las normas del monasterio de las trinitarias de El
Toboso. Además de la vida religiosa, las beatas tenían como misión acoger,
mantener y formar a niñas huérfanas, admitir pensionistas, instruir a niñas
pobres, y atender a antiguas alumnas solteras en situación precaria.
En
1746, Isabel viajó a Ciudad de México para gestionar la herencia de su tío,
Sebastián Caballero, cirujano de la ciudad. Regresó a Sevilla en 1750 y destinó
los fondos obtenidos a sostener el beaterio. Emprendió un segundo viaje en
1753, y en 1755 obtuvo permiso del virrey Juan Francisco de Güemes y del
arzobispo Manuel José Rubio y Salinas para recaudar limosnas durante dos años.
Regresó a Sevilla en 1758 y al igual invirtió los ahorros en el beaterio.
Falleció en
1774. A su muerte, la institución experimentó un periodo de decadencia, hasta
que en 1789 el párroco de Santa María la Blanca, Bartolomé Cabello y Barroso,
lideró su restauración, con el apoyo de destacados sevillanos como el canónigo
magistral Marcelo Félix Doje, la viuda del comerciante Simón Sologuren,
Teodomiro de la Vega del Oratorio de San Felipe Neri, el canónigo Cipriano
Urtusáutegui, el conde de San Remi y María Ruano.
Claustro con la estatua de Isabel de la Santísima
Trinidad. (ver) (CC BY 3.0)
La iglesia del
beaterio se abrió al culto el 2 de diciembre de 1790. El papa Pío VI le otorgó
el privilegio de “altar cotidiano” en 1791, y en 1793 permitió la exposición
permanente del Santísimo Sacramento. Ese mismo año, el beaterio fue incorporado
a la Hermandad Sacramental de Santa Lucía y, al año siguiente, quedó adscrito a
su parroquia.
En 1799 se
obtuvo el patronazgo del cardenal Luis María de Borbón y Vallabriga, infante de
España. Su hermana, la infanta María Teresa, asumió la dirección del instituto.
El 8 de abril de 1802, el infante cardenal concedió al colegio el derecho a
usar el escudo real.
Tras la
muerte de Bartolomé Cabello, el 5 de diciembre de 1810, el beaterio heredó
todos sus bienes, y él fue enterrado en su iglesia. Le sucedió como protector
el canónigo Fernando de Medina, quien ayudó a mantener la institución durante
la invasión napoleónica. A su muerte, el beaterio atravesó otra crisis,
mitigada por donaciones particulares. En esa época, albergaba a 129 niñas, 25
beatas profesas y dos novicias.
La
situación mejoró en 1823 cuando asumieron la protección el conde de la Puebla
del Maestre, Francisco de Paula Fernández de Córdoba y Cárdenas, y su esposa
María Josefa Amalia de Sajonia. El 16 de agosto de 1828, los restos de la
fundadora fueron trasladados desde la iglesia de Santa Lucía al coro bajo del
templo del beaterio.
Durante
la Primera República, el 23 de julio de 1873, el beaterio quedó reducido a diez
religiosas y doce niñas. No obstante, el 30 de julio retornaron las hermanas y
alumnas que habían debido marcharse.
En 1916, asumió
la protección José María Ybarra Menchacatorre, III conde de Ybarra, acompañado
por varios benefactores como Concepción Atienza Benjumea, Santiago Medina y
Rojas (marqués de Esquivel), Manuel Ferrand, Florentino Briones y Javier
Benjumea.
El 8 de
septiembre de 2012, las hermanas trinitarias del beaterio de Sevilla se
integraron con la Congregación de Hermanas de la Santísima Trinidad, fundada en
1885 por Francisco de Asís Méndez Casariego y Mariana Allsopp Manrique. Ambas
comunidades compartían el mismo carisma trinitario, los valores espirituales y
la misión de atención a los más necesitados. Esta unión, alentada por el
espíritu de renovación promovido por el papa Francisco, fue acogida como una
gracia acorde con los signos de los tiempos.
Finalmente, el
8 de septiembre de 1989, Salud Vilches donó su casa de campo en Fuenteheridos
(Huelva), que hoy sigue siendo utilizada por la comunidad para actividades
veraniegas y convivencias escolares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario