AREA MUSEO
Hermandad del Museo.
La Hermandad del Museo, cuyo
título completo es Real, Ilustre y Fervorosa
Hermandad del Santísimo Sacramento y Archicofradía de Nazarenos de la Sagrada
Expiración de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de las Aguas,
constituye una de las corporaciones más señeras de la Semana Santa de Sevilla.
Su fundación
se remonta a 1575,
en la parroquia de San Andrés. Al poco tiempo, la cofradía se trasladó al convento de
la Merced Calzada (actual Museo de Bellas Artes), donde obtuvo
un espacio anexo para levantar su propia capilla.
Diversas crónicas señalan que su origen
estuvo motivado por un grupo de fieles que, profundamente conmovidos tras
escuchar un sermón de Pasión, decidieron organizarse en hermandad. Entre
aquellos primeros hermanos figuraban plateros, escribanos, corredores de lonja,
hidalgos y clérigos, sin que pueda hablarse de un carácter gremial, pues los
plateros ya contaban con su propia hermandad bajo la advocación de San Eligio.
La primera
imagen del Crucificado fue encargada al escultor Marcos de
Cabrera, con la particularidad de mostrar a Cristo alzando la
cabeza hacia el cielo en actitud de invocación al Padre.
Las primeras
reglas de la corporación fueron aprobadas el 4 de noviembre de 1575
por el cardenal Cristóbal de Rojas y Sandoval.
Desde 1577
la Hermandad mantuvo una estrecha relación con la Orden Mercedaria,
estableciéndose inicialmente en una capilla claustral conocida como de los
Confesionarios. Posteriormente, mediante escritura de 1613,
los frailes cedieron un solar en el compás del convento, donde se edificó la
capilla que aún hoy sirve de sede canónica.
En sus primeros tiempos, la estación
penitencial se celebraba el Viernes Santo,
visitando cinco templos en memoria de las llagas de Cristo. La imagen del Señor
fue llevada primero a hombros, luego en andas, y más tarde en el paso barroco de Francisco Antonio Gijón.
Desde 1772 procesionó junto a la
Virgen de las Aguas, realizada por Cristóbal Ramos.
Año 1921
Otra perspectiva para los hermanos del Museo
El cardenal Niño
de Guevara dispuso en 1604 que todas las hermandades acudiesen en
penitencia a la Catedral, y en 1782 las
reglas primitivas fueron adaptadas a las disposiciones de Carlos III.
El siglo
XIX trajo graves dificultades: la epidemia de fiebre amarilla de 1800, la
ocupación francesa (1810-1812) y las desamortizaciones. Durante la invasión
napoleónica, el convento fue saqueado y su patrimonio artístico duramente
expoliado por orden del mariscal Soult. Sin embargo, las imágenes titulares
lograron salvarse gracias a su traslado a San Vicente. Tras la contienda, la
Hermandad restauró la capilla con la ayuda de los mercedarios y personalidades
de la ciudad, reanudando su salida procesional en 1813, con un nuevo paso, en
el que figuraba el Cristo y la Virgen a los pies. El 17 de abril de 1829 salió
con el paso de Cristo y uno de palio extremadamente sencillo donde fue venerada
públicamente la Virgen.
Paso de palio de la
Virgen
En 1827,
Fernando VII aceptó el título de Hermano Mayor Perpetuo, concediendo a la
corporación el uso del calificativo de Real. Más tarde, a causa de la exclaustración
mercedaria y la estrechez de la puerta de la capilla, la cofradía hubo de salir
desde templos vecinos hasta que en 1883 pudo hacerlo de nuevo desde su propio
oratorio tras la reforma del acceso.
Durante
la II
República (1932-1934) la Hermandad suspendió su estación de
penitencia, que se retomó en 1935 y 1936, continuando después con normalidad al
quedar Sevilla bajo el control del bando nacional.
Hasta los años
sesenta se adornaba con joyas de la Duquesa de Osuna, vecina de la Plaza del
Museo y Camarera de la Virgen. A destacar el basamento de los varales con
Vírgenes patronas de distintos lugares de España. También los candelabros de
cola representados por dos seises que impiden su caída.
En tiempos recientes, la Hermandad ha reforzado su vínculo con la Corona. El 13 de junio de 2023 se comunicó oficialmente la aceptación de S.M. el Rey Felipe VI como Hermano Mayor Honorario.
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